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EDICIÓN-N°49-ABRIL-2010

Aprendizaje informal ¿Qué hay de nuevo?

Javier Martínez Aldanondo,

Gerente de Gestión del Conocimiento de Catenaria

jmartinez@catenaria.cl

El mundo de la formación, al igual que el resto de los mundos, está permanentemente


sometido a la tiranía de las modas. Para quien no lo recuerde, hace ya bastantes años irrumpió
con fuerza el e-learning con la promesa de hacer el aprendizaje disponible para cualquier
persona, en cualquier momento y en cualquier lugar y por si fuese poco, ahorrando respecto a
la formación presencial. Poco después, aterrizó el blended learning, más tarde fueron las
comunidades virtuales, al poco tiempo todo el mundo estaba hablando de coaching,
enseguida, el mobile learning era lo que se llevaba. Las últimas olas en llegar han sido las del
aprendizaje informal/social (muy apoyado en la web 2.0) y el aprendizaje organizacional
aunque esta última ola todavía lucha por resolver el enigma de si pueden realmente aprender
las organizaciones y cómo lo hacen.

Cuando haces un análisis de las cosas que sabes hacer y sobre todo, de cómo y dónde las
aprendiste, te das cuenta, no sin sorpresa, que la inmensa mayoría ocurrieron en lugares muy
alejados de la educación formal, de las instituciones educativas y de los rituales tradicionales
que conocemos (curso, aula, asignatura, profesor, lección, examen, nota, título, etc.). Más bien
sucedieron en el seno de tu familia y de la gente con quien conviviste (desde tus padres hasta
tus hijos pasando por tu grupo de amigos), del equipo deportivo en que jugaste, de los viajes
que hiciste pero sobre todo, mientras trabajabas y progresabas en la vida. Por eso me resulta
sorprendente que se hable tanto de aprendizaje informal cuando es así como el ser humano
ha aprendido siempre. Informalmente es la única manera en que cada uno de nosotros
aprendimos durante nuestros primeros años de vida (hasta que el colegio trató de castrarnos
esa habilidad) y como en realidad hemos aprendido casi todo lo que sabemos, incluyendo
nuestras respectivas profesiones. Sin embargo, da la sensación de que hemos olvidado cómo
se produce el proceso del aprendizaje natural así que merece la pena revisarlo brevemente.

Lo primero que hay que aclarar, una vez más, es qué entendemos por aprender porque es
desde esta instancia donde se produce la confusión. Aprender es un proceso personal (lo que
no significa que sea individual) de acumulación de experiencia reutilizable en el futuro que
depende de 3 factores. Motivación, tiempo y oportunidad de practicar. Para que exista
aprendizaje, tiene que existir un cambio de conducta comprobable, es decir, una persona tiene
que ser capaz de hacer algo que antes no era capaz de hacer y que le permite obtener mejores
resultados. El acto de aprender genera, para quien lo realiza , un aumento en su stock
particular de conocimiento, razón por la cual se convierte en la habilidad más importante para
cualquier persona u organización. Esta definición acarrea algunas consecuencias:
* Aprender exige recordar y por tanto, si hoy no eres capaz de recordar cosas que sabías
meses o años atrás (por ejemplo, resolver una integral), entonces, no las aprendiste.

* Para aprender no es necesario hacer cursos, estudiar o someterse a los procesos


tradicionales que conocemos, caracterizados por suceder en un lugar físico concreto, en un
momento en particular y liderados por un profesor.

* Para aprender hay ser curioso y tener un objetivo que te interesa. No se puede ignorar que
existen también enemigos del aprendizaje, encabezados por la soberbia que impide
reconocerse incompetente frente a la certeza del “yo ya sé y no necesito aprender”.

* Para aprender tienes que estar enojado, incómodo, tu conocimiento tiene que resultar
insuficiente para lograr el objetivo que persigues, lo que ocurre cuando tus expectativas fallan,
es decir, cuando te equivocas. Por eso, el error es el elemento más importante para aprender.
Lo interesante es que cuando resuelves esos “errores”, acumulas en tu memoria los casos que
te resultaron exitosos para volver a utilizarlos en el futuro cuando los necesites. Por eso es
importante recordar y por eso mismo, las empresas tienen tantos problemas para hacerlo ya
que carecen de memoria.

En definitiva, el proceso de aprender es informal por definición...

En segundo lugar, tú no elijes aprender, sino que aprender es algo innato. El aprendizaje es un
acto involuntario. En realidad, aprendes porque no te queda otro remedio si quieres
sobrevivir. El aprendizaje es una propiedad indispensable para todo ser vivo ya que su ausencia
significa la muerte. No puedes evitar aprender igual que no puedes evitar crecer. De hecho, el
proceso de aprender es imparable, no puedes impedir que las personas aprendan lo que les
interesa y de la forma que quieren. Cuando fuiste un bebé (quienes no lo recuerden pueden
observar a sus hijos cuando son pequeños), no tenías conciencia de aprender ni -desde luego-
voluntad o decisión al respecto. Simplemente aprendías una enorme cantidad de cosas sin
saber qué aprendías ni cómo aprendías. El verbo aprender no existía para ti, era invisible.
Aprendiste algunas acciones esenciales para el resto de tu vida (caminar, escuchar, hablar,
comer, leer…) sin que nadie te obligase, saltándote todos los procesos formales que se supone
debe considerar un proceso de aprendizaje (sin ir a una escuela, sin seguir un libro ni a un
profesor, sin estudiar, sin saber nada de física ni de gramática…). No conozco ningún niño que
decidiese no aprender a andar o a hablar por resultar demasiado difícil. Y aprendiste de una
forma bastante efectiva porque muchos años después sigues ejecutando esas acciones con
maestría y naturalidad. En realidad, basta observar cómo aprende naturalmente un niño para
deducir los principios básicos del aprendizaje, algo que todos tenemos al alcance de la vista
pero que sigue resultando un misterio para quienes tienen relación con procesos de
aprendizaje. La dificultad radica en que el aprendizaje es un proceso inconsciente, no te das
cuenta de que aprendes porque aprender está siempre al servicio de un objetivo que te
interesa alcanzar y que es a lo que verdaderamente prestas atención. Por esta razón, cuando
alguien tiene que diseñar procesos de aprendizaje, al no ser consciente de cómo aprendió, lo
que hace es crear procesos artificiales y antinaturales que suelen dar resultados deficientes.
Sin embargo, las cosas pueden ser infinitamente más efectivas si tan sólo imitas la manera en
que tú mismo aprendes. Si quieres conocer más sobre cómo ocurre ese fenómeno en tu
cerebro, te recomiendo la lectura del libro On Intelligence de Jeff Hawkins.
En tercer lugar, las empresas se empiezan a dar cuenta de que el modelo de aprendizaje
formal que impulsan, liderado por sus departamentos de formación, ya no es sostenible
debido al ritmo de adaptación y evolución al que se ven sometidas. Es lento, es caro, es
ineficiente, es poco personalizado. Dicha realidad de cambio fulgurante obliga a aprender
mientras se trabaja. Debido a que esa realidad transcurre a tal velocidad, no importa tanto qué
aprender sino cómo. Hace mucho que todos sabemos que aprender es trabajar aunque de
forma increíble se sigue insistiendo en separar ambas actividades, física y temporalmente.
Todos hemos aprendido a trabajar informalmente porque para nuestra desgracia, aunque le
dedicamos más de 20.000 horas al sistema educativo, este apenas nos entrega herramientas
para afrontar un desafío de tamaña envergadura. Para superar ese déficit, nos las apañamos
interactuando con nuestros compañeros, revisando documentos, preguntando a los que más
saben e imitándoles, intentando distintas estrategias y buscando soluciones a los problemas
que plantea el día a día. Pronto nos damos cuenta de que nos resulta mucho más útil ese
aprendizaje que podemos aplicar de forma inmediata, que lo que escuchamos en los cursos de
formación ofrecidos dentro o fuera de nuestra organización y que nunca sabemos cuándo
podremos aplicar. Creemos más a nuestros compañeros y pares que a los profesores.

Recuerdo de forma nítida 2 afirmaciones del director de RRHH de una entidad financiera
durante la convención anual a la que tuve la oportunidad de asistir:

1. Gran cantidad de personas comprometen su asistencia a distintos cursos ofrecidos por la


organización pero finalmente no asisten a los mismos a pesar de se haya desembolsado el
dinero de los billetes de avión, reservas de hotel, honorarios de los formadores, materiales,
etc.

2. El 7% de nuestro aprendizaje ocurre en el aula ya que donde realmente aprendemos es


trabajando.

Este aprendizaje informal es el mismo que desplegábamos cuando éramos niños lo que
demuestra, que aprender forma parte del ADN de las personas y debiese serlo también de las
organizaciones que, lamentablemente, no están diseñadas para ello.

En cuarto lugar, la tecnología con la que contamos actualmente ofrece enormes oportunidades
para que ese aprendizaje informal resulte más ágil y fluido. Sin embargo, no hay que confundir
los medios con los fines ni la comunicación con el aprendizaje. Contar con un canal en You
Tube, usar Twitter, Skype, Facebook, Wikis o Blogs no garantiza el aprendizaje. El aprendizaje
no ocurre en el computador cuando lees o escuchas lo que allí se muestra, ocurre en tu
cerebro cuando haces, cuando llevas a la práctica lo que leíste o escuchaste. Cuando aprendes,
generas una nueva estructura neuronal en tu cerebro lo que no se puede transferir de forma
directa por ningún medio tecnológico. Todas estas nuevas herramientas de comunicación son
parte del aprendizaje, son condición necesaria pero no suficiente, son complementarias pero
no son automáticamente aprendizaje ya que falta la parte más importante: la aplicación, la
práctica. Si te regalo un pendrive con todos los libros del mundo y te los aprendes de memoria,
no es mucho lo que puedes hacer con esa información más allá de concursar en “Quien quiere
ser millonario”. El conocimiento se transforma en información al almacenarlo. El conocimiento
no está en los documentos sino que sólo “pasa” a tu cabeza cuando experimentas y practicas
que es cuando realmente aprendes. El aprendizaje es experiencia, lo demás es información. El
valor de la información es cero, es lo que haces con ella lo que importa. A pesar de que existen
ya bastantes plataformas tecnológicas elegantemente equipadas con todo tipo de aplicaciones
para fomentar el trabajo colaborativo, todavía es muy escaso el uso que las personas hacen de
las mismas. En mi opinión la culpa la tiene el correo electrónico, una buena herramienta de
comunicación 1 a 1 pero un pésimo instrumento de coordinación y colaboración. Nos guste o
no, el e-mail sigue siendo la herramienta más utilizada y el espacio alrededor del que gira casi
todo lo que las personas hacen con su computador. Mientras las plataformas colaborativas no
integren el mail, tienen todas las de perder.

¿Qué nos cabe esperar entonces? No podemos progresar sin reconocer, que el aprendizaje
natural de las personas es esencialmente informal. La vida es aprendizaje. Se atribuía a
Winston Churchill la frase “odio que me enseñen pero me encanta aprender”. Por tanto, hay
que dejar de insistir en formalizarlo inventando diseños artificiales antinaturales (como las
aulas, los cursos, etc.) que funcionan deficientemente. Al mismo tiempo, tenemos que
reconocer que un entorno de aprendizaje informal demanda espacios de libertad, autonomía y
autogestión que todavía percibo utópicos para el nivel de madurez que demuestran muchas
empresas e instituciones. Para no ser muy ambicioso, me conformo con que se coloquen los
menores obstáculos posibles para que las personas tengan acceso a todos los elementos que
necesiten para aprender y ejecutar su trabajo de la mejor manera y en ese esfuerzo, es
evidente que las tecnologías tienen un papel cada vez más decisivo. Puestos a soñar, desearía
que se fuesen creando las condiciones para fomentarlo, que existan espacios e instancias
adecuados para que ocurra, que se reconozca como parte esencial del trabajo, que se
incentive, se evalúe y se premie, y que el énfasis se sitúe no tanto en su medición directa sino
en sus efectos.

Durante el mes de mayo, participaremos en 2 congresos internacionales relacionados con


estas temáticas. El primero, EDO Nuevas estrategias formativas para las organizaciones se
celebrará en Barcelona entre el 12 y el 14 y abordará aspectos como la Colaboración, la
Gestión del conocimiento, el Aprendizaje informal, las Redes sociales o la Autoformación. El
segundo, Global MAKE (Most Admired Knowledge Entreprises) Conference tendrá lugar en Sao
Paulo entre el 25 y 27 y abordará específicamente aspectos vinculados a la Gestión del
Conocimiento donde impartiremos 2 sesiones, una sobre Storytelling y la otra sobre Cómo
identificar conocimiento crítico. El próximo artículo, el número 50, también tendrá mucho que
ver con lo informal del proceso de aprendizaje que todos experimentamos a diario.

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