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Un parto insospechado

Cuentos (1964) Virgilio Piera

Mi madre, que tiene setenta aos, ha sido llamada con toda urgencia por mi hermano menor.
Ocurre que me pasa algo singular. Tengo la cabeza metida en los pies. He hecho lo humanamente
posible para librarme de posicin tan desairada. Por horas me he debatido en la cama y, tanto he
forcejeado que, acab rodando sobre la alfombra. Con el ruido acudi mi hermano. Con voz
ahogada, y que saliendo por la boca volva a morir en la boca, le dije que me destrabara. l hizo lo
mismo que yo: me tom de las piernas y tir fuerte de ellas. Viendo que sus esfuerzos resultaban
infructuosos, abandon mis extremidades y la emprendi con la cabeza. Pero en vano: all se qued
ella pegada como con cola a los pies.
Entonces se llam al mdico. Debimos empezar por el mdico. Este dio cuatro o cinco
vueltas alrededor de la trabazn. A cada vuelta que daba se iba poniendo ms y ms plido. Como
no abriera la boca para dar su diagnstico, mi hermano lo agarr por las solapas conminndolo a
hablar.
Y habl. Es por eso que mi madre acaba de llegar del pueblo donde vive hace sus buenos
cincuenta aos. Dispuesta, animosa, me dice que tenga paciencia, que mis sufrimientos, que mi
humillacin, tocan a su fin y me pasa la mano por la frente ardorosa. A pesar de estar extenuada por
las largas horas de tren, apura al mdico para que comience cuanto antes.
Por fin estoy de nuevo en el vientre de mi madre. Oigo desde all que dice a mis amigos:
ste har fortuna en la vida, empieza a patear desde muy temprano Por lo dems, todo consistir
en tener paciencia durante nueve meses. Esperemos que ser un parto feliz.

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