Está en la página 1de 21

El mundo

Maya
Lo que actualmente se conoce por civilización
maya era un conjunto de tribus de rasgos
comunes que se asentaron principalmente en
la península de Yucatán y en las tierras bajas
de México y Guatemala. Alrededor del año
2.500 antes de la era cristiana, se comenzó a
producir un proceso de diferenciación que se
aprecia en la aparición de lenguas locales,
influidas por el contacto con otras culturas de
la región. Desde entonces, en el territorio
ocupado por las agrupaciones mayas, en
distintas zonas fueron surgiendo centros
urbanos que florecieron durante el primer
milenio de la era cristiana, específicamente
entre los años 300 y 900.
El medio ambiente
escogido por los
mayas para
desenvolverse como
sociedad carecía de
recursos naturales y
presentaba
condiciones que lo
hacían muy inhóspito
para el asentamiento
humano
Durante el período de mayor
esplendor de los mayas o Clásico
(300-900 d.C.) florecieron los
famosos centros ceremoniales
como Copán, Piedras Negras,
Palenque y Tikal, caracterizados
por una arquitectura monumental y
un extraordinario desarrollo
científico y artístico
Mucho antes de la llegadas de los
Españoles, en el norte de la península de
Yucatán los mayas habían erigido
nuevamente monumentales centros
urbanos que se remontan al siglo XI. Los
más poderosos eran Tulum, Uxmal,
Chichén Itzá y Mayapán; estos dos últimos
ejercieron la hegemonía política y militar
hasta el siglo XV.
En el Postclásico,
los mayas recibieron
una fuerte influencia de
los toltecas que habían
sido expulsados del
valle de México por los
aztecas. Esta influencia
se manifestó, por
ejemplo, en el
mejoramiento de las
técnicas de guerra, el
arte y el aumento de la
práctica de los
sacrificios humanos.
Fuentes de subsistencia

La agricultura del maíz


constituyó la columna
vertebral de la economía
maya, tanto durante el
período Clásico como en
el Postclásico.
Además de la agricultura, los mayas
practicaban la caza, sobre todo de
jaguares, venados, conejos, monos,
tortugas y tapires, y la pesca, donde existía
conocimiento para secar y ahumar los
peces.
Con los productos de la caza se hacían
capas y sandalias para los señores y los
sacerdotes y bellísimos tocados de pluma.
Dentro del
desarrollo material
destacan la escultura
en piedra y la pintura.
Sin lugar a dudas,
la pintura maya es
uno de los aspectos
más descollantes del
arte indígena
americano. Se
ocupaba en la
decoración de las
paredes, la cerámica
y para ilustrar los
códices.
Vida cotidiana

Al igual que en otros pueblos


mesoamericanos, el día de nacimiento
condicionaba la vida de una persona y
determinaba los dioses que le eran
favorables. Cuando aún se era pequeño,
por razones estéticas, se ataban durante
algunos días dos tablas planas a la cabeza
de los niños, una detrás y la otra en la
frente. Una vez retiradas las tablas, la
cabeza quedaba aplanada para siempre.
En el seno de la familia se desarrollaba la
educación de los hijos, hasta que pudieran
desempeñarse en la agricultura que fue la
principal ocupación de los mayas.
Un día en la vida de una familia
maya se iniciaba alrededor de las
cuatro de la mañana. Todos se
dirigían temprano al campo y la
primera tarea consistía en cortar
los árboles con un bat, o sea un
hacha de piedra. Los troncos eran
arrastrados mediante lianas y se
utilizaban para construir una cerca
y evitar con ello que los venados y
tapires se comieran las plantas
jóvenes. Otros jóvenes con una
vara gruesa endurecida al fuego,
volteaban el suelo y se araba.
Todos trabajaban en esto,
tanto las mujeres como los
hombres. Entonces se reunía
toda la gente para ayudar a
sembrar el maíz de todos.
Cuando el maíz crecía hasta la
altura de la rodilla, se sembraba
frijol cerca de cada caña de
maíz, para enriquecer el suelo.
Mientras la familia trabajaba, los
niños amarrados en sus cunas
eran colocados a la sombra de
los árboles cercanos.
Como a los veinte
años en los hombres y a
los diecisiete en las
mujeres, los jóvenes se
podían casar y formar su
propio hogar.
Las casas eran
ubicadas alrededor de la
plaza ceremonial de los
centros urbanos, algunos
de los cuales albergaban
a más de 50 mil
habitantes.
Organización Social

La sociedad maya
del Postclásico estaba
organizada jerárquica-
mente y se distinguían
cuatro clases sociales:
la nobleza, el sacer-
docio, los plebeyos y los
esclavos.
La gente del pueblo vivía
en las afueras de los centros
urbanos y su posición dentro
de la escala social se medía
por la distancia que había
entre la casa y la plaza central.

Los esclavos constituían el


último eslabón en esta
sociedad y adquirían su
condición por nacimiento, robo,
haber caído prisioneros en la
guerra, ser huérfanos o haber
sido comprados.
Mundo religioso

El universo cosmológico maya


estaba encabezado por el dios
Itzamná, el Señor de los Cielos, la
Noche y el Día. Itzamná era
invocado principalmente para que
evitara las calamidades públicas,
pues se trataba de un dios
benévolo siempre amigo del
hombre. Entre los dioses malévolos
del Inframundo o las tinieblas,
sobresalía Ah Puch, el dios de la
muerte asociado también a la
guerra y a los sacrificios humanos.
El ceremonial religioso
era un elemento permanente
en la sociedad maya e incluía
largos períodos de ayuno y
abstinencia. Las plazas de
los centros cívico-
ceremoniales eran el eje de
los rituales y se repletaban
de gente con motivo de
alguna festividad, sobre todo
cuando se presenciaban los
ritos de sangre o de
autosacrificio.
Tecnología Maya

Los mayas desarrollaron


una escritura jeroglífica con
signos que representaban
tanto ideas como palabras.
Esta escritura se mantuvo
hasta la llegada de los
españoles. Su empleo para
otros propósitos fue sólo
una consecuencias
secundaria.
Para medir el tiempo, los mayas
implementaron sofisticados calendarios
que recogen la vasta tradición
mesoamericana. Su gran aporte fue la
utilización del concepto del 0, ocupado
dentro de un sistema de numeración
vigesimal. Los números se representaban
mediante puntos, que indicaban la
unidad, y barras que tenían valor de
cinco.
Gracias al empleo del sistema
vigesimal y la paciente observación de
los astros desde los altos templos, los
mayas lograron fijar con exactitud
matemática la duración del año solar, el
ciclo de Venus, los períodos lunares y
los ciclos de diferentes estrellas o
constelaciones.
Los mayas lo fijaron durante el siglo
VI en 365,2420 días, cálculo que en
occidente recién se corrigió con el
calendario gregoriano de 1582, que
consignó un año de 365,2425 días.

También podría gustarte