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FRANTZ FANON Piel N egra, Maéscaras Blancas EDITORIAL ABRAXAS BUENOS AIRES ‘Titulo original: Peau noire, masques blancs... ‘Traduccién: ANGEL ABAD Disefio grafico: SERGIO CAMPOREALE © by Editorial Abraxas, 1973, Asamblea 1130, Buenos Aires, Argentina. Hecho el depésito que marca Ia ley 11728, Impreco en In Argentina, Printed in Argentina, Libo de Edicién Argentina, INTRODUCCION Yo hablo de millones de hombres a quienes sa- diamente se les ha inculcado el miedo, el com- plejo de inferioridad, el temblar, la genufle- zién, la desesperacion, el servilismo. (A. 06 saire, Discours sur le colonialisme.)" La explosién no tendré lugar hoy. Es demasiado pron- to... 0 demasiado tarde. No vengo en absoluto armado de verdades decisivas. Mi conciencia no esté transida de resplandores esenciales. Sin embargo, con toda naturalidad, pienso que seria bueno decir unas’ cuantas cosas que vale la pena que sean dichas. Estas cosas voy a decirlas, no a gritarlas, Porque hace tiempo, bastante tiempo, que el grito salié de mi vida, Realmente, queda muy lejos... 2Por qué escribir esta obra? Nadie me lo habla pedido, Sobre todo, no me la pidieron aquellos a los que va dirigida. 2Entonces? Entonees, con calma, respondo que en la tie. ra hay demasiados imbéciles, Claro que una afirmacién co- mo esta hay que probarla. Hacia un nuevo humanisme... La comprensién entre los hombres... Nuestros hermanos de color... Yo creo en ti, Hombre. El prejuicio de raza Comprender y amar... por doquier me asaltan e intentan imponérseme dece- nas y centenas de piginas Sin embargo, una sola linea bas taria, Una sola respu i ere Uns ola respuesta y ol problema negro se despoja de Qué quiere ei hombre? a quiere el hombre negro? i yo quisiese ganarme a pulso ef resentimiento de sni hermanos de color, yo diria que el Negro no es on homer, -,f*¥ wna zona de no-ser, una regién extraordinariamente estéril y Srida, una cuesta esencialmente calva, a cuyo térmi, Be puede nacer un auténtico surgimiento. En la mayoria de los casos, el negro no goza el beneficio de realizar oste des. cendimiento a los verdaderos Infiernos. _ El hombre no es solamente posibilidad de reemprendi- miento, no es s6lo negacién. La conciencia es actividad de trasceudencia; si esto es verdad, hemos de saber también que esta trascendencia est4 transida por el problema del amor ¥ Ja comprensién. E] hombre es un SI que vibra con las ar- monias e6smaicas. Arrancado de cuajo, dispersado, confundi. do, condenado a contempiar la disolucin, una tras otra, de las verdades por él elaboradas, el hombre dejaré algin dia de Proyectar sobre el mundo una antinomia que le es eoexistente. El negro es un hombre negro; es decir, que al ealor de tuna serie de aberraciones afectivas, se ha instalado en el inte. rior de un universo del que bueno-ser4 hacerle salir. El problema tiene su importancia, No buscamos otra cosa, nada menos, aie lberar al hombre de color de si mismo. a remos muy. lent 2 Bnee yees—amuy lentamente, porque thay dos campos: el Interrogaremos una y otra vex a las dos metafisicas; ya veremos que muchas veces son muy disolventes, No tendremos ninguna piedad para con los viejos gober- nedores ni. para los antiguos misioneros. Para nosotros, el . que_adora a los negros esté tan “enfermo” como el que los execra. ¥ al revés, el negro que quiere blanquear su raza es tan desgraciado como el que predica el odio. al blanco. En el absoluto, el negro no es més digno de amor que el chevo, y en verdad de lo que se trata es de desamarrar y soliar al hombre. Este libro deberia haberlo eserito hace tres afios... Pe- ro, entonces, las verdades nos quemaban. Hoy, podemos decirlas sin fiebre. No hay necesidad de arrojar estas ver- dades a la cara de los hombres. Su intencién no es entusias- mar. Desconfiamos del entusiasmo. Siempre que lo hemos visto despuntar en alguna parte, anunciaba fuego, hambre, miseria-.. También, el desprecio al hombre. E] entusiasmo es por excelertcia el arma de Jos impotert- tes, de los que calientan el hierro para forjarlo inmediata- mente, Nos gustaria ealentar el capatazén del hombre y par- tir. Quizé legésemos a este resultado: el Hombre mantenien- do este fuego por auto-combustién. Ei Hombre liberado del trampolin que es la resistencia del otro y cavando en su carne para encontrarse un sentido, Solo" unos pocos de los que nos lean adivinarén las difi- cultades que hemos tenido pars redactar esta obra. a En un perfodo en que Ja duda eseéptica se ha instalado en el mundo, y en que; al decir de una pandilla de marranos, ya no es posible discernir el sentido del sinsentido, arduo es bajar 2 un nivel en el que todavia no se han empleado las eate- gorias del sentido y el sinsentido, : El negro quiere ser blanco,’ El blanco busca apasiona- damente realizar una condieién de hombre. Bn esta obra iremos viendo cémo se elabora un ensayo de comprensién de la relacién negro-blanco. El blanco esta encerrado en su blancurs. El negro en su negrura. Intentaremos determinar las tendencias de este doble narcisismo y las motivaciones a las que nos remite, ‘Al comienzo de nuestras reflexiones, nos habia parecido 9 inoportuno explicitar las conclusiones que van a leerse, E] deseo de terminar con un circulo vicioso fue el Gnico guia de nuestros esfuerz0s. Es un hecho: hay blaneos que se consideran superiores a los negros. Otro hecho: hay negros que quieren demostrar_a Jos blancos, cueste lo que cneste, la rigueza de su pensamiento, Ja igual potencia de su espfritu. 4Cémo salir de este circulo? Hace un instante empleados la palabra narcisismo. En efecto, pensamos que sélo una interpretacién psicoanalitica del problema negro puede revelar las anormalidades afectivas responsables del edificio de los complejos. Trabajamos por una curacién total de este universo mérbido. Estimamos que un individuo ha de tender a asumir e] universalismo inhe- rente a la condicién humana, Al decir esto pensamos, indife- rentemente, en hombres como Gobineau 0 en mujeres como Mayotte Capécia. Mas, para conseguirlo, es urgente desem- barazarse de toda una serie de taras y secuelas del periodo infantil. La desgracia del hombre, decia Nietasche, es haber sido nifio. Sin embargo, diffcilmente podriamos olvidar, como lo da a entender Carlos Odier, que el destino def neurdtico sigue estando en sus propias manos. Por penosa que pueds sernos esta constatacién, estamos obligados a hacerla: para el negro, sélo hay un destino, ¥ este destino es blanco. Antes de abrir el proceso, tenemos que decir algunas co- sas, El andlisis que acometemos es psicolégico. No obstante, es evidente que para nosotros la verdadera desalienacién del negro implica una toma de conciencia abrupta de las realida- des econémicas y sociales. El complejo de inferioridad se deriva de un doble proceso: — Econémico, en primer lugar. — Por interiorizacién 0, mejor, epidermizacién de esta interioridad, después. Reaceionando contra la tendencia constitueionalista de finales del siglo x1x; Freud, mediante el psicoandlisis, pidié ° 10 que se tuviese en cuenta el factor individual, Freud substi- tufa la tesis filogenstica por la perspectiva ontogenética. Ya veremos més adelante que la alienacién del negro no es una cuestiOn individual. Junto a la filogenia y la ontogenia esta fa sociogenia, En un cierto sentido, y valga como respuesta a Leconte y Damey!, digamos que se trata de un sociodiag- néstico. 2Cuél es el pronéstico? Pero la Sociedad, al contrario de lo que ocurre en los Procesos bioquimicos, ‘no escapa a a influencia humana, El hombre es aquello por medio de lo cual la Sociedad es, El pro- néstico esté en manos de los que quieran sacudir sin mira. mientos las carcomidas rafces del edificio. El negro ha de luchar en dos planos: habida cuenta de que, histéricamente, ambos se condicionan, toda liberacién unilateral es imperfecta; el peor de los errores seria creer en su dependencia mecdnica, Ademés, los hechos contradicen una semejante inclinacién sistemética, Ya lo demostraremos, Por una vez, la realidad reelama una comprensién total. Tanto en el plano objetivo como en el subjetivo hay que en contrar una solucién. ‘No vale la pena venir aqui a proclamar que se trata de salvar el] alma con aires de compungido mea culpa. Sélo habré una desalienacién auténtiea en la medida en que las cosas recuperen su lugar, en el sentido mas ma- terialista, En _una obra de peicologia es de buen gusto avanzar un punto de vista metodolégico. Renunciamos a la costumbre. Dejamos los métedos a los boténicos y a los mateméticos. Hay un momento en que los métodos se reabsorben, Nos gustaria colocarnos en él. Intentaremos descubrir Jas diferentes posiciones que adopta el negro ante la cf zacién blanca. No nos referiremos aqu{ al “‘salvataje de la selva”. Y 3 que, para él, algunos elementos todavia no tienen significado propio. 1M, Leconte y A. Damey. Hszai eritigne des nosopraphics pshychia- triques actuelles, i cb

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