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La educación en creatividad interactiva, por Luis Roberto Montejo Díaz

Lo competitivo del mercado laboral ha exigido a las masas la preparación académica


que en los últimos tiempos ha generado competencias laborales. Ante esto la
respuesta ha sido la preparación académica intensiva para lograr “ganar” ese mercado
laboral. Es en este proceso por el que se opta, según Sir Ken Robinson 1, por la
necesidad de seguir con nuestra calidad de vida: ganar el dinero para pagar la casa y
sus gastos, el carro, los boletos del cine, las salidas a cafeterías y todas esas
comodidades que ya nos hemos acostumbrado a tener. La educación por tanto se
convirtió en algo que se tiene que hacer para no quedar atrás de los demás.

Bajo este contexto, paradójicamente, surge también la necesidad de analizar los


sistemas de educación convencionales, en los que por medio de calificaciones que
sirven para comprobar ante la sociedad un grado de sapiencia, se obliga al educado a
seguir por el camino seguro, es decir, a que cometer errores es malo, mientras que
hacer lo que todos hacen es y siempre será lo correcto. Sin embargo, el cometer los
errores es parte fundamental del aprendizaje, y esto es lo que genera la sensación de
progreso en algunos casos. Como dijo Oscar Wilde: “Experiencia es el nombre que
damos a nuestros errores”.

En la conferencia TED2 (Tecnología, Entretenimiento, Diseño, del inglés: Technology,


Entertainment, Design) 2006, Sir Ken comenta que es necesario echar un vistazo a la
forma en que se están educando los niños de hoy, ya que vivirán con ese modelo de
vida en este presente siglo, por el tiempo que duren con vida (claro, esto sin
mencionarnos a nosotros). Dicho modelo educativo puede en ocasiones bloquear las
expectativas de desarrollo de una persona, marcándolo para toda la vida; o
contrariamente, los puede estimular para desarrollarse plenamente.

Es en esta parte donde se denota la falta de una educación creativa interactiva, que
estimule al educando a generar propuestas y de interactuar libremente con ellas,
evaluando su desempeño, como lo que comúnmente conocemos como autocrítica,
para entonces aprender de estos; generando un ciclo interactivo- creativo que
permanezca.

1
Sir Ken Robinson es experto mundial en creatividad, según el diario español navarra. Expuso en una conferencia
de TED en el 2006 acerca del tema de creatividad.
2
TED es una organización sin ánimo de lucro dedicada a las "ideas que vale la pena difundir" (del inglés: Ideas
worth spreading).[1] TED es ampliamente conocida por su conferencia anual (TED Conference) y sus charlas (TED
Talks) que cubren un amplio espectro de tema
La educación creativa, que actualmente no se fomenta con el énfasis necesario según
Sir Ken, debería ser un eje principal en la formación, y no un complemento de la
misma.

Esto me parece por tanto un tema muy interesante a tratar, ya que aunque nos damos
cuenta alumnos y maestros de que la creatividad no se fomenta adecuadamente, nos
es difícil dar los primeros pasos para lograr un acoplamiento adecuado para trabajar, ya
que no es simplemente intentarlo y ya, sino hacer una educación creativa que permita
la interacción intrapersonal e interpersonal en sus distintos niveles.

En medida del compromiso que presenten primeramente los interesados en su


formación, es como los cambios se irán dando y surgirán, de estos, nuevas ideas,
logrando así un ciclo.

Concuerdo con Sir Ken cuando afirma que las escuelas, sobre todo en las etapas
primarias de la educación (primarias y secundarias), en las que se les atiburra de
información a los niños, y peor aún, en grupos con sobrecupo en los que no se dan
abasto los maestros, quienes ante el compromiso asumido con los padres para
enseñarles a sus hijos “cosas útiles”, y la presión cultural hacia los padres y en cierta
forma por ellos mismos de generar buenos ciudadanos, terminan exigiéndole al
educando la productividad a secas, es decir, lo acostumbran a irse a lo seguro,
reprimiéndole las ganas de experimentar, que por naturaleza ya traía.

Esto tiene sus consecuencias cuando se cierra el ciclo, y el educando ahora se


convierte en maestro, que repite el proceso sin fin. Es aún más notable en algunos
temas más subjetivos a intuición, como el diseño, y en particular debo decir como en
arquitectura. Cada maestro exige de sí mismo y de los alumnos lo que cree que, según
su experiencia, hace falta remarcadamente desarrollar, sin ver el contexto suyo y de los
alumnos. Frases como: ¡échale más ganas!, o críticas al aire como ¡esta es tu
maqueta!, ¿le faltó trabajo, no?, inhiben al alumno a experimentar si este se tardó toda
la tarde, la noche y parte de la mañana en experimentar y hacer su trabajo, y pero aún
cuando ni siquiera se ha tenido asesoría.

Creo que en la medida en que procuremos experimentar con este tipo de educación
surgirán propuestas de profesionistas mejor fundamentadas y sin miedo al rechazo,
con la confianza de que lo que se hizo se experimentó y resultó “correcto” como se dice
comúnmente. En fin, esta es mi reflexión acerca del tema.

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