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MANEJANDO MIS EMOCIONES

 ¿Quién no se ha levantado por la mañana con el pie


izquierdo?, ¿con mal humor o con ánimo irritable?
¿Qué tal de la otra forma? Con un estado de ánimo
muy positivo, con ganas de vivir y de luchar,
queriendo gozar de la vida y hacer felices a los
demás. Muchas veces nos sentimos alegres, llenas de
gozo, y otras veces muy tristes, desanimadas, o peor
aún, con ira y enojo.
 debemos tener cuidado con no dejarnos llevar por
nuestras emociones, porque si dejamos que ellas nos
gobiernen, nos llevarán a tomar decisiones con
consecuencias irreversibles en algunos casos de las
que nos arrepentiremos toda la vida. Bien nos dice la
Escritura que “la ira del hombre no obra la justicia
de Dios”, Santiago 1:20.

RECOMENDACIÓN
 Creo que muchas veces confundimos los “sentimientos” con las “emociones” y se
usan indistintamente. Según el Diccionario de la RAE un sentimiento es el “estado
afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan vivamente”. Por su
parte, una emoción es la “alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o
penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática”. Los sentimientos son
más duraderos, y las emociones son alteraciones del ánimo que son pasajeras.
 Cuántas veces escucho a personas dar consejos, no solo en películas sino en la vida
real, que dicen algo similar a: “Escucha a tu corazón y déjate llevar por lo que te
dicte”. Piensan que porque una emoción sea fuerte, ya es verdadera y válida en sí
misma, pero eso es un engaño.
 La Biblia nos alerta en cuanto a esto: “Engañoso es el corazón más
que todas las cosas”, Jeremías 17:9.

QUÉ SON LAS EMOCIONES


 Muchas veces durante alguna predicación o tiempo de alabanza,
nos sentimos tan eufóricos y agradecidos a Dios que le
prometemos servirle toda la vida, en todas las áreas, y con todo
nuestro corazón. Pero cuando viene un problema o alguna
dificultad, pronto nos olvidamos de nuestra promesa.
 Por desgracia, he oído a muchos jóvenes decir que tal chico o
chica era la mujer u hombre de su vida porque lo sentían así, se lo
dictaba su corazón, y “sabían” que era la persona que Dios le
había preparado, aun a sabiendas de que era un no creyente. Las
emociones nos pueden engañar, por eso debemos siempre
juzgarlas a la luz de la Palabra de Dios

EMOCIONES EN CONTROL
1 Nuestras emociones forman parte de un todo en nuestro ser junto
con nuestros pensamientos, sentimientos etc. Por eso, Dios nos
exhorta a guardar nuestro corazón “Sobre toda cosa guardada,
guarda tu corazón; porque de él mana la vida”, Proverbios 4:23.
Guardar nuestro corazón no es esconderlo, sino llenarlo y
protegerlo con la Palabra de Dios y nuestra obediencia a ella.

ENTONCES, ¿CÓMO PODEMOS TRATAR CON NUESTRAS


EMOCIONES A LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS PARA NO
EQUIVOCARNOS? AQUÍ ALGUNOS CONSEJOS QUE
PUEDEN AYUDARNOS:
 2 Cuando un intérprete de la ley le preguntó a Jesús cuál era el gran
mandamiento de la ley, Jesús le contestó: “Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”. Mateo 22:37.
Aquí vemos que cuando adoramos y alabamos a Dios, todo nuestro ser está
envuelto, incluyendo nuestras emociones. Lo triste y peligroso es cuando
nos dejamos llevar solamente por ellas, y dejamos a un lado nuestra mente y
razón. Esto puede traernos consecuencias graves, e incluso muchos han
manipulado las emociones de las personas, distorsionando la Palabra de
Dios para que hagan lo que su líder espiritual ordene. Necesitamos las
emociones, por supuesto, pero con raciocinio. Es decir, controlar el corazón
con la razón
 3 Cuando nuestras emociones nos dicten algo abiertamente
contrario a los mandatos de la Palabra de Dios, tenemos que
obedecer lo que Dios nos dice sin dudar. Por sinceras y fuertes que
sean nuestras emociones, seguirlas a expensas del mandato
divino es desobediencia abierta a lo que Dios ya nos ha dejado
dicho. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas”,
Jeremías 17:9.
 4 Las emociones que no nos llevan a acercarnos más a Dios y hacer
su voluntad vienen de la carne y no del Espíritu. Por lo tanto, no
debemos vivir según la carne nos dicte, sino según el Espíritu de
Dios que mora en nosotros, “ustedes no están en la carne sino en
el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en ustedes”,
Romanos 8:9. Debemos hacer morir con Su ayuda las
manifestaciones, las emociones y obras de la carne.
 5 El Espíritu mismo nos da el poder para dominar y distinguir si
nuestras emociones son de Dios y me ayudan a crecer en mi
vida cristiana, o si son de la carne y las tengo que desechar. No
está en mis fuerzas, sino en el poder del Espíritu, como Pablo
enseñó a Timoteo: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de
cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (de
disciplina)”, 2 Timoteo 1:7.
 Podemos concluir diciendo sí a las emociones que me
ayudan a conocer y acercarme más a Dios, pero no
dejarnos llevar por ellas, ni que dominen nuestra
vida y decisiones. El cristiano solo debe dejarse
dominar por la Palabra de Dios y nuestra obediencia
a ella.

CONCLUSIÓN

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