Está en la página 1de 13

Salmos para

enfermos y para
orar por salud
Salmo 41:1-4
Dichoso el que piensa en el débil; el
Señor lo librará en el día de la
desgracia. El Señor lo protegerá y lo
mantendrá con vida; lo hará dichoso
en la tierra y no lo entregará al
capricho de sus adversarios. El Señor
lo confortará cuando esté enfermo; lo
alentará en el lecho del dolor. Yo he
dicho: «Señor, compadécete de mí;
sáname, pues contra ti he pecado».
(Salmo 41:1-4)
Salmo 6:2-4, 9

• Tenme compasión, Señor, porque desfallezco; sáname, Señor, que un


frío de muerte recorre mis huesos. Angustiada está mi alma; ¿hasta
cuándo, Señor, hasta cuándo? Vuélvete, Señor, y sálvame la vida; por
tu gran amor, ¡ponme a salvo!

El Señor ha escuchado mis ruegos; el Señor ha tomado en cuenta mi


oración.
(Salmo 6:2-4, 9)
Salmo 23:1-4
• El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace
descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas
fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre. Aun si
voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a
mi lado; tu vara de pastor me reconforta.
(Salmo 23:1-4)
Salmo 28:1-2, 6-8
• A ti clamo, Señor, roca mía; no te desentiendas de mí, porque, si
guardas silencio, ya puedo contarme entre los muertos. Oye mi voz
suplicante cuando a ti acudo en busca de ayuda, cuando tiendo los
brazos hacia tu lugar santísimo.

Bendito sea el Señor, que ha oído mi voz suplicante. El Señor es mi


fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda. Mi
corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias. El Señor es la
fortaleza de su pueblo, y un baluarte de salvación para su ungido.
(Salmo 28:1-2, 6-8)
Salmo 30:2-3
• Señor mi Dios, te pedí ayuda y me sanaste. Tú, Señor, me sacaste del
sepulcro; me hiciste revivir de entre los muertos.
(Salmo 30:2-3)
Salmo 31:9-10
• Tenme compasión, Señor, que estoy angustiado; el dolor está
acabando con mis ojos, con mi alma, ¡con mi cuerpo! La vida se me va
en angustias, y los años en lamentos; la tristeza está acabando con
mis fuerzas, y mis huesos se van debilitando.
(Salmo 31:9-10)
Salmo 31:14-15a
• Pero yo, Señor, en ti confío, y digo: «Tú eres mi Dios». Mi vida entera
está en tus manos.
(Salmo 31:14-15a)
Salmo 32:6-7
• Por eso los fieles te invocan en momentos de angustia; caudalosas
aguas podrán desbordarse, pero a ellos no los alcanzarán. Tú eres mi
refugio; tú me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de
liberación. Selah
(Salmo 32:6-7)

También podría gustarte