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DE CRISTO
GRUPO #1
INTEGRANTES
• Walter Chiguichón
• Gloria María Contreras
• Rigoberto Xiquin Morales
• Nelson Roy Peréz
• Benjamín Yoc Cotzojay
• José Martínez Godoy
En 1 Corintios 2:6–3:4, Pablo sigue contrastando la sabiduría
del mundo con la sabiduría de Dios. Él describe tres tipos de
personas en este pasaje. No le tomará mucho tiempo para
reconocer el nivel de los corintios. Veamos de cerca estos
tres tipos de personas.
Existen tres tipos de personas:
● Los no espirituales
● Los cristianos mundanos
● Los espirituales
Los corintios eran “hermanos” en Cristo, pero eran hermanos bebés, como niños que tomaban
leche. En cambio, los hermanos espirituales son maduros y pueden comer alimento espiritual.
En Gálatas, Pablo contrasta a los espirituales con los creyentes que están atrapados y enredados
en la red del pecado.
Observe que Pablo les advierte a los creyentes espirituales que sean mansos, humildes y que
estén alerta para que no sean tentados por los pecados que han atrapado a otros. (Gá 6:1).
Todos los creyentes pueden ser tentados, ya que hasta Jesús fue tentado (Mt 4:1-10). Jesús nos
enseñó a velar y orar para que no entremos en tentación. Nuestro espíritu está dispuesto, pero
nuestra carne es débil (Mt 26:41). El Espíritu nos dirige a apartarnos y huir de las tentaciones.
No podemos evitar que un pájaro vuele sobre nuestra cabeza, pero podemos impedir que haga
su nido en nuestro cabello. Asimismo,
no podemos evitar toda tentación, pero sí podemos evitar entrar en ella.
Hay centenares de versículos en el Nuevo Testamento que nos instan a crecer en gracia. Esos
versículos enfatizan el andar en el Espíritu, no en la carne, y el vivir una vida santa que sea
digna de nuestro llamado. Aquí hay algunas cualidades y características de los creyentes
maduros, espirituales en Cristo:
• Una persona espiritual tiene los pensamientos de Dios (1 Co 2:11-13). Esto incluye el meditar
en la Palabra de Dios.
• Una persona espiritual depende del Espíritu de Dios, se rinde a Él y es dirigida por Él. (Ro 8:4-17; Gá
5:16-26). No podemos vivir una vida santa en nuestras propias fuerzas. Pero es tan fácil para nosotros
vivir en santidad por el Espíritu como lo es para un árbol frutal producir buen fruto. Al vivir en el Espíritu,
vencemos el poder de nuestros deseos carnales. A medida que nuestra parte espiritual se fortalece, nuestra
naturaleza pecaminosa se debilita.
• Una persona espiritual rechaza los pensamientos malignos, los deseos pecaminosos, las tentaciones
mundanas y el dominio del pecado (Ro 8:13-14; Stg 4:7; Mt 4:1-11; 16:23; Heb 12:1).
• Una persona espiritual ama la justicia y aborrece la maldad (Ro 12:9; Heb 1:9).
• Una persona espiritual se niega a sí misma diariamente (Mt 16:24; Ro 8:12-13; Tit 2:12).
• Una persona espiritual se despoja de las cosas tenebrosas del viejo hombre, como mentira, hurto, pereza,
palabras deshonestas, resentimiento, ira, enojo, peleas, calumnias, pecados sexuales y borracheras (Ef
4:22–5:5, 18; Col 3:5-11); engaño, hipocresía y envidia (1 P 2:1).
• Una persona espiritual se purifica de todo lo que desagrada a Dios (Ro 6:14-16; 1 Co 6:9-10; 2 Co 6:14-
18; Gá 6:7-9; Stg 1:12-16).
• Una persona espiritual se esfuerza por sacar a la luz actitudes de su nueva naturaleza, como benignidad,
compasión, perdón (Ef 4:32); bondad, justicia, verdad y todo lo que es agradable al Señor (Ef 5:9-10);
humildad, bondad, paciencia, amor, paz, cánticos espirituales y santidad (Col 3:12-17; 1 P 1:13-16; 2 P
1:5-11).
CONCLUSIÓN
Hemos observado tres tipos de personas: los no espirituales (nonatos espiritualmente),
los cristianos mundanos (bebés en Cristo) y los espirituales (creyentes maduros).
Seamos conscientes del plan de nuestro Padre para que sus hijos crezcan y maduren.
Démonos cuenta de que es muy difícil permanecer quietos. Más bien, tendemos a
retroceder o a avanzar en nuestra relación con Dios. O llegamos a ser menos como
Cristo o más como Él. Estudiemos lo que enseñan las Escrituras sobre conformarnos a
Cristo, en vez de ser dirigidos por el mundo (Ro 12:1-2). Las palabras del apóstol
Pedro resumen bien este tema, que el encabezamiento de la NVI llama “Firmeza en el
llamamiento y en la elección”: