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Juan Francisco Montalvo

Lecciones de
Preceptiva Literaria

Dictadas a los alumnos del Colegio


Nacional “Bolívar” de Ambato, por el
Profesor D. Juan Francisco Montalvo,
en el curso de 1931 - 1932

1957
Ambato - Ecuador
Imp. Municipal

Selección de textos:
- El estilo: página Dos
- Los tropos: página Siete
- Las figuras: página Once

Edición digital: Fernando Mayorga.


2010
PRECEPTIVA LITERARIA Juan Francisco Montalvo
El estilo
Concepto y división. Cualidades del estilo. Importancia de poseer un
estilo propio.

Estilo es «la manera personal de expresar los pensamientos»; esto es, el matiz o
carácter literario inconfundible que cada autor imprime en sus escritos. El estilo
depende tanto de la naturaleza misma de las ideas como de la forma ordinaria y
natural de expresarlas; de donde se desprende que entre las diferentes maneras de
escribir hay tantos matices como puede haberlos entre las mentalidades y
tendencias morales de los hombres.

No deben confundirse el estilo y el lenguaje: este último no es sino la reunión de


expresiones o el caudal de palabras con que enuncia sus pensamientos un autor;
en tanto que el estilo se refiere principalmente al uso que por su talento, educación
literaria, sensibilidad artística. etc. haga cada cual de su lenguaje. De esta suerte, un
escritor puede tener lenguaje castizo y abundante; y emplear, sin embargo, un
estilo defectuoso por falta de claridad, descuido, bajeza de conceptos, etc.

El estilo debe acomodarse en lo posible a la índole de la composición literaria en


que se emplee: una obra didáctica o un discurso oratorio, reclaman formas muy
diferentes de expresión que una carta o una novela; y aún dentro de estas mismas
agrupaciones generales, todavía se puede distinguir perfectamente el sello
personal que los distintos historiadores, novelistas o poetas saben dar a sus
producciones.

Atendiendo a las condiciones externas, esto es a la extensión ordinaria de las


cláusulas, el estilo se divide en: cortado o periódico y difuso o conciso; según la
manera de pensar o de sentir que revela, el estilo puede ser: tranquilo, nervioso o
vehemente; por los grados de ornato que posea, se le denomina : árido, llano,
limpio, elegante o florido; y, finalmente, por su mayor o menor naturalidad: sencillo o
afectado.

Estilo cortado es aquel en que predominan las cláusulas sueltas, ya simples o ya


compuestas, pero sin ligazón alguna entre ellas por medio de partículas conexivas.
(conjunciones, relativos, gerundios, etc.)

«Aspiremos a la elocuencia. Trabajemos para acercarnos a ella


cuanto nos sea posible. Está España infamada de poco elocuente.
Vindicad su honra, españoles» ... (Mayans).

El estilo periódico nace del empleo de cláusulas que tienen más de tres miembros:
fue el favorito de los clásicos y de él es buena muestra el siguiente pasaje de
Cervantes:

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PRECEPTIVA LITERARIA Juan Francisco Montalvo
El estilo
Concepto y división. Cualidades del estilo. Importancia de poseer un
estilo propio.

«Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que
estaba ociosos (que eran los más del año), se daba a leer libros de
caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo
punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su
hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que
vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar
libros de caballerías en que leer, y así, llevó a su casa todos
cuantos pudo haber dellos; y de todos, ningunos le parecían tan
bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva; porque
la claridad de su prosa y aquellas entrincadas razones suyas le
parecían de perlas, más cuando legaba a leer aquellos requiebros
y cartas de desafíos, donde en muchas partes hallaba escrito» -
Etc.

Estilo difuso es aquel en el que se desenvuelve el pensamiento presentándole en


diferentes aspectos, con el propósito de que sea bien comprendido. Admite el
empleo de cláusulas periódicas, amplificaciones, figuras y toda clase de adornos.
Fácilmente puede degenerar en lánguido y poco expresivo, si no se varían los
pensamientos y se usa con gran tino de los adornos. Para emplearlo con acierto
deben presentarse los pensamientos con creciente novedad, y no cansar nunca al
lector con una palabrería insustancial y vacía.

«¿Quién podrá decir lo que vio (Don Quijote), sin causar


admiración, maravilla y espanto a los que le oyeren? Vio, dice la
Historia, el rostro mismo, la misma figura, el mismo aspecto, la
misma fisonomía, la misma efigie, la perspectiva misma del
bachiller Sansón Carrasco; y así como la vio, en altas voces dijo: -
Acude, Sancho, y mira lo que has de ver y no lo has de creer!
Aguija, hijo, y advierte lo que puede la magia; lo que pueden los
hechiceros y los encantadores». (Cervantes).

Estilo conciso es el que tiende a la expresión de las ideas usando el menor número
posible de palabras. De esta circunstancia dimana un vigor inconfundible que
demuestra el dominio cabal de la materia acerca de que se habla. No debe
confundirse el estilo conciso con la manera de hablar sentenciosa, que si bien
supone brevedad en la expresión, puede al mismo tiempo ser difusa en lo que
concierne a la exposición del pensamiento.

«En el principio crió Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba


desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la haz del
abismo, y el espíritu de Dios flotaba sobre las aguas». (Gen. 1)

La concisión no se opone a la extensión del escrito, pero el laconismo si; éste


consiste en reducir la expresión al menor número posible de palabras; mientras
que la concisión desecha sólo las palabras inútiles.

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El estilo
Concepto y división. Cualidades del estilo. Importancia de poseer un
estilo propio.

El estilo tranquilo revela un estado constante de equilibrio espiritual; y se distingue


por la propiedad del lenguaje, la corrección de la sintaxis y la mesura del juicio.

«No en todos los negocios se debe a las canas la primera


seguridad de los aciertos, más inclinadas al recelo que a la osadía,
y mejores consejeras de la paciencia que del valor. Cuando se
habla de guerra, suele ser engañosa virtud la prudencia; porque
tiene de pasión todo aquello que se parece al miedo» ... (Ant.
Solís).

El estilo nervioso afecta no sólo a la estructura de la frase. sino también a la


concepción misma del pensamiento. Si los raciocinios son sólidos y si se tiene
una convicción profunda de lo que se dice, se logra una forma de expresión
esencialmente vigorosa y rotunda. Cuando no hay firmeza de opiniones, ni claridad
inicial de conceptos, la expresión es débil e inconvincente, y nunca llega a
impresionar de manera profunda el ánimo del lector.

El grado más elevado de la convicción, y la expresión más alta de la sensibilidad es


la vehemencia.

«Jóvenes, oh jóvenes, vosotros sois el alma de la República: si el


fuego sagrado que en forma de sangre corre por vuestras venas es
motivo suficiente para que estos bueyes sueltos que se llaman
sesudos os califiquen de locos, de tigres, sed locos, sed tigres, y
tenedlo a gloria. A imitación de este vuestro amigo». (Juan
Montalvo).

El estilo llamado árido carece de toda clase de adornos, y sólo se dirige al


entendimiento sin interesar para nada la imaginación. Se le emplea únicamente en
las obras de carácter didáctico; y esto cuando la materia de que se trata deba ser
estudiada con todo el rigor y claridad posibles. Aparte de estos casos
excepcionales, el estilo árido no tiene aplicación porque carece de interés.

«Llámanse ambiguos o dudosos los sustantivos que se usan como


masculinos y como femeninos, sin que esta variedad de
terminaciones corresponda a la del sexo, del que generalmente
carecen; como anatema, cutis». (Isaza, Gram. Prác.).

El estilo llano busca principalmente la pureza, la propiedad y la precisión y no


rechaza los adornos que espontáneamente se le ofrecen, considerándolos, antes
que como meros accesorios, como medios muy adecuados para fijar mejor las
ideas en la mente de los lectores.

«En dos versos de cabo roto hizo Miguel de Cervantes el más


sonado elogio de la tragicomedia de Calisto y Melibea: libro
divino, si escondiera más lo humano, la llamó, y su juicio se viene
repitiendo siglo tras siglo». (Díez - Canedo).

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PRECEPTIVA LITERARIA Juan Francisco Montalvo
El estilo
Concepto y división. Cualidades del estilo. Importancia de poseer un
estilo propio.

Estilo limpio es aquel en el que se presta gran atención a la pureza del lenguaje, y se
busca la belleza de la expresión por medio del atinado uso de las palabras, lo
variado de las cadencias y lo oportuno de los giros.

«Decir las cosas bien, tener en la pluma el don exquisito de la


gracia, y en el pensamiento la inmaculada linfa de luz donde se
bañan las ideas para aparecer hermosas, ¿no es una forma de ser
bueno?» (José Enrique Rodó).

El estilo elegante usa de todas las bellezas de la dicción, pero cuidando a todo
trance de no parecer afectado. Admite sólo expresiones correctas, y evita los
modos de decir vulgares o demasiado ásperos, las frases mal construidas, las
repeticiones, los hiatos, cacofonías. etc. Pero es necesario no descuidar del fondo
del escrito en la preocupación constante de pulir y perfeccionar la forma.

«¿Quién volverá a gemir como Job, cuando derribado en el suelo


por una mano excelsa que le oprime, hiende con sus gemidos y
humedece con sus lágrimas los valles de Idumea? ... ¿Quién será
lúgubre y sombrío, como era sombrío y lúgubre Ezaquiel, el poeta
de los grandes infortunios y de los tremendos castigos, cuando
daba a los vientos su arrebatada inspiración, espanto de
Babilonia?». (Donoso Cortés).

Denominase florido el estilo en que se prodigan con abundancia las bellezas de la


dicción. Los escritores que lo usan muestran de ordinario más imaginación que
sentimiento, y más fantasía que fuerza de raciocinio. De ahí que sea preferible
mantenerse siempre dentro de los límites de una prudente sobriedad, rehuyendo
comprometer el valor intrínseco de un escrito, el fondo, en beneficio de la
brillantez exterior que pudiera prestarle el uso inmoderado de recursos retóricos.

«Apenas había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y


espaciosa tierra las doradas hebras de sus dorados cabellos; y
apenas los pequeños y pintados pajarillos con sus arpadas
lenguas habían saludado con dulce y meliflua armonía la venida
de la rosada aurora; cuando el famoso caballero Don Quijote de la
Mancha subió sobre el famosos caballo Rocinante, y comenzó a
caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel».
(Cervantes).

El estilo es sencillo cuando se busca solo la claridad del pensamiento y la pureza de


la dicción; y se evita el uso de adornos superfluos, movimientos apasionados y la
pompa excesiva del lenguaje, que casi siempre indican falta de naturalidad.

Los mejores escritores de todos los tiempos y de todas las literaturas han cultivado
con esmero esa agradable sencillez que no excluye la elegancia, y que parece que
se obtiene sin esfuerzo alguno; aunque en realidad es el resultado de un
conocimiento perfecto del idioma y de un dominio cabal del arte de escribir.

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PRECEPTIVA LITERARIA Juan Francisco Montalvo
El estilo
Concepto y división. Cualidades del estilo. Importancia de poseer un
estilo propio.

«El tiempo no se vence ni se mata sino produciendo algo que


resista el paso del tiempo ... La misión del hombre consiste en
crear cosas permanentes. Puesto que vivimos sin habernos dado
la vida a nosotros mismos y no hay ya sino vivir de la mejor
manera posible, ¿cómo hemos de aceptar ese don precario de la
vida? ¿Desviviéndonos? ... ... ¿O bien hemos de henchir el cauce
del tiempo y extender su superficie, colmándolo con acciones y
cosas no transitorias en las cuales, en lugar de desvivirnos, nos
sobrevivimos, después de en la vida haber hecho durar los años
de nuestro mortal curso lo equivalente a muchos años más?» ....
(R. Pérez de Ayala).

El estilo será afectado cuando revele los esfuerzos que ocasionó al autor el
mostrarse elegante, ingenioso o profundo, cualidades que si son buenas y
deseables, pierden todo merito cuando aparecen buscadas artificiosamente.

«El gran rector del húmedo elemento


de marítimas ovas coronado
cortando a Doris el instable argento
discurre undoso volador no alado;
nadantes aves del cerúleo asiento
itineran el piélago salado
y coro de Nereidas asistentes
bello le hacen círculo obedientes». (Villamediana).

Para adquirir un estilo propio es indispensable estudiar concienzudamente el


idioma, y no escribir sino sobre los asuntos que se conozcan perfectamente;
ejercitarse con frecuencia en la composición, y esclarecer por medio de un análisis
detenido de las autoridades del lenguaje, los puntos obscuros o difíciles que se
encuentren a lo largo del trabajo; revisar escrupulosamente los originales, a fin de
enmendar los errores de concepto o incorrecciones de la forma en que pudo
haberse incurrido de primera intención; familiarizarse con el estilo de los mejores
escritores mediante la lectura frecuente y razonada de sus obras; y tener en cuenta
siempre que no se debe sacrificar en ningún caso la solidez de las ideas a la
elegancia de la forma.

El estilo poético se diferencia ordinariamente del de la prosa en que en el primero


es lícito y frecuente el uso de transposiciones; en que admite imágenes y figuras
que resultarían exageradas o pedantescas en la prosa; en la profusión y vigor de los
epítetos, y en el empleo de voces propias de la poesía.

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PRECEPTIVA LITERARIA Juan Francisco Montalvo
Los tropos
Origen del lenguaje figurado. Sentido recto y sentido tropológico de
las palabras. Metáfora, metonimia y sinécdoque. Tropos secundarios.
Ventajas del lenguaje figurado.

Las palabras pueden usarse en varios sentidos, El sentido recto, primitivo, es


generalmente el etimológico; los demás se denominan traslaticios o figurados,
aunque algunas veces se observa que en las palabras muy elaboradas desaparece
el sentido primitivo, y el figurado se convierte en usual, o recto. Tal sucede en
palabras como pontífice (el que hace puentes), que hoy designa la más alta
dignidad de la Iglesia; alma, que primitivamente significó soplo, y que expresa el
espíritu humano.

El dar a una voz una significación diferente de la que le es propia, en virtud de


alguna relación de semejanza que pueda tener con la idea expresada por otra, es lo
que se denomina tropo (del griego giro, vuelta). Esta traslación del significado de
una palabra al de otra distinta reconoce tres causas principales:

a) La limitación gramatical, esto es la imposibilidad de dar un nombre


particular y distinto a todas las cosas e individuos;

b) La necesidad ideológica de nombrar las cosas inmateriales y los seres


abstractos, considerándolos como análogos a los objetos materiales,
únicos que conocemos por medio de los sentidos; y

c) La asociación de ideas afines que evocan, y aun llegan a sustituirse en


nuestro espíritu.

Se ve, pues, que las palabras pueden tener dos sentidos: propio el uno, como
cuando decimos «me duele la cabeza», «está a la orilla de la fuente», etc. y
tropológico o figurado, el otro como en las expresiones: «cabeza de familia», «la
agricultura es fuente de riqueza», etc. En el sentido recto, las palabras expresan las
ideas para las que fueron primitivamente destinadas; en el traslaticio, designan una
idea secundaria o diferente que tiene cierta afinidad con la que expresa su sentido
propio.

Los tropos pueden ser de tres clases: por semejanza (metáfora), por
correspondencia (metonimia), y por comprensión (sinécdoque).

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PRECEPTIVA LITERARIA Juan Francisco Montalvo
Los tropos
Origen del lenguaje figurado. Sentido recto y sentido tropológico de
las palabras. Metáfora, metonimia y sinécdoque. Tropos secundarios.
Ventajas del lenguaje figurado.

METÁFORA.- La metáfora consiste en designar un objeto con el nombre de otro


que tenga con él alguna relación de semejanza claramente perceptible.

En rigor, es una comparación abreviada, y por lo mismo el único tropo en que hay
verdadera traslación de sentido. Al decir «un buen hijo es el báculo de sus padres»,
se establece una verdadera comparación entre el apoyo moral que un hijo bueno
puede ofrecer a sus padres y el sostén de terminado por un báculo; hablar de «la
flor de los años», o del «cristal de las aguas» para hacer surgir en el espíritu de
quien nos oye las ideas de juventud o de transparencia, no es, en definitiva sino
establecer una comparación entre términos que algo tienen de semejante.

La metáfora puede ser simple, continuada o alegórica. Se denomina simple cuando


comprende un sólo término metafórico, como en «Quién salvará la nave del
Estado?». Es continuada cuando existen en la frase dos o más términos metafóricos,
junto con otros que se toman en sentido recto. Ej.: «Quién salvará la nave del
Estado próxima a estrellarse contra los escollos de la tiranía?». Es alegórica, cuando
todos los términos de la cláusula tienen sentido metafórico, y se necesita del
contexto para su comprensión, v. gr.: «Ese tierno arbusto no tardará en dar copiosos
y sazonados frutos», refiriéndose a un niño.

Algunos preceptistas sostienen que la alegoría propiamente dicha no debe


clasificarse entre los tropos, sino más bien entre las figuras indirectas de
pensamiento, puesto que, aun cuando sus miembros pueden tomarse en sentido
figurado, también ofrecen un sentido recto claramente perceptible.

Sí las metáforas son buenas contribuyen a realzar las descripciones, y a hacer más
fácilmente perceptibles las ideas de seres incorpóreos, mediante la comparación
que se establece con objetos visibles. También comunican, cuando se las emplea
con acierto, vigor a las expresiones, novedad a las ideas y nobleza a los
pensamientos vulgares.

Para que las metáforas constituyan un recurso literario de valor es preciso:

a) que se conformen con la naturaleza del asunto, esto es que realmente


exista congruencia entre los términos usados en la comparación;

b) no tomarlas de objetos bajos, que apocarían el concepto que se trata de


realzar;

c) cuidar de que la semejanza entre las ideas, - que constituye la esencia


de la metáfora, - sea fácilmente perceptible; pues de otro modo, las
expresiones resultantes serían enigmáticas, como al designar las letras
del alfabeto, v. gr. con la expresión de «las hijas de Cadmo»;

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PRECEPTIVA LITERARIA Juan Francisco Montalvo
Los tropos
Origen del lenguaje figurado. Sentido recto y sentido tropológico de
las palabras. Metáfora, metonimia y sinécdoque. Tropos secundarios.
Ventajas del lenguaje figurado.

d) evitar, también, de que recaigan sobre un mismo objeto dos o más


metáforas diferentes; por cuanto el amontonamiento de imágenes,
lejos de aclarar la comprensión de las ideas no consigue sino
dificultarla.

METONIMIA.- Este tropo consiste en designar un objeto con el nombre de otro, en


virtud de alguna relación de correspondencia que existe entre los dos. También se
le denomina trasnominación porque mediante su empleo se puede designar la
causa por el efecto, el antecedente por el consecuente, el inventor por su invento,
el autor por su obra, el instrumento por quien lo maneja, etc.

La metonimia puede ser de cuatro clases:

1) Cuando se nombra la causa por el efecto el antecedente por el


consecuente (metalepsis), el inventor por la cosa inventada, el autor por
sus obras, etc., como cuando se dice «un sol fuerte». por un calor fuerte;
«vivir de sus manos», por vivir de su trabajo personal; «leer a Montalvo»,
en lugar de leer sus obras.

2) Cuando se nombra el efecto por la causa, como en: «el peso de la


vejez», por los años que la determinan; «es el orgullo de sus padres»,
por la causa de tal orgullo, etc.

3) Cuando se toma el signo por lo que significa: el cetro, por la autoridad


real; «la pluma es más poderosa que la espada», por: la idea predomina
sobre la fuerza.

4) Cuando se nombra el instrumento en vez de la causa activa que de él se


sirve: un pincel luminoso, una pluma mordaz, etc.

También puede ocurrir que se tome el continente por el contenido, como en «el
teatro aplaude» por los espectadores aplauden; «un vaso de agua», por el líquido
contenido en él; o bien las partes del cuerpo que se suponen asiento de
determinadas facultades o afecciones por estas mismas: «un hombre de corazón»,
por un hombre de buenos sentimientos; «es una mala cabeza», en lugar de: tiene
poco juicio, etc.

Por lo general, la metonimia consiste en expresar antes lo que debía venir después,
en virtud de que algún detalle es más notable o nos impresiona más
profundamente que el objeto o el hecho total, y así lo mencionamos con
preferencia a su antecedente lógico. Si no existe esta circunstancia que justifique su
empleo, la metonimia será siempre defectuosa.

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PRECEPTIVA LITERARIA Juan Francisco Montalvo
Los tropos
Origen del lenguaje figurado. Sentido recto y sentido tropológico de
las palabras. Metáfora, metonimia y sinécdoque. Tropos secundarios.
Ventajas del lenguaje figurado.

SINÉCDOQUE.- Etimológicamente significa comprención: consiste en designar un


objeto con el nombre de otro con el cual forma un solo todo. De este modo el
sentido recto de la palabra y el figurado ofrecen una relación de parte a todo, y
viceversa; consiguiéndose que el entendimiento conciba ya algo más, ya algo
menos, de lo que las palabras significan en su sentido ordinario.

Todas las sinécdoques pueden reducirse a tres clases principales:

1) De la parte por el todo, y viceversa; v, gr. «pintar la casa», por «pintar la


fachada»; «diez mil fusiles» por diez mil soldados, etc.

2) De lo particular por lo general; como también, de la materia por la obra,


la especie por el individuo, el singular por el plural. Ejemplos: «los
mortales», por los hombres; «el acero» por la espada; «el plomo» por las
balas; el Libertador, por Simón Bolívar; el ecuatoriano es sobrio; el indio
es melancólico, etc.

3) De lo abstracto por lo concreto; como en «la codicia es insaciable», por


los codiciosos; «la sabiduría es modesta», etc.

Entre las ventajas determinadas por el empleo de los tropos figuran: el que
podemos expresar ciertas ideas con mayor vigor y claridad que cuando usamos las
palabras en el sentido recto; la energía y concisión que frecuentemente comunican
al estilo; y la flexibilidad que dan a la lengua, permitiéndonos expresar ideas que
carecen de voces propias.

Algunos autores señalan muchas otras variedades de tropos; pero por regla
general se encuentra que todos ellos, en último análisis, pueden referirse a los
indicados, por cuanto carecen de caracteres exclusivos que los distingan. Hay que
notar, sin embargo, que tanto la catacresis como la silepsis constituyen casos
excepcionales. gramatical o ideológicamente consideradas.

CATACRESIS.- Es el uso de una palabra para designar un objeto que carece de voz
propia en el idioma, cuando hay alguna semejanza entre los dos; como cuando
hablamos de las hojas de un libro (sentido traslaticio), sugeridas por las hojas de un
árbol (sentido propio).

SILEPSIS.- Consiste en tomar una palabra al mismo tiempo en sentido figurado con
relación a un objeto, y en sentido recto con respecto a otro. Al decir «sus
reprensiones eran más amargas que la hiel», la palabra amargas ocurre en sentido
figurado con relación a reprensiones, y en sentido recto con relación a hiel. En el
primer caso hay metáfora, en el segundo, ni tropo ni figura.

ANTONOMASIA. - Especie de sinécdoque en que se toma el nombre común por el


propio, o viceversa: Es un Demóstenes, por un hombre elocuente; el cartaginés, por
Aníbal; El Libertador, por Bolívar, etc.

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PRECEPTIVA LITERARIA Juan Francisco Montalvo
Las figuras
Concepto y división. Repetición, conmutación, adjunción y
sinonimia. Figuras lógicas, figuras oblicuas y figuras patéticas.

Las composiciones literarias, especialmente las oratorias y poéticas, se elevan a


menudo sobre el nivel ordinario de la simple claridad y de la corrección gramatical,
buscando a todo trance la vivacidad y colorido que son indispensables para
traducir los movimientos pasionales intensos y los vuelos elevados de la fantasía.

Estas formas de la expresión, en que se tiende a alcanzar el más alto grado de


poder persuasivo y de elegancia, reciben el nombre de figuras. Su análisis y
clasificación preocupó seriamente a los preceptistas y a los escritores clásicos; pero
en el día no se concede importancia sino a aquellas que proceden de las
limitaciones mismas de la expresión gramatical; o representan grados
excepcionales de la fantasía y del sentimiento, que no pueden exteriorizarse
conforme a las normas usuales.

Las figuras se dividen en dos grupos: de palabra y de pensamiento; según se refieran


sólo a la distribución de los términos dentro de la cláusula; o alcancen al
pensamiento mismo, afectando a la forma en que llega a manifestarse.

FIGURAS DE PALABRA.-Consisten en la repetición o en la omisión de ciertas voces.


independientemente de los requerimientos gramaticales de la cláusula: o en reunir
en una misma oración términos análogos por su significado o su desinencia, para
conseguir un objeto determinado.

Los principales tipos de esta clase de figuras se reducen a la repetición, la


conmutación o retruécano, la adjunción y la sinonimia.

1) La repetición consiste en emplear una misma palabra al principio de


cada miembro de la cláusula. Tiene por objeto fijar mejor la atención de
los lectores sobre las ideas, y recibe diversos nombres según tal recurso
se emplee al fin de los incisos, o al principio y al fin, al mismo tiempo.

«Dame del atrevido; dame, lector, del sandio; del mal


intencionado, no; porque no lo he menester, ni lo merezco».-
Montalvo, Siete Trat.

«Llegan los verdugos, le toman, le arrastran al patio. le azotan.


Oyen ustedes? le azotan! Han oído? le azotan!! Y ese hombre es
militar, general, veterano de la independencia».- Id. Espect.

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PRECEPTIVA LITERARIA Juan Francisco Montalvo
Las figuras
Concepto y división. Repetición, conmutación, adjunción y
sinonimia. Figuras lógicas, figuras oblicuas y figuras patéticas.

2) La conmutación o retruécano consiste en repetir los términos,


invirtiendo al mismo tiempo las ideas respectivas,

«Tan peligroso es el poder con la temeridad, como la temeridad


sin el poder».- Saavedra Fajardo.

«Vale más la honra sin dinero que el dinero sin honra».

«No se lee en este país porque no se escribe, o no se escribe


porque no se lee?».- Larra, Pob. Habl.

3) Por adjunción se entiende el suprimir un mismo verbo en diferentes


miembros de la cláusula.

«De hoy en adelante a todo critico se le llamará envidioso; a toda


prueba, calumnia; a toda censura, libelo; y a todo raciocinio,
personalidad e insulto».- Moratín.

4) La sinonimia amplifica o diluye una idea por medio del empleo de voces
sinónimas.

«Es un delito que rompe, destruye, despedaza los vínculos


sociales en su misma raíz».- Meléndez.

«Sorprendido, asombrado, aterrado, manda Boves tocar a retirada,


y eI campo queda por los libres. Qué acciones! qué guerra!».·
Montalvo. Siete Trat.

FIGURAS DE PENSAMIENTO.- Sirven para dar mayor vigor al pensamiento, o para


presentarlo en, una, forma disimulada; y también para expresar los estados
pasionales intensos. Se distribuyen en tres grupos: figuras lógicas, figuras oblicuas y
figuras patéticas.

FIGURAS LOGICAS.- Se emplean para dar toda, la fuerza y énfasis posibles a los
pensamientos: ya trasponiendo el orden natural de los términos, ya presentando la
idea capital en diferentes aspectos, o bien poniendo de manifiesto las relaciones de
conformidad o de disconformidad que existen entre las ideas. Las principales son:
amplificación, antítesis, epifonema y paradoja.

1) La amplificación presenta un pensamiento fundamental bajo diferentes


aspectos, para explicarlo mejor o para fijarlo más profundamente en el
espíritu de los lectores.

«Cualquiera sombra le espanta. cualquiera niñería le turba, y


cualquiera sospecha falsa o verdadera le deshacen».- Cervantes,
Galat.

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PRECEPTIVA LITERARIA Juan Francisco Montalvo
Las figuras
Concepto y división. Repetición, conmutación, adjunción y
sinonimia. Figuras lógicas, figuras oblicuas y figuras patéticas.

«Eres astro que alumbra y que no ciega,


amor que siempre crece y nunca muere,
lluvia que alegra el prado y no lo anega,
mano que siempre cura y nunca hiere.
El Señor a tu ruego nada niega:
¿qué se puede negar a quien se quiere?
Y pues tu labio cuanto pide alcanza,
dame, si no la dicha, la esperanza».

Martínez Güerteros.

2) La antítesis consiste en contra poner las ideas, ,con el propósito de


mostrar más claramente sus características.

«Yo velo cuando tú duermes; yo lloro cuando tú cantas; yo me


desmayo de ayuno cuando tú estás perezoso y desalentado de
puro harto».- Cervantes, Quij.

«Ricaurte, hombre grande en tu pequeñez, ilustre en tu oscuridad,


no eres pequeño ni oscuro desde que te sacrificaste por Ia
libertad de la raza» ... - Montalvo, Siete Trat.

«Oh, bien me acuerdo! Reposaba todo


y recogía atónita la historia
la sangre con las lágrimas, el lodo
con la virtud, la infamia con la gloria .... »
Núñez de Arce.

3) La epífonema equivale a un comentario o reflexión que parece brotar


espontáneamente del asunto y expresa el sentir íntimo del autor.

«Pirámides de cráneos contra el cielo


levanta Tamerlán una tras una;
oprime el Asia sin temor ni duelo,
y es grande, y la lisonja le importuna.
Locos son Catilina y Massianelo
porque les fue contraria la fortuna:
que la suerte, quizás no merecida,
es genio; y es demencia la caída».
Núñez de Arce.

«Todo, todo, yacía en paz completa:


la tierra, muda; el cielo, indiferente;
el viento, adormecido; el mar, en calma ...
Qué sola está cuando padece el alma!» -Id.

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PRECEPTIVA LITERARIA Juan Francisco Montalvo
Las figuras
Concepto y división. Repetición, conmutación, adjunción y
sinonimia. Figuras lógicas, figuras oblicuas y figuras patéticas.

4) La paradoja reúne en un mismo objeto cualidades al parecer


contradictorias, pero que en el fondo concuerdan por el sentido en que
se las toma.

«La industria de los hombres vana: su saber ignorancia y su poder


flaqueza, cuando Dios no les fortalece, enseña y guía». - Hurtado
de Mendoza, Laz.

«Esta se llama casa de salud, porque está llena de enfermos».

FIGURAS OBLICUAS. - Sirven para poner de manifiesto algunos aspectos de los


objetos, por medio de asociaciones de ideas o de evocaciones de imágenes
determinadas por el contexto. Entre ellas se cuentan: la alegoría, la reticencia, la
alusión, la ironía, la perífrasis y la preterición.

1) La alegoría es una serie continuada de metáforas. Ofrece dos sentidos:


el aparente (que es el literal), cuando se toman los términos en su
significación recta; y el verdadero, que sólo se penetra cuando se les da
un alcance tropológico.

«Habla en una comarca del nuevo mundo una joven llamada


Ecua, hermosa por extremo y dueña de grandes riquezas.
Huérfana de padre y madre, un deudo suyo muy cercano la tornó
bajo su amparo, con tanta más solicitud cuanto que, en muriendo,
su padre se la había dejado por hija. Inocencia, sobrada;
experiencia, ninguna; no era ella para grandes cosas, ni hubiera
ido derecho, si nadie la llevara de la mano».- Montalvo, Cat.

2) La reticencia consiste en hacer notoria una idea dejando precisamente


de incluírla en la frase, como si hubiera cierta vacilación o repugnancia
de expresarla.

« ... Con nadie


puede una hablar, sin que crean
estos hombres que hay intrigas
y amores y ... ¡Estamos frescas!».
Gil de Zárate.

3) La alusión permite evocar una idea expresando otra con la cual se


relaciona de algún modo.

«Tan lejos se hallan mis cueros de vino de ser emperadores ni


gigantes, como yo de parecerme al gran muchacho que toma una
falange de macedonios y se va a la conquista del mundo».-
Montalvo, Cat.

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PRECEPTIVA LITERARIA Juan Francisco Montalvo
Las figuras
Concepto y división. Repetición, conmutación, adjunción y
sinonimia. Figuras lógicas, figuras oblicuas y figuras patéticas.

4) La ironía reside en el hecho de expresar lo contrario de lo que en


realidad se dice, sin que tal intención pase desapercibida. Ofrece
infinitos matices; pues va desde el asteísmo fino e ingenioso, hasta el
sarcasmo que confunde con el insulto soez, como el Inri fijado sobre la
cruz de Cristo en el Calvario.

«Oh santas gentes! (los egipcios) les nacen dioses hasta en sus
huertos»... - Juvenal.

«Llorad, Musas, se va Apolo. Flores, llorad: se va el fresco blando


Céfiro.- Pan del hambriento vino del sediento, vestido del
desnudo, qué no era ese San Carlos Borromeo, ceñido de invicta
espada! Enseña aI que no sabe, da buen consejo al que lo ha
menester, visita a los enfermos, con la bolsa en la mano, para
meter allí lo que encuentra en sus santas peregrinaciones» ... -
Montalvo, Cat.

5) La perífrasis, cuyo objeto es volver interesantes las ideas comunes, o


disfrazar las que carecen de delicadeza, consiste en expresar un objeto
por medio de sus cualidades, circunstancias, relaciones, etc. evitando el
nombrarle.

«Falsa deidad del siglo décimo octavo que nada sabe, nada dice y
nada puede. llama al dios de Ferney el citado de Maistre en las
Veladas de San Petersburgo». - Montalvo, Cat.

6) La preterición consiste en poner de relieve ciertas ideas aparentando


relegarlas a segundo término.

«Nada diré de su boato, nada de su insolencia, nada de sus


maldades y torpezas: sólo hablaré de sus usuras y concusiones».-
Cicerón vs. Verres.

«No es su parecer; no es más que su ignorancia».- Montalvo, Merc.


Ecl.

FIGURAS PATÉTICAS. - Su objeto es la expresión convincente de las emociones y los


sentimientos profundos. Pueden reducirse a las siguientes: apóstrofe, exclamación,
hipérbole, prosopopeya, corrección, optación e imprecación.

1) La apóstrofe, que presupone un hondo arrebato pasional, consiste en


dirigir la palabra a un objeto cualquiera, prescindiendo de la persona a
quien se destinan los demás razonamientos.

«Rey de los Andes, la ardua frente inclina


que pasa el vencedor» ...
Olmedo, Oda a Miñ.

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PRECEPTIVA LITERARIA Juan Francisco Montalvo
Las figuras
Concepto y división. Repetición, conmutación, adjunción y
sinonimia. Figuras lógicas, figuras oblicuas y figuras patéticas.

«Más, si nuevas cadenas repara


la injusticia de bárbara suerte,
¡Gran Pichincha! prevén tú la muerte
De la Patria, y sus hijos el fin.
Hunde al punto en tus negras entrañas.» etc.
J. L. Mera, Himno Nac.

2) La exclamación indica un grado intenso de actividad emotiva; y


condensa en una especie de grito arrebatado cuanto no acierta a
expresar ordenadamente el autor por la intensidad de los sentimientos
que le dominan.

«Voz de dolor y canto de gemido


y espíritu de miedo envuelto en ira,
hagan principio acerbo a la memoria
de aquel día fatal» ...
Herrera, Can. a D. Seb.

3) Hipérbole es la figura que permite exagerar notoriamente las cualidades


de un objeto para fijar mejor las ideas. Su uso es muy frecuente, pues
aun en el lenguaje familiar abundan expresiones hiperbólicas como:
«más ligero que el viento, pesado como el plomo» etc.

«Al soltar Don Quijote a Rocinante en Sierra Morena le dijo: Vete


por do quieras, que en la frente llevas escrito que no te igualó en
Iigereza el Hipogrifo de Astolfo, ni el nombrado Frontino, que tan
caro le costó a Bradamante».- Cervantes, Quij.

4) La prosopopeya o personificación permite individualizar cualquier


objeto, suponiéndole dotado de cualidades humanas. Ordinariamente
no tiene cabida sino en la oratoria muy elevada y en la poesía.

«El pecho sacó fuera


el río, y le habló de esta manera:
En mal punto te gozas,
injusto forzador, que el sonido
oyó ya y las voces,
las armas y el bramido
de Marte, de furor y ardor ceñido».
Fr. Luis de León, Prof. del Tajo

«Mas los soberbios Andes, las eternas


moles sentadas sobre bases de oro
la tierra con su peso equilibrando;
jamás se moverán. Ellos burlando
la ajena envidia y el proterbo tiempo

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PRECEPTIVA LITERARIA Juan Francisco Montalvo
Las figuras
Concepto y división. Repetición, conmutación, adjunción y
sinonimia. Figuras lógicas, figuras oblicuas y figuras patéticas.

a la postrera edad dirán del mundo:


Nosotros vimos de Junín el campo;
vimos que al desplegarse
del Perú y de Colombia las banderas,
se turban las legiones extranjeras»...
Olmedo, Canto a Bolív.

5) La corrección consiste en rectificar una idea o en sustituirla por otra más


conforme con el propósito del que habla.

«Déjeme usted hablar con claridad. Hay en usted elementos de


héroe y de ... suavicemos la palabra, de tirano».- Montalvo, Cosmp.

6) La optación y la imprecación expresan el vivísimo deseo de que se


realice alguna cosa, diferenciándose en que la última se refiere a algún
mal.

«Jamás el peso de la nube parda


cuando amanece en la elevada cumbre,
toque tus hombros, ni su mal granizo
hiera tus alas»
Villegas

«Devoren tu cadáver
los canes sanguinarios
Que apacienta Caribdis
en sus rudos peñascos» ...
Bello

«Malditos, digo, sean otra vez y otras ciento estos libros de


caballerías que tal han puesto a vuesa merced».- Cervantes, Quij.

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