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marcado realismo de las époeas preclésieas,impotente ante Ja necesidad de plasmar lo inexpresable, lo que no pueden ‘captar Ios sentides, es susttuido por un lenguaje de formas ‘que coresponde a esta necesidad. Es caracterstico que en Tiatileo aparezcan, junto a aquellas figuritas ssombrosamen- te observadas, vasijas cuyo aspecto esllisti es lolalmente diferente. En esas vasijas, destinadas aun culto ageario o de ceacera, los alfareros tlatilquefios recurren, con toda proba Bilidad bajo influencias olmecas, ala forma simbélica, ex- presiva, arquitectnicamente determinada, mientras que en eLarte profano esos mismos alfareros no sacrfican su tradi ‘eional actitud artista. (En la cerémica del occidente de México se nota el mismo fensmeno,) La forma simboliea aparece en México en el momento en ‘que empiezan a formarse las eoncepciones religiosas v un ‘tual —me refiero a La Venta y al mundo olmeea—, en el Inomento en que una fantasia religiosa exeadora idea con- ‘eeplos como el del dios jaguar y del dios de la luv cae rorae Tas primeras estelas, inventa Tos yugos y quiza {juego de pelota. Al mismo tiempo ocurre una monumentalizae in, una concentracién hacia lo esencial; el nuevo lenguaje "formal aspire a expresarse con fuerza, con la mas fuerte in- " sistencia. En lo exterior se ensanchan las dimensiones. Las | caberas ce La Venta son eabezas colosales; los altares,alta- ses monumentales, | Elarte olmeca es realista y abstracto. El que no se haya szerificado la aguda observacién de la realidad —que toda~ hoy caracteriza al indio mexicano— lo demuestra el sis formal de las eabezas colosales de La Venta que pre= to en otvo lugar. En su aspecto dptio, logrado con una formacién genial, conscientemente planeada, éstas se suentran privadas de su condicién de cosa real e incorpo un conjunto estructurado mediante la forma que En logar de hablar slo al oj, el ants det México preispanico Se dirige« la.imaginaci, 9 para ello se sive dees lenguaje ‘que es a Forma, Bp

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