Está en la página 1de 1

ACCSIT: Las manos AUTOR/A: Beln Gracia Latorre

Mi abuelo siempre nos llevaba al colegio por el camino ms corto. No respetaba ningn cruce y daba unas zancadas que nos obligaban a mi amiga Conchita y a m, a ir corriendo enganchadas a su mano. La ta de mi amiga, la ta Vicenta, siempre nos haca pasar por delante de Santa Engracia. Tena las piernas mal y andaba despacio y temblorosa. Adems de a rezar un Ave Mara y a santiguarnos, nos obligaba a caminar tensas, dando pasos pequeos, y nos apretaba tan fuerte la mano que nos dejaba marcados sus anillos. Algunas veces nos llevaba mi padre. l siempre tena las manos calientes. Nos daba la mano y las metamos en el bolsillo de su abrigo. Cuando haca mucho viento, se pona delante de nosotras y nos refugibamos tras l, siempre al abrigo de su abrigo. ngela slo nos llev un da al colegio. Fue el da en el que mi abuelo se cay al suelo en el camino. Yo me asust mucho porque se dio un golpe en la cabeza y se hizo sangre. ngela pasaba por la calle y lo vio todo. Se qued con nosotras, pidi ayuda a ms personas que pasaban por all y llamaron a una ambulancia desde la panadera de Eva. Yo les dije dnde trabajaba mi madre, porque no estaba en casa, y conseguimos hablar con ella. El taxi y la ambulancia llegaron casi al mismo tiempo. Mi madre se fue con mi abuelo al hospital y nosotras nos fuimos con ngela al colegio. ngela andaba a la misma velocidad que nosotras. Nos ofreci su mano y se la tomamos. Cuando llegamos al cole nos revolvi un poco el pelo con un gesto carioso a modo de despedida. Y all nos dej, no sin antes convencer a la monja de que nos dejara entrar, ya que llegbamos tarde. Al ao siguiente, ya no nos podan llevar al cole ni mi abuelo ni la ta Vicenta. bamos mi amiga y yo, y llevbamos tambin a Mara, su hermana pequea. Yo sala de casa y las pasaba a buscar. Las dos hermanas bajaban y echbamos a andar las tres. Nuestro recorrido siempre pasaba por la panadera de Eva. A Mara la ponamos en medio y cuando haca fro, le cogamos las manos y nos las metamos en nuestros bolsillos. Si ella contara esta historia quizs dira que Conchita y yo andbamos muy deprisa y que la obligbamos a ir corriendo, con sus manos bien apretadas entre las nuestras.

También podría gustarte