Está en la página 1de 1

Discurso del Papa Francisco en la Pontificia Universidad Catlica del Ecuador

Quito 8 de julio del 2015.


Texto ntegro del discurso del Papa Francisco en la Universidad Catlica del Ecuador:
Siento mucha alegra por estar esta tarde con ustedes en esta Pontificia Universidad del
Ecuador, que desde hace casi 70 aos realiza y actualiza la fructfera misin educadora de
la Iglesia al servicio de los hombres y mujeres de la nacin.
Agradezco esas amables palabras con las que me han recibido y me han transmitido las
inquietudes y las esperanzas que brotan en ustedes ante el reto personal de la educacin.
Veo caer algunos nubarrones ah en el horizonte, espero que no venga la tormenta, noms
una leve gara.
En el evangelio acabamos de escuchar cmo Jess, el maestro, enseaba a la
muchedumbre y al pequeo grupo de los discpulos, acomodndose a su capacidad de
comprensin. Lo haca con parbolas, como la del sembrador, el Seor siempre fue plstico
en el modo de ensear, de una forma que todo poda entender, Jess no buscaba
doctorear, por el contrario quiere llegar al corazn del hombre, a su inteligencia, a su vida y
para que esta d fruto.
La parbola del sembrador nos habla de cultivar, nos muestra los tipos de tierra, los tipos
siembra, los tipos de frutos y la relacin que entre ellos se genera. Y ya desde el Gnesis
Dios le susurra al hombre esta invitacin: cultivar y cuidar. No solo l le da la vida, le da la
tierra, la creacin, no solo le da una pareja y un sin fin de posibilidades, le hace tambin una
invitacin, le da una misin, los invita a ser parte de su obra creadora y le dice cultiva. Te
doy la semilla, la tierra, el agua, el sol, te doy tus manos y la de tus hermanos, ah lo tienes,
es tambin tuyo, es un regalo, es un don, es una oferta, no es algo adquirido, no es algo
comprado, nos precede y nos suceder. Es un don dado por Dios para que con l podamos
hacerlo nuestro. Dios no quiere una creacin para s, parar mirarse as mismo, todo lo
contrario, la creacin es un don para ser compartido, es el espacio que Dios nos da para
construir con nosotros, para construir un nosotros. El mundo, la historia, el tiempo es el
lugar donde vamos construyendo ese nosotros con Dios, el nosotros con los dems, el
nosotros con la tierra. Nuestra vida siempre esconde esta invitacin, una invitacin ms o
menos conciente, que siempre permanece.

También podría gustarte