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Las cuatro txolas de Bidaurreta son construcciones rústicas de piedra que servían como refugio para los campesinos. La txola de Marcial es considerada el mejor ejemplo y aunque las demás no siguen exactamente su patrón, todas representan la identidad campesina de la zona. La nueva txola de Sancholatxa es un homenaje moderno a las primitivas construcciones.
Descripción original:
Descrición y recuerdos alrededor de unas primitivas construcciones en piedra desnuda por los campos y montes de mi pueblo, LAS TXOLAS.
Las cuatro txolas de Bidaurreta son construcciones rústicas de piedra que servían como refugio para los campesinos. La txola de Marcial es considerada el mejor ejemplo y aunque las demás no siguen exactamente su patrón, todas representan la identidad campesina de la zona. La nueva txola de Sancholatxa es un homenaje moderno a las primitivas construcciones.
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Las cuatro txolas de Bidaurreta son construcciones rústicas de piedra que servían como refugio para los campesinos. La txola de Marcial es considerada el mejor ejemplo y aunque las demás no siguen exactamente su patrón, todas representan la identidad campesina de la zona. La nueva txola de Sancholatxa es un homenaje moderno a las primitivas construcciones.
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Las TXOLAS estn de moda, al menos en Bidaurreta. Son tan populares
que ya no hablamos de las tres txolas de siempre o de las otras ya desaparecidas para siempre; ahora son cuatro si sumamos la recin construida en la !"ras de Arriba#$ moderno homena%e popular al monumento ms anti&uo, t'pico y peculiar de nuestra tierra. Las TXOLAS son construcciones rusticas, campesinas, a base de piedras desde los cimientos hasta la punta del te%ado. Situadas en lu&ares estrat&icos, ser('an como re)u&io para cualquier e(entualidad atmos)rica le%os de la *ona urbana$ llu(ia repentina, la nie(e del in(ierno, el sola*o de ese mediod'a de a&osto, un bre(e descanso en el paseo por nuestra &eo&ra)'a, etc. +o existe un modelo ,nico de TXOLA -construcci.n a base de piedras/, pero !la txola de 0arcial# -entre Apitxeln y 0end'a/ es considerada como la muestra ms &enuina de lo que es o debe ser una !txola#$ r,stica, sencilla, peque1a, redonda, de puerta muy peque1a, con te%ado c.nico a base de piedras planas, en extra1o equilibrio unas sobre otras, aseme%ando un sombrero chino. "l piso interior es de tierra y un asiento circunda sus paredes interiores, sin (entanas ni otras comodidades. Las dems construcciones no si&uen este patr.n$ son simples re)u&ios campesinos en el est.ma&o de &randes casca%os o acumulaciones de piedras.
2ealicemos un bre(e recorrido por las TXOLAS de Bidaurreta$
Saliendo del pueblo desde Aler&in, por el 3amino 2eal -"rre&e Bidea/, se&uimos la ruta de 4doia y La Te%er'a; ascendemos el collado San 0i&uel -sin ol(idarnos de nuestros seres ausentes/; lue&o, el trmino de Aulsu de parte a parte con sus ba%adas y subidas, hasta coronar la loma de San 3rist.bal. 5ero en (e* de tomar el camino de la ermita, continuamos al )rente, por un sendero ms inde)inido, el de Apitxeln, trmino en desuso a&r'cola, si no )uera por el colmenar de 6oaqu'n Tabar y )amilia. Lo atra(esamos con cuidado para no molestar la susceptibilidad de sus moradoras y ya, al )ondo7arriba, en un sua(e promontorio, di(isamos nuestra primera TXOLA, la de 0arcial, el me%or monumento rupestre que se conser(a en nuestro peque1o pueblo. Tan sencilla como hermosa y adems bien conser(ada, pero la suciedad (e&etal le roba una perspecti(a ms completa desde le%os y desde cerca. !La txola de 0arcial# es nuestra construcci.n rural y campesina que no tiene paran&.n en toda la cuenca de 4ru1a. Tendremos que in(esti&ar si al&o parecido existe en tierras arriba de And'a y 8rbasa, o en otras re&iones del +orte peninsular9
6unto a nuestra Txola se mue(e una senda comarcal que la recorren los nue(os caminantes del si&lo XX4, y eso ha supuesto una &ran publicidad para ella y para este tipo de construcciones de nuestros (ie%os campesinos. 5as. el tiempo de su anonimato y ahora rei(indicamos los (alores que han hecho &rande esta tierra tan peque1a. 5ero si&amos la marcha, que el recorrido es lar&o.
Apro(echamos ese camino senderista, primero de )rente en direcci.n a Belas:oain; a unos cien metros tomamos la senda de la i*quierda hacia la hondonada de Apitxelan, ahora yermo abandonado, donde hace treinta a1os a,n saborebamos los me%ores (inos del 2eyno. Tras el descenso por la cara norte, subimos el carasol hasta entrar en 8rberoa -A&ua 3aliente/, con el ma&n')ico paisa%e del 2'o Ar&a, Los Ba1os y la carretera que se pierde rumbo al Sur, hacia la ;ona 0edia de +a)arroa. Si&uiendo nuestra senda en direcci.n noreste, pronto nos topamos con un &ran casca%al bien retenido por tres paredes de piedras tan anti&uas como el mundo. Sobre la pared )rontal una puertecita nos anuncia la !Txola de <oiene:oa#, como una boca que se abre a las tripas de la casca%era$ peque1o recinto interior, cuadrado, con su asiento recostado a las paredes para tres o cuatro personas; no tiene el encanto de la txola anterior, pero el lu&ar es id'lico, el panorama, dulce como la miel, y el hueco txolero cumple humildemente la misi.n para el que )ue construido. 5odemos descansar un poco, bocata y tra&o de (ino, mientras escuchamos el canto de las perdices y saboreamos reta*os de ese paisa%e monacal; pero sin demorarnos mucho, que nos espera camino por delante. Si&uiendo la misma senda, a unos cientos de metros, toda('a en 8rberoa, desembocamos a un amplio prado rodeado por casca%eras. "n una de ellas se destaca una min,scula puertecita que da acceso a un receptculo tan peque1o, tan peque1o, que s.lo cabe un cuerpo con cierta comodidad o dos, muy apretados. "s la TXOLA =" <A23>A. "n su tiempo, cuando el due1o de ese terreno quiso con(ertirlo en a&r'cola, )ue sacando las piedras del centro a los extremos; como eran tantas y el casca%o crec'a sin cesar, apro(ech. un hueco para con(ertirlo en !txolita# de re)u&io personal, tal (e* para &uardar la al)or%a y la bota de (ino durante su %ornada a&r'cola. 5or esa misma *ona que mira al (alle existieron otras !txolas# de estilo !<arc'a#, dada la abundancia de casca%eras y por al&unos derrumbes que las atesti&uan$ 3osas del tiempo que pasa, del abandono de los culti(os y del &usto que tenemos por ol(idar nuestras ra'ces. Ahora s.lo es cuesti.n de se&uir la senda que nos ba%a hasta el puente de "lostrn -a punto de derrumbe/ y la )uentecita que nace entre las rocas, hoy aho&ada por la male*a y la sed. Si&uiendo el caminillo entramos en Belas:oainbidea$ desde ah' saboreamos un panorama irrepetible con el r'o Ar&a por Artan*ulas, en primer plano, hasta el )ondo, los montes 5irineos, &i&antes ne(ados, tocando el cielo. 8n mirador sencillo para un panorama espectacular. 3on ese re&alo para nuestros o%os, continuamos la expedici.n entre )incas de cere*os, almendros y otros )rutales; atra(esamos "l 3errado y con "l 3errado se abren las primeras casas del pueblo, otra (e* en Aler&in, completando as' el c'rculo de !las tres Txolas#. 5ero tenemos que conocer la cuarta, la nue(a &uinda que corona el pastel. 5ara ello tomamos la calle rumbo al la(adero, a tra(s del !Barrio Berri#, hasta desembocar en !las eras de arriba#. "n ese lu&ar, las par(as del (erano y las peleas oto1ales ya son historia; ahora nos aco&e un no(edoso parque recreati(o, con rboles, csped y pa%arera incluida; todas las paredes circundantes han sido robustamente reconstruidas hasta !el d'a del %uicio#. Sobre una de ellas, mirando hacia <oiene:oa, se dibu%a una puerta que atra(iesa el muro, penetra contra terreno y9 nos sorprende un alber&ue cinco estrellas$ la TXOLA =" SA4<OLA.
?sa es la !txola# de nuestros d'as$ puro capricho comunal y re)u&io innecesario, con adelantos tcnicos y &ui1os a la modernidad, pero, sobre todo, merecido homena%e a las otras, primiti(as y rudimentarias construcciones ptreas, rurales y ascticas, que simboli*an como nin&una otra ra'* nuestra identidad popular y campesina$ La de Bidaurreta, el (alle de "txauri, <esla*, And'a, 8rbasa...