MERGES a a
CUENTOS
CENTROAMERICANOSARTURO ARIAS
Nacio en ciudlaet de Guatemala,
en 1950, Se desempeha como
profesor de materias culturales
en la Universidad Estatal de Ca-
lifornia, San Francisco, Ha escti
to obras dle critica lieraria, como
Tdealogias, lteranera sociedad
durante fa revolucion gitatemai-
teca 1944-1954, premiada por
Gasa de las Americas. Ha escri-
to las novelas Despees de tas
bombas(1979), itecim Net (1981),
también Premio Casa de las
Américas, jaguar en famas
(1990) y Las caminos de Paxil
4990).BOCADO DE VIENTO
ie relrigeradora via\é cientos de kilémewos, y via
jaria cientos ms adn, antes de concluir su
codisea, Seguiria siempre los caminos torcidos de
Romualda, la mujer que hablaba con las piedras,
y de Petronio, el viejo escupidor de fuego.
Ta pareja vivia en una aldea que apenas silo
era. No pasaba xe una decena de ranchitos cle pa-
litos raquiticos susceptibles de pudirse mas sipix
damente que los ¢scasisimos billetes de papel
dinero que eirculaban por aquellos viaductos de la.
selva petenera
‘A fuerza de machete -y mucho suclor, de aquel
que lo convierte a uno en mina de sal, lograron
abrir un caro :ni muy amplio ni muy ¢lare en donde
habian erigido sus simulacros de chezas antes de
morirse de sed. Ni energia les quedé part hacer
como los canejos,
Pero habia otros claros no tan elaros en fos ale
rededores, y 1a mayoria de los atajos pasaba por
Ia aldea de ellos, alclea de nombre mitad_prepo-
tente y mitad deseo. Se llataba Aldea Nuevo Am3-
never del Pucblo Guatemalteco, pero de tan largo
‘que era sc le decia tan s6lo Nuevo Amanecer.
‘Todos los que eaminaban por las otras aldeas
vyecinas, que eran atin menos aldeas que Nuevo
Amanecer, que ni siquiera pretendian ser caserios
fo cantones porque la verdad, en el fondo la gente
15es modesta, y ademas ha vivide ya tanto que la
mata misma no les permite creerse que sta es de
veras la mena mera, pero en fin, los nombres eran
grindilocuentes: Destino Prometedor, Aurora det
‘Desarrollo de la Patria, Nueva Aurora del Pesarra-
lo de La Patria, Rineén de las Promesas, Presea de
la Futura Utopia. Lo bueno era que todos, absohi-
tamente todos, tenian que pasar por Nuevo Ama-
necer si venian del atajo que denominado “camino”
condicta al entronque con un. polvoriento: camini=
to de mulas apenas visible inclusa cuande bien-cui-
dado, (que se enmontaba en tiempo: de lluvias ¥ se
transformaba en pantano pegajoso, pera que en li
época svea entrancaba con la carretera principal si
Uno estaba dispuesto a andar cinco horas a lomo
de:mula bajo el sol que latigueaba peor que cual-
qquicr capataz borracho. Fue entonces cuando # Pe-
ttonio se le ocurri6 Lo de la reffigeridora,
Gye, Romualda, ¢y si pusiéramos aqui
puesta de reffescos?
Romualda lo mir con la misma compasiOn cor
que se Contempla alas personas que han pasado
tode el dia bajo el sol... sin el sombrero. puesto.
En scrio mujer. Sexi un’ negociazo. "Tendrias
mos ¢l monopolio,
=2¥ de donde vas a sacar los refrescos?
=2Céme de donde? Me los manda ta distribut-
dora.
=2A lomo de mula?
=A como sea... Es cuestién de expandir el ne~
gacio nomas,
=2¥ como los mantenemos fries?
Sencillo, Compramos una refrigeradora comer-
chal.
En ese momento Romualda sf se desesperd. Al
fin yal cabo, el hombre ne ena el mejor recero,
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su: mano no peeaba de ser la mais habil para ka-rnil-
pa, tenia la garganta desieuida, aunque al fin, la
iban haciendo poce a poco, y ni tomaba en exce-
soni la golpeaba demasiade. [Pero esto!
=Si vieras que no son tan caras, ¥ la pagamos a
plazo, «qué creés pues? Por ay mi tio de Escuintls
ya me contaba..
E] zumbiddo- de los moscos ers insaponable, No
dejaban ni off los gritas de los monas de la selva.
Y de puro espantitselos se habia dislocado la nina
Chagua las munecas.
= .n¥ entonces hacés el pedid desde Flores,
mandiis el giro postal, y de asegtin a suerte, como,
a los tres meses te viene lleganda la mereancéa.
=A fomo de mul
~ZEn heliesptero pues?
Parecia una locura pero de locura en locura se
van constrayendo las munditos alucinantes que
como castillos de arena surgen en medio de la selva
casi con la misma rapide con que se desmoronan,
A: puro-lomo de mula, Petronia sali. un ia
hasta el entronque con el camino principal. Dia y
medio le llev6 la jomada y)a.punte estuvo de no
Jograrlo, no sdlo. por a inevitable insolaciém y los
piquetes de inseetos que de tan grandes més pa-
reeian mordidas de tigre, sino tambien por el st
to que le pegé la barba amarilla que se te atraves6
en el camino casi tumbindolo del indiferente ani
mal, el golpaze que le dio Ia rama de un dsbol-al
reviratle contra la cabeza y cl desmayo que le vino
por falta de suficiente comida y bebicls
Pero al fin lego a donde empezaba:el camino
de verdad. Alli tuvo! que pagar una fortuna part
que le cuidaran Ja mula antes de que, muchas ho-
ras después de esperaria, apareciera la: camioneta
destartalada que habria de conduciio hasta Ciudad
a7Flores. El aitargo tufo de estricnina que: generabe
‘el sucor de tanta gente apretada casi be: produce
un nuevo desmayo pero se metiG come pudo en-
tre canastos, gallinas y brazos empapados; sin mas
dano que la casi mordida que le pega on
en la ofeja, Ast emprendicron el camino durante
hiras, hasta que pegando una sacudida tremenda,
]a camioneta tosiG-y se descompuso.
El chofer se bai, abrio el capé, maldijo, le pews
una patada a ia llanta, volvié-a-maldecir y subio-
Les pidid. a los hombres bajar y empuisr la ca
neta hasta medio kilémetro- mis abajo donde ha-
bia una sombrita, porque arreglar el motor hijo de
su madre iba a llevarle algan tiempito. Los home
bres bajaron entonces, Pelronio entte ellos, y des
pues de considerable esfuer0. consiguieron que
ja camioneta empezara’a rdar lentamente, mien
tras las mujeres cantaban con. voces tan-entusias-
tas como desafinadas pars subirles los animos. El
chofer dirigia Ia operacién mientras tomaba grane
des tragoé de fon transparente, sin marcay para ro-
fresearse, Finalmente llegaron a la sombrita.
‘Alli transcurrleron varias horas mientras el cho
fer durmis una siestecita para reponerse de Ia fat
ga antes ce meterle mano al motor. lego: se
jntrodujo dentro de él como Jonés-dentro:de: la ba-
llena, pasé alli un gran rato hasta que por fin ree-
mergid, cubierto de negra gras. maloliente pero
iriunfante; Hubo que esperar también que se fue
naa baar al tio para proseguir el viaje,
Poco tiempo después, no seria ni media hora,
los pard un retén del ejéreito, Los hombres tuvie-
fon que hajar de nuevo, ¥ los cacharon a todos
usta mariconamente en’ media de las piemas para
ver sino trian armas, ademss de tener que ense-
iar sus papeles y explicar de donde venian, a dén-
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de se dirigian y por qué. Los soldados eran todos
iguales, como micos aulladores recén saliditos cel
fio, con enormes trajes pintos de muchos tonos de
verde que pareefan quedarles grandes a todos. Las
bolas también eran cespropor damente gran-
des, como si las hubieran hecho para pies: mis lar-
gos que aqucllas diminutas pezunas de reclutas a
la fuera, El oficial, desde luego, tena lentes os-
curos y-boina como bien les corresponde a’ todos
Jos hijos de Satin, Por fin, después de que revisa-
ron lenta y. cuidadosamente todos les eanastos ¥
no-encontriron armas ocultas en: ninguno, permi-
Heron que la camioneta prosiguiera el viaje, Esa tar
de, Petronio llegé por fina Giuclad Flores.
Flores es una Venecia de madera en medio deb
lago Petén Itz, toda ella sobre pilotes -y flotando
en medio. del fago con casitas de todos tos colores
imaginables y olores no menos. fuertes que los eruc-
tos que se suceden cuando uno se come los man-
gos mis dulzones un poco pasados. Por lo menos
eso era lo que decia todo. el mundo, aufique Pe-
fronio no sabia lo que era Venecia y por lo tanto
no podia decit'si Flores era como Venecia 0 al re-
yés, sélo que era de madera de tantos colores, eso
si, que parecia que en comparaeidn los arco iris
fuetan blancos y-negcos, Le-eonstaba también que
ca mils grande que Nuevo: Amanecer y todos los
dems cumpamentos de-colonos juntos. Aunque
mis chiquita que Escuintla, la Gnica gran metr-
poli urbana que habéa conocido en su vids, no has
biende tenido nuncaiel placer de conocer la ciudad
capital de la cual se-decian muchas y-muy bellas
cosas, ademas de que-tode el mundo sabia que era
Ja ciudad mas grande de toda Centroamérica, que
ect una regién muy pero muy grande del planeta
Tierra. La verdad, si-habia pasado por Je eitidad
»capital camino al Petén, pero lego de noche y se
fue muy de madrigada. Ni tiempo tavo de ver, pero
10 hay con qué, no esti uno para darse los lu-
jos de quedarse guanaqueando por alli
‘Asi que sé conformé con gozar Ciudad Flores
por segunda vez en su viela. No sin dificultades re-
sistio la tentacion de gastarse la plata en las canti-
nas y con las putas gordas, aunque su ojo clinico
no dejé de-expresar admiracién por alguna que otra
‘que percibi6 desde el rabillo con blusas conas y
shorts apretados,
‘Como legs muy tarde, tuvo que esperar hasta
cl dia siguiente para ir al correo, pero tesulté que
cera feriado, Asi que un dia mas tuvo que hacer ga-
las de jesuita y aguantar la tentacién hasta que por
fin a kt manana siguiente, ongulloso de haber resis-
tido, pudo dirigitse al correo y enviar su giro postal
a una direeciSn apenas legible en un recone de pe:
riédico amasillento que habia protegido contra viento
y marea en una bolsita de cuero que le colgaba del
euello. Como le costal leer y el nico empleado
de comeos lo hacia con suma dificultad, y ademis
dificilmente se dlistingufan algunas cle las letras, pu
siecon la direccién medio al tanteo. Pag6, pero no
sin dejar de ver por dikima vez todos los ahorros de
su vida de la misma manera que-uno ve a la mujer
que ams en el timo instante de la separacion de~
finitiva. Enseguida, sé prepar6 para emprender el
jsmo camino de regreso.
Una semana después de partir, y para asombro
de las multitudes que lo despidieron cuanels se mar-
ché, Petronio sé enconteaba de vuelt en Nuevo
Amanecer, Se inici6 entonces ta espera. Todas las
tardes, al volver de lt milpa, se tiraba en’la hama-
ca mientras Romualda preparaba las tortillas con
chile y deseaba que se apareciera el agente del go-
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bierno con un mensaje, Romualda no decia nada,
Només lo miraba con sorna y callaba. Pero su s
lencio era peor que si se burlara de verdad. Petio-
io empez6 a detestar aquellos instantes hasta el
punto de retomar el guaro, no mucho, porque no
querfa Volver a caer, pero lo suficiente como para
aguantar aquella mirada que no decia nada pero
no Creia en su apuesta contra el destino. ¥ era mu-
cho dinero, Toda una vida, como decfa la cancion.
Las semanas se convirtieron en mes
ses avanzaron y con su avance trajeron las lu
Con las lluvias el camino se volvi6 intransitable, La
milpa crecié y la aldea aguant6 como pudo los cha-
partones diarios que los dejaban sordos con su
abrumador €co resonando entre lt podredumbre:
del monte, la abundancia de mosquites peludos
que los dejaban como si tuvieran sirampiGn todo
cl tiempo, y la falta «fe comunicaci6n con el mun-
do. Romitalda seguia sin decir nada. Petronio be-
bia un poquito mis, part que no se le inflamara
la piel con tanta picadura de mosquito, Al cabo de
Jos meses terminaron las Ilwvias. Se cosecho el mai
se Feabrié el camino de mulas y éste se empers a
SEKaK, POQuiTO & Poco.
Petronio ya ni se atrevia «dormir con Romuatla
del temor que le tenia a su parva mirada y, peor
‘Ain, # st sonrisita que, apenas dlibujada, parecia
decile “te Io dije, baboso”. Pero no hay mal que
por bien no venga ni mula que se lo aguante. Un
buen dia de esos, poguito antes de empezara fim:
piar los terrenitos -y preparirlos para la sigutente
coseela, regress de Ciudad Flores un vecino de
Nuevo Amanecer.
San Martin Jilotepeque-, con un mensaje para Pe-
tronio. E] mensaje 1o conminaba a presentarse en
Ciudad Floies “para recoger su mercideria”.
aEsa noche: Petronio.invité a. los amigos, veci-
nos y allegados nes traguites de octavo pant ce-
lebrur In tentaiiva emprendida y el éxito de su
empresa. Todavia engomad, reinicié una vez més
el largo caming hasta Giudad Flores ala: mafiana
siguicote. No: fuc exactamente cl mismo tipe de
aventuras; pero tird6 casi Jo mismo en llegar Sue
doroso, ufano, se present sombrero-en mano "a,
recoger su mercancia"y
Hl empleado del cotree, un hombre cehoso de
ajo, agrio, con el-habito de ponerse la-mano. bajo
el sohace antes de linipiarse la frente suclorose, hizo.
gala de ignorarle por larges minutes, antes de pre-
guntarle de mali manera qué se le ofrecta. Ni bien
hubo Petronio empezade.a deseribir su misién
cuando el gordo le interrumpié. con un “Ab si, ya
86, Espérese que acabe de ordenar.estos papeles',
¥ lo hizo esperir mis de media hora.
Por fin, cle mala. gana, evidentemente cansado
de espantar moseas, el hombre Je. gruté ce mala
gana un “sigame” y lo-llev6 ala parte de atris del
famante edificio de cores que no era sing wn ran-
chote ce-madert. mal’ pintado de-amarillo conde
los mtones correteaban entre paquetes de todos ta-
maios y colores. Alli, Petronio Ia distinguia inme-
diatamente, estaba. su refrigeradora. Corrié haeta
ella, La acarici6 suayecito con las yemas de los de-
dos come a una mujer virgenen la noche de bo-
das, la pulié con Ja punta de su camisa aida,
contuvo las kigrimas en los ojos.
Ya lo tenia pensado todo, menos lo de ta-mor-
dida para cl emplead6 de coréos "por cuidarle la
mercancia mis de lo-debido sin haberla devuelto”,
Apenas si le alcanz6 después de eso, Sobre todo
porque hubo luego que rentar un pick-upito, aun-
que fuera de los mas barstos, un Teyotita todo des-
22.
tartalado,- que le hiciera Ia caridad aun buen pre
cio, Ademds, comprar suficiente gas para. que du=
rar durante toda la temporada de luvias en que
salir de Nuevo Amanecer era impensable, comprar
suficientes cajas de refrescos para que duraran
idem, y luegeemprender el camino con toca esa
‘barbaridad de cosas hasta donde empezaba el ata-
jo-de mulas,
Encimi-tivo que mandar suficientes: anticipos
sobre sus plazos para que no le fueran a cancelar
el erédito durante los meses de Iwia. Al fin, de-
‘bia bien poquito porque prefirié amriesgar-su: dine
ro antes que arriesgarse a que no-le mandarin la
preciaca mercaneia, Que no tuvieran excusa, que
no hubiera motivo o raz6n: Aunque lo perdiera
todo y tuviera que dejar a la Romualda. Pero ya
todo es0:no: era sino sustos pasads:que lo- des-
‘pertaban sudando @ medianoche como el paludis-
imo, Ahora, ya s6lo eri cuestin de Hepat.
Claro, no: previé igualmente: que el reén de
soldados también le pidiers mordida, Como ya no
le aleanzaba porque selo habia gastado todo, na
tuvo is que dejarles varias cajas de relrescos aune
que estuvieran al tiempo. Los abusivotes: todavia
pidieron mis porque no estalsan frfos. *Cuques abu-
sivos’, pensé Petronio. *Pero a todo coche le llega
su sibado
‘Cuando Ilegaron por fin al desvioy las mulas
que habia arreglado para que lo estuvieran es
fando, no estaban. Ni siquiers la suya estaba, ¥
como el arreglo. con el pick-upito noms: era de
descargar, ni bien terminaron desaparecié dle regre~
So tras una nube de polvo. Petronid se quedé va-
ado, temeroso de moverse y de que le robaran la
mercaneia. peor, Ia refri: misma. No sabia muy
bien qué hacer. Dia y medio pas6 alli pensando
ogsobre la vida y sobre el mundo que dizque'era ce
‘dondo hasta: que Nor Margarito, el encargado de
las mulas, se aparecid con una goma que no creia
ni en los fantasmas de sus abuelos,
=i¥deay, Nor Margarito?
“Ay, Nor Petronio, si usté supient las: penas que
he pasado...
‘Efectivamente, bastalva con alerle el aliento part
saber las penas que habia pasado, Sobre tode cuan-
do empezd a explicar como una mult se le habia
embarancado y no existian bamancos en clentos de
Kilometres a la redenda y Nor Margarito sabia que
Petronio Jo sabia, Pero era una manera de decir. Car
garon las mulas y hasta entonces Petronio se die
Cuenta que habia menos
pre le apretaron la gurganta quemada. Todo, si,
todo, por tener una reffigeradora, gira de verdad
tanto pedir? Era, alcanzé a decirle la Romualda en
ese instante, Porque estaba escrito que gente como
fllos slo estaban destinadas a oler el sudor exha-
Jado por las penas, a marearse con el dolor de lis
derrotas cotidianas.
aSiempre vuelta y vuelta, recorrienda. perdidos
el rio de las esperanzas perdidas, el rfo-que ahora
jos despojaba por tiltima vez, el ultimo, de una se-
rie de despojos que no tenia ni principio ni fin. Lo
que habia cambiado.era que ahora ya sabjan que
ng tenian ni control del tiempo ni de sus movi
mientos. Cuando los gritos empezaron a intensifi-
came con infinite desconcierto y alguna vor se
atrevid a sugeris que botaran la-relrigeradora por
Ja bora, Pelronio contrajo los hombras con apa-
rente indiferencia y respondié:
“Mejor se la guardan, que de algo les va a ser-
vin, y nos tiramos la Romualda: y-yo, que al fin, el
peso €s el mismo, y ni tenemos hijos.
En ese momento la Romualda y-el Petronio se
miraron fijamente. El intenté cogerle la mano mien-
tras forzaba una sonrisa, Pero el movimiento bras:
co de la balsa les impidio hasta eso. El intento no.
fue ya mas que una especie de ademan que quis
dibujar una figura en el aire, quiz4s la imagen de
un Jagarto, Quedando ambos de espalda.come te-
sultado del impreviste giro, abrieron la boca como
si quisiefan morder la nache irremontable; bocade
de viento que definia el imposible deseo de-ser lo
‘que no podian ser mientras todo siguiera como ert
Enseguida, cada cual se resbalé sumisamente, por
su lado.
La balsa. continvaba hacicado lentas espirales
en su larga noche sin fin, burlona:y ebria, mien-
ims trazaba sus amplios circulos, sus bambolean-
tes estremecimientos perpetucs
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Relación de las persecuciones y martirios que sufrieron y actualmente padecen las misiones del Reino de Tunkin, en la Gran China, que están al cargo de los misioneros españoles de la provincia del Santísimo Rosario del orden de Predicadores de las islas Filipinas en el Asia. La da a luz el P. Fray José M. Moran, misionero de la espresada provincia y su apoderado general en la república Mexicana con el objeto de que los piadosos mexicanos, los españoles y los católicos de todos los países que se hallen en esta república, se muevan a compasión a favor de aquella afligídisima cristiandad y la socorran con alguna limosna. Impresa con las licencias necesarias