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LA LEYENDA DE LA

TIRANA
Cuenta la leyenda que durante la expedición de Diego de Almagro a Chile,
en el otoño de 1535, y con el fin de evitar un alzamiento de los indígenas
que servían como portadores y soldados en el ejército, el emperador Manco
Inca Yupanqui ordenó a su hermano Paullu Inca y a Huillac Huma -sumo
sacerdote del sol-, junto a su bella hija de tan solo 23 años, la noble princesa
Ñusta Huillac, que acompañaran al conquistador y su milicia.
Durante la marcha de regreso a Perú, cerca del oasis de Pica, Huillac Huma y Ñusta Huillac
lograron escapar y se escondieron en un bosque de tamarugos -hoy Pampa del Tamarugal-
donde la princesa, convertida en una despiadada jefa militar, se hizo conocida por los
pobladores de la zona como la Tirana de Tamarugal.
Un día, perdido en el bosque, apareció un explorador portugués llamado Vasco de Almeida,
de quien la princesa se enamoró perdidamente. Al ser descubierta la relación y condenados
a muerte, él la convenció de que se bautizara, para así permanecer unidos en la eternidad.
Dicen que una cruz de madera apareció en el lugar donde la pareja fue asesinada por una
lluvia de flechas. La misma cruz que fue encontrada en 1570 por el misionero Antonio
Rendón, quien en honor a los enamorados mandó a construir en el lugar una iglesia
dedicada a Nuestra Señora del Carmen de la Tirana.
Desde entonces, cada 16 de julio se celebra en el norte de Chile, con cantos y animados
bailes, la Fiesta de la Tirana en honor a la "chinita", nombre con el cual conocen en la zona
a la querida patrona de nuestra nación.

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