En España, el saldo migratorio es positivo, con un mayor número de inmigrantes que llegan al país en comparación con el

número de ciudadanos que emigran, lo que contribuye al crecimiento de la población. La inmigración se divide en dos
categorías:
1.Población que busca mejorar sus condiciones de vida y escapa de situaciones de subdesarrollo y pobreza en sus países de
origen. Los inmigrantes provienen principalmente de América, Europa, África y Asia.
2.Población con un nivel económico o cualificación profesional más alto, como ingenieros, médicos, técnicos, estudiantes
universitarios y jubilados de países europeos.

Las consecuencias de esta inmigración incluyen el aumento de la población, un incremento de la mano de obra y una
contribución a la Seguridad Social. Los inmigrantes ocupan empleos en sectores poco atractivos para la población local
debido a la baja cualificación y salario. La diversidad cultural es favorable, pero es importante promover una integración
adecuada y el respeto a las leyes comunes.

Además, hay preocupación por la inmigración irregular, que se produce de manera ilegal. Las rutas habituales incluyen
Ceuta, Melilla, el estrecho de Gibraltar y las islas Canarias. Las autoridades españolas intentan controlar esta entrada
irregular, y los inmigrantes a menudo son detenidos en centros de internamiento mientras se decide su situación, ya sea
repatriación o concesión de residencia provisional. Muchos de estos inmigrantes utilizan España como una ruta de paso
hacia otros países de Europa desde África.