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Victor Ubilla Olguin

4º9

Estimado Director, Jefa de UTP, Profesores, queridísimos compañeros y amigos y todos los
presentes tengan ustedes muy buenos días.

La vida tiene muchas etapas y una de las más importantes está llegando a su fin para todos
nosotros. Hemos recorrido un largo trayecto que ha sido complicado pero el cual lo hemos podido
pasar. No es fácil escribir cuando sabemos que a todo lo que estamos acostumbrados se
terminará, que dejaremos de ser niños y todo el mundo que nos rodea se tornará en una
ambiente desconocido para nosotros. Todos sabíamos que llegaría este momento pero sin duda
ninguno de nosotros quería que llegase. Cuatro años en los cuales han pasado una infinidad de
cosas que nos han alegrado y entristecidos y han quedado en nuestros recuerdos, nuestra más
preciada caja de tesoros que sin duda nadie la puede obtener. Cuatro años llenos de experiencias
que evidentemente nos han servido para crecer como persona. Cuatro años que han sido
suficientes para crear grandes lazos de amistad, lazos de confianza y cariño que nos han servido
para llegar a donde estamos, a las puertas de nuestro nuevo caminar o mejor dicho al comienzo de
la carrera que emprenderemos para alcanzar nuestros sueños. Sueños que hace cuatro años no se
veían bien dibujados o creados pero que ahora están trazando nuestro futuro. El tiempo ha
pasado muy rápido, no te das cuenta y ya eres prácticamente un adulto, dejando atrás juegos y
travesuras. Aventuras, anécdotas y experiencias son lo que permanecerán de por vida en nuestros
corazones y dejarán un recuerdo en cada uno de nosotros. Verdaderamente sin amigos nada de
esto hubiera pasado, quizás no hubiéramos llegado hasta aquí y nuestros recuerdos se verían
limitados a simples hechos que no valdrían la pena.

Amigos que dejan recuerdos y que llenan de nostalgia al saber que solo son recuerdos y que
pasarán una vez en la vida.

Recuerdos como el de aquel día que nos pasamos al manzanal y que sin preverlo nos atraparon
adentro, corrimos escapándonos del cuidador, pero no faltó el que no pudo saltar la pandereta
quedándose adentro atrapado, no diré nombre para que no se sienta mal o cuando quedamos
encerrados en el salón y todos con temor a ser sorprendidos por el tío Pato y ser suspendidos
buscamos la distintas maneras de salir. Cuantos partidos vimos en la casa del Mauro o la del Ñoño
alentando a Chile y aunque perdiera siempre salíamos contentos de haber compartido. Cuantas
veces jugamos a la pelota en la famosa cancha de la domingo aprendiendo a ganar y también a
perder, aprendiendo que pequeños momentos junto a ustedes han sido los mejores de mi vida o
también los partidos con los profes, los que siempre se anotaban goles a su favor y presumían que
nos ganaban. Recuerdo cuando en segundo éramos el grupo de los de atrás y donde entre tallas,
risas y retos creábamos un ambiente de amistad el cual ha perdurado hasta hoy. Extrañare la
patota de cabros con la que nos íbamos a nuestras casas después del colegio y cuando pasábamos
en fila para cruzar la calle haciendo esperar a la persona que iba en el auto, extrañare cuando
pasábamos a comer papas fritas y el ñoño se escondía de su papa para que no lo viera comiendo y
no lo retara. Sinceramente me gustaría volver al pasado y poder revivir una vez mas todos esos
momentos en los cuales una risa te alegraba el día. Donde de tanto reír te salía una lágrima.
Donde la amistad se privilegiaba sobre otras cosas.

Sin duda mis amigos fueron partícipes de todas estas experiencias, amigos que tienen sus
personalidades bien marcadas, Eduardo “el ñoño” ”el gordito” Siempre muestra su buena
disponibilidad, siempre ordenado, pero por sobre todo el mas chamullero. La Camila, para
muchos flaca, enojona y chora pero una muy buena persona, haciendo sus caras y gestos que nos
hacen reír, siempre te tendré en un lugar especial en mi corazón. El Cristóbal “el socio” el
hiperquinetico, el pintamono, el culto del grupo, siempre tiene excusas para pararse de su puesto.
Mi Fran, Tierna y cariñosa, por lo menos conmigo, empezamos este año a conocernos y ahora
eres una de mis mejores amigas y ojala que esto que hemos formado no se acabe aquí, te quiero.
Pablo, mi brother y pensar que antes de llegar al colegio te tenía mala, el más infantil, el viciado
por cualquier cosa que le llama la atención, el imaginativo. La Maca, tierna y efusiva, aunque este
año nos distanciamos un poco tienes que saber que siempre serás una persona importante para
mí. El Mauro, el sabelotodo, el canapé, siempre solidario ayudando a cuanto puede, buen
compañero. La Pauli, Responsable y amable y la Carla, risueña y muy emotiva, siento que me falto
mucho por conocerlas y ojala lo pueda hacer. El Manuel, el “samy” cuanta historia tienes y que yo
la conozco casi toda, cuantas cosas pasamos juntos, el rebelde, el galán, espero verte hecho una
persona digna de seguir el ejemplo.

Dicen que un hermano puede no ser un amigo, pero un amigo será siempre un hermano. Y eso es
lo que son y serán, Mis hermanos. Quiero que sepan que me da gusto haberlos conocidos y sé
que, independientemente de las vueltas que dé la vida, seguiremos siendo amigos por siempre,
ustedes serán lo lindo de mi pasado.

Me hubiera gustado haber nombrado a cada uno de ustedes compañeros en este discurso, uno
por uno y lamento en el fondo de mí corazón no hacerlo por no haber conocido completamente a
todos.

Amigos/compañeros no puedo expresar lo cuan triste me siento de dejar todo esto atrás ya que
todo será distinto, todo cambiará. Cada uno empezará forjar su vida, a tratar de convertir esos
sueños en algo concreto, en algo que enorgullezca como persona. Nunca traten de ser una
persona que no son, nunca se olviden que tienen amigos, nunca se olviden que Dios los
acompañará y ayudará en lo que le pidan. Espero que el tiempo no borre a esta gente que
quieren, porque sin ellos no valemos nada.
Doy gracias a todos por haberme entregado esta bonita experiencia de vida de compartir con
ustedes, por haberme hecho crecer como persona y haberme llenado de recuerdos. Me despido,
pero como dijo el cantante Ricardo Arjona “No se acaba el amor solo con decir adiós, hay que
tener presente que el estar ausente no anula el recuerdo, ni compra el olvido, ni nos borra del
mapa”, aunque esta frase sea propia de otro tipo de amor, se adapta a la perfección para el amor
que sentimos nosotros hacia nuestros compañeros y el momento que estamos viviendo. Espero
verlos a todos en un futuro no muy lejano como quienes cumplieron sus sueños. No les deseo
suerte, porque la suerte es para perdedores, les deseo éxito en todo lo que hagan y deseen. La
única receta para el éxito es esfuerzo y perseverancia. Desde ahora en adelante todos seguiremos
caminos diferentes, pero todos iremos hacia un mismo lugar, alcanzar nuestras metas.

Muchas Gracias y hasta siempre.

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