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Matías Rivas se disculpa con su hijo por sus arrebatos, gritos y malos modos, reconociendo que carece de la soltura y elasticidad que su hijo posee. Admite que su paciencia es breve y que sufre de cansancio crónico y pesimismo, lo que hace que su mente sea como un panal de abejas con humo. Agradece la entereza y templanza de la madre de su hijo y su familia, quienes lo han apoyado a pesar de no ser él un peón de porcelana.
Matías Rivas se disculpa con su hijo por sus arrebatos, gritos y malos modos, reconociendo que carece de la soltura y elasticidad que su hijo posee. Admite que su paciencia es breve y que sufre de cansancio crónico y pesimismo, lo que hace que su mente sea como un panal de abejas con humo. Agradece la entereza y templanza de la madre de su hijo y su familia, quienes lo han apoyado a pesar de no ser él un peón de porcelana.
Matías Rivas se disculpa con su hijo por sus arrebatos, gritos y malos modos, reconociendo que carece de la soltura y elasticidad que su hijo posee. Admite que su paciencia es breve y que sufre de cansancio crónico y pesimismo, lo que hace que su mente sea como un panal de abejas con humo. Agradece la entereza y templanza de la madre de su hijo y su familia, quienes lo han apoyado a pesar de no ser él un peón de porcelana.
Perdona hijo, mis gritos insufribles/ los portazos/ la cruel injusticia de
mis palabras/ y el tono infame de mis arrebatos/ S que no hay consuelo ni piedad posible/ante mi neurosis desatada. Mi gusto por el orden/ y mi fe en la voluntad son inverosmiles./ Carezco de la soltura de la que t gozas/ de esa elasticidad con la que te estiras por el suelo./ Soy a la luz de cualquier vela un manojo de nervios retorcidos/ Te ruego que no me escuches ni me observes/ Mi paciencia es breve/ y me duele la cabeza y el cuello de tanto manejar/ en las noches aprieto las mandbulas hasta triturar mis muelas./ Disculpa mis malos modos./ Detesto mi escaso entusiasmo, mi cansancio crnico/ y ese pesimismo jocoso con que amanezco./ Mi mente parece un panal de abejas con humo/ y resisto gracias a las maromas/ de tu madre y la piedad de mi familia./ Han tenido entereza y excesiva templanza, lo s./ S que no soy un pen de porcelana./ A tu edad, mis padres me daban correazos en las piernas si eran necesarios;/ en cambio, lo que a m me toca es aprender a escucharte/ como si fueras un Buda