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Educación para la felicidad

Michael W. FORDYCE [1]

Edison Community College (EEUU)

Traducido y adaptado del inglés por Pierre Cousineau

Traducción realizada por Juan José Noaín

Resumen
¿Puede un programa de formación aumentar la felicidad personal? Las investigaciones demuestran que la
respuesta es afirmativa. El presente artículo describe las estrategias basadas en los catorce rasgos
fundamentales de la felicidad.

Palabras clave: felicidad, educación, formación, intervención.

¿Se puede enseñar la felicidad? El presente artículo nos indica que así es y, para demostrarlo presenta una
vista global de las investigaciones que han revelado determinadas vías posibles. Si la felicidad vital viene
determinada, a cualquier nivel, por ciertas características de la personalidad, de una elección o de una
actitud susceptibles de ser modificadas mediante el aprendizaje, resulta entonces razonable pensar que la
felicidad se puede aprender. Los investigadores interesados en la posibilidad de educar para la felicidad, se
plantean tres preguntas. Primero: ¿Podemos identificar algunos rasgos característicos de la gente feliz,
rasgos que podrían ser transmitidos y enseñados a otras personas? Segundo, ¿Pueden estas personas
aprender a desarrollar esos rasgos? Y tercero: si así lo hicieran, ¿Serían efectivamente más felices? Inicié
mis investigaciones acerca de la posibilidad de aumentar la felicidad hace varias décadas. En una primera
publicación, en la que se incluían tres estudios (Fordyce,1977), se utilizó, bajo diferentes condiciones, una
serie de estrategias para aumentar la felicidad; todas esas estrategias resultaron ser capaces de aumentar el
nivel de felicidad de los sujetos implicados en la experiencia. Poco después, Lichter, Haye y Kamman
(1980) demostraron que se producía un aumento de la felicidad utilizando procedimientos similares. En un
artículo posterior (Fordyce,1983) yo mismo aportaba 4 estudios suplementarios que habíamos llevado a
cabo con éxito (incluido un estudio que comprendía un seguimiento de un año de duración). Posteriormente,
Kowal (1986) (estudiando pacientes enfermos de cáncer atendidos en régimen externo), Wade (1993)
(estudiando profesores de secundaria) y yo mismo (Fordyce, 1994) en 5 de mis investigaciones más
recientes (consistentes en comparar aulas de secundaria que hubieran recibido una educación para la
felicidad con aulas de la misma edad en la que no habían recibido dicha formación), encontramos resultados
significativos en aquellos alumnos que habían sido educados para lograr la felicidad.

programa de formación para la felicidad

En efecto: si existen ciertos rasgos comunes en la gente feliz que los demás podríamos aprender, ¿Cuáles
son y cómo podemos instruir a los demás para que sean capaces de enseñarlos? Una lectura rápida de los
datos recogidos sobre la felicidad indica que tal eventualidad es remota; muchos de los datos recogidos
hasta ahora parecen asociar la felicidad con el éxito, la clase social, la buena salud, la armonía familiar, el
status ocupacional, las condiciones económicas y políticas, los ingresos, el nivel de instrucción y,
finalmente, como dato más abrumador, se asocia a factores genéticos, de modo que es difícil modificar en
una persona, de manera significativa, la mayoría de esas variables.
Sin embargo, al cabo de los años, han ido apareciendo con regularidad determinadas características
vinculadas al logro de la felicidad; características que siempre me han parecido adecuadas para usarlas
como base de investigación para una eventual educación para la felicidad.

A partir de mis propias investigaciones y de lecturas de documentación científica he identificado 14 rasgos


asociados a la felicidad, que llamaron “los catorce rasgos fundamentales de la felicidad". El presente
artículo describe cómo yo los he ido incorporando a mi propia enseñanza. Cada uno de esos rasgos
fundamentales está basado en varios estudios; sin embargo, y por restricciones de espacio, he decidido
excluir de este artículo todas las referencias a esos estudios (en la mayoría de los casos, hubieran sido
necesarias docenas de referencias y, en el ámbito de la investigación sobre la felicidad, casi todo lo que
sigue se acepta como elemento de base). De todas formas, para aquellos lectores especialmente interesados,
existe documentación detallada sobre cada uno de los apartados siguientes (Fordyce,1996).

La formación se basa en un principio esencialmente sencillo: si uno puede ser como es la gente feliz, podrá
también ser feliz. En nuestros esfuerzos educativos, adoptamos un punto de vista cognitivo y del
comportamiento. En el plano cognitivo, no sólo indicábamos a nuestros alumnos las tendencias generales
halladas en la documentación científica sobre cada uno de esos rasgos fundamentales; también discutíamos,
a un nivel más teórico, acerca de por qué esas características contribuían a lograr la felicidad. En el plano
del comportamiento, conjugábamos una variedad de técnicas y estrategias pertenecientes a terapias
cognitivas y del comportamiento, pensando que podían ayudar a nuestros alumnos a incorporar cada rasgo
fundamental a su vida.

Lecciones introductorias

La formación se inicia con una breve revisión de los conocimientos básicos sobre la felicidad. Los cursos
versan sobre la definición de la felicidad, su significado y su importancia en la vida; se lleva a cabo una
breve revisión de la historia y de la metodología en la búsqueda de dicha felicidad; se abordan los factores
demográficos y socioeconómicos comunes asociados a la felicidad y se termina con una discusión sobre
mitos usuales y percepciones erróneas existentes sobre la felicidad. Además, habitualmente se ofrece a los
estudiantes la oportunidad de evaluar su propio nivel de felicidad por medio del "Psychap inventory"
(Fordyce,1996) o mediante otros cuestionarios similares, con el objetivo de promover en el alumnado la
personalización y la motivación durante su proceso de formación. Tras todo ello, se revisan por encima los
catorce rasgos fundamentales asociados a la felicidad y posteriormente se estudia cada uno de los rasgos de
un modo exhaustivo.

Rasgo fundamental 1: ser mÁs activo y permanecer ocupado

El rasgo fundamental 1, "ser más activo y permanecer ocupado", se basa en numerosos estudios que
muestran que la gente feliz se encuentra activamente implicada en la vida. Según esas investigaciones
presentadas a los estudiantes, las personas felices llenan sus vidas de actividad y, lo que es aún más
importante, pasan mucho más tiempo que la mayoría de las demás personas realizando tareas que les
parecen agradables y entretenidas.

En el plano conceptual, este primer rasgo fundamental pone de relieve que una vida activa parece generar
más felicidad que una vida pasiva, lo cual viene a acentuar los contrastes existentes entre la vida llena,
activa y placentera, propia de la gente feliz, y la vida tensa y crispada de la gente infeliz, o incluso la vida
inactiva y aburrida de algunos otros. El estilo de vida feliz se describe, tal y como ha ocurrido a menudo en
la documentación científica, con términos como "implicación", "inversión" y "energía".

Posteriormente, la discusión versa sobre los tipos específicos de actividad normalmente asociados en la
investigación al aumento de felicidad. Concretamente se presentan como principios básicos cinco tipos de
actividad, obtenidos de la investigación: 1) Las actividades agradables generan más felicidad que aquéllas
que no lo son;

2) Las actividades excitantes que requieren esfuerzo físico, parecen generar más placer que las actividades
sedentarias y tranquilas;

3) Las experiencias nuevas tienden a procurar más felicidad que las experiencias habituales;

4) las actividades sociales producen mayor felicidad que las solitarias;

5) una iniciativa significativa resulta ser más satisfactoria que los entretenimientos triviales.

Se solicita a los estudiantes que elaboren unas listas de actividades que incluyan esos criterios, y se les
invita a que incorporen algunas de ellas a su rutina semanal. El examen de esas listas resulta también muy
útil ya que los estudiantes se dan cuenta de que la mayoría de las "actividades que les hacen verdaderamente
felices" son gratuitas o "muy poco costosas", aparte de ser actividades que se pueden realizar tantas veces
como uno quiera. De manera general, se puede resumir este rasgo fundamental con el siguiente principio
básico: la felicidad en la vida parece depender directamente y en un grado importante del tiempo empleado
en esas actividades agradables y placenteras.

rasgo fundamental 2: dedicar más tiempo a la vida social

Un dato sólidamente establecido en las investigaciones realizadas sobre la felicidad y la satisfacción de vivir
es el de la importancia que tienen los vínculos sociales en la felicidad personal. En efecto, la mayoría de los
estudios transmiten que una vida social satisfactoria es el mayor contribuyente en el logro de la felicidad.

La mayor parte de la repercusión de la vida social en la felicidad del individuo se refiere a relaciones
cercanas e íntimas (tema que trataremos más adelante en otro rasgo fundamental), pero nos referiremos por
el momento a la contribución de nuestras relaciones sociales cotidianas en el logro de la felicidad. Los
estudios relacionados con este tema nos enseñan que la gente feliz demuestra un alto grado de participación
en actividades sociales, tanto a nivel formal (organizaciones, clubes, asociaciones, etc.), como a nivel
informal (amigos, vecinos, colegas de trabajo, familia extensa, etc.) y que esas interacciones contribuyen a
crear sentimientos importantes de satisfacción, de mantenimiento y de pertenencia que se suman a su
sensación general de felicidad.

La enseñanza en este caso es sencilla. Los estudiantes examinan la importancia que tienen las relaciones
sociales en su felicidad y reciben sugerencias sobre el modo de aumentarlas, de incorporarse a asociaciones,
de implicarse en actividades comunitarias, de organizar encuentros, de aceptar invitaciones, etc.. También se
menciona que las dificultades sociales específicas, como puedan ser las relaciones amorosas problemáticas,
se abordarán en algunos de los rasgos fundamentales siguientes.
Rasgo fundamental 3: ser productivo en un trabajo DESTACADO

En la investigación, la felicidad y la satisfacción de vivir se asocian a menudo con un trabajo destacado y


una actividad productiva.

La enseñanza sobre este tema empieza por una revisión de la impresionante cantidad de investigaciones,
pertenecientes al ámbito de las ciencias humanas, que muestran que la satisfacción de vivir puede estar
vinculada a un empleo satisfactorio y, más concretamente, hasta qué punto la gente más feliz parece
interesada y satisfecha con su trabajo. En el plano educativo, el razonamiento es bien sencillo: dado que la
mayoría de la gente que trabaja en las sociedades industriales dedica el 80% de su tiempo de vigilia a
trabajar, la elección de una carrera es crucial para la felicidad de toda una vida. Solemos llamar
insistentemente la atención de los jóvenes estudiantes sobre la elección de una carrera, advirtiéndoles de que
se tratará de una de las decisiones más importantes que tomarán respecto a su felicidad.

Más allá de esto, se discuten dos aspectos conexos encontrados en la literatura científica: la productividad y
el sentido. La productividad aparece como una espada de dos filos: la felicidad queda generalmente asociada
a épocas de productividad, mientras que, al contrario, incluso períodos breves de no productividad y de
relajamiento de esas responsabilidades pueden conducir a la depresión. Por eso advertimos a nuestros
estudiantes acerca de la importancia que puede llegar a tener una perseverancia constante en el
cumplimiento de sus compromisos y objetivos para alcanzar la felicidad.

Por otra parte, los grandes pensadores han considerado el sentido, a lo largo de la historia, como un
elemento crucial de la felicidad y así lo ha confirmado la investigación sobre la felicidad. La gente feliz
sostiene que considera la mayoría de sus actividades como cruciales, gratificantes e importantes. Consideran
que realizan contribuciones sociales, que progresan hacia objetivos importantes y que se desarrollan en el
plano personal. Los más afortunados de entre la gente feliz son aquellos que hallan semejante sentido en su
carrera. Algunos otros, esos mismos que no estimarían gratificante su trabajo (o la ausencia de éste), pueden
encontrar sentido en actividades de servicio comunitario o en obras de caridad. Se ofrece a los estudiantes la
oportunidad de realizar diversos ejercicios de auto examen, concebidos para ayudarles a dar forma a sus
propios valores y a analizar el protagonismo del sentido en sus propias vidas.

Rasgo fundamental 4: organizarse mejor

Tal y como se lo presentamos a nuestros estudiantes, la investigación sobre la gente feliz ha mostrado a
menudo que se organizan bien, que no dejan los asuntos para otro día, que son eficaces y que se planifican.
Semejante capacidad organizativa no se manifiesta únicamente en su visión cotidiana de la vida, sino
también en sus proyectos a largo plazo y en su sentido de la orientación en la vida. La gente feliz parece
saber cuándo quiere irse y parece poseer costumbres organizativas que les permiten realizarlo.

Se enseña a los estudiantes a definir o perfeccionar sus objetivos a largo plazo en la vida, al tiempo que se
les dota de estrategias obtenidas de estudios sobre la gestión del tiempo con el objetivo de eliminar el
dejarlo para el día siguiente y organizar más eficazmente su rutina cotidiana.
Rasgo fundamental 5: dejar de agobiarse

Uno de los descubrimientos más importantes sobre la gente feliz es que se agobia mucho menos que la
mayoría de la gente. Por eso, en nuestros cursos, presentamos la inquietud como el enemigo básico de la
felicidad; se trata de la actitud que agota más la felicidad de la persona media. Los estudiantes son
reiniciados en la interdependencia entre los conceptos de tiempo y de felicidad. Paralelamente a la discusión
anterior (según la cual la felicidad de una persona es proporcional a la cantidad de tiempo invertido en una
actividad placentera), el mensaje consiste ahora en que la felicidad de una persona es inversamente
proporcional a la cantidad de tiempo dedicado a pensamientos negativos.

Como la inquietud cotidiana es la forma más corriente en que se dan los pensamientos negativos, se pide a
los estudiantes que realicen un recuento diario de sus inquietudes. Tras varias semanas, el análisis del rasgo
medio de las preocupaciones individuales suele demostrar lo siguiente al estudiante:

a) que la mayoría de las inquietudes no se cumplen nunca y

b) que la mayoría de las preocupaciones superan, a menudo, la capacidad de control de una persona.
Ejercicios de este tipo tienden a demostrar la futilidad de las inquietudes.

Presentamos entonces técnicas de comportamiento, como la "sustitución de pensamientos" y el "ejercicio


mental", como posibles vías para controlar las preocupaciones. Se enseña también a distinguir entre
preocupación y planificación. Se propone un equilibrio entre una planificación adecuada y una inquietud
mínima, equilibrio que favorece un porcentaje de éxito máximo en la vida y un mínimo de pensamientos
desagradables y de coerción mental.

Rasgo fundamental 6: adecuar correctamente las expectativas y las aspiraciones

Esta lección versa sobre el papel representado por las expectativas cotidianas, así como por las ambiciones a
largo plazo, todo ello en relación con la felicidad. La lección descansa sobre uno de los principios básicos de
la psicología (principio confirmado por la documentación científica sobre la felicidad): nuestro grado de
felicidad en la vida no descansa únicamente sobre lo que nos ocurre, sino también sobre lo que anticipamos.
Teniendo en cuenta la investigación, centramos la atención del estudiante en cuatro puntos cognitivos
específicos que demuestran de qué modo las expectativas, las aspiraciones y el éxito repercuten sobre la
felicidad:

1. No organizarse por estar frustrado. Aquí subrayamos el dato más importante de la "teoría de las
expectativas": expectativas demasiado elevadas rara vez se cumplen y desembocan, generalmente, en la
decepción; en cambio, expectativas moderadas conducen a menudo a una satisfacción mayor de la prevista.
Semejantes decepciones o satisfacciones poseen un efecto acumulativo sobre la evaluación de una persona
en lo referente a su nivel general de felicidad.

2. Las culturas industriales sobreestiman el protagonismo que ejerce el éxito en la felicidad. Incluso aunque
el éxito parezca incidir en el nivel general de felicidad, los estudios indican que su impacto (así como su
efecto a largo plazo) es relativamente menor (especialmente cuando se le compara con otros factores más
influyentes, como la calidad de la vida familiar y social). Las aspiraciones que ansían el éxito no parecen tan
valiosas como pudiéramos pensarlo.
3. La mayoría de las culturas modernas consideran equivocadamente que la felicidad es el resultado de una
vida exitosa y, dado que el éxito es algo que se alcanza tardíamente en la vida (y solamente después de años
de sacrificio y de trabajo arduo), la mayoría de la gente, sin darse realmente cuenta, percibe la felicidad
como algo que tuvieran que remitir para más tarde, en espera de que ese éxito finalmente se cumpla. La
gente feliz no cae en esa trampa cultural; no espera en absoluto la oportunidad de ser feliz. Considera la
felicidad como “una especie de viaje más que como un lugar al que arribar”. Indicamos, como nos ocurre a
menudo con los rasgos fundamentales, que el secreto de una vida más feliz descansa generalmente en el
presente y no en un futuro incierto y continuamente pospuesto.

4. La gente feliz logra lo que quiere porque quiere aquello que es capaz de lograr. La evidencia muestra que
la gente más feliz es aquella que tiene tendencia a escoger objetivos a su alcance, obteniendo así éxito tras
éxito. La gente infeliz aparece con ambiciones imposibles de realizar y percibe su vida como una serie de
fracasos. La felicidad parece asociada más a éxitos en la consecución de objetivos que se pueden alcanzar,
que a fracasos obtenidos por buscar imposibles.

Rasgo fundamental 7: desarrollar un pensamiento positivo y optimista

Una mentalidad positiva y optimista es quizá el rasgo más característico de la gente feliz a tenor de lo
remitido por la documentación científica. Teniendo en cuenta este dato fundamental, en los cursos
formativos empleamos mucho tiempo en ayudar a los estudiantes a captar la relación entre una actitud
optimista y positiva y la felicidad. Empezamos, una vez más, por la discusión sobre la relación entre el
tiempo mental y la felicidad: la felicidad de una persona se percibe como fuertemente determinada por el
tipo de pensamientos que ocupan su mente durante la jornada. Cuanto más placenteros resulten esos
pensamientos, más emociones positivas experimentará una persona.

El optimismo contribuye en este proceso de diversas maneras:

1. El optimismo es una interpretación positiva de los acontecimientos. Llegados aquí, la lección explica que
casi todas las situaciones de la vida se pueden percibir positivamente. Según las frases de los investigadores
de este campo "lo que determina vuestra felicidad no es lo que tenéis, sino cómo percibís lo que tenéis". Se
presenta a los estudiantes una serie de situaciones tomadas de la “vida real” y se les invita a interpretarlos
bajo el prisma más positivo y bajo el más negativo posibles, para ayudarles a evaluar la consecuencia de
cada interpretación sobre sus emociones.

2. El optimismo es una actitud perceptiva que centra la atención de alguien. Como subraya la psicología
fundamental, "una persona termina por lograr lo que busca". Se parte del principio de que en el mundo se
producen suficientes cosas buenas y suficientes cosas malas como para permitir a cada uno concentrar todas
sus preocupaciones sobre cada una de esas realidades. Si alguien busca encontrar cosas negativas en la vida,
dispondrá de suficiente material para hacerlo, lo cual también sirve para los asuntos felices. Aquello que
inquirimos influye sobre nuestra manera de percibir el mundo y, consiguientemente, sobre nuestro nivel de
felicidad.
3. El optimismo "es una predicción que se realiza por sí misma". Si alguien trata de que algo funcione bien,
su propio comportamiento aumentará la probabilidad de conseguirlo.

4. Finalmente, el optimismo es una creencia del tipo "voy a ser feliz ocurra lo que ocurra". Esta idea
filosófica dota a los estudiantes de un potencial según el cual la interpretación puede acabar siendo más
fuerte que la realidad. Sea cual sea la circunstancia, las emociones de una persona no deben ser
necesariamente dictadas por la situación. Una persona es siempre (potencialmente) libre de escoger hasta
qué punto se va a sentir feliz.

También se lleva a cabo una distinción entre el optimismo y las expectativas en cuanto a su carácter
específico. Las expectativas son muy específicas; por ejemplo: "debo conseguir esa promoción o, de lo
contrario, nunca llegaré a ser feliz", mientras que el optimismo es muy general: "ocurra lo que ocurra, será
para bien". El proceso formativo se termina con una indicación acerca de una variedad de técnicas del
comportamiento (algunas de las cuales ya han sido señaladas), tales como la "sustitución de pensamientos",
el "ejercicio mental" y "la imaginación positiva". Se recomiendan algunos ejercicios, tales como elaborar
una lista de los propios talentos o practicar interpretaciones positivas de los acontecimientos de cada día.

Rasgo fundamental 8: estar centrado en el presente

Desde hace tiempo y considerada como una característica principal de la actualización de sí mismo, la
investigación ha descubierto que las personas felices se hallan intensamente volcadas sobre el presente, es
decir, que invierten más en el presente y parecen extraer el máximo placer a las oportunidades cotidianas.
Tal y como se lo mostramos a nuestros estudiantes, la felicidad se encuentra más fácilmente en el "aquí y
ahora" que en el "después". La gente feliz parece valorar más sus días que la gente infeliz, sobre todo
porque su atención no está teñida por los pesares y lamentaciones del pasado o por las incertidumbres del
futuro. Con la ayuda de una gran variedad de estrategias, subrayamos la importancia de "saborear el
momento presente" y de aprovechar cada día plenamente. Asimismo se presentan técnicas de meditación y
de concentración como medios para apreciar intensamente los placeres sencillos ofrecidos por cada
momento de la vida.

Rasgo fundamental 9: trabajar en busca de una personalidad sana

A pesar de la ocasional crítica social según la cual toda persona que es feliz en nuestra sociedad debe "haber
perdido la razón", los resultados obtenidos en este ámbito (mediante la utilización de prácticamente la
totalidad de los instrumentos y tests clínicos generalizados que existen) han demostrado que la gente feliz se
encuentra mentalmente muy sana y bastante más libre que la población en general de padecer cualquier
sintomatología o cualquier padecimiento psicológico. Una formación adecuada de las hábitos, orientada a
alcanzar una adaptación sana, requiere a menudo un curso de un semestre en la mayoría de los colegios. Sin
embargo, en la formación para la felicidad, procuramos reducir ese tiempo a algunos principios básicos de
salud mental que, esperamos, ayudarán a nuestros estudiantes a tomar una buena dirección: amaros,
aceptaros, conoceros y ayudaros. El principio "amaros" viene acompañado con una de las más importantes
dimensiones de la personalidad feliz, esto es, el concepto positivo de sí mismo. Los estudiantes analizan la
percepción que tienen de sí mismos y acaban comprendiendo cómo ello afecta a su felicidad en el plano del
humor. Se aprovecha la ocasión para presentar varias estrategias destinadas a mejorar la imagen de sí
mismo.
El principio "aceptaros" se centra en el modo que cada cual tiene de adecuarse con sus imperfecciones y sus
insuficiencias personales; para muchos, se trata de un ingrediente importante del principio "amarse a sí
mismo". Se informa a los estudiantes de que la aceptación de las imperfecciones es más propia de la gente
feliz que de la gente infeliz, la cual se caracteriza por la crítica y el desprecio a sí mismo. La lección es la
siguiente: no tenéis que ser perfectos para amaros.

El principio "conoceros" guía al estudiante hacia un buen conocimiento de sí mismo. Solemos explicar que,
si bien las buenas decisiones contribuyen a una vida más feliz, es importante conocerse a sí mismo para
poder tomar esas decisiones adecuadas. Se indica entonces un cierto número de actividades y de autoanálisis
como vías para llegar a alcanzar un mejor conocimiento de sí mismo.

El principio "ayudaros" se refiere también a las costumbres y capacidades de auto suficiencia que poseen las
personas felices, lo que les permite alcanzar el éxito en la vida de un modo autónomo. En este caso, se
explican diversos temas que se han tratado a menudo en la documentación científica, tales como la
competencia, el dominio de sí, el control del propio destino y la autodeterminación. Se indican también las
estrategias básicas para desarrollar tales características sanas.

Rasgo fundamental diez: desarrollar una personalidad atractiva

Además del optimismo, el rasgo de personalidad más frecuente en la gente feliz es la extroversión. Por ello
y sobre todo porque la felicidad parece ser más acentuada en aquellos que gozan de una vida social activa,
nuestro programa de formación demuestra a los estudiantes la importancia de ser una persona más sociable,
más atractiva, tanto en el plano cognitivo (explicando la importancia de la extroversión como modo
privilegiado de alcanzar una vida social más feliz) como en el plano del comportamiento (desde un punto de
vista técnico como sonreír más, reconocer a los demás, iniciar la conversación y demás opciones que les
permitirían ampliar sus contactos sociales).

Rasgó fundamental 11: ser UNO mismo

Las investigaciones de la personalidad relacionadas con la gente feliz muestran que las personas felices
tienen tendencia a seguir siendo ellas mismas. Términos como "natural", "espontáneo", "auténtico",
"sincero", "a gusto", "honesto", "expresivo", "franco", "real", "abierto", etc., aparecen a menudo en la
documentación científica. Utilizamos dos modos de defender ante los estudiantes las ventajas de ser uno
mismo. Por una parte, se encuentra el nivel afectivo: una ventaja básica de ser uno mismo descansa en la
comodidad y la facilidad auténticas que ello supone para la vida diaria. Por otra parte, también está la
ventaja táctica; cuando alguien se expresa honestamente, las cosas suelen funcionar más a menudo a su
favor que en el caso contrario. Esto es particularmente cierto en los campos del amor y de la amistad. Para
encontrar gente que pueda amarnos "tal como somos", tendremos que presentarnos "tal como somos" desde
el primer momento.

Rasgo fundamental 12: eliminar los sentimientos negativos y los problemas

Se introduce este rasgo fundamental como advertencia para el resto del curso sobre la felicidad. La mayor
parte del contenido educativo de este curso se orienta hacia una asistencia normal, libre de dificultades
psicológicas importantes. Sin embargo, reconocemos que algunas de las personas participantes en estas
formaciones padecen una serie de trastornos mentales que pueden limitar e incluso sabotear sus esfuerzos en
el programa. Los datos indican que un cuarto o más de la población americana padece problemas graves
con el humor, la ansiedad, la dependencia de sustancias u otras formas de trastornos conocidos. Asimismo,
este rasgo fundamental ofrece una presentación breve de los síntomas y de las causas de la desesperación
mental, de los medios básicos para adecuarse al trastorno emocional y a la presión de todos los días y, en
especial para todos aquellos que reconocen la presencia de problemas graves en sus vidas, se advierte sobre
la importancia de buscar ayuda profesional.

No es que la gente infeliz no pueda aprovechar una formación para la felicidad (porque, en varios de
nuestros estudios, hemos encontrado que tales personas tienen a menudo más oportunidades de mostrar una
mejoría) ni tampoco que la formación proporcionada a través de los rasgos fundamentales resulte en este
caso diferente del tipo de consejos que los terapeutas podrían dar a sus clientes (dado que la mayoría de las
técnicas enseñadas están sacadas de tareas terapéuticas estándar). El problema estriba en que un
determinado número de personas, sea cual sea el medio educativo, se encuentran simplemente abrumadas
por sus síntomas y por la invasión de la tristeza como para poder empezar a trabajar sobre la felicidad. Para
estas personas es absolutamente necesaria una ayuda personal y en profundidad. Por lo tanto, intentamos
dirigirlos hacia esa ayuda pertinente, tanto a través de nuestros cursos, como mediante la sensibilización
hacia los participantes que hablan abiertamente de sus problemas en nuestras clases.

Rasgo fundamental 13: La relaciones íntimas son la primera fuente de felicidad

Los sondeos internacionales han demostrado tradicionalmente que, de entre todos factores estudiados, los
lazos del matrimonio y de la familia han resultado ser la fuente de felicidad más importante,
independientemente de la renta o el nivel social; así lo han confirmado varias décadas de investigación sobre
la felicidad. Sencillamente decimos a los estudiantes: "las relaciones íntimas son la primera fuente de
felicidad".

La formación es aquí fundamentalmente cognitiva. El contenido insiste sobre la importancia crítica de una
amistad cercana, de la familia y de lazos románticos para disfrutar de un buen sentimiento general de
felicidad. Los cursos se centran especialmente en las relaciones maritales y románticas (la documentación
científica ha demostrado regularmente el impacto primordial que ejercen tales dimensiones sobre la
felicidad); presentan las características de relaciones amorosas sanas tal y como han sido definidas por
grandes expertos en el ámbito de los consejeros matrimoniales y de las relaciones maritales. A continuación
se contrastan estas características con las de las relaciones malsanas y neuróticas.

Rasgo fundamental 14: apreciar la felicidad

El último rasgo fundamental se refiere a la posición que ocupa la felicidad entre las prioridades generales de
una persona. Se informa a los estudiantes de que la gente más feliz parece atribuir mayor importancia a la
felicidad, al bienestar subjetivo y a conceptos similares, de lo que lo hacen otras personas. En efecto, varias
personas felices consideran su felicidad como la mayor preocupación en la vida, mientras que la gente
infeliz apenas hace caso a la felicidad. Además, la gente feliz parece haber reflexionado mucho sobre la
felicidad, tal y como testifica su capacidad para dar definiciones más adecuadas. Tienen una intuición más
penetrante sobre las fuentes fundamentales de la felicidad, una mayor sensibilidad para con las emociones
felices y una mejor apreciación de éstas en su vida. El núcleo reside aquí en que el logro de felicidad puede
encontrarse estrechamente ligado a la importancia del deseo de ser feliz y al valor que cada cual le atribuye.
Cuando la formación sobre la felicidad llega a su término, el logro de la felicidad representa como un
objetivo posible, en nada diferente de otros objetivos que la persona pudiera plantearse. Al igual que
cualquier otro objetivo en la vida, la persona que mayores oportunidades tiene de alcanzarla es aquella que
piensa en su objetivo y que lo ha analizado exhaustivamente, aquella que realiza mayores esfuerzos y
aquella, sobre todo, que posee una información acertada sobre el modo de lograrlo. Creemos que nuestra
formación aporta dicha información. El análisis y el esfuerzo quedan, en adelante, en manos del estudiante.

Discusión

Volvamos a nuestra pregunta inicial: ¿se puede enseñar la felicidad? Si tuviéramos que referirnos
únicamente a la masa de datos recientemente acumulados en el ámbito de la investigación sobre la felicidad,
la posibilidad aparecería como remota. Contrariamente a las primeras investigaciones sobre la felicidad, las
cuales se centraban en gran parte en las características de la personalidad de la gente feliz, la investigación
de la última década se ha interesado más bien en las correlaciones entre el bienestar y los factores más
globales, socioeconómicos. Apenas disponemos de datos que pudieran fundamentar una educación para la
felicidad. La decepción de los investigadores frente a esos datos objetivos sobre la felicidad ha conducido a
algunos a adoptar la opinión de que una gran parte, cuando no la totalidad, de la felicidad de una persona
descansa en una predisposición genética.

Por otra parte, si los estudios aquí citados poseen realmente cierta validez, entonces se puede mantener una
gran esperanza en lo relativo a la posibilidad de una educación para la felicidad. Conforme a la
investigación realizada, una proporción significativa de las personas que se educan para la felicidad parecen
sacar provecho, a pesar de las dificultades socioeconómicas y de la predisposición genética.

Hemos llegado a la conclusión de que un curso basado en los datos de la investigación sobre la felicidad
puede alcanzar un impacto real en el nivel de felicidad. Además, queda claro que las ganancias en este
ámbito no son solamente producto de la sugestión o simple sensibilización respecto a “la felicidad” como tal
(estos factores han sido controlados en la mayoría de los estudios). De hecho, las ganancias aparecen más
bien fundadas en el contenido de los propios rasgos fundamentales, dado que cursos basados en contenidos
parciales (es decir, cursos de introducción que contienen únicamente la presentación de algunos rasgos
fundamentales) no han podido demostrar una ganancia similar a la obtenida por el curso entero.

A decir verdad sólo la investigación futura podrá confirmar si es o no realmente posible aumentar el nivel de
felicidad personal mediante una formación específica. Pensamos que disponemos de un inicio prometedor
gracias a los resultados de nuestras investigaciones. Este artículo se ha centrado en mi modo personal de
abordar los cursos sobre la felicidad. Para aquellos que estuvieran interesados en él, ya fuera con fines
educativos ya con fines investigadores, sepan que aparece detallado de modo exhaustivo en un libro
(Fordyce, 1996), en vídeo (Fordyce, 1989) y en folleto (Fordyce, 1981) que se puede conseguir pidiéndolo
directamente al autor.
Los rasgos fundamentales que han sido aquí presentados no constituyen, de ninguna manera, la única forma
que pudieran adquirir los cursos sobre la felicidad. Dado que la investigación continúa, algunos elementos
serán quizá relegados, se podrán añadir otros nuevos e incluso se podría desarrollar una nueva formulación.

Poco importa lo que surja eventualmente; confío en que permanecerá una noción de base: los datos seguirán
subrayando las diferencias entre la gente feliz y la infeliz, diferencias que podrán ser enseñadas. La clave
reside en identificar esas diferencias y en encontrar, seguidamente, los medios de enseñarlo a los demás.

Referencias

FORDYCE, M. W., Development of a program to increase personal happines, en: Journal of Counseling
Psichology, 24 (6), págs. 511-521, 1977.

Ídem, The psychology of happiness: a brief version of the fourteen fundamentals, Ft Myers: Cypress Lake
Media (disponible al contactar con el autor), 1981.

Ídem, A program to increase happiness: Futher studies, en Journal of Counseling Psychology, 30 (4), págs,
483-498, 1986.

Ídem, The psychap inventory; A multi-scale test to measure happiness and its concomitants, en: Social
Indicators Research, 18 (1), págs. 1-33, 1986.

Ídem, Michael Fordyce´s: The psychology of happiness, (Curso en video de 14 episodios), Ft. Myers:
Edison Community College, 1989.

Ídem, A program to increase personal happines III. More studies, Ft. Myers: Edison Community College,
1994 (manuscrito disponible al contactar con el autor).

Ídem, Human happiness: etsnature and its attainment, Ft Myers: Edison Community College, 1996 (Dos
voluménes, no publicados, disponibles al contactar con el autor).

Kowal, J. L. C.: Increasing the happiness of outpatient cancer patients, tesis de licenciatura no publicada,
Universidad de Edmunton, Canadá, 1980.

Lichter, S., Haye, K., y Damman, R., Increasing happiness througt cognitive retraining, en: New Zealand
Psychologist, 9, págs. 57-64, 1980.

Wade; M.E., A study of the correlation of personal happiness and job satisfaction, Disertación doctoral no
publicada, Universidad del Misisipi, 1993.

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