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una fuerza extraa a m mismo. Ella fue la que poco a poco lleg
a acabar con todas mis dudas.
Ausente Demetrio por hallarse retenido en el Cuartel General, a
menudo vea al capitn Sukhotin, herido de guerra que haca una
cura en San Petersburgo. Confi mi decisin a este amigo seguro
y le pregunt si estaba dispuesto a prestarme su concurso. Me
asegur que s sin un momento de duda.
Esta conversacin tuvo efecto el mismo da del regreso de
Demetrio. Le vi al da siguiente. No me ocult que la idea de
suprimir a Rasputn le apremiaba desde haca mucho tiempo,
pero que el medio de lograrlo an no se le haba ocurrido. Me
particip las poco alentadoras noticias que traa del Cuartel
General. Estaba ntimamente persuadido de que el brebaje
administrado al embajador en forma de medicamento tena por
objeto y resultado paralizar su voluntad. Aadi que deba
regresar dentro de poco al Cuartel General, pero que ciertamente
no permanecera all mucho tiempo, puesto que el general
Woeikof, comandante del Palacio, pareca estar bien decidido a
alejarle de la persona del soberano.
El capitn Sukhotin vino a verme por la noche. Le cont mi
conversacin con el gran duque y en seguida comenzamos a
establecer nuestro plan de accin. Se convino que, ante todo,
tena que acercarme a Rasputn y ganar su confianza, a fin de que
l mismo me informara exactamente de su accin poltica.
An no habamos perdido la esperanza de conseguir alejarlo
mediante medios pacficos, tales como el ofrecerle una
importante suma de dinero. Quedaba por decidir cul sera el
modo de ejecucin en el caso en que se hiciera inevitable recurrir
a la violencia. Yo propuse que la suerte decidiera quin de entre
nosotros se encargara de matar de un tiro al staretz.
Algunos das ms tarde, mi amiga la seorita G..., en cuya casa
haba conocido a Rasputn en 1909, me telefone para rogarme
que fuera al da siguiente a casa de su madre para encontrarme
all con Gregorio Efimovitch, que tena grandes deseos de volver a
verme.
El azar pareca que me facilitaba las cosas. Pero tuve que superar
la repugnancia que me produca el abusar de la buena fe de la
seorita G..., que no poda sospechar las verdaderas razones de
mi aceptacin.