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CADENA PERPETUA

(The Shawshank Redemption, 1994)


Frank Darabont

Cadena perpetua relata la forja de una amistad entre dos condenados


que cumplen su pena en la prisión de Shawshank, en Maine (Nueva Inglaterra,
al noroeste de EEUU). La prisión es un lugar sórdido y violento, donde tanto el
alcaide como los carceleros a su mando recurren a la humillación, a la
brutalidad y al terror para dominar a los condenados: las palizas, el maltrato
psicológico o la confinación en el “agujero” son procedimientos habituales para
solventar los conflictos entre los internos. La obra está basada en una novela
de Stephen King: Rita Hayworth y la redención de Shawshank.
Andy Dufresne ha sido condenado a “dos cadenas perpetuas” por el
asesinato de su mujer y del amante de ésta, crímenes de los que se declara
inocente (en un flashback podemos ver imágenes de los amantes, de Andy
borracho mientras manipula un arma y del juicio; no así del asesinato), y Red
es, según su propia presentación, el “empresario de la prisión” en la que lleva
veinte años acusado de asesinato cuando Andy ingresa, y en la que es el único
capaz de conseguir objetos a cambio de tabaco y una comisión. Red será en
adelante, tras la secuencia inicial, el narrador, a través de la voz en off, del
relato. Él nos cuenta que Andy ha sido vicepresidente de un banco de Portland
y por él tendremos noticia precisa del paso del tiempo (por ejemplo, cuando
fecha la creación de la mejor biblioteca carcelaria de Nueva Inglaterra “el año
que asesinaron a Kennedy”, es decir, 1963).
La llegada de Andy viene precedida de una travelling aéreo que muestra
la prisión al espectador. El sonido de la sirena anuncia la entrada de nuevos
condenados, “pescado fresco”, que inmediatamente serán objeto de burla y
motivo de apuestas entre los veteranos, con Red como organizador. Un plano
corto, casi un primer plano, de Red nos acerca a sus pensamientos: Andy
parece “una barra de mantequilla a punto de derretirse”; poco después, cuando
Andy entra en la prisión, un movimiento de cámara que acompaña al personaje
hasta formar un plano nadir (la cámara situada en el suelo, en la vertical del
personaje), sugiere su angustia. Dentro los reciben el alcaide, un personaje
duro, inexpresivo e implacable, y sus reglas (la Biblia y la disciplina); y
comienza la humillación (ducha en una jaula, desinfección y desnudez camino
de la celda). El narrador nos previene: la primera noche es la más dura para el
“pescado fresco”. Y así es, uno de los recién llegados, incapaz de soportar su
nueva situación, recibe una brutal paliza del capitán Byron (a la mañana
siguiente sabremos que ha muerto). Esa noche Andy no abrió la boca y Red
perdió dos paquetes de tabaco en la apuesta.
Se nos presenta la prisión de Shawshank, con un precioso sonido de
cuerda que nos introduce poco a poco en ese lugar. Con "New Fish", Newman
nos da la tristeza y soledad de los recién llegados a prisión, con casi solo de
piano, tocado con delicadeza muy melódica. El piano, sonando de fondo y de
ritmo pausado, es un elemento que oiremos más en esta BSO.
Hay que destacar por encima del sonido musical, la ambientación de los
sonidos propios o de situación que se suceden en el film para meternos de
lleno en la sensación de primera persona o protagonista. Es decir destaca la
ausencia de música y el silencio para dejar oír los sonidos propios como el abrir
y cerrar de puertas, de celdas, golpes, pasos, pájaros, voces, gritos, viento,
sirenas, carros chirriantes, golpes sobre vallas metálicas, caballos, máquina de
escribir, caja fuerte, grillos y ladridos de perro en la noche, silbato de tren
lejano, disparos, etc..
Por supuesto que los efectos sonoros musicales también se usan para
introducirnos en la prisión, como por ejemplo el momento donde se nos
presenta Shawshank a vista de pájaro (desde arriba), justo cuando aparece el
ondear de la bandera en el tejado se oye la familia del viento metal, así como el
uso del redoble de timbales para las diversas sensaciones de peligro o
suspense y el vibrato de la cuerda frotada.
Aparece música tradicional americana con instrumentos típicos y giros
melódicos tradicionales usando el violín y la guitarra en forma de Pregunta
(violín)-Respuesta (guitarra) a modo de “Work songs”.

La primera conversación entre Red y Andy trata sobre la causa de la


condena: Andy vuelve a insistir en su inocencia. Red le presenta a las
hermanas, unos reclusos que se sienten atraídos por el nuevo, y acepta el
encargo de conseguir un martillo de gemas (cuya entrega se realiza a través
del reparto de libros, trabajo del que se encarga el viejo Brooks, el preso
encargado de la biblioteca).
En lo sucesivo, la película adquiere un notable carácter conversacional:
las intervenciones en off del narrador, Red, se complementan con sus
frecuentes charlas con Andy, mostradas habitualmente en planos muy cortos,
de manera que el espectador percibe en el rostro de cada personaje el efecto
que producen las palabras que escucha. Cadena perpetua es
una película con muchos primeros planos de rostros, camino
para acceder a los pensamientos y a los sentimientos (o a la
ausencia de ellos), para enseñar el nacimiento y el
crecimiento esos mismos sentimientos (la amistad entre Andy
y Red), también para mostrar el efecto del paso del tiempo
(prodigiosos, por ejemplo, los primeros planos de Brooks al
abandonar la prisión).
Tras el acoso de las hermanas a Andy en el almacén –Red reflexiona
sobre lo ocurrido: “la cárcel no es un cuento de hadas”–, la película da un giro
con las obras de reparación del tejado. El temerario Andy se ofrece a ayudar al
capitán Byron a evadir impuestos de una herencia que ha recibido. De nuevo,
la escena concluye con el comentario de Red en off. La siguiente conversación
comenzará tratando de ajedrez y acabará con un reconocimiento mutuo: “tú y
yo empezamos a ser amigos”.
Durante la proyección de la película Gilda, Andy pide a Red un póster de
Rita Hayworth. Después, sufre una nueva agresión de las hermanas: en su
comentario a lo sucedido, Red explica cómo los carceleros acabaron con el
problema: Andy pasó un mes en la enfermería pero las hermanas no volvieron
a tocarlo, y uno de ellos no volvió a caminar.
"If I didn´t care" es uno de los temas cantados de esta bso junto con
"Lovesick blues".
El rostro imperturbable e inexpresivo del
alcaide reaparece en el registro de la celda de
Andy. Más importante que lo hallado son los
intercambios entre el alcaide y Andy:
intercambio de citas bíblicas y de primeros
planos. El recluso mantiene el tipo pero la
escena, clave por las pistas que encierra,
deberá ser revisada a la luz del final,
especialmente el sentido de la frase con que se
despide el alcaide, al devolver la Biblia a Andy: “en ella está la salvación”,
palabra usada en la película (lo sabremos al final) en dos acepciones (es una
dilogía: salvación religiosa, pero también huida).
Andy es trasladado a la biblioteca al tiempo que todos en la cárcel
aprovechan sus conocimientos del mundo económico y financiero, desde el
director al último guardia. Además, con objeto de conseguir nuevos fondos,
escribe cartas semanales al Senado. Su llegada a la biblioteca coincide con la
condicional del viejo Brooks, el recluso que se ha pasado
más de cincuenta años entre rejas y ya no quiere salir.
“Estos muros embrujan –dice Red–: primero los odias,
luego te acostumbras y al cabo del tiempo llegas a
depender de ellos”. Así sucede con Brooks: la libertad se
convierte en un drama para él (nos lo muestra un
impresionante travelling frontal del anciano mientras viaja en autobús), como lo
será también cruzar la calle o desenvolverse en el trabajo que le dan dado.
Ahora es el propio Brooks quien narra (está fuera de la prisión y sería una
incongruencia que lo hiciera Red), aunque esa otra voz en off es en realidad la
carta que escribe a sus excompañeros de presidio contándoles sus últimos
pasos, hasta que decide “marcharse”.
Después de seis años, las insistentes cartas de Andy dan fruto y recibe
envíos de libros, discos y dinero. Por unos instantes, todo el presidio escucha a
Mozart. Aquella música, dice Red, era como “un hermoso pájaro que entró en
nuestra monótona jaula” y, por un momento, hizo que todos se sintieran libres.
El gesto de Andy fue castigado pero ha servido para introducir el otro gran
motivo de la película, la esperanza: en una nueva conversación con Red, Andy
explica que necesita la música “para no olvidar que hay algo dentro que no te
pueden quitar, que es tuyo, la esperanza”. Red, sin embargo, piensa que la
esperanza es algo “peligroso e inútil”.
La canción de ópera que Andy Dufresne pone en el tocadiscos es
“Canzonetta sull'aria” de “Las bodas de Fígaro” de W.A. Mozart. Este tipo de
música se denomina música dietética. La música clásica (Mozart), en concreto
un Aria de Opera cantada por un dueto o dúo de mujeres (ambas son
Sopranos), que lleva hasta el patio por los altavoces, hacen sentirse libres a los
presos momentáneamente. ¿Por qué? En concreto se trata de el duettino “Che
soave zeffiretto” también conocido como “Canzonetta sull'aria” donde la
Condesa (soprano) le dicta a Susana (soprano), criada de la Condesa y novia
de Fígaro, una carta para confirmar su cita con el Conde que sella con un
alfiler. Se trata del III Acto de la ópera cuya letra dice así en italiano:
CONTESSA(detta): "Che soave zeffiretto..."
SUSANNA(ripete le parole della contessa): "Zeffiretto..."
CONTESSA: "Questa sera spirerà..."
SUSANNA: "Questa sera spirerà..."
CONTESSA: "Sotto i pini del boschetto."
SUSANNA: "Sotto i pini..."
CONTESSA: "Sotto i pini del boschetto."
SUSANNA: "Sotto i pini...del boschetto..."
CONTESSA: Ei già il resto capirà.
SUSANNA: Certo, certo il capirà.
Traducción de la letra:
CONDESA (dicta): Qué suave céfiro...
SUSANA (repite las palabras de la condesa): ...céfiro,
CONDESA: ...esta noche soplará...
SUSANA: ...esta noche soplará...
CONDESA: ...bajo los pinos del bosquecillo...
SUSANA: ¿Bajo los pinos?
CONDESA: ...bajo los pinos del bosquecillo."
SUSANA: ...bajo los pinos... del bosquecillo."
CONDESA: Ya el resto comprenderá.
SUSANA: Cierto, cierto, el comprenderá.
¿Presagio de lo que esa noche sucederá en la película? No es
casualidad el que se eligiera esta ópera pues esta basada en una obra del
francés Beaumarchais considerada subversiva y prohibida en gran parte del
continente. Muchos ven esta opera como la representación de la caída de una
aristocracia degenerada (el Conde de Almaviva) y la ascensión de las clases
populares (Figaro). Así podemos ver el paralelismo con el alcaide, absolutista,
como el Conde y a Andy como Fígaro. También se sabe que Mozart quiso
independizarse de la aristocracia trasladándose a Viena para ganarse la vida
como compositor, intérprete y profesor dejando Salzburgo donde su padre le
puso al servicio del príncipe-arzobispo Colloredo. También Beaumarchais
andaba metido en problemas políticos. Su obra “la folle jourée, ou Le mariage
de Figaro” fue tachada de escandalosa. Esta obra teatral estuvo prohibida por
Luis XVI, y no fue popular hasta después de la Revolución. Más tarde fue
prohibida en Viena por el emperador José II por su carácter subversivo, con el
nombre de “Die Hochzeit des Figaro”. Entonces Mozart pidió a Da Ponte, uno
de sus libretistas, que convirtiera esta obra en una opera italiana, por su canto
a la libertad (otro paralelismo con la película). Da Ponte tenía el mismo sentido
de libertad que Mozart. Beaumarchais, Da Ponte y Mozart estuvieron siempre
unidos en esta obsesión por las libertades. Esta ópera permanecerá en el
tiempo no sólo como una muestra del pensamiento del siglo XVIII, sino como
un canto permanente a la libertad. Supone una ruptura con la tradición.
También posteriormente fue prohibida en Francia por el Mariscal Pétain y en
España por Franco.
Este Red desencantado comparece ante la comisión que ha de juzgar
sobre su reinserción. Ya compareció al comienzo de la cinta y, como entonces,
no se le halla en disposición de abandonar los muros de la cárcel. Es tiempo de
aniversarios: los treinta años de Red en prisión (Andy le regala una armónica,
aunque para ello ha tenido que recurrir a la competencia) y los diez de Andy
(Red le regala el póster de Marilyn Monroe). Los pósters serán una manera
eficaz de aludir al paso del tiempo: si Rita Hayworth había sido un icono erótico
del cine de los años cuarenta, Monroe lo será del cine de los cincuenta, y más
tarde aparecerá Raquel Welch, en los años 60 y 70. Todos esos carteles pasan
por la celda de Andy, sin olvidar, también, una foto muy significativa: la de
Albert Einstein.
El año que asesinaron a
Kennedy (1963) Andy crea la mejor
biblioteca carcelaria de Nueva
Inglaterra y el alcaide Norton lanza
su programa de trabajo social
destinado a la inserción y la
rehabilitación: una mano de obra
barata (los reclusos) servirá para
ahorrar gastos e impuestos a la
comunidad. En realidad, se trata de
un buen negocio para el implacable
director de la prisión: acepta
sobornos a cambio de no intervenir
en contratos que los empresarios necesitan para subsistir. De las cuentas del
corrupto alcaide, del cobro de comisiones y del blanqueo del dinero se encarga
el discreto Andy, quien explica a Red cómo lo hace: ha creado un personaje
ficticio, Randall Stevens, que es el depositario de todos esos fondos.
La sirena anuncia la llegada de “pescado fresco”. Red cuenta la llegada
de Tommy Williams, el nuevo proyecto de Andy, un joven ratero al que el
antiguo ejecutivo enseña a leer y ayuda a sacarse el graduado escolar.
Estamos en 1966, Andy ya tiene el póster de Raquel Welch. Con todo, la
situación de Andy cambiará con la llegada de Tommy: éste es el enganche
argumental con los crímenes que provocaron la condena de aquél; en un plano
de conjunto (Andy y Red de frente, Tommy de espaldas, sentado, en el centro)
el ratero pone ante los ojos de Andy al verdadero asesino (que le contó lo
sucedido en otra cárcel), y éste lo cuenta al alcaide, que, desde luego, no está
dispuesto a prescindir de sus servicios. Confinado en el agujero, Andy tendrá
noticias de que su pupilo ha obtenido el graduado escolar pero de poco le
servirá: muere al “intentar escapar”. El espectador ha podido asistir al asesinato
de Tommy: el desalmado alcaide lo había citado, sospechosamente, al aire
libre, en un rincón apartado donde, tras cerciorarse de que es cierto lo contado
por Andy, ordena su ejecución. Un plano cenital nos lo muestra muerto a los
pies del alcaide, paralelo al plano anterior en que esos mismos pies aplastan
un cigarro sin apurar. Andy, en el agujero, promete no olvidar, pero el alcaide
se impone, desgrana sus argumentos en un poderoso contrapicado.
Cuando sale del
agujero, Andy empieza
a mirar al futuro. En
otra conversación con
Red, contada en planos
muy cortos, dice que
quiere acabar sus días
en el Pacífico, porque
el océano “no tiene
memoria”. Insiste,
volviendo sobre la
esperanza, en que se
trata de “empeñarse en
vivir o empeñarse en
morir”, palabras pronunciadas en una clave que no tardará en ser desvelada.
Red se siente ya “institucionalizado”, como en su día le ocurrió a Brooks, pero
recibe un encargo de Andy al que no puede negarse: recoger algo oculto,
enterrado bajo una piedra negra, al pie
de un roble que hay al final de un
muro…
Aquí el oboe es el protagonista
que busca el tesoro mientras sigue
sonando el piano y los sonidos de
ambiente (coche, pájaros, ranas,
chicharras, sonidos de la naturaleza).
Ahora se incorpora la orquesta con
sonidos extremos graves y agudos para
concluir finalmente con el sonido cálido
de la armónica (recordemos que fue un
regaló de Andy a Red).

Andy se está volviendo enigmático, abstraído, meditativo, y sus


compañeros se preocupan, sospechan que trame ago irremediable en la
soledad de su celda. La voz narradora, Red, confiesa vivir la noche más larga
de su vida, especialmente cuando a la mañana siguiente Andy no se encuentra
en su celda. El implacable alcaide no se explica lo sucedido; tendrá que ser el
póster de Raquel Welch el que dé pistas del paradero de Andy. Estamos en
1966. A partir de entonces sucesivos flashbacks reconstruyen con detalle el
plan de fuga del cerebro Dufresne, ahora Randal Stevens, la apropiación del
dinero depositado a su nombre en diferentes bancos, y la intervención policial
en el presidio. A la vista de todo ello, Red piensa que “algunos pájaros no
pueden ser enjaulados”.
Por cierto, en la Biblia estaba la salvación, interpretada ahora no en
sentido redentor sino como escapatoria. La salvación estuvo en manos del
alcaide durante la inspección de la celda de Andy, pero, fatalmente para él, la
devolvió a su dueño. La salvación era el martillo de gemas, cuidadosamente
guardado en un hueco a medida entre las páginas del libro, un lugar donde al
implacable carcelero jamás se le hubiera ocurrido mirar. Ese mismo martillo le
sugirió la posibilidad del túnel el día que quiso utilizarlo para escribir su nombre
en la pared y ésta se empezó a desconchar. Con todo, hay que añadir que la
idea del arma guardada en la Biblia no es original del director de esta película;
ha sido utilizada en el western, en este caso para que el predicador escondiera
un pequeño revólver.
De nuevo ante la comisión que decide sobre la reinserción Red, con
cuarenta años de condena cumplidos, pronuncia un impresionante monólogo,
mostrado en un primer plano al alcance de pocos actores. Al fin obtiene la
condicional y sale de la cárcel para seguir el mismo itinerario que Brooks.
También él sentirá la tentación de “marcharse”, pero antes debe cumplir la
promesa que hizo a Andy, la que le llevará rumbo al Pacífico, como un hombre
libre, que no ha perdido la esperanza.

Thomas Newman (1995) compositor estadounidense, miembro de una


de las familias de compositores de cine mas conocidas en Hollywood. Hijo del
compositor Alfred Newman (1901-1970), aporta su particular sello de identidad
a los grandes temas compuestos para acompañar las escenas de la película.
Quizá uno de los mejores compositores actuales, cuyos trabajos en “American
Beauty” y “Camino a la perdición”, por ejemplo, demuestran la calidad de este
genio. Ha sido nominado nueve veces al Oscar en la categoría de Mejor banda
sonora y una vez en la categoría de Mejor canción original, aunque hasta la
fecha no lo ha ganado.
Los temas musicales que aparecen en el film son:

- If I didn´t care. De Jack Lawrence


- The Marriage of Figaro/ duettino-sull´aria. De W.A.Mozart. Deutsche.
Grammophon
- Put the blame on mame. De Allan Roberts y Doris Fisher
- Lovesick blues. De Cliff Friend e Irving Mills
- Willie and the hand jive. De Johnny Otis

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