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EL MATRICIDA

(EFRAÍN ALATRISTE NAVA) Calló el fiscal; la turba enardecida


Sobre el banquillo gris, del acusado, con rugido feroz gritó al momento
se encuentra un hombre de mirar perdido ¡Muera, muera; pero antes al tormento!
y de ver su semblante entristecido ¡Que muera el indeseable matricida!
el corazón se siente apesarado.
Habla por fin el juez desde su estrado
Hundida entre las manos la cabeza imponiendo silencio al ruido hecho
y sumido en el mar de sus sollozos y dice: todo ser tiene derecho
ante la ley brutal y los curiosos que hable sobre el asunto el acusado.
que mofándose están de su tristeza.
Anegados los ojos por el llanto
Grave y sereno el juez; fruncido el seño la faz ajada… hirsuta la cabeza
impasible se encuentra en el estrado jamás he visto tan fatal tristeza,
sin embargo en la faz del magistrado, jamás he visto sufrimiento tanto.
se adivina un pesar jamás domeño.
… ¡Yo soy el asesino la he matado!
El turno es del fiscal; con voz de trueno y lo juro ante Dios… ¡no me arrepiento!
ante la turba hostil de odio cegada si por ello me aplican cruel tormento
lanza su acusación de hiel cargada por su dicha lo doy por bien empleado.
cual lanza la serpiente su veneno.
Más mienten los que dicen que con saña
¡Ahí lo tenéis señores es la bestia! a mi madre maté, ¡miente la plebe!
el hombre sin entrañas el ladino yo la maté sin el dolor más leve
el ser más despreciable ¡el asesino! la maté con amor, y así no daña.
que priva de la vida sin molestia.
La maté con ternura, suavemente
¡Es un chacal! malvado y truculento, … se extinguió su existencia tormentosa
un ente sin piedad ¡un MATRICIDA! cual leve palpitar de mariposa
quien con sus garras arrancó la vida y abandonó la vida… dulcemente.
de la mujer que le brindo el sustento.
Dulcemente murió, ¡cuánto la quise!
De la mujer que lo veló de niño, difícil es medir lo que es cariño
de la mujer que lo forjó en su sangre, maté a quien me arrulló cuando era niño
de esa mujer que como toda madre sin embargo es amor; porque lo hice.
le arrulló alguna vez en su corpiño.
Cuántos de los hipócritas humanos
Y cómo le pagó ¡qué cruel delito! a quien yo supliqué pidiendo ayuda
que injusticia sin par… que cobardía hoy me escarnecen con terrible duda
arrancarle la vida en forma impía ¡y todavía pretenden ser cristianos!
señores este ser ¡es un maldito!
Cómo sufrió mi madre ¡pobrecita!
Es un chacal y al condenarlo en suerte con atroces dolores en el pecho
que se cumpla la ley en su persona implorándole a Dios desde su lecho
y si Dios su pecado le perdona ¡sufriendo aquella enfermedad maldita!
¡Que la justicia le condene a muerte!
1
¡Jamás he de olvidar aquella noche!
en que gritando de dolor me dijo
¡Mátame por piedad, mátame hijo!
y no esperes de mi alma ni un reproche.

Yo bendigo tu mano hijo de mi alma,


¡Mátame ya!… y dame sepultura
yo bien sé que mi mal no tiene cura,
¡Mátame por piedad!… dame la calma.

Y ese grito salvaje y lastimero,


que anhelaba la muerte suplicante
taladraba mi alma a cada instante
¡Mátame hijo! ¿Dios mío por qué no muero?

Y se ofuscó la luz de mi conciencia,


y dejé de ser hijo… ¡fui verdugo!
y le arranqué del sufrimiento el yugo
yo le quité señores ¡la existencia!

Lo demás ya lo saben; qué tortura


¡ya no soporto del dolor el peso!
y aquí me encuentro ante vosotros preso
y es mi única pasión la sepultura.

Mas no es la ley quien deberá juzgarme,


aunque sí soy culpable de eutanasia
no se van a reír de mi desgracia
¡No lo harán! porque yo ¡voy a matarme!

Una daga sacó de la cintura


que en el pecho clavóse con violencia
al cielo suplicó ¡Señor… clemencia!
y se borró en su rostro la amargura.

Y así termina la existencia agita


de un hombre que de amor es ¡MATRICIDA!
y deja en los anales de la vida
¡UNA HISTORIA DE AMOR CON SANGRE
ESCRITA!

2
ANTE LA TUMBA DE UN MAESTRO
(FIDENCIO ESCAMILLA CERVANTES) Que tristeza maestro me aprisiona el alma
Maestro, escucha un momento mis palabras, De ver esta tumba rodeada de calma,
Haz a un lado el gis que te agiganta, Pero sola, sin voces de niños que a gritos te
Cierra el libro con el cual nos hablas llaman;
Y escucha, maestro: Los pueblos sin alma ya no te reclaman.
Estas manos, que antes eran vanas, Que ingrato es el pago de la especie humana,
No sabían de escuelas, no sabían de aulas, De todos los pueblo y en todas las razas;
Ignoraban todo, eran sólo humanas Hoy te vitorean si les haces falta,
Que a puros reflejos se desarrollaban. Mañana, si mueres, ya nadie te extraña.

Contar a retazos, sumando los dedos. ¿Dónde están los padres de los hijos? ¡Los que
¡Ah mis pobres manos tanto que sufrieron guiaste!
antes de tu estancia , querido maestro! Los que bebieron agua de tu ciencia hasta
Cuando ni una escuela había en el pueblo. saciarse,
Y llegaste tú, a enseñar sediento A aquellos que de la ignorancia los sacaste;
De ciencia, nosotros vivíamos hambrientos, No han podido o no han querido recordarte.
Nos diste tu mente, tus conocimientos, Legaste tu vida, sin premios, ni honores,
Y luchamos juntos, aun mismo tiempo. Quedaste hecho nada, ignorado y pobre,
Cubierto de tierra, que tu cuerpo absorbe.
Y la noche oscura que antes era eterna,
Se volvió mañana, risa, primavera; Sólo una flor marchita es la ofrenda
Hiciste el milagro, prendiste la hoguera Y una cruz olvidada y macilenta,
Que ilumina al hombre en su ardua tarea. ¡para tanto tributo que cobró la tierra,
¿Cómo agradecerte querido maestro que poco fue el triunfo que obtuvo la escuela!
todos estos años tus miles de esfuerzos? Aquí estás, maestro, rodeado de olvido,
Tu vasta ternura, tus días de desvelo, Venero de ciencia que yaces tendido,
Tu noble paciencia, tus sabios consejos. Cual faro radiante que hubieran destruido;
Héroe sin medalla, gigante dormido.
Me faltan palabras, me sobra el aliento
Para dedicarte un bello recuerdo ¿Dónde están los que guiaste? ¡Yo pregunto!
Que vaya en mi pecho y en mi pensamiento, Grito sin respuesta, se han quedado mudos,
Que me guíe en la vida en todo momento. Los rostros impávidos, los cuerpos enjutos;
Ahora estás aquí frente a mí, en silencio, Ni una sola frase se escucha en el mundo.
Tal vez meditando que cambian los tiempos Y tu voz esa voz que recorrió la sierra,
Que avanza la ciencia, también sus secretos, La costa y el bosque cual grito de guerra,
Que nosotros mismos estamos creciendo. Impregnada en los vientos, volviéndose eterna,
Llevando el mensaje de toda la ciencia.
Pero estás aquí, sólo aquí y no dices nada;
Tu voz que en el mundo es oda sagrada, Esa voz, maestro, que nadie recuerda,
Ha quedado escueta, tranquila, callada, Se queda contigo, al morir te la llevas,
sin pedir aplausos, ni gloria, ni fama. Pero cuando alguien grite:
Sólo un epitafio recuerda tu nombre, ¿Dónde está el MAESTRO? ¡Héroe sin bandera!
Una tumba sola y una cruz más pobre, Con orgullo inmenso y con voz serena:
Un recuerdo magro de aquellos menores “Lo tengo en mi espíritu _¡Nos dirá la Escuela!
Que bajo tus manos hoy se hicieron hombres. “Lo tengo en mi seno” ¡Gritará la tierra!
3
NOCTURNO A ROSARIO y ardientes desvaríos
(MANUEL ACUÑA) bendigo tus desdenes,
I adoro tus desvíos,
¡Pues bien! yo necesito y en vez de amarte menos
decirte que te adoro te quiero mucho más.
decirte que te quiero V
con todo el corazón; A veces pienso en darte
que es mucho lo que sufro, mi eterna despedida,
que es mucho lo que lloro, borrarte en mis recuerdos
que ya no puedo tanto y hundirte en mi pasión
al grito que te imploro, mas si es en vano todo
te imploro y te hablo en nombre y el alma no te olvida,
de mi última ilusión. ¿Qué quieres tú que yo haga,
II pedazo de mi vida?
Yo quiero que tu sepas ¿Qué quieres tu que yo haga
que ya hace muchos días con este corazón?
estoy enfermo y pálido VI
de tanto no dormir; Y luego que ya estaba
que ya se han muerto todas concluído tu santuario,
las esperanzas mías, tu lámpara encendida,
que están mis noches negras, tu velo en el altar;
tan negras y sombrías, el sol de la mañana
que ya no sé ni dónde detrás del campanario,
se alzaba el porvenir. chispeando las antorchas,
III humeando el incensario,
De noche, cuando pongo y abierta allá a lo lejos
mis sienes en la almohada la puerta del hogar...
y hacia otro mundo quiero VII
mi espíritu volver, ¡Qué hermoso hubiera sido
camino mucho, mucho, vivir bajo aquel techo,
y al fin de la jornada los dos unidos siempre
las formas de mi madre y amándonos los dos;
se pierden en la nada tú siempre enamorada,
y tú de nuevo vuelves yo siempre satisfecho,
en mi alma a aparecer. los dos una sola alma,
IV los dos un solo pecho,
Comprendo que tus besos y en medio de nosotros
jamás han de ser míos, mi madre como un Dios!
comprendo que en tus ojos VIII
no me he de ver jamás, ¡Figúrate qué hermosas
y te amo y en mis locos las horas de esa vida!
4
¡Qué dulce y bello el viaje
por una tierra así!
Y yo soñaba en eso,
mi santa prometida;
y al delirar en ello
con alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno
por tí, no mas por ti.
IX
¡Bien sabe Dios que ese era
mi mas hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza,
mi dicha y mi placer;
bien sabe Dios que en nada
cifraba yo mi empeño,
sino en amarte mucho
bajo el hogar risueño
que me envolvió en sus besos
cuando me vio nacer!
X
Esa era mi esperanza...
mas ya que a sus fulgores
se opone el hondo abismo
que existe entre los dos,
¡Adiós por la vez última,
amor de mis amores;
la luz de mis tinieblas,
la esencia de mis flores;
mi lira de poeta,
mi juventud, adiós!

5
EL REGALO
Presenta las manos, enséñalas pronto
ABRAHAM RIVERA SANDOVAL Dime lo que escondes con tanta insistencia
Muy bien jovencito... bienvenido a clases, No voy a golpearte por ser indeseable
Por fin encontraste el camino a la escuela, No vaya a ser luego, que yo me arrepienta.
Con tu hipocresía ahora vas llegando
Abriendo la boca... bribón... sinvergüenza. Maestro... maestro...pido mil perdones
Debe usted escucharme con mucha paciencia
En la lista diaria ya te di de baja Si usted es maestro, no debe ser malo
Y estoy seguro que el año no apruebas, Y debe tenerme tantita querencia.
Tienes reprobadas todas las asignaturas
Sólo puros ceros van en tus materias. Usted es muy bueno, todo el mundo dice
Que se carga un alma muy noble y muy buena
¿Acaso algún premio de la lotería? Y como es humano va a considerarme
Cuando sepa a fondo mi grande tragedia.
Te tocó y por eso faltas a la escuela
Pues mira tarugo que sólo por eso, Yo me la partía haciendo mandados,
Yo juro y me encargo que te vas para afuera. Vendiendo periódicos, haciendo faenas,
Yo necesitaba ganar hartos fierros
¿Dónde están los libros? ¿Dónde los trabajos? Para medicinas de mi madre enferma.
¿Dónde los cuadernos? ¿Dónde la tarea?
¿Dónde el uniforme? ¿Dónde el distintivo Hace unos diyitas, me dijo mi madre,
que te da derecho a estar en la escuela? Hoy no te me sales, ni vas a la escuela,
Yo me estoy siento un poco mejoradita
Mira esos cabellos. Mira esos zapatos, Hazme una tizana con menta y canela.
Esos pantalones rotos de las piernas
Observa tus manos...mírate las uñas, Yo salí corriendo, tenía mucho gusto
Ni cierres, ni broches tampoco agujetas. De ver aliviada a mi madre enferma,
Y pensando que todo podría subsanarse
Mira ese pescuezo...observa tus fachas Y que muy pronto volvería a la escuela.
Mira tus rodillas...mira esas orejas...
Estás elegante te miras reguapo Conseguí unos quintos...apresuré el paso
Y mira cómo te agracian tus gestos y muecas Corrí yo volaba con rumbo a la tienda
Compre algunos panes, un poco de azúcar
No sé cómo diablos hoy se te ha ocurrido Y unas rajas grandes de buena canela.
Venir dizque a clases...llegar a la escuela.
¿Qué dices… responde no le hagas al menso Llegando a mi casa iba yo silbando
acaso pensarás...que era día de fiesta? Una tonadita que aprendí en la iglesia
Y abriendo la puerta, mi madre con ansias
¿Por qué no has venido? Responde precioso Me llamó y me dijo con mucha tristeza
¿Por qué no has venido… acaso la feria
tiene más valores y más importancia Mi hijito... mi hijito... yo te quiero mucho
que los ejercicios de todas las ciencias? Más es necesario que la verdad sepas;
Tú vas a quedarte sólito en el mundo
Mira no te agaches, levanta la frente Tú vas a quedarte solito en la tierra.
No podrás fingir que tienes tristeza,
Yo ya te conozco, eres algo grande Yo me voy hijito, Dios me está llamando
Y de buena gana te daba tu felpa Yo miro su cara, yo siento su esencia,
Adiós cariño, que Dios te bendiga,
No sé qué demonios estás escondiendo Todos mis consejos no olvides, recuerda.
Yo no sé qué cosa en la mano aprietas,
¿Qué, quieres pegarme o es que te has Me abracé a su cuerpo llorando en silencio
robado alguna cosilla de la casa ajena? Le grité angustiado... Mamá...No te mueras,
No me dejes solo... Mamá...Mamacita
Mas ya su carita estaba fría y seria.

6
Hoy ya estoy solito, no tengo a nadie
Ni casa, ni ropa, ni pan, ni mi viejecita
Y ahora maestro le pido permiso
De vivir un tiempo, aquí en la escuela.

No faltaré a clases, yo se lo prometo


Mi comportamiento será de primera,
Aprenderé mucho y a recuperarme
Y a llenar de dieces toda mi boleta.

Pero mire, tome lo que yo escondía


Es una reliquia con una cadena;
Me dijo mi madre que el día del maestro
Yo se la obsequiara que yo se la diera,

Tome usted maestro, esto es su regalo,


Se lo da mi madre que está bajo tierra
No me la desprecie... porque estos deseos
Fueron de mi madre... son los de una muerta.

Tomé aquel tesoro, abracé a aquél niño,


Sin padre, sin madre, sin nada en la tierra
Y como un regalo del día del maestro
Lo adopté como un hijo lleno de tristeza.

7
ROBÉ PAN PARA MIS HIJOS
(FIDENCIO ESCAMILLA CERVANTES)

Si señor, yo robé esos panes, también los quesos fundidos,


Los dulces, la sal, los higos. Yo robé todo eso, señor;
Lo robe para mis hijos. ¿Qué es malo robar?
¿Qué es de los peores delitos? ¿Qué se castiga con cárcel?,
¿no importa porqué se hizo? ¿Qué es traición a la patria?
¿Qué si con ese ejemplo predico?
¿Qué soy peor que criminal?
Señor; es que tenían hambre mis hijos
Y yo he estado sin trabajo; tampoco tenemos casas,
Ya no tenemos ni cinco ¿Qué porqué no busco empleo?
Desde hace seis meses, señor, y no lo encuentro.

Siempre lo mismo ¡¡lo mismo!!


Que si tengo referencias y que si gozo de créditos,
Que donde trabajaba antes y a cuanto ascendía
Mi sueldo; que si mi filiación es priísta,
Que si apoyo al buen gobierno.
Y al final: “vuelva otro día, el personal es completo”

No señor, no tuve escuela; me crié entre los basureros.


¿Mis padres? Nunca los conocí, ni conocí a mis abuelos
mi cama fue la basura y mis amigos los perros;
allí aprendí a defenderme, allí mis años crecieron.

Entre las moscas, entre miasmas, entre el polvo y basureros.


Allí me di cuenta que el hombre es aborto del infierno.
Allí me di cuenta que el mundo es un vil pleito de perros
Y crecí, crecí y crecí; y mi alma se hizo más dura
Y mi destino más negro y una palabra que a diario
Me taladraba en el cerebro: ¡Hambre! ¡Hambre! ¡Hambre!
Las cáscaras no alimentan, el agua sabe a vinagre,
Las tortillas tienen hongos muy duros están los panes,
Los frijoles quedan rancios, las frutas a orines saben.

Y así crecí: entre pus y desperdicio, entre microbios de


Entre bacterias de tifo, entre perros y entre gatos;
Entre todo esto también crecieron mis hijos:
Unos hijos esqueléticos viviendo entre desperdicios,
Jugando entre suciedades y bañándose con vicios.
Y un día quise conocer mi pueblo el pueblo que no me quiso,
El que miraba en mis noches y en mis infantiles sueños
Como algo maravilloso; algo así como un juguete nuevo.

8
¡Que decepción abrigué en mi alma! ¡Cuanta miseria llegó a mis ojos!
Miseria sucia, miseria humana, nido de ratas, bestias en brama
Donde él más fuerte castiga y mata, donde el más débil sufre y acata;
Nido de fieras llenas de rabia donde las normas
Ya se olvidaron, donde no existen sabias palabras:
Se veja, se viola, se tima y roba
Y por la paz ni un ser humano trabaja.

Todo esto vi con mis ojos y el corazón se volvió más negro:


Allá tenemos basura, aquí viven los despojos,
Que allá vivimos los malos; aquí transitan los buenos,
Aquí viven de caviar, allá vivimos de abrojos,
Que allá no carcome el cáncer, aquí se alimentan cuervos;
Aquí viven los decentes, allá los menesterosos;
Y me acordé de mi gente y me acorde de mis hijos,
Del hambre que aún les cuelga como microbio infeccioso,
Y robé, ¡Robé esta bolsa con higos!
No sé sí voy a llegar a un sumarísimo juicio.
Si ya conocí el pecado y mi pena es el presidio
El precio ya está pagado por esa bolsa de higos.
Por favor, señor gendarme, aplique usted el castigo,
Pero por su santa madre, lleve ese pan a mis hijos,
Que usted también es un padre; hágalo en bien de su oficio.

Hoy es domingo, señor, no se trabaja;


Ellos están con hambre porque no hubo desperdicios
Y aunque flacos y esqueléticos, con sarna, cáncer o tifo,
no dejo de ser su padre y ellos, no dejan de ser mis hijos;
Aunque duerman en basura, aunque se bañen con vicios,
Por favor, usted lléveles esos panes
¡Qué tienen hambre mis hijos

9
MAESTRITO DE PUEBLO Definitivamente no.
(ABRAHAM RIVERA SANDOVAL) No quiero que seas maestro.
¡Que ya te dije que no! Antes, te llevo al campo, para que seas
Y tus caprichos no acepto. jornalero,
No importa que me dejes de hablar, pa que el sol te de bien fuerte
no me importa que te pongas molesto, y te hagas fuerte y prieto.
aunque me cuelgues la cara, Sí…así me dijo mi padre.
aunque me hagas sentimiento, Y yo, que mucho lo quiero,
mi permiso no he de darte, bajé la frente y salí de casa diciendo:
antes…antes, te lleno de cueros. —Está bien padre. Estoy de acuerdo.
Tanto dinero gastado, Haré lo que usted diga.
tanto esfuerzo, tanto estudiar: De verdad, se lo prometo,
La primaria, la secundaria, la preparatoria, pero ya no esté enojado,
que cursos aquí, que cursos allá. no sea que le vaya a hacer daño.
Tanta hablada de tu parte, Ya no se enoje, haré lo que usted diga…
tantos sueños construyendo: Seré licenciado o ingeniero.
Que ibas para médico, que no, Entonces salí,
que mejor licenciado, vagué por las calles, por las huertas,
que ibas para político por el jardín, por la placita, por la iglesia,
o tal vez para ingeniero. pasé por una escuela y miré a muchos
Y ahora que estás como chiflado, niños sin maestros.
o loco te estás volviendo, También miré a los peones descalzos,
me sales de babosote, con la idea de ser sudorosos, sin aliento,
maestro. poniendo sobre un papel, solamente la
¿Qué no te va a dar vergüenza de rebajarte huella de su dedo.
tan feo? También vi a las mujeres sin huaraches,
¿No te va a dar pena de bajar a tal cargando la leña del cerro,
empleo?. y esos niños…
Maestrito…¡Que gran cosa! esos niños hurgando entre los basureros.
Uy… qué dignidad, que porvenir, Recogí entre mi alma,
que importancia…que abolengo. a esa gente de mi pueblo,
Mira nomás. Maestrito de escuela. a esa gente sin fortuna, sin redención,
Un torpe. Un bueno para nada. sin consuelo y los metí,
Haragán, Irresponsable. Vago. Majadero. los metí aquí dentro, en mi corazón,
Un flojo al que solamente le gusta el dinero. en mis entrañas, en mi cerebro.
Maestrito….¡mitotero! Les di parte de mi conciencia y me confundí
A ver. ¿Qué les vas a enseñar a los con ellos.
niños? Allí, frente a esos niños enfermos,
. Si ni siquiera sabes cantar. pensé que eran unos angelitos
Mucho menos contar un cuento. despreciados del cielo.
Maestrito, Miré que no tenían alas,
si así como vistes, solamente vas para los miré casi sin cuerpo.
cirquero. Angelitos sin hogar, sin virgen,
¡Que normal ni que ocho cuentos!. sin padre nuestro.
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Y entonces pensé: Si me aferro a ser Una escuela de libertad, donde haya luz y
licenciado, cantos nuevos.
médico, contador o ingeniero, Déme permiso papá, que sea un maestrito
¿Cómo iba a despertar la conciencia de mi de pueblo.
pueblo?… Quiero marcar programas justos,
¿En qué los voy a ayudar siendo licenciado? quiero trazar caminos nuevos,
Tal vez no podría darles amor, deje que siembre la mies,
justicia o palabras de consuelo. deje que propicie el vuelo,
No podría yo ofrecerles gran cosa, para el vuelo de esa águila que parece no tener
calmar su tormento. alas, ni aliento.
Entonces volví a mi hogar. Usted ya ve, mi hermano es doctor,
Todo lo tenía resuelto. Llamé a mi padre y le el mayor es ingeniero,
dije: ellos, han formado en su ingratitud,
–Padre, yo a usted mucho lo respeto. un mundo diferente, de explotación,
Comprendo sus ansias, sacrificios y sus de egoísmo, de lujos y de dinero.
sueños. A ver ¿Dónde están ellos?
Pero hoy, quiero que me escuche, Si de usted ya se han olvidado,
por favor, solo un momento. si ya no vienen al pueblo,
Si quiere que yo sea feliz, su mentalidad burguesa ha cambiado
si quiere de verdad que sirva a mi pueblo, ¿Por qué no han venido a verlo cuando se
si usted quiere que colabore para mejorar a pone enfermo?
mi México, Por favor papá, se lo suplico, déjeme que
si usted quiere que dedique mi vida en lo sea maestro.
que más quiero, Mi padre se quedó pensando.
por favor, papá, se lo suplico. Y después de un gran silencio, me abrazó y
Deje que sea feliz con mis niños en la me dijo:
escuela, —Sí muchacho, te comprendo.
deje que mi vocación se torne en mis clases Me has abierto los ojos.
y recreo. Anda, ve a luchar hijo mío,
Yo quiero ser lección de amor, que aquí estaré esperando tu regreso.
quiero que mis palabras sean versos, Sé que traerás, muchas cosas logradas
que sea yo lucero con mis palabras del con fe y con empeño.
alfabeto. Cuando vuelvas hijo mío,
Deje que sea manantial, para saciar la sed vamos a estar muy contentos,
de mi pueblo. y tal vez se llenará esta casa,
Déjeme sufrir, déjeme luchar. con tu amor y los gritos de tus pequeños.
Déjeme vivir con el pueblo para educarlos, Si aquí no me encuentras ya,
para construir un colegio. yo sé que tendrán ese consuelo,
Deje padre que luche, déme su permiso, de volver a esta tu casa,
se lo ruego. y de volver a tu pueblo.
Quiero sembrar esperanzas, Sé que vendrás a verme,
quiero construir anhelos, sé que vendrás por este viejo
quiero formar una escuela, y querrás con toda tu alma, enseñarme el
una escuela a los cuatro vientos. alfabeto.
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Si aquí no me encuentras ya,
ve a buscarme al cementerio.
Y allí, solitos los dos,
encerrados en el silencio,
me contarás de tus afanes,
de tus sueños logrados,
de tus sencillas tareas,
de tus éxitos, de tus progresos.
No me traigas flores hijo mío,
sé que no me las merezco,
ni cruz, ni nada. Solamente quiero tu
recuerdo.
Anda hijo mío. Vete ya.
México espera tu esfuerzo.
Te espera el hombre ignorante,
te esperan los niños macilentos,
yo aquí me quedo esperando, con orgullo
verdadero.
Anda hijo mío, vete ya.
Que si de momento muero,
voy a gritar con orgullo,
voy a gritar a los cuatro vientos:
¡MI HIJO!…¡MI HIJO!
¡ES UN MAESTRITO DE PUEBLO!

12
EN PAZ
(Amado Nervo)
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino


que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,


fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:


¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;


mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.


¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

13
AMOR A LA MADRE y ella errante en su camino
recibe tanto dolor
que a fuerza de verse herida
El corazón de una madre, lo confunde con amor.
puritana y pecadora,
se burla de la tristeza En su pupila un haz de luz
pero en el fondo llora. y en sus labios un suspiro,
en su cabeza sentimientos
Y su alma ensangrentada que ya no tienen asilo.
guía a su trémula mano
que recoge oscuras lágrimas Sentimientos que reflejan
aún derramadas en vano. en un nítido cristal:
su vigor, su fortaleza,
Humillando a su amor propio ¡su paciencia sin igual!
y amenazando su orgullo,
un hijo provoca el llanto Porque el pecho de una madre
enjugado en un arrullo. alberga tanta ternura
que aunque el desdén sea grande
Y una gota cristalina, vierte en lo amargo dulzura.
de su mirada a su pecho,
brota y resbala por culpa Y es en el calor que desprende,
del ser que acogió en su lecho. aquel donde reina el cariño,
en el que se abrigarán siempre
Con sangre en las rodillas, las esperanzas de un niño.
el sudor sobre su frente;
sufrió así por dar cobijo
y amor a su descendiente.

¿Por qué asaltada su mente


de mentiras y de ofensas
se orientará hasta la muerte
por sus palabras inciertas?

Porque aunque el necio traidor


oprima su débil semblante,
ese necio cuando peca
lleva sangre de su sangre

14
15
Detente, sombra de mi bien esquivo de Sor Juana Inés de la Cruz

Detente, sombra de mi bien esquivo


imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias atractivo


sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes satisfecho


de que triunfa de mí tu tiranía;
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,


poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.

16
A ella de Salvador Díaz Mirón

Semejas esculpida en el más fino


hielo de cumbre sonrojado al beso
del sol, y tienes ánimo travieso,
y eres embriagadora como el vino.

Y mientes, no imitaste al peregrino


que cruza un monte de penoso acceso
y párase a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.

Obrando tú como rapaz avieso


correspondiste con la trampa al trino,
por ver mi pluma y torturarme preso.

No así el viandante que se vuelve a un pino


y párase a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.

17
Absoluto amor de Efraín Huerta
Como una limpia mañana de besos morenos
cuando las plumas de la aurora comenzaron
a marcar iniciales en el cielo. Como recta
caída y amanecer perfecto.

Amada inmensa
como un violeta de cobalto puro
y la palabra clara del deseo.

Gota de anís en el crepúsculo


te amo con aquella esperanza del suicida poeta
que se meció en el mar
con la más grande de las perezas románticas.

Te miro así
como mirarían las violetas una mañana
ahogada en un rocío de recuerdos.

Es la primera vez que un absoluto amor de oro


hace rumbo en mis venas.

Así lo creo te amo


y un orgullo de plata me corre por el cuerpo.

18
Amiga a la que amo: no envejezcas… de Rubén Bonifaz Nuño

Amiga a la que amo: no envejezcas.


Que se detenga el tiempo sin tocarte;
que no te quite el manto
de la perfecta juventud. Inmóvil
junto a tu cuerpo de muchacha dulce
quede, al hallarte, el tiempo.

Si tu hermosura ha sido
la llave del amor, si tu hermosura
con el amor me ha dado
la certidumbre de la dicha,
la compañía sin dolor, el vuelo,
guárdate hermosa, joven siempre.

No quiero ni pensar lo que tendría


de soledad mi corazón necesitado,
si la vejez dañina, prejuiciosa
cargara en ti la mano,
y mordiera tu piel, desvencijara
tus dientes, y la música
que mueves, al moverte, deshiciera.

Guárdame siempre en la delicia


de tus dientes parejos, de tus ojos,
de tus olores buenos,
de tus brazos que me enseñas
cuando a solas conmigo te has quedado
desnuda toda, en sombras,
sin más luz que la tuya,
porque tu cuerpo alumbra cuando amas,

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más tierna tú que las pequeñas flores
con que te adorno a veces.

Guárdame en la alegría de mirarte


ir y venir en ritmo, caminando
y, al caminar, meciéndote
como si regresaras de la llave del agua
llevando un cántaro en el hombro.

Y cuando me haga viejo,


y engorde y quede calvo, no te apiades
de mis ojos hinchados, de mis dientes
postizos, de las canas que me salgan
por la nariz. Aléjame,
no te apiades, destiérrame, te pido;
hermosa entonces, joven como ahora,
no me ames: recuérdame
tal como fui al cantarte, cuando era
yo tu voz y tu escudo,
y estabas sola, y te sirvió mi mano.

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Amor sin muerte de Elías Nandino

Polvo serán, mas polvo enamorado.


– Quevedo
Amo y al amar yo siento
que existo, que tengo vida
y soy mi fuga encendida
en constante nacimiento.

Amo y en cada momento


amar, es mi muerte urgida,
por un amor sin medida
en incesante ardimiento.

Mas cuando amar ya no intente


porque mi cuerpo apagado
vuelva a la tierra absorbente:

todo será devorado,


pero no el amor ardiente
de mi polvo enamorado.

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