Cadena perpetua relata la forja de una amistad entre dos condenados
que cumplen su pena en la prisión de Shawshank, en Maine (Nueva Inglaterra, al noroeste de EEUU). La prisión es un lugar sórdido y violento, donde tanto el alcaide como los carceleros a su mando recurren a la humillación, a la brutalidad y al terror para dominar a los condenados: las palizas, el maltrato psicológico o la confinación en el “agujero” son procedimientos habituales para solventar los conflictos entre los internos. La obra está basada en una novela de Stephen King: Rita Hayworth y la redención de Shawshank. Andy Dufresne ha sido condenado a “dos cadenas perpetuas” por el asesinato de su mujer y del amante de ésta, crímenes de los que se declara inocente (en un flashback podemos ver imágenes de los amantes, de Andy borracho mientras manipula un arma y del juicio; no así del asesinato), y Red es, según su propia presentación, el “empresario de la prisión” en la que lleva veinte años acusado de asesinato cuando Andy ingresa, y en la que es el único capaz de conseguir objetos a cambio de tabaco y una comisión. Red será en adelante, tras la secuencia inicial, el narrador, a través de la voz en off, del relato. Él nos cuenta que Andy ha sido vicepresidente de un banco de Portland y por él tendremos noticia precisa del paso del tiempo (por ejemplo, cuando fecha la creación de la mejor biblioteca carcelaria de Nueva Inglaterra “el año que asesinaron a Kennedy”, es decir, 1963). La llegada de Andy viene precedida de una travelling aéreo que muestra la prisión al espectador. El sonido de la sirena anuncia la entrada de nuevos condenados, “pescado fresco”, que inmediatamente serán objeto de burla y motivo de apuestas entre los veteranos, con Red como organizador. Un plano corto, casi un primer plano, de Red nos acerca a sus pensamientos: Andy parece “una barra de mantequilla a punto de derretirse”; poco después, cuando Andy entra en la prisión, un movimiento de cámara que acompaña al personaje hasta formar un plano nadir (la cámara situada en el suelo, en la vertical del personaje), sugiere su angustia. Dentro los reciben el alcaide, un personaje duro, inexpresivo e implacable, y sus reglas (la Biblia y la disciplina); y comienza la humillación (ducha en una jaula, desinfección y desnudez camino de la celda). El narrador nos previene: la primera noche es la más dura para el “pescado fresco”. Y así es, uno de los recién llegados, incapaz de soportar su nueva situación, recibe una brutal paliza del capitán Byron (a la mañana siguiente sabremos que ha muerto). Esa noche Andy no abrió la boca y Red perdió dos paquetes de tabaco en la apuesta. Se nos presenta la prisión de Shawshank, con un precioso sonido de cuerda que nos introduce poco a poco en ese lugar. Con "New Fish", Newman nos da la tristeza y soledad de los recién llegados a prisión, con casi solo de piano, tocado con delicadeza muy melódica. El piano, sonando de fondo y de ritmo pausado, es un elemento que oiremos más en esta BSO. Hay que destacar por encima del sonido musical, la ambientación de los sonidos propios o de situación que se suceden en el film para meternos de lleno en la sensación de primera persona o protagonista. Es decir destaca la ausencia de música y el silencio para dejar oír los sonidos propios como el abrir y cerrar de puertas, de celdas, golpes, pasos, pájaros, voces, gritos, viento, sirenas, carros chirriantes, golpes sobre vallas metálicas, caballos, máquina de escribir, caja fuerte, grillos y ladridos de perro en la noche, silbato de tren lejano, disparos, etc.. Por supuesto que los efectos sonoros musicales también se usan para introducirnos en la prisión, como por ejemplo el momento donde se nos presenta Shawshank a vista de pájaro (desde arriba), justo cuando aparece el ondear de la bandera en el tejado se oye la familia del viento metal, así como el uso del redoble de timbales para las diversas sensaciones de peligro o suspense y el vibrato de la cuerda frotada. Aparece música tradicional americana con instrumentos típicos y giros melódicos tradicionales usando el violín y la guitarra en forma de Pregunta (violín)-Respuesta (guitarra) a modo de “Work songs”.
La primera conversación entre Red y Andy trata sobre la causa de la
condena: Andy vuelve a insistir en su inocencia. Red le presenta a las hermanas, unos reclusos que se sienten atraídos por el nuevo, y acepta el encargo de conseguir un martillo de gemas (cuya entrega se realiza a través del reparto de libros, trabajo del que se encarga el viejo Brooks, el preso encargado de la biblioteca). En lo sucesivo, la película adquiere un notable carácter conversacional: las intervenciones en off del narrador, Red, se complementan con sus frecuentes charlas con Andy, mostradas habitualmente en planos muy cortos, de manera que el espectador percibe en el rostro de cada personaje el efecto que producen las palabras que escucha. Cadena perpetua es una película con muchos primeros planos de rostros, camino para acceder a los pensamientos y a los sentimientos (o a la ausencia de ellos), para enseñar el nacimiento y el crecimiento esos mismos sentimientos (la amistad entre Andy y Red), también para mostrar el efecto del paso del tiempo (prodigiosos, por ejemplo, los primeros planos de Brooks al abandonar la prisión). Tras el acoso de las hermanas a Andy en el almacén –Red reflexiona sobre lo ocurrido: “la cárcel no es un cuento de hadas”–, la película da un giro con las obras de reparación del tejado. El temerario Andy se ofrece a ayudar al capitán Byron a evadir impuestos de una herencia que ha recibido. De nuevo, la escena concluye con el comentario de Red en off. La siguiente conversación comenzará tratando de ajedrez y acabará con un reconocimiento mutuo: “tú y yo empezamos a ser amigos”. Durante la proyección de la película Gilda, Andy pide a Red un póster de Rita Hayworth. Después, sufre una nueva agresión de las hermanas: en su comentario a lo sucedido, Red explica cómo los carceleros acabaron con el problema: Andy pasó un mes en la enfermería pero las hermanas no volvieron a tocarlo, y uno de ellos no volvió a caminar. "If I didn´t care" es uno de los temas cantados de esta bso junto con "Lovesick blues". El rostro imperturbable e inexpresivo del alcaide reaparece en el registro de la celda de Andy. Más importante que lo hallado son los intercambios entre el alcaide y Andy: intercambio de citas bíblicas y de primeros planos. El recluso mantiene el tipo pero la escena, clave por las pistas que encierra, deberá ser revisada a la luz del final, especialmente el sentido de la frase con que se despide el alcaide, al devolver la Biblia a Andy: “en ella está la salvación”, palabra usada en la película (lo sabremos al final) en dos acepciones (es una dilogía: salvación religiosa, pero también huida). Andy es trasladado a la biblioteca al tiempo que todos en la cárcel aprovechan sus conocimientos del mundo económico y financiero, desde el director al último guardia. Además, con objeto de conseguir nuevos fondos, escribe cartas semanales al Senado. Su llegada a la biblioteca coincide con la condicional del viejo Brooks, el recluso que se ha pasado más de cincuenta años entre rejas y ya no quiere salir. “Estos muros embrujan –dice Red–: primero los odias, luego te acostumbras y al cabo del tiempo llegas a depender de ellos”. Así sucede con Brooks: la libertad se convierte en un drama para él (nos lo muestra un impresionante travelling frontal del anciano mientras viaja en autobús), como lo será también cruzar la calle o desenvolverse en el trabajo que le dan dado. Ahora es el propio Brooks quien narra (está fuera de la prisión y sería una incongruencia que lo hiciera Red), aunque esa otra voz en off es en realidad la carta que escribe a sus excompañeros de presidio contándoles sus últimos pasos, hasta que decide “marcharse”. Después de seis años, las insistentes cartas de Andy dan fruto y recibe envíos de libros, discos y dinero. Por unos instantes, todo el presidio escucha a Mozart. Aquella música, dice Red, era como “un hermoso pájaro que entró en nuestra monótona jaula” y, por un momento, hizo que todos se sintieran libres. El gesto de Andy fue castigado pero ha servido para introducir el otro gran motivo de la película, la esperanza: en una nueva conversación con Red, Andy explica que necesita la música “para no olvidar que hay algo dentro que no te pueden quitar, que es tuyo, la esperanza”. Red, sin embargo, piensa que la esperanza es algo “peligroso e inútil”. La canción de ópera que Andy Dufresne pone en el tocadiscos es “Canzonetta sull'aria” de “Las bodas de Fígaro” de W.A. Mozart. Este tipo de música se denomina música dietética. La música clásica (Mozart), en concreto un Aria de Opera cantada por un dueto o dúo de mujeres (ambas son Sopranos), que lleva hasta el patio por los altavoces, hacen sentirse libres a los presos momentáneamente. ¿Por qué? En concreto se trata de el duettino “Che soave zeffiretto” también conocido como “Canzonetta sull'aria” donde la Condesa (soprano) le dicta a Susana (soprano), criada de la Condesa y novia de Fígaro, una carta para confirmar su cita con el Conde que sella con un alfiler. Se trata del III Acto de la ópera cuya letra dice así en italiano: CONTESSA(detta): "Che soave zeffiretto..." SUSANNA(ripete le parole della contessa): "Zeffiretto..." CONTESSA: "Questa sera spirerà..." SUSANNA: "Questa sera spirerà..." CONTESSA: "Sotto i pini del boschetto." SUSANNA: "Sotto i pini..." CONTESSA: "Sotto i pini del boschetto." SUSANNA: "Sotto i pini...del boschetto..." CONTESSA: Ei già il resto capirà. SUSANNA: Certo, certo il capirà. Traducción de la letra: CONDESA (dicta): Qué suave céfiro... SUSANA (repite las palabras de la condesa): ...céfiro, CONDESA: ...esta noche soplará... SUSANA: ...esta noche soplará... CONDESA: ...bajo los pinos del bosquecillo... SUSANA: ¿Bajo los pinos? CONDESA: ...bajo los pinos del bosquecillo." SUSANA: ...bajo los pinos... del bosquecillo." CONDESA: Ya el resto comprenderá. SUSANA: Cierto, cierto, el comprenderá. ¿Presagio de lo que esa noche sucederá en la película? No es casualidad el que se eligiera esta ópera pues esta basada en una obra del francés Beaumarchais considerada subversiva y prohibida en gran parte del continente. Muchos ven esta opera como la representación de la caída de una aristocracia degenerada (el Conde de Almaviva) y la ascensión de las clases populares (Figaro). Así podemos ver el paralelismo con el alcaide, absolutista, como el Conde y a Andy como Fígaro. También se sabe que Mozart quiso independizarse de la aristocracia trasladándose a Viena para ganarse la vida como compositor, intérprete y profesor dejando Salzburgo donde su padre le puso al servicio del príncipe-arzobispo Colloredo. También Beaumarchais andaba metido en problemas políticos. Su obra “la folle jourée, ou Le mariage de Figaro” fue tachada de escandalosa. Esta obra teatral estuvo prohibida por Luis XVI, y no fue popular hasta después de la Revolución. Más tarde fue prohibida en Viena por el emperador José II por su carácter subversivo, con el nombre de “Die Hochzeit des Figaro”. Entonces Mozart pidió a Da Ponte, uno de sus libretistas, que convirtiera esta obra en una opera italiana, por su canto a la libertad (otro paralelismo con la película). Da Ponte tenía el mismo sentido de libertad que Mozart. Beaumarchais, Da Ponte y Mozart estuvieron siempre unidos en esta obsesión por las libertades. Esta ópera permanecerá en el tiempo no sólo como una muestra del pensamiento del siglo XVIII, sino como un canto permanente a la libertad. Supone una ruptura con la tradición. También posteriormente fue prohibida en Francia por el Mariscal Pétain y en España por Franco. Este Red desencantado comparece ante la comisión que ha de juzgar sobre su reinserción. Ya compareció al comienzo de la cinta y, como entonces, no se le halla en disposición de abandonar los muros de la cárcel. Es tiempo de aniversarios: los treinta años de Red en prisión (Andy le regala una armónica, aunque para ello ha tenido que recurrir a la competencia) y los diez de Andy (Red le regala el póster de Marilyn Monroe). Los pósters serán una manera eficaz de aludir al paso del tiempo: si Rita Hayworth había sido un icono erótico del cine de los años cuarenta, Monroe lo será del cine de los cincuenta, y más tarde aparecerá Raquel Welch, en los años 60 y 70. Todos esos carteles pasan por la celda de Andy, sin olvidar, también, una foto muy significativa: la de Albert Einstein. El año que asesinaron a Kennedy (1963) Andy crea la mejor biblioteca carcelaria de Nueva Inglaterra y el alcaide Norton lanza su programa de trabajo social destinado a la inserción y la rehabilitación: una mano de obra barata (los reclusos) servirá para ahorrar gastos e impuestos a la comunidad. En realidad, se trata de un buen negocio para el implacable director de la prisión: acepta sobornos a cambio de no intervenir en contratos que los empresarios necesitan para subsistir. De las cuentas del corrupto alcaide, del cobro de comisiones y del blanqueo del dinero se encarga el discreto Andy, quien explica a Red cómo lo hace: ha creado un personaje ficticio, Randall Stevens, que es el depositario de todos esos fondos. La sirena anuncia la llegada de “pescado fresco”. Red cuenta la llegada de Tommy Williams, el nuevo proyecto de Andy, un joven ratero al que el antiguo ejecutivo enseña a leer y ayuda a sacarse el graduado escolar. Estamos en 1966, Andy ya tiene el póster de Raquel Welch. Con todo, la situación de Andy cambiará con la llegada de Tommy: éste es el enganche argumental con los crímenes que provocaron la condena de aquél; en un plano de conjunto (Andy y Red de frente, Tommy de espaldas, sentado, en el centro) el ratero pone ante los ojos de Andy al verdadero asesino (que le contó lo sucedido en otra cárcel), y éste lo cuenta al alcaide, que, desde luego, no está dispuesto a prescindir de sus servicios. Confinado en el agujero, Andy tendrá noticias de que su pupilo ha obtenido el graduado escolar pero de poco le servirá: muere al “intentar escapar”. El espectador ha podido asistir al asesinato de Tommy: el desalmado alcaide lo había citado, sospechosamente, al aire libre, en un rincón apartado donde, tras cerciorarse de que es cierto lo contado por Andy, ordena su ejecución. Un plano cenital nos lo muestra muerto a los pies del alcaide, paralelo al plano anterior en que esos mismos pies aplastan un cigarro sin apurar. Andy, en el agujero, promete no olvidar, pero el alcaide se impone, desgrana sus argumentos en un poderoso contrapicado. Cuando sale del agujero, Andy empieza a mirar al futuro. En otra conversación con Red, contada en planos muy cortos, dice que quiere acabar sus días en el Pacífico, porque el océano “no tiene memoria”. Insiste, volviendo sobre la esperanza, en que se trata de “empeñarse en vivir o empeñarse en morir”, palabras pronunciadas en una clave que no tardará en ser desvelada. Red se siente ya “institucionalizado”, como en su día le ocurrió a Brooks, pero recibe un encargo de Andy al que no puede negarse: recoger algo oculto, enterrado bajo una piedra negra, al pie de un roble que hay al final de un muro… Aquí el oboe es el protagonista que busca el tesoro mientras sigue sonando el piano y los sonidos de ambiente (coche, pájaros, ranas, chicharras, sonidos de la naturaleza). Ahora se incorpora la orquesta con sonidos extremos graves y agudos para concluir finalmente con el sonido cálido de la armónica (recordemos que fue un regaló de Andy a Red).
Andy se está volviendo enigmático, abstraído, meditativo, y sus
compañeros se preocupan, sospechan que trame ago irremediable en la soledad de su celda. La voz narradora, Red, confiesa vivir la noche más larga de su vida, especialmente cuando a la mañana siguiente Andy no se encuentra en su celda. El implacable alcaide no se explica lo sucedido; tendrá que ser el póster de Raquel Welch el que dé pistas del paradero de Andy. Estamos en 1966. A partir de entonces sucesivos flashbacks reconstruyen con detalle el plan de fuga del cerebro Dufresne, ahora Randal Stevens, la apropiación del dinero depositado a su nombre en diferentes bancos, y la intervención policial en el presidio. A la vista de todo ello, Red piensa que “algunos pájaros no pueden ser enjaulados”. Por cierto, en la Biblia estaba la salvación, interpretada ahora no en sentido redentor sino como escapatoria. La salvación estuvo en manos del alcaide durante la inspección de la celda de Andy, pero, fatalmente para él, la devolvió a su dueño. La salvación era el martillo de gemas, cuidadosamente guardado en un hueco a medida entre las páginas del libro, un lugar donde al implacable carcelero jamás se le hubiera ocurrido mirar. Ese mismo martillo le sugirió la posibilidad del túnel el día que quiso utilizarlo para escribir su nombre en la pared y ésta se empezó a desconchar. Con todo, hay que añadir que la idea del arma guardada en la Biblia no es original del director de esta película; ha sido utilizada en el western, en este caso para que el predicador escondiera un pequeño revólver. De nuevo ante la comisión que decide sobre la reinserción Red, con cuarenta años de condena cumplidos, pronuncia un impresionante monólogo, mostrado en un primer plano al alcance de pocos actores. Al fin obtiene la condicional y sale de la cárcel para seguir el mismo itinerario que Brooks. También él sentirá la tentación de “marcharse”, pero antes debe cumplir la promesa que hizo a Andy, la que le llevará rumbo al Pacífico, como un hombre libre, que no ha perdido la esperanza.
Thomas Newman (1995) compositor estadounidense, miembro de una
de las familias de compositores de cine mas conocidas en Hollywood. Hijo del compositor Alfred Newman (1901-1970), aporta su particular sello de identidad a los grandes temas compuestos para acompañar las escenas de la película. Quizá uno de los mejores compositores actuales, cuyos trabajos en “American Beauty” y “Camino a la perdición”, por ejemplo, demuestran la calidad de este genio. Ha sido nominado nueve veces al Oscar en la categoría de Mejor banda sonora y una vez en la categoría de Mejor canción original, aunque hasta la fecha no lo ha ganado. Los temas musicales que aparecen en el film son:
- If I didn´t care. De Jack Lawrence
- The Marriage of Figaro/ duettino-sull´aria. De W.A.Mozart. Deutsche. Grammophon - Put the blame on mame. De Allan Roberts y Doris Fisher - Lovesick blues. De Cliff Friend e Irving Mills - Willie and the hand jive. De Johnny Otis