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LA ECOLOGÍA DE LOS ECÓLOGOS 1

Luis Eguiarte2 y Jorge Soberón3

Desde hace unos quince años 4 la palabra ecología se ha puesto de moda en los periódicos,

las campañas políticas, las escuelas primarias, etc. Sin embargo, es una palabra

relativamente nueva y su significado, al ser empleada por distintas personas, puede variar

mucho. Hasta la década de los sesenta, era usada por los científicos para denotar una rama

del saber. Básicamente la ecología es la ciencia que estudia a los organismos en su medio.

No mucha gente, fuera del campo de la biología o de los incipientes movimientos

ambientalistas, conocía la palabra o su significado académico. Mucho más recientemente, se

ha popularizado una variedad de significados de la palabra ecología. De una forma u otra

todos se refieren a conceptos relacionados con las ideas del equilibrio de la naturaleza y al

entendimiento del efecto que puede tener el hombre (generalmente por efectos de la

contaminación) sobre ésta. La nube de variaciones sobre este tema conforman una especie

de ecología pop, cuyos practicantes pueden ser desde miembros de agrupaciones

ecologistas serias y reconocidas hasta charlatanes que utilizan esta palabra como calificativo

para hacer más atractivos sus productos. En un cierto sentido es desafortunado que sean

nebulosas y poco definidas concepciones de ecología las que permean a la opinión pública,

principalmente debido a que en México la compleja problemática ambiental es a menudo

enfrentada por autoridades que basan sus decisiones sobre unos pocos lugares comunes

sacados de esta ecología pop. Un buen ejemplo de esto es el uso generalizado que se hace

de la frase equilibrio ecológico que no sólo aparece en la retórica gubernamental, sino que

está en el nombre de la legislación ambiental actual y aparece en las definiciones y en


1 Información científica y Tecnológica (1989), 11(159): 21-25.
2 Instituto de Ecología, UNAM
3 CONABIO
4 Hace en realidad unos 35 años, considerando la fecha de publicación original del artículo. mmt

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muchos artículos de ésta. Desafortunadamente no hay tal cosa como equilibrio ecológico

definido en la teoría ecológica moderna. Los conceptos de equilibrio que maneja el ecólogo

actual son sumamente técnicos, cuidadosamente definidos y de importancia principalmente

teórica. La vaga idea de que la naturaleza se encuentra en un balance más o menos

estático , en el que cada parte contribuye al bienestar del todo, proviene de la

vulgarizaciones de ciertas ideas en boga entre los ecólogos de hace algunas décadas, pero

en su mayoría desechadas actualmente, como la del clímax (que las comunidades vegetales

cambian hasta llegar a a una comunidad madura o clímax, de las que es muy difícil que

salgan), la de que los ecosistemas constituyen sistemas balanceados por mecanismos de

retroalimentación y la de que la especie humana es la única que destruye y altera este

balance. Actualmente se considera que existe una variedad de estados posibles hacia los

que puede tender una comunidad en sucesión, que tales estados son muy heterogéneos

espacial y temporalmente y que los factores aleatorios juegan un papel importante en la

estructuración de los ecosistemas. Se ha cuestionado también la existencia de tal juego de

mecanismos de retroalimentación global. Por otra parte, el desarrollo informal y espontáneo

de una concepción alternativa, no académica, de la ecología, ha forzado a muchos ecólogos

profesionales a enfrentarse al hecho de que existe una sociedad que demanda no sólo

teorías y métodos, sino acciones concretas a corto plazo para ayudar a resolver la

angustiante crisis ambiental que caracteriza nuestra época.

En este artículo revisaremos someramente algunas de las principales diferencias entre dos

formas de pensar la ecología, y las compararemos entre sí.

Los ecólogos y su ecología

La ciencia de la ecología fue definida por el naturalista darwiniano E. Haeckel en 1869 como

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“el estudio del total de las relaciones entre un animal con su medio ambiente (sic) orgánico e

inorgánico. Los primeros ecólogos verdaderos fueron los naturalistas de principios de siglo 5

que comenzaron a utilizar métodos estadísticos y cuantitativos para el análisis de sus datos,

y para ellos la ecología era “la historia natural estudiada científicamente”.

Actualmente los naturalistas que nos autonombramos ecólogos definimos a esta ciencia tal

como lo hizo Haeckel: el estudio de los organismos y su ambiente, y de las interacciones

entre ambos.

Así, el ecólogo se hace preguntas como las siguientes:

¿Cuáles son los procesos fisiológicos y conductuales que afectan las probabilidades de

nacer y sobrevivir de los organismos en el campo?

¿Cómo se alteran estos procesos por el ambiente y por la presencia de otras especies?

¿cuántos individuos de una o muy pocas especies habitan en determinado espacio y tiempo

dado?

¿Qué factores fisicoquímicos y bióticos determinan estas cifras?

¿Cómo se estructuran los conjuntos de especies en las comunidades y cuál es su dinámica?

¿Cuál es la dinámica de los ciclos del agua, la energía y los nutrientes dentro de las

comunidades y los conjuntos de comunidades llamados ecosistemas?

Estas preguntas se refieren a algunos de los niveles de complejidad en los que está

estructurada la ecología. En la Tabla 1 podemos observar los distintos niveles de

complejidad, desde las partículas subatómicas hasta los ecosistemas y la biosfera. Cada

nivel de complejidad resulta de la interacción entre las partes que lo conforman y nuevos

principios particulares llamados principios emergentes. Así, para saber el comportamiento de

una molécula no basta con saber qué átomos la componen, sino cuál es su comportamiento

5 Se refieren los autores a principios del siglo XX. mmt

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característico. Por ejemplo, pensaremos en un pastel como el resultado de la interacción

particular de sus componentes. Con sólo saber que el pastel lleva harina, huevos, azúcar,

etc., no es posible predecir el resultado, porque éste depende de todo el proceso de

elaboración.

Tabla 1: Los niveles de organización o complejidad de la ecología


(Lo más complejo)
* Biosfera (formada por todos los ecosistemas)
* Ecosistema (comunidades en un medio físico)
* Comunidades (conjunto de las poblaciones)
* Poblaciones (conjunto de organismos de una especie)
* Organismo
Órganos
Tejidos
Células
Organelos
Moléculas
Átomos
Partículas subatómicas
(lo más simple)
* niveles de complejidad que estudia la ecología.

La ecología estudia los niveles de complejidad desde un individuo hasta un grupo, a saber:

las poblaciones, que son el conjunto de organismos de una especie; las comunidades, que

son todas las poblaciones de organismos de una localidad; los ecosistemas, que son las

comunidades biológicas en su ambiente físico (aire, suelo, agua, etc.) y, por último, la

biosfera que está formada por todos los ecosistemas que existen en la Tierra.

Para entender cabalmente los fenómenos bajo cierto nivel de complejidad, hay que tener al

menos una idea de sus relaciones con los niveles superiores e inferiores, así como de los

procesos y principios emergentes del nivel focal.

Por ejemplo, un ecólogo puede estudiar las poblaciones de alguna conífera en la serranía del

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Ajusco, analizando los cambios en las edades del bosque y las causas de éstos, o bien

puede estudiar la comunidad vegetal en su totalidad, describiendo la riqueza de especies y

su dinámica espacial y temporal, o puede ir más allá y analizar los flujos de nutrientes, agua

y energía en el Ajusco y el papel de los distintos tipos de comunidades en estos flujos.

Los estudiantes de la llamada ecología humana estudian las comunidades y ecosistemas

transformados por la acción humana, tales como agroecosistemas, bosques manejados, etc.,

considerando explícitamente los factores sociales y económicos que los demás ecólogos no

estudian.

La riqueza de elementos e interacciones que constituyen estos niveles de complejidad nos

permiten concluir que en la ecología se estudian algunos de los problemas más complejos de

la ciencia moderna.

Si queremos ahora entender los significados del concepto de ecología dentro del ámbito de

la ecología pop nos enfrentamos a la falta de definiciones formales. Para los ecólogos

académicos la mejor forma de dilucidar el concepto de ecología en los ambientes

extrauniversitarios consiste en repasar algunos de los usos de la palabra en la prensa y la

literatura no especializada. Esta incluye desde la legislación ambiental y las publicaciones

ecologistas, hasta anuncios de productos nutricionales y cosméticos. Arbitrariamente

consideramos tres subdivisiones:

Ecología de la Sedue:6

“¿Cómo mantener las condiciones ecológicas óptimas, el equilibrio de la naturaleza y sus

efectos bonancibles en la humanidad sin frenar el desarrollo, entendiendo por éste su reflejo

directo en el progreso general e individual?” (López Portillo, M. y L. Suárez, subsecretario y


6 Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, dependencia encargada, en la fecha de publicación del artículo, de los
asuntos ambientales, actualmente esas atribuciones las tiene la SEMARNAT. mmt

5
asesor de Mejoramiento del Ambiente, 1982).

“La ecología como ciencia tiene una gran preocupación por la humanidad: desde sus raíces

etimológicas esto se hace patente: oikos significa hogar o casa en griego, por extensión llegó

a significar el total de tierra habitable: el oikoumene era el hogar de toda la humanidad. Por

otra parte, las raíces más antiguas de la palabra hombre se relacionan como homo-humus

(sic), ser terrestre; el hogar de la humanidad es la tierra y el hombre mismo es un ser

terrestre; desde la más remota antigüedad las relaciones del ser humano con la Tierra en que

vive, su hogar y el aire, el agua, los climas, el resto de los seres vivientes, en última

instancia, la primera y más importante fuente de energía que es el Sol, formaron el núcleo

base de lo que ahora llamamos ecología, concepto incrementado y enriquecido actualmente

por la moderna teoría de sistemas, ya que los llamados ecosistemas son la base de nuestros

estudios”. (L.A. Gamiochipi, asesor del subsecretario de Mejoramiento del Ambiente, 1982).

“Uno de los temas de conversación más comunes en estos días, al hablar de deterioro

ecológico, es la contaminación atmosférica; en todos los periódicos leemos diariamente

notas sobre este problema que sin duda es de importancia para todos”. (Tolivia, E., director

general de Saneamiento Atmosférico de la Subsecretaría de Mejoramiento del Ambiente,

1982).

Así, vemos que en el discurso oficial la ecología es un balance entre el hombre y la

naturaleza, y su desequilibrio es causado principalmente por la acción humana concebida en

abstracto, sin explicar sus causas socioeconómicas ni los grandes beneficiarios del deterioro

ambiental.

Ecología de los no profesionales:

“Ecología significa amor por la vegetación, por los animales y preocupación por el paisaje”.

(Un psiquiatra, 1987).

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“Ecología no es sólamente limpiar de venenos el aire y plantar árboles en zonas

deforestadas (...), se trata, además, de la población y la existencia de gratificantes

adquiribles”. (El mismo psiquiatra, 1987).

“Ecología es la 'ciencia' del control global sobre el territorio por parte del poder”. (Ettore

Tibaldi, antiecólogo).

La ecología es “...ese complicadísimo intríngulis de integración cabal entre ambiente y

sociedad, a presente y futuro”. (Un antropólogo, 1988).

“En México vivimos problemas ecológicos 'primarios' como sobrepoblación, deforestación,

erosión y pérdida de especies, típicos de de una sociedad en vías de desarrollo, junto con

problemas 'secundarios' como la contaminación del aire y agua, típicos de una sociedad

urbana-industrial, además de problemas 'terciarios' como los desechos tóxicos, nucleares,

lluvia ácida, etc., típicos de una sociedad postindustrial”. (Fernández, M.A., 1987).

Para muchos ecologistas, la ecología es prácticamente lo mismo que para el gobierno: ese

“equilibrio” de la naturaleza y su perturbación por un ser humano abstracto, a-social, a-

económico y a-político. Este tipo de ecologista puede establecer fácilmente relaciones con el

aparato gubernamental e incluso pasar a formar parte de él. Sin embargo existen otros

ecologistas claramente conscientes de que el deterioro ambiental tiene beneficiarios

concretos y causas históricas, políticas y económicas.

Ecología mística (pseudoecologías):

“...o sea, la Oecología (nombre antiguo de la ecología) es la más valiosa de las ciencias

aplicadas, la cual enseña los principios sobre los cuales basar una idea saludable y feliz”.

(Ellen Swallow, 1890).

“Existe una ecología moral y psicológica que es mucho más importante, con lo cual, de ser

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comprendida, no sólo resolveríamos la suciedad física, sino la incomprensión, la pobreza, la

ignorancia... en fin, los males que vienen aquejando al hombre desde remotos tiempos”

(Pérez L., Excélsior, abril 25, 1987).

“La ecología puede ser definida como la inter-intra confrontación de los factores biológicos,

históricos y sociales que abarcan a la familia, la escuela, el vecindario, y las muchas

comunidades superpuestas que enseñan valores, defensas y ofensas y el sentido de uno

mismo y la propia existencia”. (Otro psiquiatra, 1969).

Para estos personajes, la ecología es el “balance” entre algo relacionado con la naturaleza y

algo con el espíritu humano, pero concepciones como éstas se acercan, en el mejor de los

casos, a la filosofía, y en el peor a las pseudociencias (dianética, macrobiótica, radiestesia,

parapsicología, etc.). La palabra ecología se utiliza para hacer más atractivos y poner a la

moda dietas, medicinas, tratamientos de belleza, terapias psicológicas, parques de

diversiones, etc. Nos encontramos en el límite de la depauperización del término. Se le utiliza

con fines enteramente comerciales, sin que exista ninguna relación con los conceptos

académicos originales o con los derivados de una práctica ambientalista seria.

Finalmente, ¿qué es ecología?

En realidad, existen dos grandes vertientes de la ecología (ignorando, por supuesto, las

“pseudoecologías”), cada una con subdivisiones y tintes particulares.

La primera (históricamente hablando) de las ecologías es la de los ecólogos, con definiciones

formales, ampliamente aceptadas, que es una ciencia con un objeto de estudio y una serie

de métodos generales y particulares. Siendo la ecología de los ecólogos una ciencia no

contiene ninguna valoración explícita. Aunque la práctica científica de los ecólogos está

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influida por su ideología, en principio su actividad política puede sustraerse a su actividad

científica sin que necesariamente una u otra sufran por ello. Asimismo, los ecólogos pueden

analizar el funcionamiento de un sistema natural del cual están alejados emocionalmente.

Algunos estudios clásicos de ecología han involucrado la muerte de miles de animales o la

destrucción de ciertos ecosistemas sin que ello signifique la angustia de los ecólogos

profesionales.

La segunda de las ecologías es la de los ecologistas, que son en realidad una amalgama de

muchas corrientes y variedades distintas. Estas generalmente no son definidas formalmente,

sino que el contexto del discurso revela la concepción de ecología subyacente. Muy a

menudo esta concepción es la de un objeto (“estamos acabando con la ecología”, “hay que

defender la ecología”), o la de una práctica o forma de vida (hay una arquitectura “ecológica”,

una nutriología “ecológica”, y hasta una psiquiatría “ecológica”); algunas de éstas muy

cercanas a la pseudoecología. En estas ecologías, el hombre aparece inextricablemente

vinculado, a veces como el “destructor de la ecología” o del “equilibrio ecológico” y otras

como el sujeto de una transformación ética o psicológica. Las concepciones de ecología son

tantas como corrientes y tendencias de ecologismo hay. Encontramos concepciones

francamente clasistas e ingenuas (“pinches nacos que están contaminando el Ajusco”). Otras

aparentemente sofisticadas, pero no menos ideológicas y frecuentemente reduccionistas y

monistas, que atribuyen la destrucción de la naturaleza a una única causa, como la explosión

demográfica o un supuesto “instinto ecocida”, propio de la especie humana. Otras de

carácter filosófico que pueden llevar incluso a lo místico, como aquellas que consideran a la

naturaleza como a un madre benevolente y amorosa y al hombre como a un mero hijo

descarriado.

Existen también concepciones sólidas y bien fundamentadas, basadas tanto en el

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funcionamiento de ecosistemas naturales o transformados como en análisis económicos e

históricos de los procesos sociales de apropiación de los recursos naturales (v. gr. Manifiesto

del Pacto de Grupos Ecologistas, 1988). Estas vertientes se aproximan mucho al trabajo de

los ecólogos aplicados, los etnoecólogos y los ecólogos humanos, quienes muy a menudo se

encuentran en la frontera entre la ecología académica y las otras ecologías.

Un aspecto muy importante de la mayoría de las concepciones de ecología propias de los

grupos ecologistas es que contienen una axiología generalmente muy explícita que implica

no sólo la existencia de una actitud emocional ante los problemas ambientales, sino una

toma de posición política. Un ecologista es, ante todo, un ciudadano afectado por una

problemática cuyas causas son en el fondo sociales y políticas. No es por lo tanto extraño

que muy frecuentemente las concepciones ecológicas de los ecologistas y, sobre todo, del

ciudadano promedio, correspondan a las de una clase media urbana que es víctima de una

de las facetas más conspicuas de la problemática ambiental, la contaminación, y al mismo

tiempo, que está lo suficientemente articulada como para convertirse en interlocutor del

gobierno.

Esta concepción urbana de la problemática ecológica se manifiesta, por ejemplo, en las

famosas Cien acciones necesarias (Comisión Nacional de Ecología, 1987): 36 se referían a

la contaminación del aire, 34 a la contaminación del suelo, del agua y ala emisión de ruido, 9

a plaguicidas y sustancias peligrosas, 9 a “educación y salud” y solamente 12 a conservación

y restauración de recursos naturales. Similarmente, de la lista de 40 (Ortiz Monasterio,

1987), 38 se refieren a problemas de contaminación ambiental. Afortunadamente muchos

ecologistas han trascendido la estrechez de la problemática ambiental citadina, como se

desprende de la lectura del Manifiesto del Pacto de Grupos Ecologistas, en el que se enfatiza

las características propiamente rurales de la verdadera crisis ecológica de México: la

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destrucción irreversible de nuestros recursos naturales (suelo, agua y diversidad biológica).

En contraste con esta ecología en la que el hombre y la sociedad son parte constitutiva, y

donde la actividad política y el compromiso emocional están implícitos, la ecología de los

ecólogos pretende ser objetiva y científica. El ecólogo, heredero de los paradigmas de la

ciencia occidental, se separa, se distancia, de su objeto de estudio y lo busca en el estado

más virgen posible. La formación de un ecólogo lo hace mucho más sensible a la

problemática ambiental que se manifiesta en el ámbito rural, la destrucción de la diversidad

biológica, el mal uso de los recursos naturales, etc. Su conocimiento de los sistemas

ecológicos puede llegar a ser muy profundo pero, en un país como México, el ecólogo tiende

a permanecer en la torre de marfil del ambiente universitario. El ecólogo académico típico no

se considera víctima del deterioro ambiental, sino un estudioso de los ambientes aún no

deteriorados. En la medida en que un ecólogo académico se interesa por los ecosistemas

transformados por la acción humana, sus posiciones políticas tienden a radicalizarse y se

acercan al estilo de las de los ecologistas. Muy frecuentemente, tanto en México como en

otras partes del mundo, este devenir de ecólogos académicos en ecólogos ecologistas se da

cuando el académico se percata de la íntima conexión que existe entre la destrucción del

ambiente (incluído su lugar de estudio) y fenómenos de carácter social o económico tales

como la miseria la concentración de la riqueza y el poder en manos de unos pocos

individuos.

Estas concepciones de la ecología corresponden a dos formas de percibir el ambiente: como

objeto de estudio (ecología de los ecólogos) y como parte integral de la sociedad y el

individuo (ecología de los ecologistas). Claramente, estas dos percepciones no se

contraponen sino que se complementan. En México no es infrecuente encontrar individuos

capaces de establecer esta síntesis; esto es, ecólogos ecologistas, activos políticamente, y

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ecologistas ecólogos, con un conocimiento a veces muy profundo de ciertos aspectos de la

ecología de algunas regiones o grupos de organismos.

Desafortunadamente, lo que es cierto para algunos individuos no lo es en términos

colectivos. La ecología académica de México, posiblemente la más sólida y productiva de

toda Latinoamérica, funciona independientemente de los movimientos ambientalistas del

país, que en la práctica son más capaces de ejercer presiones organizadas y sostenidas

sobre las autoridades. Tanto ecólogos como ecologistas comparten muchos objetivos y

preocupaciones y pueden hacer valiosas aportaciones a una causa común: la preservación

de la riqueza natural y la mejora de la calidad de vida en México.

BIBLIOGRAFÍA Y LECTURAS RECOMENDADAS

Begon, M.; Harper, J. & C. Townsend, Ecology. Individuals, Populations and Communities.
Blackells Press (1986).

Olivier, S. Ecología y subdesarrollo en América Latina. Siglo XXI editores, 225 pp. (1981).

Ortiz Monasterio, F.; I. Fernández, A. Castillo; J. Ortiz Monasterio y A. Bulle Goyri. Tierra
profanada, historia ambiental de México. Instituto Nacional de Antropología e Historia /
SEDUE (1987).

Toledo, V. Las vertientes de la ecología política. Ecología (Política/Cultura) 0:14-15 (1986).

Varios autores. Primer Manifiesto Ecologista. Ecología (Política/Cultura) 2(4):35-44, 61-77.


(1988).

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