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SERVIDORES

DE CRISTO
GRUPO #1
INTEGRANTES
• Walter Chiguichón
• Gloria María Contreras
• Rigoberto Xiquin Morales
• Nelson Roy Peréz
• Benjamín Yoc Cotzojay
• José Martínez Godoy
En 1 Corintios 2:6–3:4, Pablo sigue contrastando la sabiduría
del mundo con la sabiduría de Dios. Él describe tres tipos de
personas en este pasaje. No le tomará mucho tiempo para
reconocer el nivel de los corintios. Veamos de cerca estos
tres tipos de personas.
Existen tres tipos de personas:
● Los no espirituales
● Los cristianos mundanos
● Los espirituales

Hablaremos sobre cada una de ellas.


LOS NO ESPIRITUALES
Gente sin el Espíritu Santo en
ella (1 Cor 2:14)
La Biblia tiene mucho que decir acerca de los no espirituales. Ellos rechazan los caminos rectos del
Espíritu. Pablo se refiere a este tipo de persona como el hombre sin el Espíritu. “Pero el hombre
natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Co 2:14).
Todos nacimos en este mundo como personas no espirituales. Es por esto es que necesitamos nacer
de nuevo. Pero los no espirituales permanecen nonatos espiritualmente. Sólo son gente natural, no
regenerada por el Espíritu. Esta gente, al igual que los animales, es dirigida por sus deseos naturales
(2 P 2:12). Está bajo el dominio de Satanás (Jn 8:44; Hch 26:18). Los no espirituales no tienen al
Espíritu Santo (Ro 8:9) ni pertenecen a Dios. La Biblia con frecuencia se refiere a esta gente como
pecadores. Todos estuvimos una vez en este grupo. Como Pablo escribió a los efesios:
1Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales
anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad
del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos
nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de
los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás (Ef 2:1-3).
Los no espirituales están avanzando hacia el juicio de Dios y el infierno eterno. Dios ve a los no
espirituales como malvados y débiles―pecadores que se niegan a arrepentirse y ser salvos del pecado.
Pablo les recuerda a los corintios que ellos estuvieron una vez en este grupo de gente.
9¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras,
ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10ni los ladrones, ni los avaros, ni
los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11Y esto erais algunos;
mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del
Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios (1 Co 6:9-11).
Los no espirituales pertenecen al mundo y viven según las normas y valores del mundo (Stg 4:4). El
amor de Dios no está en ellos. Juan escribió acerca de esta gente cuando dijo:
15…Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.16Porque todo lo que hay en el mundo, los
deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del
mundo (1 Jn 2:15-16).

¿Los no espirituales pueden entender las Escrituras?


Los no espirituales no pueden entender bien la Palabra de Dios ni sus caminos (1 Co 2:14). Algunas
veces los no cristianos no entienden nada de la Biblia. Ellos siempre están oyendo, pero nunca
entienden (Mt 13:13). Pueden estar aprendiendo siempre, pero nunca pueden reconocer la verdad (2 Ti
3:7). Esto nos recuerda la tierra al lado del camino.
Otras veces, los no cristianos pueden entender parte de la Biblia. Podrían entender las palabras, los
hechos y algunas de las verdades que hay en la Escritura. Éstos podrían ser como el joven rico que
entendió las palabras de Jesús, pero se fue triste (Mt 19:22). Podrían ser como Félix que podrían
entender la Palabra de Dios y temer el juicio que viene (Hch 24:25).
El Espíritu Santo capacita a los creyentes para entender, aprovechar y saber las verdades espirituales que
están más allá del simple conocimiento humano. Es decir, Él nos ayuda a saber las verdades con el
corazón y el espíritu, no sólo con la mente. Los teólogos se refieren a este conocimiento espiritual como
*iluminación―el resultado de la revelación de una verdad a nuestro corazón por el Espíritu y de
experimentarla. Vemos la verdad de Dios con ojos espirituales, la creemos y estamos seguros de ella
dentro de nuestro espíritu. Pablo escribió sobre este conocimiento espiritual que va más allá del
conocimiento humano (Ef 3:17-19; Fil 4:6-7). El cielo es un ejemplo de una verdad que va más allá de
la mente humana.
En Corinto, la gente no espiritual estaba influenciando la mente de los creyentes. Por eso Pablo les
recuerda que los no espirituales piensan sólo como piensa el mundo y rechazan la sabiduría de Dios.
Ahora veamos el segundo tipo de personas que Pablo mencionó.
LOS CRISTIANOS
MUNDANOS
Gente que ha nacido de nuevo pero
que sigue viviendo como bebés en
Cristo.
(1 Co 3:1-3)
Todos los que reciben a Jesús como Salvador nacen
de nuevo. En el momento del nuevo nacimiento, Dios
perdona nuestros pecados pasados, y el Espíritu Santo
entra a morar en nosotros (Ro 8:9). En este momento
del nuevo nacimiento (regeneración), nos
convertimos en hijos de Dios (Jn 1:12-13). Como
nuevos hijos de Dios en Cristo, somos bebés
espirituales―simples niños pequeños en Cristo. En
esos primeros días, necesitamos leche, no carne.
Pedro nos dice que deseemos la leche no adulterada
de la Palabra para crecer (1 P 2:2). Todos los bebés
son débiles y necesitan que alguien les dé de comer.
Es la voluntad y el plan de Dios que los bebés
crezcan hasta ser adultos maduros.
Pero algunos creyentes, como los de Corinto, no
crecen en gracia. Más bien, a medida que pasan los
años, permanecen siendo bebés espirituales. Como
dijo Pablo, estos creyentes se comportan de una
manera mundana “―como… niños en Cristo”
(1 Co 3:1).
En el nuevo nacimiento, participamos de la naturaleza divina de Dios (2 P 1:4). No
obstante, permanecemos con un cuerpo de carne, y seguimos teniendo deseos carnales. En
la vida del creyente, nuestra naturaleza espiritual lucha contra nuestros deseos carnales.
Gálatas describe las obras de la carne.
Pablo les advirtió a los creyentes gálatas que si ellos seguía los deseos de su naturaleza
pecaminosa (carne), estos deseos los alejarían del cielo y al infierno (Gá 5:21). En
contraste, el Espíritu nos dirige a producir buen fruto, como “amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gá 5:22-23). Cada creyente tiene que
escoger entre ser dirigido por la carne o por el Espíritu.
En Corinto, a veces, algunos creyentes decidían ser dirigidos por la carne. Ellos no vivían
en completa desobediencia a Dios. Pero seguían el mundo, al demonio y la carne en
algunas áreas de su vida. Estos creyentes carnales vivían con un pie en el mundo y el otro
en el reino de Dios (1 Co 10:21; 2 Co 6:14-18; 11:3; 13:5). Es importante discernir dos
verdades acerca de los cristianos mundanos.
LOS CRISTIANOS LOS CRISTIANOS MUNDANOS
ESTÁN EN UN GRAN PELIGRO
MUNDANOS NO CRECEN
ESPIRITUAL.
EN GRACIA.
En Corinto, los cristianos mundanos estaban en
Ellos viven como recién convertidos que no peligro de ser apartados de su puro y sincero amor
entienden lo que significa seguir a Jesús por Cristo (2 Co 11:3). Estaban en peligro de ser
(1 Co 3:1-2). En Corinto, su mundanalidad más y más como el mundo (2 Co 6:14- 18). Un
aparecía de muchas formas. Ellos tenían poquito de agua puede hacer que un saco de
“celos y contiendas” (1 Co 3:3). Permitían cemento llegue a ser tan duro como piedra.
los pecados sexuales dentro de la iglesia (1 Asimismo, la influencia del mundo puede hacer que
Co 5:1-13; 6:13-20). Estaban envanecidos y la persona llegue a ser completamente mundana. Un
no respetaban a los líderes de la iglesia, como poquito de levadura leuda toda la masa (1 Co 5:6-
a Pablo (1 Co 4:18-19). Acudían a los 7). Los que se rebelan contra el Señor pueden ser
tribunales de la ley por problemas pequeños disciplinados en esta vida (1 Co 11:30-32). Los que
son dirigidos por la carne no heredarán el reino de
(1 Co 6:8).
Dios (1 Co 6:9-10; Gá 5:21).
LOS CRISTIANOS
ESPIRITUALES
Creyentes maduros en cristo
(1 co 2:6, 15; 3:1)
Como hemos dicho, todos los que han nacido de nuevo han recibido al Espíritu Santo (Ro 8:9).
En el momento del nuevo nacimiento, llegamos a ser bebés en Cristo. La voluntad de Dios para
cada bebé espiritual es que llegue a ser un creyente maduro. Pablo habló de la sabiduría de
Dios entre los maduros (1 Co 2:6). Los espirituales entienden la mente de Cristo en muchas
cosas.
¿Cómo evaluarían estos tres tipos de personas el llamamiento de Dios a ser misioneros?
• El hombre natural, no nacido de nuevo, dice que ir a servir al Señor en otra cultura es
insensato. Es una manera de desperdiciar años de vida en una cultura incómoda.
• Un creyente carnal o mundano piensa que no es necesario que un misionero deje su país. Él
piensa que Dios llamará a alguien que viva cerca de ese lugar.
• El creyente espiritual ayuda al misionero a cumplir el llamado de Dios en su vida.

Los corintios eran “hermanos” en Cristo, pero eran hermanos bebés, como niños que tomaban
leche. En cambio, los hermanos espirituales son maduros y pueden comer alimento espiritual.
En Gálatas, Pablo contrasta a los espirituales con los creyentes que están atrapados y enredados
en la red del pecado.
Observe que Pablo les advierte a los creyentes espirituales que sean mansos, humildes y que
estén alerta para que no sean tentados por los pecados que han atrapado a otros. (Gá 6:1).
Todos los creyentes pueden ser tentados, ya que hasta Jesús fue tentado (Mt 4:1-10). Jesús nos
enseñó a velar y orar para que no entremos en tentación. Nuestro espíritu está dispuesto, pero
nuestra carne es débil (Mt 26:41). El Espíritu nos dirige a apartarnos y huir de las tentaciones.
No podemos evitar que un pájaro vuele sobre nuestra cabeza, pero podemos impedir que haga
su nido en nuestro cabello. Asimismo,
no podemos evitar toda tentación, pero sí podemos evitar entrar en ella.

Hay centenares de versículos en el Nuevo Testamento que nos instan a crecer en gracia. Esos
versículos enfatizan el andar en el Espíritu, no en la carne, y el vivir una vida santa que sea
digna de nuestro llamado. Aquí hay algunas cualidades y características de los creyentes
maduros, espirituales en Cristo:
• Una persona espiritual tiene los pensamientos de Dios (1 Co 2:11-13). Esto incluye el meditar
en la Palabra de Dios.
• Una persona espiritual depende del Espíritu de Dios, se rinde a Él y es dirigida por Él. (Ro 8:4-17; Gá
5:16-26). No podemos vivir una vida santa en nuestras propias fuerzas. Pero es tan fácil para nosotros
vivir en santidad por el Espíritu como lo es para un árbol frutal producir buen fruto. Al vivir en el Espíritu,
vencemos el poder de nuestros deseos carnales. A medida que nuestra parte espiritual se fortalece, nuestra
naturaleza pecaminosa se debilita.
• Una persona espiritual rechaza los pensamientos malignos, los deseos pecaminosos, las tentaciones
mundanas y el dominio del pecado (Ro 8:13-14; Stg 4:7; Mt 4:1-11; 16:23; Heb 12:1).
• Una persona espiritual ama la justicia y aborrece la maldad (Ro 12:9; Heb 1:9).
• Una persona espiritual se niega a sí misma diariamente (Mt 16:24; Ro 8:12-13; Tit 2:12).
• Una persona espiritual se despoja de las cosas tenebrosas del viejo hombre, como mentira, hurto, pereza,
palabras deshonestas, resentimiento, ira, enojo, peleas, calumnias, pecados sexuales y borracheras (Ef
4:22–5:5, 18; Col 3:5-11); engaño, hipocresía y envidia (1 P 2:1).
• Una persona espiritual se purifica de todo lo que desagrada a Dios (Ro 6:14-16; 1 Co 6:9-10; 2 Co 6:14-
18; Gá 6:7-9; Stg 1:12-16).
• Una persona espiritual se esfuerza por sacar a la luz actitudes de su nueva naturaleza, como benignidad,
compasión, perdón (Ef 4:32); bondad, justicia, verdad y todo lo que es agradable al Señor (Ef 5:9-10);
humildad, bondad, paciencia, amor, paz, cánticos espirituales y santidad (Col 3:12-17; 1 P 1:13-16; 2 P
1:5-11).
CONCLUSIÓN
Hemos observado tres tipos de personas: los no espirituales (nonatos espiritualmente),
los cristianos mundanos (bebés en Cristo) y los espirituales (creyentes maduros).
Seamos conscientes del plan de nuestro Padre para que sus hijos crezcan y maduren.
Démonos cuenta de que es muy difícil permanecer quietos. Más bien, tendemos a
retroceder o a avanzar en nuestra relación con Dios. O llegamos a ser menos como
Cristo o más como Él. Estudiemos lo que enseñan las Escrituras sobre conformarnos a
Cristo, en vez de ser dirigidos por el mundo (Ro 12:1-2). Las palabras del apóstol
Pedro resumen bien este tema, que el encabezamiento de la NVI llama “Firmeza en el
llamamiento y en la elección”:

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