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Introducción.

Este curso está diseñado no como una fórmula infalible para lograr
niños bien comportados, niños buenos o niños contentos, sino como
una herramienta de ayuda para buscar como padres ser un canal de
bendición que comience en Dios, como fuente única e inagotable, hasta
el corazón de nuestros hijos, mientras ellos maduran y logran establecer
individualmente una relación sana primeramente con Dios mismo, pero
también con el mundo en el que viven.

Muchos intentos de ayuda o enseñanza sobre la crianza están


erróneamente dirigidos a la individualidad e independencia de los hijos,
suponiendo que, ya sea buscando la felicidad personal o alcanzando el
éxito social lograrán ellos un nivel equilibrado de autoestima y
moralidad aceptable para sobrevivir y construir una sociedad estable.
Incluso muchos libros, cursos o consejería cristianos están
equivocadamente fundamentados en una extraña mezcla entre los
últimos preceptos psicológicos, costumbres socioculturales y principios
religiosos. Sin embargo lo correcto, como en cualquier otro aspecto de
la vida, es buscar el propósito original y el desarrollo propuesto y
pensadas específicamente por el Creador para nosotros. La Biblia,
siendo la Palabra escrita de Dios, es suficiente para poder enfrentar
cualquier situación que la vida de un hombre pueda enfrentar,
incluyendo la paternidad, por lo que inevitablemente necesitamos un
proyecto con bases exclusivamente bíblicas para una crianza correcta
para nuestros hijos. Esto, sin embargo, no es sencillo, puesto que no
depende solamente de nosotros como padres, sino de algunas
influencias externas y muy importante: de la respuesta de nuestros
hijos.

Este curso está principalmente tomado del libro “Cómo pastorear el


corazón de su hijo” del autor Tedd Tripp, quien muy eficazmente
desarrolló un estudio detallado sobre la crianza desde un punto de vista
netamente bíblico. De este libro se tomó casi exactamente la estructura
del plan de estudio y por su puesto los temas principales de cada clase.
Además se tomaron otras referencias de otros autores como J.M Price y
Watchmann Nee, que considero enriquecerán algunos aspectos del
temario.

La mayoría de los versículos y pasajes bíblicos utilizados se tomaron


igualmente de esta bibliografía, aunque en algunos casos se incluyeron a
discreción mía para fundamentar alguna enseñanza.

Tengo la plena fé de que más allá de transmitir intelectualmente ciertos


conocimientos, este curso será un medio más que el Espíritu Santo
ocupa para la bendición de las familias, comenzando por las que
perteneces a Su Iglesia.
Clase 1. El Corazón y la Conducta

Lc. 6:45 “El buen hombre del buen tesoro de su corazón saca bien; y el
mal hombre del mal tesoro de su corazón saca mal, porque de la
abundancia del corazón habla la boca”

Pilares de la crianza.

Como padres tenemos cuatro pilares sobre los que debe descansar la
educación de nuestros hijos. Durante este curso iremos conociendo con
mayor puntualidad cada uno de ellos, sin embargo es indispensable
tener la conciencia de la necesidad de cada uno de ellos desde un
principio:

a) Compromiso: Nuestra sociedad, sobre todo a partir de la


segunda mitad del siglo pasado, nos ha querido inculcar la idea
de que la individualidad es el más preciado tesoro del ser
humano, idea que ha provocado que cada uno de nosotros nos
preocupemos cada vez más por nosotros y cada vez menos por
los demás, incluyendo nuestros hijos. No es extraño escuchar
que es más importante darles tiempos de calidad que de
cantidad, los padres se refugian en su crecimiento profesional y
en la generación de riqueza y en el mejor de los casos delegan la
educación de los hijos en escuelas, familiares y nanas. La biblia,
sin embargo recomienda un equilibrio entre la calidad y la
cantidad., el mismo Jesús fue colocado en una familia funcional
que se ocupaba por la crianza personal de los hijos. Lc 2:51 “Y
descendió con ellos [sus padres] y vino a Nazaret [su casa] y
estaba sujeto a ellos”
b) Autoridad: Aparentemente la autoridad esta pasada de moda
en nuestra sociedad, los niños ya no respetan las formaciones,
no piden permiso para hablar y no temen debatir la opinión de
sus padres. El autoritarismo de nuestros abuelos es repudiado,
pero es erróneamente confundido con la autoridad, como Dios
la plantea. Dios es un Dios de autoridad, de orden, y por este
medio es que provee protección y guía a sus hijos. El principio
de autoridad y sumisión es un principio que es plenamente
cumplido por Dios Padre y Dios Hijo, ellos son la autoridad total
y la sumisión total y la relación perfecta. Según Romanos 13
“toda autoridad es delegada por Dios” lo que no ubica como
padres en agentes suyos de protección y guia delante de
nuestros hijos. Como padres debemos ejercer la autoridad,
debemos demandar una obediencia absoluta: total, inmediata y
amable, no como un dictador sobre sus escalvos, sino como
personas que verdaderamente los amamos.
c) Pastoreo: Los padres nos somos autoridades permanentes de
nuestros hijos, sino temporales. Debemos estar conscientes de
que algún día ellos nos dejarán en su edad adulta y dejarán de
depender de nuestra cobertura. El pastoreo entonces radica en
llevar al niño a tomar sus propias decisiones, evaluar su propio
corazón y entender no solo el objetivo, sino la razón de las
cosas. Proverbios 13:20 dice: “El que anda con sabios, sabio
sera” De nosotros depende criar hombres sabios o necios”
d) Evangelismo: Lo más importante en nuestra tarea como padres
es dirigir a nuestros hijos hacia Dios. Enseñarles el evangelio no
como letra muerta, sino como poder de Dios. Enseñarles a vivir
por la fe, y no en su propia prudencia.

La conducta de nuestros hijos.

Prov. 4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón”

El corazón desde un punto de vista bíblico dista mucho de nuestra


concepción actual de ser la parte emotiva o romántica del hombre.
Cuando la biblia habla del corazón del hombre se refiere a su esencia
misma: intelecto, emociones y sentimientos.

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