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I. Introducción
1
Este informe surge a raíz del interés generado por la Geopolítica en la cátedra “Análisis, Prospectiva y Toma de
Decisiones” (2004), en la perspectiva de la influencia que esta disciplina podría ejercer en los futuros conflictos por el control
de los recursos estratégicos.
2
Cecilia Quintana es Licenciada en Geografía y Geógrafo, Pontificia Universidad Católica y Diplomada en
Inteligencia Estratégica, Universidad de Chile.
3
Según Bindé (2000), en el “Informe provisional del equipo especial sobre la Unesco en el siglo XXI”, la distribución
de las riquezas en el plano mundial presenta una continuidad: de los 10 países más ricos del mundo en 1897; en 1997
recoge, salvo una excepción, los mismos países; la Inversión Extranjera Directa de las Sociedades Transnacionales se
concentró en un 63% en 1997 (frente 61% en 1988) en los países de la tríada (Japón, América del Norte y Europa
Occidental); la pobreza retrocedió en los últimos 50 años más que durante los 5 siglos anteriores; más de 3 mil millones de
individuos, es decir, más de la mitad de la humanidad, tratan de sobrevivir en la pobreza con menos de 2 dólares al día.
Visión Geopolítica de América Latina: El caso de Argentina, Brasil y Chile
4
De acuerdo a Bindé, 2.000 millones de habitantes aún están privados de electricidad; el 80% de la población
mundial todavía no tiene acceso a los medios de telecomunicación de base; sólo el 2,4% mundial tiene acceso a Internet
(26,3% en Estados Unidos, 6,9% en los demás países de la OCDE, 0,1% en África Subsahariana, 0,04% en el sur de Asia).
Todas estas desigualdades han derivado en un techno-apartheid.
5
Los principales problemas ambientales son: calentamiento del clima mundial, producto de la emisión de gases de
efecto invernadero y que ha significado un aumento de temperatura; la distribución desigual del agua, casi un 25% de la
humanidad no tiene acceso y más de la mitad de la humanidad carece de instalaciones de saneamiento adecuadas;
reducción de la capa de ozono; aumento de la desertificación; contaminación química; y el riesgo de la biodiversidad.
6
Las nuevas amenazas se relacionan con una dimensión transnacional de fenómenos vinculados al crimen
organizado, narcotráfico y la corrupción asociada a éstos: terrorismo, migración y degradación del medio ambiente; y los
conflictos étnico-nacionales y religiosos (Bermúdez, 2001:118-119).
7
Los conceptos de Globalización y Mundialización han sido utilizados indistintamente como sinónimos, sin embargo,
presentan diferencias. La globalización se circunscribe en forma restrictiva a la relación interdependiente que se produce en
el ámbito económico y financiero. El origen conceptual proviene de las escuelas norteamericanas. En cambio, la
mundialización constituye un concepto más amplio que el de Globalización, porque además de considerar el ámbito
económico-financiero, incorpora aspectos sociales, políticos, culturales e ideológicos. Su origen conceptual proviene de las
escuelas francesas.
8
Graciela Uribe, Geografía Política. Verdades y falacias de fin de milenio. México, 1996, p. 31.
Pero en definitiva, ¿qué es la geopolítica?, ¿qué hay tras estos discursos geopolíticos?,
¿dónde surge?, y ¿cómo han encontrado espacio entre los actores políticos, sociales,
intelectuales y, especialmente, militares?. Nicholas Spykman 10 , atribuyó tres significados
diferentes de manera generalizada: a) asociándola primeramente a la escuela histórico-
filosófica del III Reich cuando buscaba legitimar la edificación de un estado colocando la
fuerza al servicio de su expansión 11 ; b) la geopolítica como sinónimo de geografía política; y
c) el estudio y la planificación de una política de seguridad que no puede considerarse
independientemente de las características de la zona en la que se manifiestan las tensiones.
una guerra total. Dictará a los gobernantes una conducta diplomática o militar contraria a los
ideales universales anunciados, cuando no materializados en los hechos: respeto de los
derechos humanos, desarrollo económico en beneficio de todos, control de armamentos,
combate pacífico para lograr un nuevo orden mundial... Por último, en el sentido más amplio,
la geopolítica no sería más que sinónimo de la política de poder practicada en el ámbito de
las relaciones internacionales. En la perspectiva de Hobbes 12 sería la forma para designar
una situación permanente: los conflictos endémicos entre pueblos, el motor de sus luchas, su
finalidad, sus salidas 13 .
12
Thomas Hobbes (1588-1679), filósofo inglés, describió al hombre como un ser movido (en estado natural) por el
deseo y el temor; por lo que para vivir en sociedad, el ser humano tiene que renunciar a sus derechos, en provecho de un
soberano absoluto que hace reinar el orden: el Estado. Así teorizó sobre el Estado, apoyándose en la doctrina de los
derechos naturales y en la dependencia con las leyes de la naturaleza. Estas teorías esbozarían algunos elementos
centrales de lo que sería posteriormente la Geopolítica.
13
Citado por Pierre Gallois, Geopolítica. Los caminos del Poder. Madrid, 1992, p. 44.
14
José William Vesentini, Novas Geopolíticas. Sao Paulo, 2003, p. 15.
15
Rudolf Kjellen, “Autarquía”. En: Augusto Rattenbach (Compilación), Antología Geopolítica. Buenos Aires, 1985, p.
53.
1. Prusianismo
El análisis de estudio que comprende la Geopolítica es antiguo, ya que siempre han existido
diversas visiones respecto a la relación que se produce entre espacio, poder, recursos y la
injerencia que tienen los Estados sobre estos elementos. Efectivamente, fue una forma de
conocimiento geopolítico lo desarrollado desde la Antigüedad por soberanos como Darío I de
Persia y Alejandro Magno de Macedonia, y que les permitió estructurar sus grandes imperios;
como también lo realizado por el Inca Tupac Yupanqui, cuando viajó hasta la Polinesia con
20.0000 guerreros en balsas para buscar nuevos dominios 16 , entre tantos otros ejemplos.
En esta perspectiva, el saber geopolítico comprende una tentativa de análisis científico sobre
la importancia de los Estados en caras de su extensión, de su población y de su posición
geográfica, integradas con ideologías que procuran estimular y provocar la realización de
objetivos de expansión territorial y dominación de Estados vecinos 17 .
No obstante, el pensamiento geopolítico que se desarrolló durante los años ´20 dentro del
ámbito geográfico, tuvo estrecha relación con los conflictos políticos entre las potencias
imperialistas que, desde el siglo XIX, luchaban por asegurar la hegemonía en toda la
extensión del mundo, respaldadas en sus respectivos estados por el espíritu nacionalista 18 .
Ciertamente, el componente esencial del Estado-nación fue visto como el control de un
determinado territorio cuya propiedad era demandaba por motivos que iban desde la
tradición, la identidad racial, cultural, la religión o la lengua 19 .
Estas tendencias, por lo demás, fueron robustecidas por el liberalismo. Las revoluciones
americana y francesa abrieron una nueva era, en la que los estados nacionales se basaron
en soberanías territoriales claramente delimitadas y ejercidas por los gobiernos en nombre
de la nación. Sin lugar a duda que las disputas territoriales, característica fundamental de las
guerras entre naciones durante la mayor parte del siglo XIX, tendrían como objetivo unir
16
Hugo Ramírez, “Introducción a la Geopolítica”. En: Revista Geopolítica Hacia una Doctrina Nacional. Año VI, N°
19. Buenos Aires, 1980, p. 14.
17
Manuel Correia de Andrade, Geopolítica do Brasil. São Paulo, 2001, p. 7.
18
Hacia fines del siglo XVIII, la noción de soberanía nacional sobre un territorio bien delimitado había llegado a un
lugar prominente, no sólo en la práctica política, sino también en la teoría y en la jurisprudencia.
19
Genaro Arriagada, El pensamiento político de los militares. Santiago, 1986, p. 111.
En el caso de Alemania, los procesos históricos en relación con estos elementos fueron más
acentuados que en otros países. De partida Prusia, -surgida como producto de la unificación
del ducado del mismo nombre y del principado de Brandenburgo (siglo XVII)-, se transformó
en la siguiente centuria en un poderoso Estado militar que habría de asumir una posición
hegemónica respecto al conjunto de la fragmentada Alemania. Federico Guillermo I (1713-
1740), llamado el Rey Soldado, transformaría a Prusia en una verdadera guarnición, llegando
a gastar un tercio del producto nacional en el equipamiento militar, al tiempo que el 3% de la
población servía en las filas. El nuevo Estado terminó caracterizándose por un desmedido
culto a la guerra y transformándose en un Estado militarista 21 .
Al finalizar el siglo XVIII el estado militar prusiano llegó a tener una gran influencia entre los
estados alemanes, al tiempo que destacaba por sus conquistas territoriales y su
extraordinario poder militar. Sin embargo, los cambios producidos en Europa,
específicamente por las revoluciones que experimentaron Francia e Inglaterra, también
repercutieron en Alemania. Décadas más tarde, la invasión napoleónica reduciría a menos
de cien estados la fragmentada geografía política alemana. De esta manera, el Estado
prusiano comenzó a atravesar diversas fases, siendo la más relevante, la relacionada con los
sucesos revolucionarios de 1848-49, en que se transformó en el principal guía de las
aspiraciones democráticas y burguesas. Junto con esto, a partir de 1862, sentó las bases
para la concentración territorial que culminó con la unificación alemana en 1871. En el
20
Ídem.
21
Patricio Quiroga y Carlos Maldonado, El Prusianismo en las Fuerzas Armadas Chilenas. Santiago, 1988, pp. 17-18.
22
Ibid., p. 18.
Indudablemente, las últimas décadas del siglo XIX fueron de expansión colonial e
imperialista, puesto que Europa crecía a expensas de sus colonias. Las grandes potencias
se habían repartido Asia y África, y particularmente Francia, Inglaterra, Rusia y el imperio
Austro Húngaro presenciaban con desconfianza el ascenso vertiginoso de Alemania. Aún
más, la formación de bloques o alianzas entre las distintas potencias creó un ambiente de
23
Ibid., p. 19.
24
Ibid., p. 21.
Producto del Tratado de Versalles (1919), Alemania debió aceptar las condiciones impuestas
por los aliados: fuertes sanciones económicas, pérdidas de territorio y autonomía en sectores
estratégicos 25 . Los acuerdos adoptados en París sólo conducirían a una nueva y peor
conflagración. De hecho, en la población alemana recrudeció la cuestión nacional, cuyo
sentimiento se fortaleció producto de las pérdidas territoriales.
Asimismo, a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, la base conceptual del pensamiento
geográfico se fue desplazando de la teología de la naturaleza, -es decir, de una visión
mediatizada por el misticismo religioso premoderno y la teoría científica moderna 26 , en donde
se apuntaba a la búsqueda de las leyes de la naturaleza-, a una clara tendencia a la biología
evolucionista. Esto significó incorporar a la Geografía la concepción de unidad de la vida
orgánica, donde las sociedades eran organismos sociales que se diversificaban y
especializaban bajo la influencia del ambiente externo y de sus propias estructuras internas.
Por tanto, cada organismo vivo necesitaba un territorio, lebensraum o espacio vital, para
obtener sus medios de subsistencia. Pero, además, el crecimiento de la población llevaba a
incrementar las exigencias de estos medios, lo que obligaba a los estados a ampliar sus
territorios para la población excedente. La era industrial amplió el campo del comercio de la
industria alemana en pleno desarrollo, buscando diversas salidas que las potencias rivales le
25
Alemania tuvo que suprimir el servicio militar obligatorio; reducir su Ejército a 100.000 hombres; desmilitarizar todos
los territorios situados en el margen oriental y occidental del río Rin en una franja de 50 kms. de ancho; dejar de importar,
exportar y producir material de guerra; y limitar sus fuerzas navales a 36 buques de superficie (no se le permitió mantener
submarinos) y el personal naval a 15.000 hombres, quedándole prohibida la aviación militar. Debió pagar cuantiosas
indemnizaciones y perdió aproximadamente 71.000 kms.2 de su territorio, algo más de un 13% de sus dominios europeos.
26
Richard Peet, Modern Geographical Thought. Oxford, 1998, p. 8.
negaban. Esto orientó, finalmente, a que la clase dirigente centrara sus miradas hacia los
territorios menos poblados y menos organizados.
Como rama individualizada del tronco común geográfico, la Geografía Política (antecedente
de la Geopolítica) nació en Alemania, debido a que, según Vicens Vives (1981), los filósofos
alemanes impusieron la corriente idealista en Europa a partir de Inmanuel Kant 27 ; por tanto,
existió un desarrollo excepcional de los métodos de trabajos científico en las universidades
de aquel país desde los inicios del siglo XIX y, especialmente, en el “oscuro, íntimo y
desbordante deseo que presidió la vida del país, desde la coyuntura romántica, de dar
plenitud soberana a un Estado unitario nacional inspirado en la exagerada grandeza del
Imperio medieval germánico” 28 .
En la construcción de esta nueva disciplina y del Estado que se requería forjar, diversas
mentalidades influirían en este proceso. La creación de una cosmovisión coherente a las
ideas que fluían, comenzó con “Sentencias” (1757) de Kant en la que por primera vez se
empleó en el campo de las ciencias el concepto de Geografía Política. Este mismo autor,
posteriormente, en su obra “Ideas de una historia general desde el punto de vista universal”
llegó a la conclusión de que la Historia no era obra de los hombres, sino de la naturaleza. Es
decir, “las leyes universales de la naturaleza determinaban todas las acciones humanas”; por
tanto, la Geografía no debía ocuparse únicamente de la descripción de la naturaleza, sino
que debía ser ampliada a los aspectos etnográficos y políticos 29 . Esto permitirá a Kant
preparar la idea de una estrecha relación entre naturaleza y humanidad, en donde la
influencia de la primera sobre la segunda sería determinante; y donde legitimaba el concepto
de Estado-Nación-organismo al aplicar el biomorfismo a los fenómenos políticos y sociales 30 .
Esta perspectiva fue la que continuó Alexander von Humboldt, quien aparte de ser
considerado el padre de la Geografía Moderna, realizó importantes aportes respecto a la
27
Inmanuel Kant (1724-1804), filósofo alemán, dejó de manifiesto las pretensiones a la verdad de la metafísica
tradicional, pero conservó la vía del saber racional y del conocimiento científico, evitando cualquier abandono al
escepticismo y poniendo el valor absoluto en la ley moral. En este sentido, Kant estaba persuadido de que no podía haber
una moral sin cierta creencia en Dios o en la inmortalidad, lo que obligó a presuponer la existencia necesaria de Dios.
28
Jaime Vicens Vives, Tratado General de Geopolítica. El Factor Geográfico y el Proceso Histórico. Barcelona,
1981, p. 40.
29
Jorge Atencio, Qué es la geopolítica. Buenos Aires, 1979, p. 88.
30
Pierre Gallois, op. cit., p. 227.
Posteriormente, el filósofo Juan G. Herder, muy sensible al cambio cultural que se iniciaba en
Europa, capturó el creciente nacionalismo y romanticismo que se generaba y desarrolló un
nuevo conjunto de reflexiones en “Ideas de la filosofía de la Historia”, donde entregó nuevas
orientaciones al estudio geográfico-político por considerar la nación un ser orgánico, como
una planta de la naturaleza. Para Herder, tierra y humanidad constituían una unidad
inseparable, no sólo porque la primera era la morada de la segunda, sino por ésta era un
organismo biológico dependiente de la tierra. Su filosofía política se impregnó plenamente
de un determinismo histórico 31 . En otras palabras, para este autor la naturaleza estaba de
tal modo dispuesta, que cada etapa desarrollaba, dentro de un circuito específico de formas
superiores de vida, una cadena selectiva: la humanidad no era sino un todo diferenciado,
encontrándose dividida en razas, entre las que sobresalía la blanca. De este racismo aún
ingenuo se desprenderían las teorías acerca de la existencia de las razas superiores 32 . De
alguna forma Herder había imaginado que la nación alemana sería el lugar modelo que
uniría al pueblo alemán con la razón universal, elementos que más tarde serían recogidos
por la Geopolítica alemana.
31
Jorge Atencio, op. cit., p. 89.
32
Patricio Quiroga y Carlos Maldonado, op. cit., p. 22.
33
Ibid., p. 23.
A la configuración de esta nueva visión de mundo se incorporó la de Karl Ritter 34 , cuya obra
fue lo más inmediato a las ideas geopolíticas. Aunque logró sistematizar el pensamiento de
Humboldt, según Vicens Vives, su obra jamás poseyó el impulso creador que tendría más
tarde Friedrich Ratzel. Empero, sus enseñanzas universitarias le permitieron conformar una
generación de discípulos en que iba pesando la teoría positivista del milieu formulada por el
francés Lamarck 35 , -y elevada a dogma filosófico por Comte 36 -, así como la teoría
evolucionista de Darwin 37 , el culto al Estado por parte de Hegel 38 y el nacionalismo
romántico de Fichte 39 . En este aspecto Ritter, más que Humboldt, suministró a los futuros
geopolíticos alemanes los primeros fundamentos de la disciplina.
La obra maestra de Ritter fue los casi veinte volúmenes de “Geografía Comparada” 40 . Allí
realizó la ambiciosa tarea de describir y explicar la geografía mundial aportando una nueva
concepción: el globo no será solamente un ente inorgánico, sino que deberá ser analizado y
comprendido como un organismo (vivo). “Por sus características geográficas y su clima, una
34
Karl Ritter (1779-1859), sistematizó el pensamiento de Humboldt, por tanto, sus ideas coincidieron respecto a la
influencia que sobre la vida de las plantas, de los animales y hasta del hombre, ejercen los factores geográficos; pero
también extendió esta influencia a las condiciones históricas (Atencio, 1979:92-93).
35
Jean-Baptiste de Monet, caballero de Lamarck (1744-1829), naturalista francés, enunció por primera vez una teoría
de la evolución de las especies (transformismo), basada en el carácter hereditario de las adaptaciones morfológicas al
medio ambiente.
36
Augusto Comte (1798-1857), filósofo francés, sentó las bases del positivismo en que uno de sus principales aportes
fue el método experimental. Para Comte, las fuentes de las variaciones sociales eran la raza, el clima (factores naturales) y
la acción política (factor humano).
37
Charles Darwin (1809-1882), naturalista inglés, elaboró la teoría sobre la evolución de las especies. De hecho, en
su obra “El origen de las especies” afirmaba que “si bien el aislamiento tiene importancia para la producción de nuevas
especies, el tamaño de la zona es, en su conjunto, todavía más importante para la producción de especies de larga vida,
capaces de extenderse ampliamente” (citado por Atencio, 1979:97). Posteriormente, cuando algunos geopolíticos aceptaron
la teoría que consideraba al Estado como un ente biológico, se apoyaron en las observaciones de este naturalista en
relación con el valor del espacio como fuerza política. En consecuencia, la vida de los Estados estaría determinada por su
espacio.
38
Friedrich Hegel (1770-1831), filósofo idealista alemán, estableció una fórmula esencial para el concepto de Historia,
que consistía en un proceso de evolución constante y que alcanzaba la libertad absoluta mediante un sistema estatal
(prusianismo). Justificó que el sujeto de la Historia era el pueblo organizado en Estado, en que los principios de la moral
individual no regían y se sacrificaban en beneficio de éste. Los pangermanistas recogieron de Hegel su definición de
Estado, su concepción de derecho de las naciones y el elogio implícito a Prusia, manifestación organizada del espíritu
germánico: “La razón y la realidad manda a considerar al Estado como un todo orgánico formado por una colectividad unida
para la defensa en común del conjunto de sus bienes. A partir del momento en que se une, también los individuos que
forman esta colectividad deben constituir y mantener el poder del Estado. Este a su vez asegura la defensa y el bienestar
de sus ciudadanos... El Estado eleva al individuo, puesto que la disciplina que impone para integrarlo en él, le libra de sus
contingencias y de sus preocupaciones menores” (Gallois, 1992:186-187).
39
Johan Gottlieb Fichte (1762-1814), fue discípulo de Kant y autor de Discursos a la nación alemana. Aunque no
admitió que el medio físico pudiera determinar los caracteres nacionales, sí al menos contribuyó en algunos de sus rasgos
específicos. Entendió que el hombre es un constante creador, por ende, el alemán tiene carácter, no sufre las leyes de la
naturaleza ni el peso de la historia, ni acepta estar influido por el exterior. Así fue como Fichte ilustró la tesis de la
superioridad germánica justificando el orgullo nacional alemán y dando esperanza a un pueblo abatido por la derrota. Fue el
lejano y bien involuntario promotor del pangermanismo, de sus desviaciones raciales y del delirio homicida del nacional-
socialismo (Gallois, 1992:183).
40
El título original fue: “Los conocimientos actuales en relación a la naturaleza y a la historia de los hombres o
conjunto y comparación de dichos conocimientos como bases seguras para el estudio y enseñanza de las ciencias físicas o
históricas”, posteriormente se abrevió en “Geografía Comparada”.
En este contexto, Friedrich Ratzel publicó “Leyes del crecimiento territorial” (1896) y
“Geografía Política” (1897) donde formuló la importancia de la integración territorial germana
y la peligrosa debilidad que enfrentaba una nación fragmentada incapaz de alcanzar el
espacio vital requerido para su desarrollo 44 , ya que durante la primera mitad del siglo XIX los
alemanes, al buscar su espacio político, consideraban la frontera como una división
frecuentemente arbitraria y siempre temporal. Es por esto que Ratzel definió la “frontera
como una banda de terreno más o menos larga e imprecisa, pues no veía en la naturaleza la
representación cartográfica de las fronteras… los mapas no son más que una abstracción, la
zona fronteriza es la realidad” 45 y expuso sus siete leyes sobre la expansión de los Estados,
también denominadas leyes de los espacios crecientes.
Para Ratzel el espacio no era un mero vehículo de las fuerzas políticas, sino en sí mismo una
fuerza política de primera importancia. Cada una de las leyes apuntó en esta línea de
análisis, en donde la 4ª, 5ª y 6ª ley formaron la esencia de lo que sería la Geopolítica en las
décadas posteriores y hasta el día de hoy. Respecto a la 4ª ley, “la frontera es un órgano
41
Pierre Gallois, op. cit., pp. 231-232.
42
Jorge Atencio, op. cit., p. 93.
43
Jaime Vicens Vives, op. cit., p. 43-44.
44
Graciela Uribe, op. cit., p. 91.
45
Pierre Gallois, op. cit., p. 80.
El pensamiento de Ratzel, sería seguido por Rudolf Kjellen, autor del neologismo. Para
Kjellen la esencia del Estado como organismo se componía de elementos jurídicos y
elementos de fuerza; como toda vida social existente sobre la tierra consistía “no sólo en la
moralidad, sino también en deseos orgánicos... los Estados, tal como podemos seguir su
curso en la historia y tal como nos movemos entre ellos en el mundo de las realidades, son
seres materiales-racionales, exactamente igual que los seres humanos” 48 . Por tanto, un
sistema de gobierno para conseguir un Estado pleno de vitalidad – asimilado a un organismo
vivo, según la tesis de Ratzel -, debía poner en práctica cinco políticas complementarias y
convergentes: la Ekonopolitk, la Demopolitik, la Sociopolitik, la Kratopolitik y, para conducir al
éxito su expansión natural, la Geopolitik 49 . Eran “cinco elementos de la misma fuerza, cinco
dedos de la misma mano, trabajando juntos en la paz y luchando juntos en la guerra” 50 .
En medio de estas corrientes de pensamiento surgirían también con fuerza las concepciones
racistas, siendo uno de sus principales exponentes Houston Stewart Chamberlain, autor de
“La Génesis del siglo XIX” (1898), un texto que argumentaba que, tras la fragmentación
política y territorial, era preciso destruir el dogma de la igualdad de los hombres instaurado
por el catolicismo y demostrar que no hay igualdad ni entre los hombres ni entre las razas.
46
Citado por Pierre Gallois, op. cit. p. 238-239.
47
Richard Peet, op. cit., p. 9.
48
Federico Marull, “Geopolítica”. En: Revista Terra Australis, Nº 21. Santiago, 1971, p. 32.
49
Pierre Gallois, op. cit. p. 35.
50
Genaro Arriagada, op. cit., p. 122.
Por la pureza de la raza, el germano era superior, pero el judío también pertenecía a una
raza pura, por tanto, sería el único que en el terreno racial podría dirigirse contra el ario; de
ahí que estas dos razas serían inconciliables, inasimilables. Chamberlain dedicó casi
doscientas páginas del Tomo I de la Génesis al estudio de la cuestión judía y a los peligros
que presentaban para los germanos el judaismo. Se esforzó en demostrar que la
superioridad de una raza no dependía únicamente de su pureza, sino que un pueblo podía
seleccionar su raza. Los alemanes, al no haber padecido tanto como las otras poblaciones
europeas el caos étnico meridional, igual que los nórdicos que los rodeaban, serían más
aptos para la purificación 51 .
Tras el término de la I Guerra Mundial y la firma del Tratado de Versalles, en que Alemania
quedó profundamente afectada por las duras condiciones impuestas por los países aliados,
dio lugar a la aparición de grupos nacionalistas y a la reactivación del pensamiento
geográfico político desarrollado a fines del siglo XIX y los principios filosóficos del Estado
como organismo vivo. En este clima intelectual de la República de Weimar, los argumentos
del General Karl Haushofer 52 sobre la inevitabilidad de la expansión territorial alemana a
expensas de la guerra y el fundamento de políticas racistas, encontraron una gran acogida
en el gobierno de Adolfo Hitler 53 . Haushofer difundió sus ideas a través de Zeischrift für
Geopolitik (Revista de Geopolítica) 54 , publicada en Alemania entre 1924-1944, y que en
América del Sur ciertos pensadores, especialmente militares, reprodujeron o adaptaron a las
realidades locales 55 . Incluso Everardo Backheuser, oficial brasileño educado en Alemania y
51
Pierre Gallois, op. cit. p. 196-197.
52
El General Haushofer (1869-1946) después de su participación en la I Guerra Mundial, se transformó en profesor
de Geografía Política e Historia Militar en la Universidad de Münich. Su concepción geopolítica estuvo fuertemente
influenciada por concepciones socialdarwinianas (determinismo) y el pensamiento de Ratzel (Núcleo Vital).
53
Graciela Uribe, Geografía y Sociedad. Exploraciones en Compromisos y Propuestas Actuales. México, 1998, p.
37.
54
Esta revista contó con la colaboración de varios intelectuales: militares, geógrafos, cientistas políticos, historiadores
y economistas, siendo algunos renombrados profesores universitarios. Pasó de un tiraje inicial de mil ejemplares por mes,
en 1924, a más de cinco mil en los años ´30 y cerca de un cuarto de sus lectores fueron suscriptores del exterior. A partir de
1931, cuando la línea editorial hizo eco de la ideología nacional-socialista, algunos de los colaboradores originales se
negaron a seguir participando. Esta revista abordó temas como el “espacio vital” para la nación alemana, especialmente en
Europa Central, un nuevo orden europeo o mundial de ideas, la superioridad de la raza aria o su destino, etc. (Vesentini,
2003:20-21).
55
Según Barbosa da Silva (2003), el Museo Paulista de la Universidad de Sao Paulo contó con la mayor parte de las
publicaciones Zeischrift für Geopolitik que llegaron al país; sin embargo hasta la fecha no se ha encontrado ningún número
de la década de 1940; aunque advierte el hecho de que pudieran existir colecciones completas, sin estar debidamente
catalogados, en otras bibliotecas brasileras. Tras la guerra, este material representó un vínculo explícito con el nazismo. En
Haushofer fue el primero en esbozar una concepción geopolítica global ideal, producto de la
posición de su país (cercana al corazón de Eurasia, el heartland de Mackinder 57 ), igualmente
abogó por una alianza con Rusia (de tradición política y militar prusiano) y con las potencias
del extremo oriente, China y, particularmente, Japón. De hecho, Haushofer les auguró un
gran porvenir y decisivo por su localización en el Océano Pacífico, postulado que, además,
ejercería una gran influencia en el pensamiento geopolítico de Argentina, Brasil y Chile. A
partir de esta visión global, Haushofer dividió el mundo en cuatro bloques o zonas
continentales: una zona de influencia alemana, que abarcaría Europa (menos Rusia), África y
Oriente Medio; una zona de influencia norteamericana (continente americano); una zona de
influencia rusa (Rusia más el sur de Asia, o sea una salida para el océano Indico; y una zona
de influencia japonesa (extremo oriente, sudeste asiático y Oceanía) 58 .
Si bien es cierto que el general Karl Haushofer fue presentado como la eminencia gris de
Hitler o el jefe del espionaje mundial nazi, por parte de la prensa anglosajona, en realidad él
fue parte de un exaltado clima nacionalista (1918 a 1933) por recuperar la potencialidad
alemana en Europa y otorgó a la geopolítica la finalidad mística de cimentar en cada alemán
el amor al suelo y a la patria. Este amor evitaría en el futuro que cayera presa de un
cosmopolitismo moral o político corruptor y haría de Alemania un cuerpo capaz de resistir los
más fieros embates y no de aquella Alemania vendida, deshecha, ebria de derrotismo,
miserablemente arruinada en el espíritu que él había encontrado al regresar en 1918. En
definitiva: un ideal conservador, posiblemente reaccionario y aristocrático, pero no dispuesto
a preparar el camino a la agresión hitleriana en Europa, ni tampoco a legitimar las
Chile no se encuentran catalogadas dichas publicaciones tanto en las bibliotecas de la Universidad de Chile como de la
Pontificia Universidad Católica de Chile, las instituciones más antiguas del país.
56
Citado por Genaro Arriagada, op. cit., p. 158.
57
Halford Mackinder (1861-1947), geógrafo inglés, se apoyó en las leyes de gravitación newtonianas y señaló al
Imperio Británico, ya en crisis frente a los poderes mundiales emergentes, las alianzas que debían construir para no perder
totalmente sus posiciones hegemónicas. A través de la teoría del heartland (tierra-corazón o corazón continental), indicó
que las áreas terrestres del planeta conforman en sus dos terceras partes una verdadera “isla mundial” (África y Eurasia: un
solo continente), que está rodeada por cinco océanos y que componen un sólo “océano mundial” y rodeado de numerosas
islas próximas, “creciente interior marginal”, tales como Gran Bretaña, Indonesia, Filipinas, Formosa y Japón. Más allá del
gran océano estarían situadas las islas exteriores, “creciente insular exterior”, representadas por América, Australia y
Antártica. Para Mackinder “quien domine el este europeo domina el heartland; quien domine el heartland domina la isla
mundial y quien domine la isla mundial, domina el mundo” (Marull, 1971:34-35). De este modo, condensó su visión
geopolítica del mundo, la que ejerció gran influencia en la geopolítica alemana. No obstante, no visualizó la importancia que
adquiriría Estados Unidos en décadas posteriores.
58
José William Vesentini, op. cit., p. 21.
equivocaciones de la política nacional e internacional del III Reich 59 , como por ejemplo, la
invasión a Rusia. Esto significó para él que en los últimos años del gobierno de Hitler fuera
perseguido y encarcelado 60 . Finalmente, Haushofer acabó suicidándose con su esposa en
1946.
1. Orígenes Históricos
América Latina presenta una complejidad geopolítica que data desde los tiempos de las
grandes conquistas territoriales. Según Haushofer, la carencia de dominio del espacio fue
una de las desafortunadas herencias que los estados sudamericanos recibieron de la madre
patria 63 ; a esto se sumaron las imprecisas delimitaciones entre las numerosas
gobernaciones, audiencias, capitanías y virreinatos a través de los cuales se administraban
las colonias españolas.
En las raíces de las disputas territoriales estaba el antagonismo que separaba a España de
Portugal, las potencias imperiales litigantes en América del Sur. Posteriormente al Tratado
59
Jaime Vicens Vives, op. cit., p. 50.
60
Karl Haushofer estaba casado con una judía y su hijo fue asesinado por la Gestapo por haber participado, junto con
algunos militares e intelectuales, en el atentado contra Hitler.
61
Citado por Genaro Arriagada, op. cit., p. 159.
62
Uribe, op.cit., Geografía y Sociedad. Exploraciones en Compromisos y Propuestas Actuales, p. 37.
63
Karl Haushofer, “Poder y Espacio”. En: Augusto Rattenbach (Compilación), op. cit., p. 88.
de Tordesillas (1494), que determinó la extensión de los territorios divididos, ambas naciones
se embarcaron en campañas de descubrimiento y ocupación de territorios no explorados que
no estaban adecuadamente reconocidos y que tampoco aparecían en los mapas. Así,
importantes territorios constituyeron fuentes de conflictos, especialmente en la zona de
Misiones y en el estuario del Río de la Plata, en que ocurrieron frecuentes encuentros
armados entre españoles y portugueses durante la época colonial 64 .
En efecto, el interés de ambos países por el control del estrecho de Magallanes, el canal de
Beagle y el cabo de Hornos y, particularmente, el anhelo de extender los dominios sobre el
cuadrante sudamericano de la Antártica por razones geopolíticas, tuvo sus orígenes en la
colonia y en la herencia de límites territoriales vagamente definidos. Esta situación fue lo que
ocurrió con los límites coloniales de los virreinatos del Perú y del Río de la Plata y del Reino
de Chile, que impulsaron disputas territoriales y limítrofes que han dificultado las relaciones
entre Bolivia y Chile, Argentina y Chile y Bolivia y Paraguay desde el siglo XIX 65 .
Tras la independencia, los conflictos no sólo prevalecieron sino que se agudizaron con la
Guerra de las Provincias Unidas del Río de la Plata contra Brasil (1825-1828); Guerra entre
Chile y la Confederación Perú-Boliviana (1836-1848); Guerra no declarada entre Argentina y
Brasil por el Uruguay (1843-1852), Guerra de la Triple Alianza que significó el aniquilamiento
de Paraguay por todos su vecinos (1865-1870) y que tuvo como resultado un genocidio casi
completo 66 ; Guerra del Pacífico, Chile contra Perú y Bolivia (1879-1883); y la Guerra del
Caucho o del Acre, 1900-1903, (Brasil contra Bolivia). Producto de esto se produjeron
transferencias masivas de territorio. Brasil continuó su expansión hasta comienzos de 1900
64
César Caviedes, “Aparición y desarrollo de doctrinas geopolíticas en los países del Cono Sur”. En: Phillip Kelly y
Jack Child, Geopolítica del Cono Sur y la Antártida. Buenos Aires, 1990, pp. 13-14.
65
Ibid., p. 15.
66
Esta guerra significó que de una población superior al millón trescientos mil habitantes antes de la guerra, no
quedaran más de doscientos mil. Esta situación derivó en la autorización de la poligamia para repoblar el país.
y ganó territorio a costa de la mayor parte de sus vecinos. Argentina a expensas de Bolivia,
Chile y Paraguay. Chile forzó el desmembramiento de la Federación Bolivia-Perú y más
tarde, en la Guerra del Pacífico, se apoderó de territorios de ambos países 67 .
Según Coutau-Bégarie (1988), “no habría debido existir al sur del Caribe más que dos
ribereños americanos del Atlántico: la Argentina, heredera del antiguo Virreinato del río de la
Plata, y el Brasil, continuidad del Imperio portugués. Los particularismos locales y la
diplomacia británica decidieron otra cosa. Fiel a su máxima tradicional “divide and rule”, la
Gran Bretaña favoreció el nacimiento del Uruguay, menos como estado tapón entre dos
potencias naturalmente antagonistas que como medio de quitar a la Argentina el control de
las dos riberas del Plata, y evitar que sólo dos países se dividieran la costa americana del
Atlántico Sur. De la misma manera, el Reino Unido ha alentado la expansión de Chile hacia
el Sur a fin de impedir el dominio argentino de la ruta de Hornos, que tenía entonces un
carácter vital para el poder marítimo”.
67
Howard Pittman, “Armonía o discordia: El efecto de la democratización sobre geopolítica y conflicto en el Cono
Sur”. En: Phillip Kelly y Jack Child, Geopolítica del Cono Sur y la Antártida. Buenos Aires, 1990, p. 32.
68
César Caviedes, op. cit., p. 17-18.
69
La fórmula triángulo ABC fue desarrollada por Nicholas Spykman, quien había visualizado claramente el choque
entre estas potencias. En posición central, Argentina enfrentaba a Brasil, al que suponía con ambiciones hegemónicas; y
por el otro a Chile, que deseaba acceder al Atlántico, pero con una posición defensiva. En la época de Spykman, ABC no
era solamente el resultado de un orden alfabético, sino también una jerarquía de poder (Coutau-Bégarie, 1988:126).
En Latinoamérica la geopolítica fue cultivada activamente desde los años ´30 en círculos
militares, siendo Brasil pionero por la participación de Everardo Backheuser en Zeischrift für
Geopolitik y por haber traducido en 1925 un ensayo titulado “La Política y la Geopolítica
según Kjellen” 70 . Este hecho incidió en que la Escuela Geopolítica Brasileña sea hasta hoy
la más significativa e influyente de la región y que sirviera de modelo para otros países
permitiendo una fuerte reactivación del pensamiento geopolítico, especialmente en Argentina
y Chile.
Fue indudable que tras la II Guerra Mundial la geopolítica entró en una crisis hasta la década
del ´70 en que vivió una especie de ostracismo, puesto que los vencedores la identificaban
con los vencidos (nazismo alemán o fascismo italiano o la política expansionista de Japón
antes de la guerra) 72 y no recomendable de estudiar en el ámbito académico. Sin embargo,
ciertas escuelas geopolíticas vinculadas más bien a las fuerzas armadas - como las de
Brasil, Chile y Argentina - continuaron produciendo y reproduciendo muchos de sus
postulados que sirvieron de base para las políticas territoriales de sus estados. Ciertamente
la presencia militar en el pensamiento geopolítico sudamericano ha sido fundamental, ya que
algunos han podido incidir directa o indirectamente en las políticas de gobierno. Entre los
militares argentinos se podría incluir a Segundo Storni, Juan Domingo Perón, Justo Briano,
Fernando Milia, Jorge Atencio, Osiris Villegas y Alberto Casellas. Entre los brasileños a
Mario Travassos, Lisyas Rodrígues, Ribeiro da Graca, Everardo Backheuser, Manoel
70
Genaro Arriagada, op. cit., p. 158.
71
Entre los geógrafos figuran Wanderley Messias da Costa, José William Vesentini, André Martin, Demétrio Magnoli,
Manoel Correia de Andrade y Bertha Koiffman Becker (Evangelista, 2000:4).
72
José William Vesentini, op.cit., p. 25.
Según Arriagada (1986), los geopolíticos del cono sur aceptaron las concepciones
organicistas del Estado, es decir el Estado como un organismo vivo en que Ratzel, Kjellen y
Haushofer fueron los principales influyentes teóricos en las nuevas concepciones que se
elaboraban; empero, no aceptaron del mismo modo la concepción explícita de la necesidad
de guerra para nuevas conquistas territoriales. A rasgos generales, la situación de la región
se habría restringido a problemas limítrofes específicos, lejos de considerar el crecimiento de
los Estados en términos de la expansión de las fronteras, como argumentaba la geopolítica
alemana.
Si bien hubo una menor dimensión de los conflictos, la influencia de la geopolítica alemana
persistió, ya que según el coronel Marcos López, ex Profesor de la Academia de Guerra del
Ejército, en su ponencia “El pensamiento Geopolítico en Latinoamérica”, “… las
imprecisiones fronterizas, los extensos espacios vacíos e inexplorados y los ánimos
revanchistas de recuperación territorial eran, además, los clásicos problemas geopolíticos de
la conformación de Estados vivientes. Por tanto, en este escenario la geopolítica era
prácticamente la única disciplina intelectual que, sustentada en una base teórica, hacía
posible el estudio de las interacciones entre los Estados... Aún más, los geopolitólogos
sudamericanos no se sintieron aludidos por la moderna Inquisición que surgió después de la
73
Marcos López, El Pensamiento Geopolítico en Latinoamérica. Santiago, 199?, p. 13-15.
74
Tras el conflicto entre Perú y Ecuador en 1941, se han desarrollado una serie de confrontaciones de menor
importancia en 1981, 1983 y 1995. En tanto Chile y Argentina estuvieron al borde de la guerra en 1978.
II Guerra Mundial y continuaron sus estudios. ¿Por qué habían de abandonar la geopolítica
si hacía más tres décadas que la desarrollaban en forma totalmente independiente de los
intelectuales alemanes? Por lo demás, aunque Latinoamérica terminó por declarar la guerra
o romper relaciones con el Eje, esa fue una decisión que costó bastante y en algunos países
-especialmente Chile y Argentina- hubo amplios sectores que miraban con simpatía, al
menos con comprensión, lo que se entendía como la causa reivindicatoria del pueblo
alemán. Esa era, entonces, otra razón para hacer caso omiso a los dictados anglosajones”.
Esta decisión significó que Argentina tuvo que enfrentar una grave crisis económica. Como
consecuencia de la ruptura del comercio con Alemania, el tráfico se redujo en dos tercios
entre 1939 y 1942. Faltas de medios, sus fuerzas armadas no pudieron mantener su
potencial, mientras que Brasil se beneficiaba con la ley de préstamo y arriendo (con 361
millones de dólares, que constituía las tres cuartas partes de la ayuda acordada para
América Latina durante la guerra) y una corriente de intercambio y de inversiones que
aceleró su desarrollo 76 . Treinta años después de la guerra, Brasil se transformaba en la
principal potencia del cono sur y con ello, cambiaba el mapa geopolítico de la región.
A partir de entonces las pretensiones geopolíticas oceánicas de Argentina y Chile fueron más
débiles que las doctrinas geopolíticas de Brasil: éstas enfatizaron el uso geoestratégico del
espacio continental sudamericano. De este modo, Brasil perseguirá una política de
75
Estados Unidos ofreció en 1937 a Brasil siete viejos destructores en signo de buena armonía. Ante las protestas
argentinas la oferta fue retirada. En esos años el gobierno argentino entendía que podía y debía tratar con los Estados
Unidos de igual a igual. Todavía en 1942, Nicholas Spykman podía escribir “los argentinos están determinados a hacer de
su país el más importante del continente austral como lo son los Estados Unidos en el Hemisferio occidental” (Coutau-
Bégarie, 1988:122).
76
Hervé Coutau-Bégarie, Geoestrategia del Atlántico Sur. Buenos Aires, 1988, p. 123.
proyección continental, en tanto Chile y Argentina competirán por el dominio del extremo sur
del continente y por el control de los pasajes bioceánicos 77 .
77
César Caviedes, op. cit., p. 22.
78
Howard Pittman, op. cit., p. 33.
79
Tras el término de la II Guerra Mundial, la geopolítica norteamericana se sustentará a través de la Doctrina de
Seguridad Nacional y que tendrá gran incidencia en América Latina, particularmente después del triunfo de la Revolución
Cubana. A través de esta doctrina, los países de la región fueron partícipes de la confrontación Este-Oeste y en la que se
definió como enemigo interno aquellos que propiciaban ideas pro-soviéticas.
Por tanto, la relación entre geopolítica y conflicto que se ha presentado en América del Sur
se ha extendido, porque los estados interesados disputan recursos, territorios e influencias.
En síntesis, se han podido visualizar cuatro tipos básicos de conflictos: a) disputas
territoriales y limítrofes ya históricas; b) disputas sobre espacios vacíos (áreas subpobladas y
subdesarrolladas dentro de un país determinado), que pudieran quedar vulnerables ante la
inmigración e inversión extranjera 80 ; c) los reclamos nacionales por las islas extra-costeras,
la Antártica, y el propio mar 81 ; y d) la disputa por los recursos hídricos continentales.
Indudablemente que los cuatro conflictos mencionados tienen gran relevancia para la región,
pero el que está generando mayor preocupación, porque forma parte de una problemática
mundial, es aquel relacionado con los recursos hídricos. Durante el siglo XXI, la demanda
mundial de agua crecerá más rápidamente que la población en la mayoría de las regiones,
contrariamente a la tendencia que se observó durante la segunda mitad del siglo XX. Se
prevé que las futuras crisis del agua - denominada oro azul- podrían generar guerras durante
el siglo XXI. Efectivamente hoy la falta de agua amenaza a 26 países, a los que podrían
sumarse otros 6 en 2010, y su demanda aumentó considerablemente en estos últimos 20
años por la excesiva urbanización: la población urbana mundial está incrementándose a un
ritmo dos a tres veces superior que el de la población rural 82 .
A escala mundial, América del Sur representa la segunda reserva de agua mundial con 36,9,
metros3/año/persona 83 . Así, la región sudamericana está siendo considerada de gran interés
por parte de las empresas trasnacionales y las grandes potencias, ya que posee los ríos
Amazonas, Orinoco, Sao Francisco, Paraná, Paraguay y Magdalena, que transportan más
del 30% de agua superficial continental del mundo 84 , y por contar con una de las mayores
reservas de agua dulce subterráneas del mundo: el Sistema de Acuífero Guaraní. Este
sistema - que podría abastecer por siglos a 360 millones de personas - presenta una
superficie de 1.195.700 Km.3: un 70% corresponde a Brasil, un 19% a Argentina, un 6% a
80
El ejemplo que mejor describe esta situación fue lo que aconteció con Douglas Tompkins y el Parque Pumalín al
sur de Chile.
81
Howard Pittman, op. cit., p. 33.
82
Jérôme Bindé, Informe Provisional del Equipo Especial sobre la UNESCO en el Siglo XXI [en línea]. Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Disponible en: <http://unesdoc.unesco.org/images/
0011/001196/1196 99s.pdf>.
83
Las mayores reservas de agua se encuentran en: Oceanía (53,7 metros3/año/persona), América del Sur (36,9),
América del Norte (16,8) y Europa Occidental (1,7) (Novaes, 2002:X).
84
Jémisson Mattos, “Situación de los recursos naturales en América Latina. Recursos de Agua Dulce” [en línea].
Lista de Discusión Geográfica Brasilera. Disponible en: http://groups.yahoo.com/group/ listageografia/messages.
IV. Argentina
1. Albores Geopolíticos
En Argentina los disensos entre Buenos Aires y las restantes provincias que otro tiempo
habían sido partes integrantes del Virreinato del Río de la Plata culminaron con la separación
de Uruguay, la independencia de Paraguay, la pérdida de las Malvinas y una ocupación
anticipada de Chile en el estrecho de Magallanes; pero también llevaron al país a sucesivos
periodos de anarquía y dictadura que perduraron hasta la caída de Juan Manuel de Rosas en
1852.
85
Esta guerra significó el enfrentamiento de Paraguay con las fuerzas de la Triple Alianza, formada por Argentina,
Brasil y Uruguay. La guerra civil uruguaya entre el Partido Blanco y el Partido Colorado fue el detonante. Brasil invadió
Uruguay en apoyo de los colorados, mientras que los blancos lo obtuvieron de Paraguay. Argentina se hizo partícipe al no
permitir el tránsito de las tropas paraguayas por su territorio. Como consecuencia, Paraguay le declaró la guerra el 18 de
marzo de 1865, mientras que Brasil, Argentina y Uruguay firmaron el 1 de mayo un tratado contra Paraguay. El Ejército
paraguayo fue definitivamente derrotado en 1870, sufriendo su país los mayores efectos: su población se vio reducida a
menos de una cuarta parte.
86
César Caviedes, op. cit., p. 17.
Al igual que en la mayoría de los países latinoamericanos, los albores de una concepción
geopolítica se generaron paralelamente con la organización interna y delimitación fronteriza
de los nuevos estados. En efecto, en los postulados del General José de San Martín no sólo
se visualizó un accionar militar sino también amplios conocimientos geográficos y un sentido
práctico de su utilización, tal como quedó demostrado en las campañas que culminaron con
la independencia de Chile y Perú. También se apreció en los proyectos de grandeza virreinal
del dictador Juan Manuel Rosas, especialmente en su intento de ocupar Montevideo, como
también en los estudios de Juan Bautista Alberdi, quien tras la caída de Rosas (de quien
fuera opositor) redactó las “Bases y puntos de partida para la organización política de la
República Argentina” (1852), que inspiró la constitución de 1853 87 . En ese documento
también se abordaron temas sobre la defensa del libre comercio, la libre navegación de los
ríos, la exaltación de la industria como base del progreso y se insistió en la necesidad de la
inmigración (“gobernar es poblar”) de origen nórdico 88 . Declarada la Guerra de la Triple
Alianza Alberdi escribió varios folletos contra el imperio brasileño que aparecieron reunidos
bajo el título “El Imperio del Brasil ante las democracias de América”, a pesar de que junto a
Argentina participaba de esta alianza. La rivalidad histórica por alcanzar la hegemonía
sudamericana por parte de ambos países sería motivo de críticas al interior de diversos
círculos intelectuales y políticos.
87
Esta nueva constitución permitió la creación de la Confederación Argentina con la aceptación de todas las
provincias - a excepción de Buenos Aires que lo hizo en 1859 –. Esta confederación terminó sus funciones con las
elecciones de 1862, que dio origen a un nuevo gobierno nacional, verdaderamente formal y con Buenos Aires como capital
provisoria.
88
Alberdi a mediados de 1840 había escrito el ensayo “Acerca de la acción de la Europa en América” donde
desarrolló sus primeras ideas sobre la necesidad de una política inmigratoria pensando en las razas europeas más
avanzadas, debido a sus deslices ideológicos (propios de la época) sobre el concepto de ineptitud racial aplicado a la
población indígena.
89
Citado por Marcos López, op. cit., p. 6.
Entre los años `30 y `40 fue evidente que los pensadores geopolíticos argentinos fueran
seguidores muy cercanos a las ideas de Karl Haushofer y sus discípulos, debido al proceso
de prusianización iniciado por el ejército argentino en 1898 que significó la presencia de
profesores alemanes, instrucción en idioma alemán (desde 1905), prestación de servicios de
oficiales argentinos en el ejército alemán y estudios de perfeccionamiento en Alemania 90 .
Expresión de estas ideas fue el texto del coronel Juan Julio Cernadas, “Estrategia Nacional y
Política de Estado” (1938), en que compartía la visión organicista del estado como el “…
cuerpo político de la nación, verdadero organismo viviente y, por lo tanto, sometido a las
leyes que rigen el desenvolvimiento y perfección de lo humano, en lo biológico y lo moral…
Los pueblos a través de sus estados se encuentran en constante lucha por conquistar un
mejoramiento y poder cada vez mayor; lo que hoy como ayer, se lo hace generalmente en
detrimento de los más débiles o menos prevenidos; es decir, de los menos aptos para
defenderse…. El estado… como organismo moral y viviente, su detención es expresión de
muerte”. En esta misma línea de pensamiento se sumó el libro de Jorge Jasón y Luis
Perlinger (1948) en que resaltaron las ideas de la Kjellen y Haushofer, especialmente en
relación a sus teorías sobre el espacio y la política de poder 92 .
90
Félix Luna, De Perón a Lanusse, 1943-1973. Citado por Genaro Arriagada, op. cit., p. 140.
91
Marvin Goldwert, Democracy, Militarism and Nationalism in Argentina, 1930-1966. Citado por Genaro Arriagada,
op. cit., p. 141.
92
Citado por Genaro Arriagada, op. cit., p. 141-143.
no dejarse influir absolutamente por doctrinas foráneas que, si bien podían ser justificadas en
otras partes del mundo, no eran del todo valederas para el país.
A partir de los años ´50 los cambios institucionales fueron favorables a la Armada lo que hizo
incrementar la toma de conciencia del valor del espacio marítimo y de sus recursos
pesqueros. Pero, también, tras el fortalecimiento de Brasil, Argentina quedó bloqueada por
el Norte lo que obligó a centrar sus miradas hacia el Atlántico, debido a la importancia
estratégica que adquiriría en el contexto de la Guerra Fría. Así fue que sus geopolíticos
desarrollaron la concepción de Argentina como país bicontinental (América y Antártica) y
bioceánica (Atlántico y Pacífico) que tomaría mayor impulso en los años ´70 con el régimen
militar al esbozar una vasta maniobra en el triángulo Río de la Plata-Malvinas-Beagle que los
argentinos llamarían Mar Argentino (denominación que no ha sido reconocida
internacionalmente) con un doble objetivo: controlar la ruta del Cabo de Hornos y consolidar
93
Carlos Fayt, Naturaleza del Peronismo. Citado por Genaro Arriagada, op. cit., p. 144.
su reivindicación sobre la Antártica 94 . De este modo, entrarían en conflicto con Chile y con
Inglaterra.
En lineamientos generales, para Storni, la política naval era, “ante todo, una acción de
gobierno; pero es indispensable para que tenga nervio y continuidad, que sus objetivos
arraiguen en la nación entera, que sean una idea clara, un convencimiento de las clases
dirigentes y una aspiración constante de todo el pueblo argentino”. En 1916 pronunció dos
conferencias, la primera sobre 'Intereses argentinos en el mar', que luego tomó forma de libro
y la segunda se refirió a aspectos políticos y estratégicos que, posteriormente, las
desarrollaría en su “Manual de Geoestrategia”. A estas obras se sumarían los “Trabajos
hidrográficos y límite argentino en el Canal de Beagle” (1905), “Balística y explosivos para la
marina de guerra” (1908), “Proyecto del régimen del mar territorial” (1911) y “El mar territorial”
(1926) 95 .
Junto a Storni, se incorporarían décadas más tarde los trabajos de Jorge Atencio, Fernando
Milia y Gustavo Cirigliano 96 que revitalizarían nuevamente la vocación marítima, pero que
sería más bien en respuesta a la acción de Brasil que había incorporado a sus programas
geopolíticos el interés por convertirse en potencia del Atlántico Sur. En efecto, Perón en su
94
Hervé Coutau-Bégarie, op. cit., p. 145.
95
Emilio Corbière, “Una conciencia marítima nacional: Segundo R. Storni” [en línea]. En: Argenpress. Info. Perfiles.
Disponible en: <http://www.argenpress.info/perfil.asp?num=000069>.
96
César Caviedes, op. cit., p. 25.
retorno al poder en 1973 trató de esbozar una alianza con los países hispánicos en contra de
la hegemonía brasileña, pero su muerte impidió materializar esta tentativa.
En medio de estos postulados marítimos surgiría uno de los más importantes autores
argentinos: Jorge Atencio, quien volverá a reivindicar la geopolítica (aunque distante de la
alemana), pero en torno a resaltar los factores históricos y geográficos que dan forma a
Argentina, puesto que éstos no justificarían sobrepasar las fronteras más que “… para dar
libertad a otros pueblos o para sostenerla, sin pretender nunca conquistas territoriales…”. No
obstante, agregaría que, “…debemos seguir una política destinada a valorizar nuestro
patrimonio espacial y a conservar intangible la soberanía sobre nuestra jurisdicción terrestre,
marítima y área, preconizando, como únicas ambiciones espaciales, el reconocimiento de
nuestros derechos a la posesión de las Malvinas y la delimitación definitiva del sector
antártico argentino” 98 .
97
Citado por Howard Pittman, op. cit., p. 33.
98
Jorge Atencio, op. cit., p. 165.
argentinos, que formularía, por una parte, una concepción geopolítica interna basada en las
doctrinas de seguridad nacional, y por otra, una concepción organicista del estado
impregnada incluso en las propias relaciones internacionales, ya que había que entender que
la lucha de las sociedades humanas por la supervivencia sería indefinida y periódicamente
implacable y que el éxito “ha sido siempre de los más fuertes”. En esta lucha por sobrevivir,
existirían cuatro elementos fundamentales: un proyecto nacional, una élite nacional, un líder
y una “dinámica social que lo acate y ejecute”. Y respecto a las fronteras indicaría que “una
compulsión de mapas geográficos permite advertir algo así como que un plan maestro, una
suerte de intuición geopolítica ha guiado el crecimiento territorial de algunos Estados del
continente sudamericano (Brasil y Chile) e, inversamente, la segregación territorial en
otros” 99 . Con postulados relativamente similares al de Villegas se debe mencionar a Juan
Guglialmelli, quien también circunscribirá su análisis geopolítico a la realidad interna del país,
otorgándole una menor relevancia a los problemas fronterizos. En esta perspectiva, indicaría
que la cultura nacional (espiritual y material) constituye una “verdadera frontera interior” y que
en las guerras modernas, la mayor presión recae sobre ella, de ahí su peligrosidad 100 .
99
Juan Guglialmelli, Geopolítica en la Argentina. Citado por Genaro Arriagada, op. cit., p. 151-152.
100
Genaro Arriagada, op. cit., p. 150.
101
Augusto Rattenbach “Política, Estrategia y Geopolítica”. En: Revista de Geopolítica, Nº 1, octubre, 1975. Citado
por Genaro Arriagada, op. cit., p. 154.
las islas subantárticas Georgias del Sur, Sandwichs del Sur y Orcadas del Sur. Estos ejes
fueron las arterias principales de una Argentina continental que pivotearía sobre el Río de la
Plata y la Pampa, una Argentina marítima que se extendería entre las islas subantárticas, las
islas Malvinas/Falkland y la costa argentina y una Argentina antártica, que incluiría el sector
hacia el cual se proyectaría la Argentina marítima 102 . Indudablemente muchas de estas
acciones no han podido ser materializadas, pero se han mantenido en los discursos de
algunos militares, políticos y diplomáticos, primordialmente en lo que respecta a las islas
Malvinas, donde persisten, pese a haberlas perdido en una guerra (1982), en identificarlas a
través de los atlas argentinos como parte del territorio argentino.
V. Brasil
Desde el Brasil imperial hasta la época republicana, estadistas de renombre como Mario da
Silva Paranhos, Irineu de Souza, Teogilo Ottoni, José Bonifacio, Alexandre de Gusmao,
Soares de Souza y el vizconde de Rio Branco 103 tuvieron una gran responsabilidad en la
estructuración del Brasil moderno 104 y se empeñaron en consolidar los espacios interiores y
en extender las fronteras colonizadoras hacia la periferia del país, muy especialmente hacia
las nacientes de los ríos Paraguay y Paraná y hacia la cuenca del Amazonas. Por tanto, la
ocupación de las tierras vacantes contiguas al río Paraná, el Mato Grosso y Amazonia,
acrecentaron la opinión brasileña de que a través de la consolidación de estas fronteras
interiores el país podría proyectarse efectivamente hacia el núcleo sudamericano.
El traslado de la corte portuguesa al Brasil fue decisivo para que el país se organizara en
forma estable y encontrara los mecanismos institucionales que llevaron a los historiadores a
definir el periodo imperial como una Democracia Coronada en la que el Emperador, junto con
constituir un símbolo de Unidad Nacional, asumió un Poder Moderador, idea matriz que se
102
Citado por César Caviedes, op. cit., p. 26-27.
103
El Barón de Río Branco, patrono de la diplomacia republicana del Brasil, será figura clave en la exitosa Diplomacia
de Fronteras a inicios del siglo XX (Millán, 1980:122).
104
Marcos López, op. cit., p. 5.
La historia de las relaciones entre Argentina y Brasil ha presentado como rasgo sobresaliente
una rivalidad determinada por múltiples factores que ha dejado poco espacio para la
cooperación. Heredada del enfrentamiento de España y Portugal durante la época colonial,
fue azuzada desde el exterior por las potencias imperialistas y alimentada por políticas
domésticas que aspiraban a lograr la hegemonía en el sur del continente. A partir de los
años ´80, y por diversas razones, la situación cambió, la interacción se intensificó, surgió un
espectro cada vez mayor de intereses comunes y la colaboración se amplió gradualmente
hasta que en 1991, mediante el Tratado de Asunción, decidieron en conjunto con Paraguay y
Uruguay crear el Mercado Común del Sur, MERCOSUR 107 .
105
Gabriel Millán, “La Política Exterior de Brasil: su Dimensión Interna y su Impacto en el Equilibrio Regional”. En:
Walter Sánchez (editor), Las Relaciones entre los países de América Latina. Santiago, 1980, p. 109.
106
Hervé Coutau-Bégarie, op. cit., p. 117.
107
Zulma Larrea, “La Cuenca del Plata como punto neurálgico de las relaciones entre Argentina y Brasil”. En: Revista
Reflexiones Geográficas. Nº 8, Río Cuarto, 1998, p. 59-66.
Pese a este importante avance orientado a la cooperación, han prevalecido ciertos criterios
en torno a la preeminencia regional de Brasil, porque han sido decisivos los mayores
periodos de hegemonía producto del apoyo recibido de EE.UU.
Si bien estos antagonismos han tenido periodos de agudos conflictos y otros de cooperación,
ha persistido la influencia de escritores y pensadores geopolíticos brasileños en los
gobiernos de diversas épocas los que han debido dar respuesta, no sólo a estos
antagonismos, sino a la necesidad de proyectar la política interna de Brasil en la región del
Cono Sur, desde sus habitantes y desde sus políticas de planificación territorial.
108
Hervé Coutau-Bégarie, op. cit., p. 118.
109
Ídem.
su control desequilibraría el dominio en la cuenca del río de La Plata y le daría una base más
fuerte para proyectar su Poder Nacional 110 .
La República Federativa del Brasil es el quinto país del mundo en extensión territorial, luego
de Rusia, Canadá, China y EE.UU. con una superficie de 8.511.965 km.2, el 47,3% del área
de la América del Sur. Estas dimensiones continentales le otorgan al Brasil una privilegiada
vinculación vecinal ya que limita por el norte con Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam y la
Guyana Francesa; por el sur con Uruguay; por el oeste con Argentina, Bolivia, Paraguay y
Perú, y por el este con el Océano Atlántico con un acceso de 7.408 km. lineales 111 .
110
Jack Child, Geopolitics and Conflict in South America. Quarrels among neighbors. New York, 1985, p. 39.
111
Gabriel Millán, op. cit., p. 103.
112
Marcos López, op.cit., p. 6.
113
César Caviedes, op. cit., p. 22-23.
Tanto Golbery, Backheuser como Travassos apuntarán con mayor énfasis al carácter de
continentalidad de Brasil, mientras que otros escritores geopolíticos brasileños,
especialmente Carlos de Meira Mattos y Terezhina de Castro, enfatizarán la necesidad de un
foco marítimo para proyectar el poder de Brasil a la Antártica.
Entre 1961 y 1964, mientras se preparaban las condiciones para una intervención militar, se
producía un cambio cualitativo importante en el pensamiento de los militares. Empezó a
114
Jack Child, op. cit., p. 39.
115
En virtud de la Mutual Security Act, entre 1953 y 1961, Brasil recibió una ayuda militar de 1.706 millones de dólares,
mientras que Argentina recibió sólo 3 millones. Treinta años después, el objetivo de hacer de Brasil el gigante de América
Latina se había alcanzado. En tanto, los sarcasmos de los geopolíticos argentinos por la subordinación de su vecino al
imperialismo yanqui, no hicieron otra cosa que generar la declinación de su propio país (Coutau-Bégarie, 1988:123).
En este escenario político-militar fue que comenzó a tener relevancia la figura del General
Golbery Do Couto e Silva, quien sería el más influyente de los hombres durante el periodo
del régimen militar. Estrecho colaborador del Presidente Branco, fue fundador y primer
director del Servicio Nacional de Informaciones; posteriormente se desempeñó como asesor
de los presidentes siguientes hasta Ernesto Geisel, periodo este último donde de nuevo su
influencia fue incontrarrestable 118 , especialmente en la construcción de carreteras y en la
creación de nuevas ciudades como parte de las políticas de población y poblamiento en los
vastos territorios brasileños.
Golbery postuló en su texto “Geopolítica del Brasil” dos categorías fundamentales de Ratzel:
el espacio y la posición. En cuanto al espacio estatal-territorial, éste no debía reducirse al
simple espacio físico, ya que “el espacio que a la geopolítica interesa es el Espacio Político
en toda su plenitud; caracterizado por una extensión, una forma y una contextura bien
116
Fernando Martínez, “Brasil, una potencia emergente”. En: Revista Española de Defensa, Año 8, Nº 83. Madrid,
1995, p. 79.
117
Ibid., p. 79-80.
118
Genaro Arriagada, op. cit., p. 162.
definidas; que posee un valor que se puede estimar, pero no medir; abarcando una base
física más o menos compartimentada en regiones y subregiones naturales distinguibles,
englobando tanto las zonas ya vivificadas por la ocupación efectiva de aglomeraciones
humanas - el ecúmeno- como zonas muertas o pasivas a la espera de una valoración real;
comprendiendo un núcleo central, denso de población, bien integrado por una trama
compleja de comunicaciones y caracterizado por un alto índice de producción; núcleos
secundarios y marginales y el simple dominio más o menos permeable que los circunda; los
límites del territorio o fronteras políticas, que son zonas de transición y frentes de contacto, y
especialmente las fronteras de civilización...; zonas vitales cuya pérdida se traducirá en la
anulación del poder de recuperación del Estado; áreas críticas de producción y de circulación
y zonas problemas a la espera de soluciones. Es también el espacio económico, con todas
sus diferenciaciones regionales” 119 , como también las regiones culturales, étnicas o
lingüísticas.
119
Golbery Do Couto e Silva, Geopolítica del Brasil. Buenos Aires, 1978, p. 54.
120
Ibid., p. 55.
A partir de estas categorías concluyó que la gran maniobra geopolítica para la integración del
territorio nacional eran: (1) Articular firmemente la base ecuménica de nuestra proyección
continental, ligando al noroeste y al sur el núcleo central del país, garantizando al mismo
tiempo la inviolabilidad de la vasta extensión despoblada del interior por el taponamiento
eficaz de las posibles vías de penetración. (2) Impulsar el avance hacia el noreste de la onda
colonizadora, de modo de integrar la península centro-oeste al todo ecuménico brasilero. (3)
Inundar de civilización la hoya amazónica 122 .
La cuenca del Amazonas constituye una inmensa planicie de 7 millones de km2, poco menor
que Europa, en la que Brasil ocupa 4,8 millones de km2. Comparten esta vastísima región
natural Venezuela, Colombia, Perú, Bolvia, Ecuador y Guyana. Por el criterio de continuidad
y similitud geográfica es asociado (por el Pacto Amazónico) al territorio de Surinam 125 .
A mediados de la década del `70 el régimen militar determinó el Amazonas como de interés
geoestratégico para colonizar el interior brasilero e ir ocupando gradualmente las tierras en
dirección oeste, las que todavía comprendían amplios espacios vacíos. De esta manera, la
frontera móvil de la civilización, concepción influenciada por Backheuser, avanzaría
lentamente hasta alcanzar las propias fronteras políticas del país. La ocupación del territorio
ya no sería exclusivamente en dirección Este-Oeste, sino que sería igualmente desde la
periferia de la Amazona brasilera hacia el centro del país. Este tipo de expansionismo
estaba basado en las tesis geopolíticas de la Escuela Superior de Guerra. En definitiva, lo
que importaba era consolidar la frontera política y ampliarla en la práctica usando todos los
medios pacíficos: humanos, económicos, financieros, culturales, etc. En esto consistió
124
Antonio Cavalla, op.cit., p. 121.
125
Carlos De Meira Mattos, Uma Geopolítica Pan-Amazônica. Rio de Janeiro, 1980, p. 144.
126
La idea de trasladar la capital a una zona interior del país surgió en 1789 y fue recogida en las disposiciones de la
Constitución de 1891. Las obras de construcción comenzaron en 1957 y finalizaron en 1960.
esencialmente la frontera móvil, viva, dinámica, una frontera en expansión y que ejercería
presión en forma natural sobre la frontera económica y demográfica más débil 127 .
Para el General Carlos de Meira Mattos, autor de “Uma geopolitica Pan-Amazônica” (1980),
la región amazónica sería uno de los principales elementos de sus análisis geopolíticos,
puesto que veía un desarrollo racional y continuo para el destino de Brasil. De esta manera,
el área fronteriza oeste de Brasil pasaría a integrar su propio heartland, jugar un rol en la
defensa del continente americano, tomar ventajas de la importancia estratégica de su
saliente noreste, cooperar con (pero no ser dominado por) EE.UU. y ser un factor en la
seguridad del Atlántico Sur y Oeste de África 128 .
127
Paulo Schilling, “Expansionismo Brasileiro... A Geopolítica do General Golbery e a Diplomacia do Itamarati...”.
São Paulo, 1981, p. 161 y 170.
128
La relación entre Brasil y África ha sido uno de los hechos más destacables de la actividad diplomática desarrollada
por Brasil durante la década del ´80.
129
Carlos de Meira Mattos, op. cit., p. 152.
130
Jack Child, op. cit., p. 41.
131
Carlos de Meira Mattos , op. cit., p. 175.
debido a la importancia económica y estratégica de los países asiáticos, que ya había sido
esbozado por Karl Haushofer.
El interés por el Atlántico Sur fue muy posterior en el pensamiento geopolítico de Brasil,
puesto que prevaleció por décadas la visión de continentalidad. Esto se debió
fundamentalmente a que la Armada adoptó posturas distintas al resto de las otras ramas de
las fuerzas armadas disminuyendo su jerarquía de importancia. En 1889 respaldó al Imperio,
mientras que el Ejército apoyaba la formación de la República. A inicios del siglo XX, se
acentuó la marginación cuando el Ejército se fascinó por el Estado Mayor alemán (antes de
1914) y después lo hacía por el francés (1918). En tanto, la Armada recurría al Royal Navy
primero y a partir de 1922 al US Navy. La situación se agravó aún más cuando el Ejército del
Aire le quitó la aviación naval. Todos estos hechos significaron que la Armada durante
buena parte del siglo XX mantuviera bajos presupuestos y una escasa innovación
tecnológica. De hecho, en 1964 fue la última en unirse al movimiento que instauró el
régimen militar 132 , lo que obviamente no ayudó a mejorar su condición al interior de las
fuerzas armadas.
Esta opción marítima tardía fue lo que hizo que Brasil promulgase recién en 1970 la ley sobre
el mar territorial, a diferencia de lo que había sucedido con Chile (1947) y Argentina (1966).
Se estableció una faja de 200 millas náuticas de ancho a partir de la línea de marea de las
costas continentales e insulares y se agregó que la soberanía de Brasil se extendía “en el
espacio aéreo sobre el mar territorial así como también sobre el lecho oceánico y el subsuelo
de este mar” 134 .
A pesar del nuevo rol asumido por Brasil, sólo en el decenio ´70 ciertos autores geopolíticos
comenzaron a sistematizar la dimensión marítima como parte de la estrategia brasileña.
Para Meira Mattos (1977), Brasil constituía un país mixto (marítimo-continental) en la que el
largo del litoral era tan importante como el largo de las fronteras terrestres; pero con una
situación de accesibilidad inversa, es decir, era más fácil acceder a África que hacia la propia
frontera amazónica. Este interés marítimo también lo visualizó mediante la preconización de
una Alianza Austral que estaría conformada por la comunidad del Cono Sur, Australia, Nueva
Zelandia e Indonesia con el objeto de garantizar los intereses en la parte austral del Océano
Atlántico. En este contexto, Meira Mattos recomendaría el desarrollo de la Marina, las
relaciones con África y la participación en la exploración de la Antártica 135 que tomaría,
posteriormente, gran importancia en la geopolítica brasileña a través de su principal
exponente, la geógrafa e historiadora Terezinha de Castro.
133
César Caviedes, op. cit., p. 23-24.
134
Howard Pittman, op. cit., p. 37.
135
Carlos de Meira Mattos, A geopolitica e as projecoes de poder. Citado por Hervé Coutau-Bégarie, op. cit., p. 135-
136.
Esta teoría justificó la primera expedición a la Antártica a mediados de los ´80, con la
finalidad de instalar la estación Comandante Ferraz, en la isla Rey George (distante 50 kms.
de la base chilena Marsh) y establecer una presencia brasilera en el área. Posteriormente,
adhirió al Tratado Antártico en virtud de que posee la más extensa costa en el Atlántico Sur y
que se enfrenta al continente Antártico. Además, como en virtud de ser firmante del Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR, que incluye parte del territorio Antártico, es
también responsable de su defensa 138 .
136
Terezinha de Castro, “Brasil y el nuevo orden mundial: Enfoque Geopolítico. Integración de grupos regionales y
subregionales en América del Sur. Su proyección para el siglo XXI”. En: Revista Memorial del Ejército de Chile. Edición Nº
456. Santiago, 1997, p. 69-70.
137
Jack Child, op. cit., p. 37-38.
138
Terezinha de Castro, op. cit., p. 71.
VI. Chile
La geopolítica chilena se ha caracterizado por una serie de rasgos que la hacen única con
respecto a los otros países de la región. Según Howard Pittman en “De O´Higgins a
Pinochet: Geopolítica aplicada en Chile” (1990), estos rasgos serían producto de las disputas
continuas (desde los tiempos de la independencia) entre los partidarios del americanismo y el
nacionalismo; la expansión orientada fundamentalmente hacia el norte a fines del siglo XIX,
unida a la pérdida de la Patagonia; los firmes conceptos sobre el valor del uso y control de
los mares y pasajes entre ellos (que derivó en ser el primer país en reclamar el mar
territorial); el grado de aplicación de los principios geopolíticos en los distintos gobiernos; y
especialmente, por haber tenido “el fenómeno del geopolítico como gobernante…” a través
de la figura del General Augusto Pinochet Ugarte - ex geógrafo y profesor de geopolítica en
la Academia de Guerra del Ejército y autor del libro “Geopolítica” - que se transformaría en un
caso excepcional en América del Sur, porque si bien Golbery y Backheuser y otros autores
influyeron considerablemente en las políticas territoriales de Brasil y Argentina, ninguno
alcanzó la jefatura de gobierno.
Sin embargo, esta última afirmación de Pittman es cuestionable, sobre todo porque Juan
Domingo Perón implementó diversas medidas de carácter geopolítico en cuanto a que creó
más provincias hacia el sur del territorio argentino y en la zona fronteriza con Paraguay y
Brasil, estableció reservas naturales en las áreas limítrofes con el objeto de contrarrestar la
expansión chilena y brasileña y diseñó una política de integración sudamericana orientada al
fortalecimiento de la región para disminuir la dominación de Estados Unidos, factor
determinante quizás para no ser destacado por este autor norteamericano.
Los primeros antecedentes geopolíticos podrían remontarse a la época del imperio español
cuando Chile constituía una Capitanía General y donde el estrecho de Magallanes tenía una
importancia estratégica para la navegación marítima entre ambos océanos, aunque no logró
consolidarse hasta mediados del siglo XIX cuando se fortificó. Tras la independencia, la
configuración del territorio chileno comprendía al este la cordillera de Los Andes y la
Patagonia al sur de Cuyo. Esta área de la Patagonia fue reclamada pero nunca
efectivamente colonizada. El interés por el norte desvió la atención por estos territorios los
que, finalmente, fueron entregados a Argentina a través del Tratado de 1881. Estos hechos
significaron que Chile se transformara en un país largo y angosto - estrechado entre la
cordillera y el mar, a excepción de los territorios insulares y la Antártica chilena- y a forzar
necesariamente sus miradas hacia el mar. Pero también esta realidad condicionó el
despoblamiento en las zonas extremas lo que sería varias décadas después uno de los
argumentos centrales del pensamiento geopolítico de Pinochet: la ocupación efectiva de los
espacios vacíos.
Entre los impulsores de una concepción geopolítica chilena se debe mencionar a Bernardo
O´Higgins, por cuanto fue el primero en asignar una importancia estratégica al estrecho de
Magallanes y al territorio Antártico. A estos postulados se sumaron los de Diego Portales en
torno a la predominancia del país en el Pacífico y de no permitir nunca la unión de Bolivia con
Perú.
No obstante, los únicos logros expansionistas se han producido hacia el norte del territorio
nacional, puesto que hacia el sur ha prevalecido el desconocimiento geográfico, la
improvisación de las autoridades de turno y, especialmente, la falta de ocupación efectiva de
extensos espacios vacíos facilitan los intereses geopolíticos argentinos en torno a obtener
una salida hacia el océano Pacífico. Esto quedó demostrado con parte del nuevo trazado de
Campos de Hielo Sur (durante el gobierno de Eduardo Frei Ruiz Tagle) que, curiosamente,
ya había sido delimitado en 1898 en los proyectos de línea general de frontera de los peritos
139
Pittman, op.cit., “De O´Higgins a Pinochet: Geopolítica aplicada en Chile”. En: Phillip Kelly y Jack Child, op.cit., p.
180.
Tras la llegada del primer instructor alemán Emil Körner - que se transformaría en un símbolo
de la época - se fundaría la Academia de Guerra con una organización análoga a la
Kriegsakademie de Berlín, lo que permitió que la oficialidad recibiera una formación
sistemática sobre la base de un detallado plan regular de estudios 142 .
Tras el triunfo de las fuerzas congresistas (1891) en la batalla de Placilla con Körner a la
cabeza, se consolidó definitivamente la formación prusiana al interior del ejército (ya que
todavía prevalecían ciertas influencias francesas). Fue así que en 1893 se contrataron 30
instructores alemanes y se incorporó por dos años un número significativo de militares
prusianos que terminarían por reestructurar globalmente a esta rama de las fuerzas armadas.
Asimismo, se avanzó en la institucionalización de los centros de instrucción, tales como la
140
Hernán Santis, “El campo de hielo sur y sus implicaciones en las relaciones bilaterales Chileno-Argentina”. En:
Revista Geográfica de Valparaíso, Nº 28. Valparaíso, 1997, p. 390.
141
Patricio Quiroga y Carlos Maldonado, op.cit., p. 37-38.
142
Ibid, p. 44.
3. Revista Memorial del Ejército y Revista Geográfica de Chile: Terra Australis, Principales
promotoras de la Geopolítica
A fines de la década del ´30 y principios del ´40 maduró la esencia de esta tendencia de
pensamiento y aparecieron publicados en la Revista Memorial del Ejército de Chile una serie
de trabajos del ámbito geopolítico, en la que fue evidente la presencia del darwinismo social
como parte de la ideología militar. Allí se justificaba el conflicto bélico para la supervivencia
entre los Estados, considerados éstos como organismos vivientes. También se planteaba
una geopolítica impregnada de una actitud no belicosa en relación con los Estados limítrofes
(la expansión territorial se había producido en el siglo XIX), aun cuando no dejaban de ser
considerados enemigos potenciales. Y, especialmente, la difusión del sentimiento de
superioridad que había logrado imponerse al interior del Ejército como fin supremo para “el
143
Ibid., p. 68-71.
sostenimiento y conservación de la patria; y como medio… [para] fortificar y mejorar las razas
desarrollando sus condiciones más viriles” 144 .
El impacto y entusiasmo que causó la geopolítica se vio disminuido por el curso que tomó la
II Guerra Mundial (1939-1945) a medida que se acercaba el fin del tercer Reich. Pero esto
no aseguró que tal influencia se diluyera, puesto que en el futuro inmediato tales estudios
continuarían haciéndose presentes a través de la difusión de los principales pensadores
alemanes. De hecho, no fue solamente un fenómeno particular de Chile, sino también de
otros países (tal como se ha descrito) en que incluso se publicó en el mismo año del término
de la guerra un artículo de Everardo Backheuser - y que fue traducido por la Revista
Memorial del Ejercito - en donde abiertamente defendía los principios de la escuela alemana,
particularmente los de Kjellen, puesto que para él Haushofer había perturbado la geopolítica.
En esta revista Cañas Montalva desarrolló cuatro conceptos geopolíticos claves que
indicarían el derrotero nacional: (a) el advenimiento de la Era del Pacífico; (b) la importancia
de la ubicación geográfica chilena; (c) la responsabilidad geoestratégica de Chile en la
defensa continental y su propio destino; y (d) Chile como una potencia del Pacífico Sur 146 .
La mayor parte de los artículos tendieron a aclarar los designios de primacía continental
sostenidos por los generales argentinos y a contrarrestar la política de proyección
internacional perseguida por Juan Domingo Perón y a insistir en el control del canal de
Beagle y el cabo de Hornos como cabezas de puente para los reclamos chilenos sobre la
Antártica. La relevancia de Cañas Montalva radicó fundamentalmente en haber sido capaz
144
Eurípidez Márquez, “El Ejército colombiano y la obra realizada por las misiones militares chilenas”. Citado por
Patricio Quiroga y Carlos Maldonado, op. cit., p. 148.
145
Pittman, op.cit., “De O´Higgins a Pinochet: Geopolítica aplicada en Chile”. En: Phillip Kelly y Jack Child, op.cit., p.
181.
146
Ídem.
de mantener vivo el interés por el papel de Chile en el Pacífico Sur y en el extremo sur del
continente en tiempos en que Argentina hacía sentir agresivamente su presencia en esas
regiones 147 con políticas de subdivisión provincial y políticas de población y doblamiento;
como igualmente en haber realizado recomendaciones en relación con la integración interna
de Chile y la construcción de rutas de transportes longitudinales hacia el sur, postulado que
será recogido posteriormente por el General Augusto Pinochet.
En una línea de pensamiento muy similar al de Cañas Montalva se situarían algunos trabajos
de Ricardo Riesco en la década de los ´80. Riesco sostendría que el Océano Pacífico
continuaba siendo el centro de la acción política del mundo contemporáneo y que era
apropiado para Chile ser uno de los que manejaran la circulación y utilización de los recursos
del Pacífico sur. Dado que las naciones ubicadas al margen occidental de dicho océano -
específicamente China, Japón, Filipinas y Corea - estaban superpobladas, indudablemente,
que su lebensraum sería América del Sur 148 , tal como ocurrió años más tarde.
Si bien es importante el rol asignado al Pacífico Sur, una de las críticas que realizó Caviedes
(1980) a estas doctrinas geopolíticas chilenas fue el real valor estratégico a uno de los
sectores del Pacífico con menor tráfico. Efectivamente, se parte de la suposición de una
centralidad del Pacífico sudoriental que no es real, ya que la mayor parte de la circulación
marítima del mundo ocurre entre Europa y América del Norte en el Atlántico Norte o en el
Pacífico Norte, donde las principales economías asiáticas han focalizado su comercio. Pero
no ha sido la única crítica. Tanto Chile como Argentina no disponen de equipos navales y
aéreos suficientes para custodiar las aguas del Pacífico Sur y Atlántico Sur, respectivamente.
En general, el ejercicio soberano sobre estos territorios ha sido prácticamente nula, ya que
siguen prácticamente desiertos o son ocupadas por mínimas guarniciones militares.
147
César Caviedes, op. cit., p. 19.
148
Citado por César Caviedes, op. cit., p. 21.
por Carlos V a Pedro Sancho de la Hoz, Jerónimo de Alderete y Francisco Villagra que
estipulaban derechos sobre las tierras al sur del estrecho de Magallanes, entendiéndose en
la época que éstas eran una masa continua hasta el Polo Sur 149 . Influyó la opinión de
diversos especialistas en torno a que la Antártica era la continuación del territorio americano
a través de la cordillera de Los Andes y que reaparecía en el continente antártico
denominado Antartandes o Andes Antárticos. La continuidad física hacía que Chile fuera el
país más próximo a estas tierras.
Tanto Chile como Argentina aumentaron sus bases con funciones esencialmente científicas
(ciencias de la tierra, del mar, atmosféricas y biológicas) y para servir de apoyo a las
exploraciones en tierras antárticas. Ambas naciones firmaron el Tratado Antártico (1959),
cuyo objetivo fue reconocer el uso sólo para fines pacíficos y para el conocimiento científico
como resultado de la cooperación internacional. La firma del Tratado no afectó en ningún
caso los derechos a las reclamaciones territoriales, ya que no constituyó una renuncia a los
derechos de soberanía. Por este motivo ambos países mantienen hasta la fecha la inclusión
de estos territorios en sus respectivos mapas nacionales, fundamentalmente por la
importancia estratégica que tendrán en el futuro sus recursos naturales.
149
Ana María Errázuriz et al, Manual de Geografía de Chile. Santiago, 1987, p.17.
En 1947 el concepto de mar territorial fue desarrollado por primera vez en Chile (en
comparación con los otros países de Sudamérica) y se declaró la protección pesquera en
una extensión de 200 millas de sus aguas marinas, limitada por líneas trazadas a partir de la
frontera Chile-Perú, hacia el oeste hasta la dorsal de Nazca y la isla de Pascua, y de allí
hacia el sur hasta el límite occidental del reclamo de Chile sobre la Antártida 150 .
Posteriormente en 1952, Chile, Ecuador y Perú firmaron la Declaración de Santiago, en la
que se extendió la jurisdicción marítima de esos países hasta 200 millas desde sus costas.
En 1982, en la Convención del Mar, se declaró que los Estados no sólo tienen derechos, sino
que también deberes, como el resguardar y proteger a las especies vivas.
Según Pittman (1990), ninguno de los trabajos fue de naturaleza estrictamente teórica, sino
que ambos analizaron y criticaron diversas teorías y leyes geopolíticas, junto con la
150
Pittman, op. cit., “Armonía o discordia: El efecto de la democratización sobre geopolítica y conflicto en el Cono Sur”.
En: Phillip Kelly y Jack Child, Geopolítica del Cono Sur y la Antártida. Buenos Aires, 1990, p. 36.
151
En la segunda edición de este texto, que fue publicada por la Editorial Andrés Bello (1974), el título se redujo a
“Geopolítica”.
152
Pittman, op.cit., “De O´Higgins a Pinochet: Geopolítica aplicada en Chile”. En: Phillip Kelly y Jack Child, op.cit., p.
182.
En relación con el texto de Pinochet, éste indicaría que pareciera “como si el repudio inicial
aflorado hacia esta disciplina durante la II Guerra Mundial, motivado por la incesante
propaganda negativa de los Estados que se denominaban libres, hoy, como una reacción a
ello, se ha transformado en un sentimiento de simpatía hacia esta novel ciencia, creándose
una amplia inquietud entre los estudiosos que buscan el verdadero significado de esta
doctrina y cuál es el campo que abarcan sus áreas científicas… La iniciación de esta nueva
ciencia, tan combatida en sus comienzos por todos aquellos que veían en ella estrecho
enlace con la ideas totalitarias, en esta última década, ha ido poco a poco ocupando el
verdadero lugar que le corresponde entre las ciencias que estudian el desarrollo del
Estado” 153 . La Geopolítica ha dejado de ser una “ciencia agresiva entre los Estados para
convertirse en una sana consejera del conductor, a quien científicamente le señala los fines
del Estado y…. la forma como podría alcanzarlos en el futuro, para brindar con ello, paz,
dicha y bienestar a su pueblo” 154 .
153
Augusto Pinochet, Geopolítica. Diferentes Etapas para el Estudio Geopolítico de los Estados. Santiago, 1968, p.
19-20.
154
Ibid., p. 24.
155
Ibid., p. 16.
observó que la geopolítica “tiene un carácter agresivo (positivo) cuando ella señala al Estado
la necesidad de alcanzar una mayor potencialidad por variados caminos y, en consecuencia,
lograr una posición destacada en el globo terrestre, o bien de lo contrario, un carácter
defensivo (negativo) cuando el Estado, con un ubicación destacada dentro del mundo por su
poderío económico, político social, etc. debe luchar por mantener dicha ubicación,
transformando el concepto de agresividad por el de seguridad… De ahí entonces, que no
podemos dar a esta ciencia sólo el carácter bélico o agresivo, como la exhibió la propaganda
aliada en la II Guerra Mundial, cuando también ella puede tener una actitud defensiva con
pretensiones a mantener lo que se tiene” 156 .
Básicamente, Pinochet expresó que la escuela geopolítica chilena podría estar orientada a:
(a) Desarrollar un gran poder marítimo; (b) Crear conciencia de la montaña a la población; y
(c) Impulsar el mayor poder económico industrial en América del Sur 157 , un elemento
predominante en la mayoría de los países de la región en dicha época. No obstante,
centrará su análisis geopolítico principalmente en la situación interna del país, debido a las
condiciones geográficas y demográficas que presentaba, más que en un análisis de
aspiraciones territoriales más allá de los actuales límites.
En este sentido, Pinochet observaría al Estado bajo los siguientes aspectos, a saber: (a)
Elementos constitutivos del Estado que serían el Territorio, Población o Masa Humana y
Soberanía; y (b) Contextura del Estado formado por los elementos señalados anteriormente,
pero que adquieren una constitución semejante a una ameba en el que se distinguirían: las
fronteras, capa envolvente cuya resistencia está de acuerdo con el grado de potencialidad
del núcleo vital (Santiago); el hinterland, o espacio alimentador del núcleo vital, cuyo
crecimiento pudiera llegar hasta las mismas fronteras, produciéndose la necesidad de buscar
un nuevo espacio vital; el heartland, el núcleo más poderoso del Estado y que le da vida; las
comunicaciones, que son los nervios que unen distintos puntos de cada zona y a las zonas
entre sí; y el Ciclo Vital del Estado, que está demostrado por la historia de la humanidad en el
transcurso de los siglos: nacer, desarrollarse y morir 158 . Indudablemente, muchos de estos
156
Ibid., p. 26.
157
Ibid., p. 69.
158
Augusto Pinochet, “Geopolítica”. En: Carlos Meirelles, Antología Geopolítica de Autores Militares Chilenos.
Santiago, 2000, p. 32-33.
159
Augusto Pinochet, Visión Geopolítica de Chile. Pensamiento y Acción. Santiago, 1997, p. 17.
6. Fronteras Interiores
160
Augusto Pinochet, “Conquista y consolidación de las fronteras interiores: una tarea del Ejército”. En: Carlos
Meirelles, op. cit., p. 265.
161
Gonzalo Santelices, “Conceptualización de las Fronteras Interiores”. Ponencia presentada en el Seminario
Conquista y Consolidación de las Fronteras Interiores de la XII Región: Una perspectiva regional; una tarea del Ejército.
Punta Arenas, 1995, p. 5.
162
Son los factores naturales y culturales que pueden y han sido medidos y cuantificados, y de los cuales existen
registros estadísticos y la cartografía correspondiente.
163
En general son todos aquellos problemas derivados de las características de ciertos sectores geográficos y que
afectan al desarrollo, integridad, seguridad e identidad nacional.
164
Instituto Geográfico Militar, IGM, Mapa de Fronteras Interiores del Territorio Continental de Chile Sudamericano.
Santiago, 1995, p. s/i.
165
Son aquellas áreas “cuyas características antrópicas, infraestructura y servicios se encuentran en desmedro y con
rasgos naturales extremos, es decir marcadas oscilaciones térmicas, grandes alturas, fuertes pendientes, difícil acceso,
entre otros que dificulten su habitabilidad, autosostenimiento, desarrollo e integración, por lo tanto necesitan un fuerte apoyo
por parte del gobierno central“ (Santelices, 1995:15).
166
Son áreas “cuyas características naturales y antrópicas pueden tender hacia condiciones críticas o no críticas, es
decir, es una frontera de transición, que al igual que la anterior, también necesita un incentivo o preocupación del gobierno
local o central para su desarrollo e integración” (Santelices, 1995:15).
167
Es aquella “que considera las áreas del territorio nacional que están en vía de una integración total a su respectiva
región y al país en el corto plazo” (Santelices, 1995:15).
VII. Conclusiones
168
Instituto Geográfico Militar, IGM, op. cit., p. s/i.
En el caso de los países ABC ha predominado por una parte, una visión continental orientada
a consolidar las zonas fronterizas producto de una herencia colonial sin dominio territorial por
parte de España y Portugal, y a realizar una ocupación efectiva de los espacios vacíos,
tendencia que tuvo mayor desarrollo durante los gobiernos militares por los problemas de
seguridad nacional que se vislumbraban en un contexto internacional de Guerra Fría; y por
otro lado, también ha predominado una visión marítima con la finalidad de ampliar las zonas
extracosteras con miras a consolidar la soberanía en la Antártica y a sus respectivos
océanos.
Finalmente, en los países del ABC como en el resto de América Latina, la geopolítica
continúa en el debate académico, pero circunscrita preferentemente a los círculos militares
donde ha influido directa o indirectamente en diversas políticas de gobierno tanto de orden
interno como externo, siendo la más emblemática la escuela brasileña.
VIII. Bibliografía
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