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Oda al otoo

John Keats

Otras, como una espigadora, mantienes fijamente


Tu cabeza inclinada encima de un arroyo,
O con ojos pacientes en el lagar contemplas
La cidra hora tras hora correr en gotas ltimas.

(Traduccin de Luis Cernuda)

poca de neblinas, de frtiles sazones,


Compaera entraable del sol casi maduro,
Conspirando con l cmo llenar las vias
Que escalan por las bardas con bendicin de frutos
O encorvar con manzanas los rboles del huerto.
Eres t quien los frutos sazonas hondamente,
Hinches la calabaza, la cscara morena
Llenas con dulce almendra, y tan diversos brotes
De flores ya tardas regalas a la abeja,
Que los clidos das supone interminables,
Desbordando el verano de sus celdas viscosas.
Quin no te ha contemplado ceida de abundancia?
Aquel que en torno mira hallarte suele
Sentada con descuido en los graneros,
Tu pelo levantado al viento que lo aventa,
O en surco an no segado dormir profundamente,
Ebria de adormideras, en tanto tu hoz respeta
La prxima gavilla de flores enlazadas.

Adnde con sus cantos se fue la primavera?


Mas no los recordemos, que en ti msica hay.
Cuando florece en nubes el da declinante
Cubriendo los rastrojos de un matiz sonrosado,
Un coro lastimero de cnifes se duele
Entre orillas de sauces, que erguidos o doblados
Siguen al viento leve segn renace o muere.
Hay corderos que balan por su otero nativo
Mientras cantan los grillos, y luego, blandamente,
El pitirrojo silba cerca de alguna huerta
O trinan por el cielo bandos de golondrina.

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