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¿QUIÉN ES ERIC BERNE?

Eric Berne nació en 1910 en la Ciudad de Montreal (Canadá). Obtuvo


el título de medicina y cirugía en 1935. Posteriormente, fija su
residencia en Estados Unidos y en 1938 se licencia en Psiquiatría por
la Universidad de Yale. La formación de Berne es principalmente
psicoanalítica ya que es discípulo de Paul Federn (estrecho
colaborador de Sigmund Freud) y de Erik Erikson, psicoanalista de la
psicología del yo.

Ejerció como psiquiatra y formó un equipo de profesionales con los


que compartía sus experiencias en la terapia grupal con la finalidad
de desarrollar un modelo de psiquiatría social cuya base es el
estudio de las interacciones entre las personas (transacciones) y sus
estados del yo.

En 1961 publica «Análisis Transaccional en Psicoterapia» explicando


su modelo de los Estados del Yo, su teoría de las transacciones y de la
relación de ambos para explicar cómo somos, cómo pensamos, cómo
sentimos y cómo actuamos, configurando nuestro guion de vida.
¿QUÉ ES EL ANÁLISIS TRANSACCIONAL?
Como teoría de la personalidad, el Análisis Transaccional nos proporciona una estructura
psicológica de la persona que nos ayuda a comprender cómo funcionamos, cómo actuamos y
cómo nos relacionamos e interactuamos entre nosotros, siendo una técnica terapéutica muy
eficaz y poderosa para comprender por qué hay personas que cometen SISTEMÁTICAMENTE LOS
MISMOS ERRORES, TIENEN LOS MISMOS PROBLEMAS Y MANIFIESTAN LOS MISMOS PATRONES
DE CONDUCTA Y RELACIONALES.

Tanto su modelo de los Estados del Yo como su teoría del guion de Vida nos ayudan a entender
cómo nuestros patrones conductuales y relacionales se originaron en nuestra infancia como un
mecanismo de adaptación y de supervivencia y también nos permite propiciar el cambio ya que
nos da los recursos y estrategias necesarios para re-decidir nuestra vida como adultos en el aquí y
ahora.
En este sentido, no es una teoría de la personalidad determinista. En la práctica terapéutica y EN
LOS TALLERES DE DESARROLLO PERSONAL, SE POTENCIA A LA PARTE ADULTA DE LA PERSONA
PARA PERMITIRLE DESARROLLAR SU AUTONOMÍA Y SOLUCIONAR LOS PROBLEMAS QUE SE LE
PLANTEEN UTILIZANDO TODOS SUS RECURSOS.

Según el Análisis Transaccional, los componentes de la autonomía son la consciencia, la


espontaneidad y la intimidad. Y para adquirir la autonomía, la persona tiene que revisar todas las
creencias, los prejuicios y prohibiciones que ha recibido desde la infancia y que en la etapa adulta
ha incorporado de manera inconsciente. A este proceso de alcanzar la autonomía, Berne le
denomina la re-decisión y reparentalización.
PRINCIPIOS FILOSÓFICOS DEL ANÁLISIS
TRANSACCIONAL
Todos nacemos bien, todos nacemos príncipes y princesas.
Todos tenemos un cierto potencial humano que podemos
desarrollar. Yo soy responsable de mi vida y decido, para
bien o para mal, lo que es bueno para mí y lo que hago con
ella. Todo el mundo (con solo algunas excepciones, como
los graves daños cerebrales) tiene la capacidad de pensar.
La gente decide su historia y su destino, y estas decisiones
se pueden cambiar. En resumen, todos podemos cambiar
en pos de la autonomía y tenemos los recursos necesarios
para hacerlo. El objetivo del cambio en el marco del
Análisis Transaccional es avanzar hacia la autonomía (la
libertad del guion de la infancia) la espontaneidad, la
intimidad, la resolución de problemas en lugar de evasión
o pasividad, la curación como un ideal, no limitarse a hacer
el progreso, el aprendizaje de nuevas opciones.
El Análisis Transaccional, basado en la FILOSOFÍA HUMANISTA,
considera que «todos estamos bien». De ahí, se derivan tres
principios filosóficos:
1. Todos estamos bien. Por tanto, tanto tu como yo, somos valiosos, dignos y merecedores de
amor en tanto que somos personas. Podemos no estar de acuerdo con lo que la otra persona
piensa, hace o siente, pero su esencia como ser humano, queda intacta.

2. Todo el mundo tiene la capacidad de pensar. Es decir, todos tenemos un potencial y una serie
de capacidades y habilidades que nos permiten pensar y tomar nuestras propias decisiones
de forma autónoma, con lo cual cada uno es responsable de su propia vida y de su propia
felicidad. Por tanto, las personas somos libres. Ni yo dependo de ti ni tú dependes de mi.

3. Las personas tienen la capacidad de cambiar y de redecidir sus vidas. En principio, todos
estamos bien. Pero, en ocasiones, nos sentimos mal y actuamos de tal manera que nos
generamos sufrimiento. Esto se debe a que revivimos situaciones de la infancia y
reproducimos modelos de conducta aprendidos cuando éramos niños; es decir, actuamos
según nuestro Guion de vida, según aquellas primeras decisiones tempranas e inconscientes
acerca de nosotros mismos (de nuestra valía), de la de los demás y del mundo que nos hacen
tomar decisiones y realizar acciones que nos hacen sentir mal, iniciando juegos psicológicos
que lo retroalimentan.
La terapia basada en el Análisis Transaccional POTENCIA EL ESTADO DEL YO ADULTO DE LA
PERSONA PARA QUE PUEDA CAMBIAR ESAS DECISIONES TEMPRANAS Y ASÍ SALIR DE SU GUION
DE VIDA Y CONSEGUIR UNA VIDA AUTÓNOMA Y FELIZ, HACIENDO A LAS PERSONAS
RESPONSABLES DE SU PROPIA VIDA.
El modelo de los Estados del Yo (PAN)

Un Estado del Yo podemos definirlo como un “sistema coherente de pensamientos y


sentimientos, manifestado por las correspondientes pautas de conducta.” (Berne citado en Oller
1988) .

Berne diferenció tres Estados del Yo que son manifestaciones psicológicas de nuestra
personalidad.

EL ESTADO DEL YO PADRE: Decimos que estamos en Estado del Yo Padre cuando me comporto,
actúo o siento de manera similar a como lo hacían mis padres o figuras de autoridad para mi.
Por ejemplo, cuando de manera automática respondo como lo haría mi padre o tengo las mismas
opiniones sin haberlas cuestionado. Como hombre puedo reprimir mis sentimientos porque
nunca he visto a mi padre llorar. En este sentido, reproduzco una manera de ser y de actuar de mi
padre.
EL ESTADO DEL YO ADULTO: Decimos que estamos en el Estado del Yo Adulto cuando me
comporto o actúo de manera objetiva, según lo que está sucediendo en el presente y con la
información y los recursos de que dispongo. Es la parte más lógica de la persona, la que recaba
información, se centra en los hechos, evalúa pros y contras, etc.
EL ESTADO DEL YO NIÑO: Decimos que estamos en el Estado del Yo Niño cuando me siento o me
comporto como lo hacía en el pasado cuando era un niño pequeño. En este caso, estoy
reproduciendo patrones conductuales, relacionales y emociones de la infancia. Por ejemplo,
cuando una persona adulta siente miedo ante el hecho de hablar en público, está respondiendo
desde su Estado del Yo Niño porque podría estar reviviendo una situación de su infancia en la que
se le ridiculizó en la escuela al tener que exponer la lección ante sus compañeros.
Para tener una personalidad integrada, conviene que seamos consciente desde qué Estado del Yo
estamos sintiendo, decidiendo y actuando. Asimismo, tenemos que tener un equilibrio entre
todos los Estados del Yo; es lo que Berne denominada Adulto Integrado pues necesitamos un
Estado del Yo Adulto para solucionar de manera eficaz los problemas diarios, un Estado del Yo
Padre con las normas de convivencia que nos permiten vivir en sociedad y la espontaneidad,
creatividad e ilusión del Estado del Yo Niño para poder disfrutar de la vida.
En nuestro día a día, pasamos de un Estado del Yo al otro con mucha facilidad en función de lo
que nos sucede, de las interacciones que tenemos con las demás personas, de cómo lo
interpretamos y de cómo nos sentimos respecto a ello. De alguna manera, es como si en nuestro
interior existieran distintos «yoes» o «personajes» que se van manifestando de manera
inconsciente según las circunstancias.

La situación objetiva y concreta que está viviendo una persona, la interpreta según las creencias
que tiene sobre ellas en función de las decisiones tempranas tomadas en su primera infancia.
Berne habla de las posiciones existenciales que son consecuencia de estas primeras decisiones
sobre nosotros mismos, los demás y el mundo. Decisiones que Berne define como “ciertas
convicciones que el niño pequeño tiene sobre sí mismo y sobre la gente que le rodea”. Estas
decisiones, si no son revisadas, quedan en el inconsciente y hacen que la persona adulta entre
en su Guion de Vida.
Las posiciones existenciales pueden clasificarse en:

1. Yo estoy bien.
2. Tú estás bien.
3. Yo no estoy bien.
4. Tú no estás bien.

Cuando las combinamos, tenemos las cuatro posiciones existenciales que determinan las
creencias sobre uno mismo, los demás y el mundo en general:

5. Yo estoy bien, tú estás bien.


6. Yo no estoy bien, tú estás bien.
7. Yo estoy bien, tú no estás bien.
8. Yo no estoy bien, tú no estás bien.
Estas posiciones existenciales determinan el valor que la persona se asigna a sí misma
(autoestima) y a los demás. Una vez escogida por el niño, se convertirá en su marco referencial
para interpretar el mundo y todo lo que le suceda y haga, confirmará esta posición inicial,
configurando así el Guion de Vida.

En la terapia de Análisis Transaccional se potencia al Adulto de la persona para que haga una
redecisión que le lleve a la posición existencial sana:

Yo estoy +/- bien, tú estás +/- bien.


EL GUION DE VIDA:

El concepto de guion de vida junto al modelo de los Estados del Yo es la base del Análisis
Transaccional.

El guion es un plan de vida.

Berne define el guion como «un programa en curso. Desarrollado en la primera infancia bajo la
influencia parental, que dirige la conducta del individuo en los aspectos más importantes de su
vida».

Hay una estrecha relación entre el guion de vida y las posiciones existenciales ya que desde
pequeño, el niño con esas primeras decisiones está escribiendo su guion de vida. Todas las
experiencias vividas de pequeño, todos los mensajes que le den sus padres y otros adultos para él
importantes, las prohibiciones, los permisos, las expectativas que se tengan sobre él,... serán
interiorizados por el niño y le llevarán a tener un concepto tanto de sí mismo, como de los
demás y del mundo. Así decidirá si es una persona digna o no de amor, de si puede o no confiar
en los demás o de si el mundo es o no un lugar seguro.
Esa decisión temprana le llevará a tomar una posiciones existencial concreta que determinará su
guion de vida. Esa posición existencial y ese guion de vida condicionará su manera de interpretar
el mundo, con qué tipo de personas se relacionará en el futuro y cómo responderá a los retos que
se le presenten ya que la persona hará todo lo posible por reforzar su guion y confirmar su
posición existencial.

De esta manera, una persona con una posición existencial de «Yo no estoy bien, tú estás bien»,
cometerá una y otra vez los mismos errores, fracasará en todo cuanto se proponga y buscará
relaciones de dependencia que no le harán feliz pero que le permitirán ser fiel a su guion de vida.

El Análisis Transaccional permite a la persona ser consciente de su guion de vida y redecidirlo en


tanto que la persona entiende que su niño tomó esa decisión existencial de manera inconsciente y
a una edad en la que sus capacidades cognitivas e intelectuales no estaban totalmente
desarrolladas y que, por tanto, pudo malinterpretar los mensajes parentales recibidos o las
vivencias experimentadas. Así, por ejemplo, el hecho de que papá no jugará con él no es debido a
que no le quisiera sino a que trabajaba muchas horas para que a la familia no le faltara de nada.
LAS TRANSACCIONES Y LOS JUEGOS PSICOLÓGICOS

Podemos definir transacción como un intercambio de


comunicación entre dos personas.

Cuando dos personas se relacionan, los 6 Estados del Yo pueden


estar implicados en esta relación. Por tanto, lo que sucede
durante la interacción, lo podemos representar con líneas que
van desde el Estado del Yo de la persona emisora hacia el Estado
del Yo de la persona receptora y la posterior respuesta de ésta y
así sucesivamente. Por tanto, hay un estímulo y una respuesta
entre dos personas que llamamos transacción.

Asimismo, en toda transacción a parte de los Estados del Yo,


tenemos que tener presente tanto el lenguaje verbal como el no
verbal, la intencionalidad, etc. Todo ello hace que podamos
dividir a las transacciones en distintos tipos:
TRANSACCIONES COMPLEMENTARIAS: Damos la respuesta desde el mismo Estado del Yo al que
se nos ha dirigido el emisor, siendo una respuesta esperada. De Estado del Yo Niño a Estado del Yo
Niño, por ejemplo. A dice: “¡Hola! Me alegro de verte” y B responde: “¡Cuánto tiempo! Yo
también me alegro”.
TRANSACCIONES CRUZADAS: Damos una respuesta inesperada desde un Estado del Yo distinto al
que nos ha dirigido el mensaje nuestro interlocutor. Por ejemplo, A dice: “¿Sabes dónde he
dejado mi móvil?” y B responde: “¡Y yo qué sé! Eres un desastre, siempre perdiendo las cosas”.
TRANSACCIONES ULTERIORES: En este tipo de transacciones intervienen simultáneamente más
de un Estado del Yo y la persona envía dos mensajes distintos: el mensaje social (el visible) y el
mensaje psicológico que se mantiene oculto y que, generalmente, se transmite de forma no
verbal. Imaginemos que una vendedora le dice a su clienta; “Es la última moda... Tal vez es
demasiado sofisticado para usted”, está enviando un mensaje que escuchado por el Adulto tal vez
pensará: “Tiene razón” pero que escuchado por el Niño puede provocar que la clienta se sienta
cuestionada y responda: “Es justo lo que me gusta. Me lo quedo”.
LOS JUEGOS PSICOLOGICOS:
Los juegos psicológicos se consideran artilugios de incomunicación porque en el fondo no hay
ninguna intención de comunicarse, su única finalidad es reafirmar la posición existencial y el
guion de vida. Berne los define como “explotadores y por ende, inherentemente malos desde el
punto de vista existencial. Los juegos son una serie de transacciones ulteriores con un truco, que
conducen a un final bien definido, aportando un resentimiento”.

En los juegos psicológicos, las personas que intervienen se mueven dentro de lo que Berne
denominó EL TRIÁNGULO DRAMÁTICO, REPRESENTANDO DISTINTOS ROLES: EL DE
PERSEGUIDOR QUE JUZGA, CRITICA Y HACE SENTIR MAL AL OTRO, EL DE SALVADOR, QUE
ACONSEJA DE MANERA SISTEMÁTICA PERO SIN AYUDAR REALMENTE AL OTRO PORQUE LE
NIEGA LA CAPACIDAD DE PODER PENSAR Y DECIDIR POR SÍ MISMO Y EL DE VÍCTIMA, LA
PERSONA QUE SE QUEJA CONSTANTEMENTE SIN TOMAR NINGUNA DECISIÓN NI BUSCAR UNA
SALIDA REAL A SUS PROBLEMAS.
LA AUTONOMÍA

La terapia basada en el Análisis Transaccional tiene como finalidad potenciar el Estado Adulto de
la persona para que ésta se haga consciente de su posición existencial y de los juegos
psicológicos que lleva a cabo para confirmar su guion de vida.

POTENCIANDO AL ADULTO, LA PERSONA CONSIGUE SALIR DE SU GUION DE VIDA Y ALCANZAR


LA AUTONOMÍA, PUDIENDO REVISAR LOS MENSAJES RECIBIDOS DURANTE SU INFANCIA Y LAS
DECISIONES TEMPRANAS ACERCA DE SI MISMO Y DE LOS DEMÁS, ABANDONANDO LOS
PATRONES CONDUCTUALES Y RELACIONALES DETERMINANTES PARA QUE PUEDA REDECIDIR
SOBRE SU VIDA Y ADOPTAR UNA POSICIÓN EXISTENCIAL MÁS SANA BASADA EN EL “YO +/-
BIEN, TÚ +/- BIEN”. De esta manera, desarrollará todo su potencial y recursos, aprendiendo a
pensar por si misma, a tener una visión crítica de la realidad, a detectar los juegos psicológicos y a
expresar y gestionar de manera adecuada sus emociones y necesidades.

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