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Lección 1 para el 7 de octubre de 2023

LA MISIÓN DE DIOS EN FAVOR


DE NOSOTROS: PRIMERA PARTE
“Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo:
‘¿Dónde estás?’” (Génesis 3:9)
Fuimos creados para vivir eternamente con Dios. Sin
embargo, el pecado creó una brecha que nos separó
completamente de Su presencia.
Pero Dios no renunció a su plan original. Se negó a
separarse de nosotros. Así pues, se propuso una
misión: erradicar el pecado y restaurar a la
humanidad a su condición inicial.

La misión de Dios anunciada:


Dios reacciona ante el pecado.
La misión activa de Dios:
Dios estuvo con nosotros en el pasado.
Dios habitó con nosotros.
Dios está hoy con nosotros.
La misión de Dios cumplida:
Dios erradicará el pecado.
LA MISIÓN DE DIOS ANUNCIADA
DIOS REACCIONA ANTE EL PECADO
“Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?” (Génesis 3:9)

Desde el principio, la relación de Dios con la


humanidad se basa en el amor, un atributo divino que
Él compartió con nosotros (1Jn. 4:16).
Este amor debe ser ofrecido voluntariamente, y se
manifiesta en la obediencia a las leyes divinas (Jn.
14:15). Por ello, la desobediencia de Adán y Eva
perturbó nuestra relación con Dios (Gn. 2:16-17; 3:12).
Pero Dios se negó a alejarse de nosotros. Decidió llevar a
cabo una misión que tenía pensada para ser ejecutada en
el caso de desobediencia (Ef. 1:4).
Acercándose con preguntas que hiciesen reflexionar a
Adán y Eva, los animó a reconocer su error (Gn. 3:9-13).
Inmediatamente, les presentó su misión redentora
(Gn. 3:14-15).
LA MISIÓN ACTIVA DE DIOS
DIOS ESTUVO CON NOSOTROS EN EL PASADO
“He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a
traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho”
(Génesis 28:15)

La Biblia registra varias ocasiones cuando Dios mismo bajó para ver a los hombres (Gn.
11:5; 18:20-21; Éx. 3:7-8). Pero, a parte de estos hechos puntuales, vemos que Dios quiso
estar personalmente con nosotros:

Con Abraham Con Isaac Con Jacob Con José Con el pueblo
(Gn. 17:7) (Gn. 26:3) (Gn. 28:15) (Gn. 39:2) de Israel
(Éx. 29:43-45)
Dios vivía en el Santuario, pero a través de símbolos (1R. 8:27-30).
Esto era solo una parte de la misión, que anticipaba el
cumplimiento definitivo.
DIOS HABITÓ CON NOSOTROS
“Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros” (Juan 1:14 NVI)

La estrategia misionera de Dios fue avanzando. Llegó la


hora de convertirse en hombre, y de hacer realidad la
promesa dada en Edén (Gál. 4:4-5).
Al encarnarse, Dios se presentó como “Emanuel” [“Dios
con nosotros”] (Is. 7:14; Mt. 1:21-23). Su amor y su deseo
de estar con nosotros se materializó en Jesús, plenamente
humano y plenamente divino (1Jn. 5:20).
Con su vida, muerte y resurrección, Jesús cumplió las
profecías del Antiguo Testamento, según el plan divino
previamente trazado.
En la cruz, la misión de Dios llegó a su punto culminante.
Ahora, la reunión de Dios con la humanidad ya es posible
nuevamente. Pero la misión aún no había acabado.
DIOS ESTÁ HOY CON NOSOTROS
“he aquí yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28:20)

Como “imagen del Dios invisible” (Col. 1:15),


durante su ministerio Jesús nos mostró la
naturaleza misionera de Dios: “Porque el Hijo
del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se
había perdido” (Lc. 19:10).
Cuando llegó el momento de volver al Cielo,
se resistió a dejarnos solos. Nos aseguró que
Dios seguiría con nosotros en la Persona del
Espíritu Santo (Jn. 14:16). De esta forma, Él
mismo está con nosotros “todos los días,
hasta el fin” (Mt. 28:20).
Junto a la promesa de su compañía, Jesús nos encargó
que siguiésemos cumpliendo Su misión: buscar al pecador
y enseñarle el camino de salvación (Mt. 28:18-20).
LA MISIÓN DE DIOS CUMPLIDA
DIOS ERRADICARÁ EL PECADO
“así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los
pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación
con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Hebreos 9:28)

Jesús prometió que vendría a por nosotros (Jn. 14:1-3). Ésta es


conocida como la “bendita esperanza” (Tito 2:13 NVI). Cuando
esto ocurra, la misión de Dios habrá concluido.
En ese momento, estará con nosotros “el tabernáculo
de Dios” (el de verdad, no en imágenes ni símbolos), y
Dios morará con nosotros por la eternidad
(Apocalipsis 21:3).
Podremos verle cara a cara de nuevo (Ap. 22:4).
Hablaremos con Él y lo adoraremos en persona.
El Dios de la misión finalmente cumplirá su deseo de
estar con sus hijos por la eternidad. ¡Qué tremendo
privilegio formar parte de esta realidad!
«Desde que Jesús vino a morar con nosotros,
sabemos que Dios conoce nuestras pruebas y
simpatiza con nuestros pesares. Cada hijo e
hija de Adán puede comprender que nuestro
Creador es el amigo de los pecadores. Porque
en toda doctrina de gracia, toda promesa de
gozo, todo acto de amor, toda atracción divina
presentada en la vida del Salvador en la tierra,
vemos a “Dios con nosotros”»

E. G. W. (El Deseado de todas las gentes, pg. 15)


DESAFÍO SEMANAL
Ora todos los días de la semana que
viene para que Dios abra tu corazón
a fin de ser parte de su misión.

DESAFÍO AVANZADO
Averigua el nombre de alguna persona con la que te
relacionas pero que todavía no conoces: un vecino,
un compañero de trabajo, un comerciante, un
conductor de autobús, un conserje, etc. Comienza
a orar por él o ella todos los días.

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