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En qu estamos pensando para

darle a las pantallas el tiempo


que deba ser para nuestros
hijos?

Qu nos pasa? En qu estamos pensando? Por qu lo ms


importante de nuestra vida se vuelve a veces invisible? Claro que les
queremos peronos perdemos tanto de ellos!
A veces ellos se desconectan. A veces, nosotros. En ocasiones, los dos. Se envuelven en sus
cascos, en su habitacin y dejamos que pase la vida, la suya y la nuestra, detrs de una
pantalla. Y ese es el comienzo porque poco a poco nos hacemos invisibles para ellos. Ya no
nos necesitan porque todo lo encuentran tras esas pantallas.
Cuando queremos recuperar la distancia, hay un mundo entre nosotros. Nuestro vaco lo han
llenado los amigos virtuales, redes sociales, series televisivas o juegos on-line. Los
escuchamos rerse en su habitacin, a carcajadas, hasta que llamamos a su puerta y nos
reciben con la expresin de no ser bien recibidos. Molestamos!

En qu momento ocurri? Somos inocentes al pensar que no nos ven. Y eso les autoriza a
hacer lo mismo que nosotros pero sin lmites.
El tiempo que nuestros hijos estarn con nosotros tiene fecha de caducidad. En un abrir cerrar
de ojos volarn y lo que no est dentro olvdate, poco podrs sembrar ya. El momento de
poner normas es ahora. El momento de dar ejemplo y de conectar. El de acariciar y abrazar. El
de pedir perdn.
Y con las manos ocupadas con las pantallas, poco podemos acariciar. Ni ver. Ni observar. Ni
comunicar.
Cuando ests con tu hijo, estate con tu hijo! Disfruta de su compaa, de sus errores e
imperfecciones. Que no ra ni llore a solas, delante de una pantalla. Que lo haga a tu lado. No
desperdicies ningn momento porque todos, hasta los ms intrascendentes, son valiosos.
Elena Roger Gamir
Pedagoga Solohijos

Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida


deseosa de si misma.
No vienen de ti, sino a travs de ti y aunque estn
contigo no te pertenecen.
Puedes darles tu amor pero no tus pensamientos,
pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos, pero no sus almas,
porque ellos viven en la casa del maana,
que no puedes visitar ni siquiera en sueos.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no
procures hacerlos semejantes a ti.
Porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.
Tu eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas
son lanzados.
Deja que la inclinacin en tu mano de arquero sea
para la felicidad!!
TUS HIJOS... Kahlil Griban

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