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JESUCRISTO

ES
NUESTRO
SOCORRO
Cuando Jesucristo sanó al hombre con parálisis, le dio alivio tanto físico como espiritual. Y los
amigos del hombre encontraron la fuente de alivio en Jesucristo. “Testifico que Jesucristo es
[nuestro] socorro. Por medio de la expiación de Jesucristo, podemos recibir socorro en las cargas y
consecuencias del pecado, y recibir auxilio en nuestras debilidades”.

Aquellos que se asocian con el Salvador para ayudar a brindar alivio temporal y espiritual a los
necesitados también pueden encontrar alivio en Él.
Cada persona lleva una mochila metafórica, con cargas que son como piedras.

• Piedras que están ahí debido a nuestros pecados.


• Piedras en nuestra mochila derivadas de las malas decisiones, la mala conducta y la falta de bondad de los
demás.
• Piedras de las afecciones, el dolor, las enfermedades crónicas, la pena, la desilusión, la soledad y los efectos
de los desastres naturales.
Pero estas cargas terrenales no tienen por qué sentirse pesadas.

“JESUCRISTO PUEDE ALIGERAR


NUESTRO PESO. JESUCRISTO
PUEDE ALIVIAR NUESTRAS
CARGAS. JESUCRISTO BRINDA
UNA MANERA DE
SOCORRERNOS DEL PESO DEL
PECADO. JESUCRISTO ES
NUESTRO SOCORRO”.
El arrepentimiento alivia el peso de las piedras del
pecado. La expiación de Jesucristo hace posible que
recibamos fortaleza para perdonar y descargar el peso que
llevamos debido al maltrato de los demás. Asociarse con
Jesucristo permite que las personas brinden Su ayuda a
todos los hijos de Dios.
EL PROPÓSITO DE LA SOCIEDAD DE SOCORRO:

ES PREPARAR A LAS MUJERES PARA LAS


BENDICIONES DE LA VIDA ETERNA AL
AYUDARLAS A AUMENTAR SU FE Y SU RECTITUD
PERSONAL, A FORTALECER A LAS FAMILIAS Y
LOS HOGARES, Y AYUDAR A LOS NECESITADOS.
“EL SOCORRO QUE ÉL NOS
OFRECE ES ETERNO”.

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