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SOL

Llorabas.
Solo pude acercarme, tocarte la espalda
y trenzarte el cabello para que la tristeza se vaya.
Luego, bailabas salsa con un muchacho de mi calle.
Eras un ngel en medio de mi mundo ebrio y de corazn quebrado.
No poda hablarte bien, estaba demasiado asustado
y adems pasmado por la bebida.
Desde ese da, tengo una mitad del sol.
La mitad que me toca,
con la que recibo a la noche.
Es plida, rojiza y tristona.
La otra mitad del sol la tienes vos (o sos vos?)
con la que amaneces y se abre hacia tu ventana.
La mitad que te robaste esa maana de domingo,
cuando fuimos a dejarte a tu casa,
cansada y amarga como estabas.
El sol se ahog en tu puerta y su calor se iba al paso de tus zapatos.
Encerraste una mitad del sol en tu casa, en tu bolsillo, en tu espalda,
o en tus trenzas nuevas para que la tristeza se vaya.
A nadie he podido decirle que te encontr
que te conoc y que me gusta referirme a vos como Florecita
Decir:
Oigan, he tocado la espalda de un ngel
en medio del mundo ebrio y de corazn quebrado,
y no he podido nombrarle el nacimiento
o enunciarle el chispazo quemante de su contacto
Oigan, he tocado la espalda de Florecita, un ngel clido.
Oigan, se ha robado la mitad del sol, el sol que puede amanecer
Al otro da pasabas con tu hija de la mano
Y me volvieron a gustar tus pantalones
Pero ya estaba cuerdo
y la valenta de tocarte se me haba esfumado,
mucho menos poda hablarte.
As que decid tenerte en mi cabeza
bailando el sol que te amanece
el sol que te robaste.
Aqu ests, Florecita, en esta mente
enciendes mi asombro
crepitas mi curiosidad
Yo, que a veces, solo veo sombras,
te veo aqu y bailas salsa en la sala de mi mansin
y juntas las mejillas con quien bailas,
Con quin est bailando Florecita? A veces me digo cuando te pienso
Das una vuelta y veo a un sueo mo, un sueo infantil y poderoso,
bailando contigo, hacindote rer,
veo que bailas con la otra mitad de mi sol.
Bock

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