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RECEPTOR FE
HEBREOS 11 RV
• Marcos 2
• 1 Cuando Jesús regresó a Capernaúm varios días
después, enseguida corrió la voz de que había vuelto
a casa.
• 2 Pronto la casa donde se hospedaba estaba tan llena
de visitas que no había lugar ni siquiera frente a la
puerta. Mientras él les predicaba la palabra de Dios,
• 3 llegaron cuatro hombres cargando a un
paralítico en una camilla.
• 4 Como no podían llevarlo hasta Jesús debido a
la multitud, abrieron un agujero en el techo,
encima de donde estaba Jesús. Luego bajaron al
hombre en la camilla, justo delante de Jesús.
• 5 Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo al paralítico:
«Hijo mío, tus pecados son perdonados».
• Abrir = patákj
• raíz primaria; abierto de par en par (literalmente o
figurativamente); especialmente aflojar, soltar,
empezar, arar, tallar: abierto, abrir, atento,
comienzo, declarar, desatar, desceñir,
desenvainar, entalladura, esculpir, grabar,
liberalmente, libertar, libre, quitar, respiradero,
romper, soltar.
• Las casas sencillas presentaban el aspecto de una
gran caja cuadrada compuesta únicamente de una
planta baja dividida en dos, a veces por una diferencia
de nivel: la parte más alta servía como cocina,
comedor y dormitorio; la parte más baja como
establo. Cuando los animales estaban en el campo, la
parte inferior se usaba como taller.
• Estaban cubiertas por un techo hecho de vigas
entrecruzadas con ramajes, y todo ello recubierto de
barro apisonado
•6 Algunos de los maestros de la ley religiosa
que estaban allí sentados pensaron:
•7 «¿Qué es lo que dice? ¡Es una blasfemia!
¡Solo Dios puede perdonar pecados!».
•8 En ese mismo instante, Jesús supo lo que
pensaban, así que les preguntó: «¿Por qué
cuestionan eso en su corazón?
SANTIAGO 1 NTV
• 25 Una mujer de la multitud hacía doce años que sufría una hemorragia
continua.
• 26 Había sufrido mucho con varios médicos y, a lo largo de los años,
había gastado todo lo que tenía para poder pagarles, pero nunca mejoró.
De hecho, se puso peor.
• 27 Ella había oído de Jesús, así que se le acercó por detrás entre la
multitud y tocó su túnica.
• 28 Pues pensó: «Si tan solo tocara su túnica, quedaré sana».
• 29 Al instante, la hemorragia se detuvo, y ella pudo sentir en su cuerpo
que había sido sanada de su terrible condición.
• 30 Jesús se dio cuenta de inmediato de que había salido poder sanador
de él, así que se dio vuelta y preguntó a la multitud: «¿Quién tocó mi
túnica?».
• 31 Sus discípulos le dijeron: «Mira a la multitud que te apretuja por
todos lados. ¿Cómo puedes preguntar: “¿Quién me tocó?”?».
• 32 Sin embargo, él siguió mirando a su alrededor para ver quién lo
había hecho.
• 33 Entonces la mujer, asustada y temblando al darse cuenta de lo que
le había pasado, se le acercó y se arrodilló delante de él y le confesó lo
que había hecho.
• 34 Y él le dijo: «Hija, tu fe te ha sanado. Ve en paz. Se acabó tu
sufrimiento».