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CIENCIA Y TECNOLOGIA COMO PROMOTOR DE BIENESTAR SOCIAL.

I.      ANTECEDENTES
Las áreas estratégicas y los lineamientos de política que a continuación se presentan tienen
como fundamento lógico la Declaración de Cartagena y el Plan de Acción adoptados por los
Ministros responsables de Ciencia y Tecnología en su reunión de marzo de 1996. Toman en
cuenta el Plan Estratégico de Cooperación Solidaria 1997-2001 del Consejo Interamericano
para el Desarrollo Integral (CIDI) y los mandatos emanados de la Asamblea General de la
Organización de los Estados Americanos y de las Cumbres de las Américas, así como la rica
experiencia acumulada en la región en la formulación y aplicación de políticas de ciencia y
tecnología y la valiosa contribución del Programa MERCOCYT. También consideran
recientes documentos elaborados por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco
Mundial, en particular "El Conocimiento al Servicio del Desarrollo".

1. Ciencia, Tecnología e Innovación para promover el Desarrollo Social


El potencial de la ciencia y la tecnología no ha sido suficientemente aprovechado en la
región, no solo como elemento cultural sino en su importante rol en la disminución de la
pobreza y en el mejoramiento de la calidad de vida.
Dicha contribución puede tomar varias formas, que van desde el diagnóstico profundo de los
desafíos más relevantes, hasta la apropiación del conocimiento en la investigación por parte
de los beneficiarios y de la sociedad en su conjunto, mediante procesos de investigación-
acción.
De especial importancia debe ser la determinación rigurosa, pero compleja, de los impactos
sociales de las inversiones en ciencia y tecnología, especialmente en temas de importancia
estratégica, en los campos de la salud, la educación, la vivienda y la generación de empleo.
En estas áreas es igualmente clave el papel de la investigación para determinar la efectividad
de las políticas, planes y programas de intervención social por los sectores tanto público
como privado. Además, estos esfuerzos obligatoriamente deben involucrar el examen,
valoración y empleo adecuado del conocimiento y las prácticas generadas y probadas
durante generaciones por comunidades indígenas, rurales y urbanas.

IMPLICACIONES SOCIOECONOMICAS

La participación de los asalariados en el capital de las empresas, sobre todo cuando se realizan
en el contexto de la negociación colectiva, tiene importantes implicaciones socioeconómicas.
En priman lugar, significa un mecanismo automático de redistribución del excedente, sin merma
de la autofinanciación efectiva de las empresas. Y en segundo lugar, puede ser
instrumentalizada en favor del ahorro de las familias, de la inversión y en último término del
empleo, reduciendo así la dependencia de las inversiones extranjeras y garantizando un mayor
nivel de competitividad, mediante la contención de los costes salariales y la reducción de los
financieros.

Si bien la implantación de fórmulas de participación social en otros países ha venido


acompañada de connotaciones culturales específicas y de un alto nivel de afiliación sindical, los
requisitos principales para su introducción, como son las aspiraciones en favor de una
distribución equitativa del excedente que no ponga en peligro la autofinanciación de las
empresas y la lucha contra los desequilibrios macroeconómicos, se dan en la economía
española. La creación de fondos de participación puede suponer, pues, importantes beneficios
individuales y colectivos, aunque no de forma inmediata.
Regionalización

La regionalización implica la división de un territorio en áreas menores con características


comunes y representa una herramienta metodológica básica en la planeación ambiental, pues
permite el conocimiento de los recursos para su manejo adecuado. La importancia de
regionalizaciones de tipo ambiental estriba en que se consideran análisis basados en
ecosistemas, cuyo objetivo principal es incluir toda la heterogeneidad ecológica que prevalece
dentro de un determinado espacio geográfico para, así, proteger hábitats y áreas con funciones
ecológicas vitales para la biodiversidad, las cuales no hubiesen sido consideradas con otro tipo
de análisis.

En México han habido diferentes experiencias al respecto, dentro de las que destaca la
Regionalización Ecológica del Territorio de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología de
1986, la cual ha constituido el marco territorial de referencia en el ordenamiento ecológico del
país y cuya estrategia de planeación está contemplada en el Programa de Medio Ambiente
(PMA) 1995-2000. Otros tipos de regionalizaciones también revisten particular importancia,
pues han representado el marco de aplicación de políticas sectoriales en el país. Entre estas
regionalizaciones destacan diversas regionalizaciones económicas y de carácter fisiográfico.

Cabe destacar que para los componentes biótico y ecosistémico en México, destacan varios
estudios de regionalización en el ámbito terrestre, marítimo e hidrológico. Para citar algunos
ejemplos en el ámbito terrestre se destaca la regionalización biogeográfica propuesta por la
Conabio en 1987, en la que se representan unidades básicas de clasificación, constituidas por
áreas que albergan grupos de especies con un origen común y patrones similares de
fisiografía, clima, suelo y fisonomía de la vegetación. Asimismo, las ecorregiones, también
propuestas por esta institución, constituyen otro tipo de regionalizaciones definidas como áreas
que constituyen conjuntos distintivos de comunidades naturales, las cuales comparten especies
y condiciones ambientales

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