Siempre he creído en la complementariedad de la vida. No es lo mismo el ying
sin el yang, el día sin la noche, el gordo sin el flaco, natilla sin buñuelo y arepa sin quesito. Como no es lo mismo FIDES sin AMOR. Definitivamente nos invadieron. Los niños y niñas especiales de Colombia, sus familias, entrenadores y acompañantes inundan las calles de esta ciudad con sonrisas y saludos. ¡Hola!, ¡Hola!, ¡Hola!, ¡Hola!, ¡Hola!, ¡Hola!, ¡Hola!, y así sucesivamente cada que paso por el lado de algún concursante de Fides; niños sin prejuicios, sin ataduras; sin más moda que el cariño y sin más objeto que ser feliz. Y, casualmente, con un ¡Hola! Comenzó mi conversación con Diego León Garzón Villegas, un niño especial: amable, espontáneo y alegre. Lo encontré viajando hacia mi casa en un bus de servicio público. La vida nos puso en el mismo asiento y así comenzó esta historia… Diego León vino desde Abejorral, Antioquia. -¿y eso queda muy lejos?- pregunté yo ingenuamente, tratando de romper el hielo. -Uffff, como a media hora- respondió Diego. Me mostró enseguida su carné que lo acreditaba como ex - alumno de una Institución Educativa del suroriente antioqueño. Ahora, estudia sistemas. -¿Cómo es el clima allá? Continué preguntándole, recordando que el tema del clima abre cualquier conversación. -Hace calor por la mañana y frío por la noche- reímos juntos- Vivo con mi mamá, mi papá y mi tía, que ya se murió; ella era como yo, especial. Ella fue la que me enseñó a hablar y a leer. -¿Vienes a competir?, le dije. -Obvio- respondió Diego. -¿En qué deporte?, seguí indagando. -Natación- dijo él. -¿Es tu primera vez en esta competencia? -Si- y, -¿de dónde vienes tú?- me preguntó Diego. Hasta ahora siempre había sido yo la que había hecho las preguntas. -De Fides- le contesté Su cara se iluminó, sus ojos brillaron y yo le mostré mi carné. Leyó pausada y calmadamente ÁNGELA MARÍA ROJAS GIRALDO. -¿te has enamorado?- me preguntó. -Sí- le respondí. -Yo me estoy enamorando, es mi primera vez en el amor. Ella se llama Caro.- Sonreí. Mi recorrido terminaba allí. -. Ya me tengo que ir. Espero verte pronto Diego ¿Será que si te acuerdas de mí?- le pregunté. -Claro, Ángela María Rojas Giraldo- Volví a sonreír. Me dio un sonoro beso en la mejilla y allí terminó este contacto con mi primera amistad en Fides. Hablando del clima, del amor, de la familia y de deporte. Me bajé del bus con un solo gesto en mi cara: una sonrisa, pero no cualquier sonrisa, sino UNA SONRISA FIDES.