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La Realidad Mexicana Económica y Social A Mediados
La Realidad Mexicana Económica y Social A Mediados
En 1862 la población era de 8,8 millones, tras la invasión francesa en 1868 era de 8396
millones. En 1872 al morir Juárez, la población era de 9 millones. En 1876 año en que se
inicia la presidencia de Porfirio Díaz, había 9,5 millones de mexicanos. En 1900 eran 13,6
millones de habitantes.
a mediados del siglo XIX, la República Mexicana no sólo había perdido más de la mitad
de su territorio, sino que sufría también de extrema inestabilidad política, de severa
depresión económica y de conflictos tanto raciales como sociales.
Además creció la población, Este crecimiento se debió, fundamentalmente, a la emigración
de la población campesina, obligada a abandonar el campo a causa de las transformaciones
económicas, para buscar oportunidades de vida en la industria y los servicios. El ritmo de
la urbanización de la sociedad europea se aceleró a mediados del siglo XIX.
Grupos de Presión
a) El Clero
b) El gran comercio
c) La industria
d) Las Grandes Terratenientes
e) La Clase Militar
f) Los Burócratas
El Clero
El catolicismo, pues, era vivido como una experiencia corriente en los dos países. Los
actos de la vida cotidiana estaban presididos por la presencia de la Iglesia y el calendario;
las festividades y todas las manifestaciones públicas tuvieron siempre un fuerte contenido
religioso.
Una de las discusiones políticas fundamentales del siglo XIX mexicano fue la manera de
lograr la unidad nacional. La discusión pasó a ser, después de la invasión y perdida de
más de la mitad del territorio nacional en 1847 la prioridad indiscutible.
Comercio
En 1856, a tres meses de que habían conquistado el poder los liberales, se abrió el mercado
mexicano y se implementó una reforma que dio fin al proteccionismo de las tres décadas
anteriores.
Con la liberalización del comercio, México fue dependiendo más de la economía internacional
que en este momento se encontraba en una fase expansiva. Hasta entonces México participaba
poco en el comercio internacional: únicamente vendía unos productos de lujo (tintes, vainilla,
maderas, pieles y cueros) y principalmente plata. Inglaterra recibía en 1856 el 77% de todas las
exportaciones y los Estados Unidos apenas el 16%.
Las importaciones del extranjero no aportaron al desarrollo productivo porque se concentraron
principalmente en la satisfacción de bienes suntuarios para las clases altas: textiles, abarrotes,
papel, libros, cristal y lozas, en su mayoría provenientes de Inglaterra, Francia y Alemania.
La Industria
A mediados del siglo XIX la industria nacional estaba relativamente subdesarrollada por la falta
de capitales y un mercado para la venta de los bienes. El impulso a la industria nacional
provenía principalmente de familias que habían hecho fortuna en el sector agrícola, el comercio
o las manufacturas desde la Colonia.
n el último cuarto del siglo XIX la producción industrial se duplicó y fueron especialmente las
industrias de bienes de consumo las que tuvieron un mayor crecimiento: textiles, algodón,
azúcar, henequén, café, ron, zapatos, jabón y tabaco.
En 1843 había 57 fábricas textiles con 125 mil husos en actividad, que producían siete millones
de piezas de manta con valor de cinco millones de pesos. (…) En 1856 había 46 grandes
empresas de hilados y tejidos establecidas en el Distrito Federal, Durango, Jalisco, Colima,
Michoacán, Estado de México, Puebla, Querétaro y Veracruz. En esos establecimientos se
fabricaban mantas, hilazas, rebozos, cotón, alemanisco y otros productos
Terratenientes
En este tenor, a inicios del siglo XIX, el sistema de propiedad rústica se conformaba con
la propiedad de la Corona (transformada en propiedad pública con el gobierno nacido de
la Independencia), compuesta de los bienes del dominio público (de uso común y de
universidad) y de los bienes patrimoniales
Desde fines del periodo colonial hasta mediados del siglo XIX, las tierras de común
repartimiento eran las parcelas que se otorgaban a las familias para su sustento; se trataba
de tierras del común, también llamadas tierras de comunidad, y que en general eran
usufructuadas por las familias campesinas
Clase Militar
Durante los tres siglos de dominación española, en la Nueva España no hubo verdaderamente ejército sino hasta mediados del siglo XVIII, durante
la década de 1760-1770, época en que el virrey marqués de Croix puso en vigor las reformas propuestas por el teniente general Juan de Villalba y
Angulo,[ 3 ] y más tarde a fines del siglo, con el objeto de prevenir invasiones de tropas extranjeras pertenecientes a los enemigos de España,
empezó a organizar y hacer campañas en las regiones fronterizas de Texas, quedando ya en alguna forma cimentada la institución militar.
Así pasaron más de dos siglos sin que hubiera en Nueva España más tropas permanentes que la escolta de alabarderos del virrey, formadas el año
de 1695 y extinguidas por el general Villalba en 1765.
En el folio 12, ley XVII de la Recopilación de Leyes de Indias,[ 4 ] en lo referente a estas compañías de alabarderos de la guardia del excelentísimo
virrey dice:
y los virreyes de Nueva España tengan para los mismos efectos un capitán y veinte soldados, a los cuales se les pague el sueldo en la cantidad y
consignación que es costumbre, y el capital se le dé duplicado con que no sea de nuestra Real Hacienda. Y mandamos que las plazas de
alabarderos no se sirvan por criados de los virreyes.
Estos ejércitos de la época colonial no estaban formados por indios, pues éstos estaban exentos del servicio militar. En consecuencia, el fondo
guerrero de las tropas lo formaban los negros, los mulatos y los mestizos, y el cuerpo de sargentos y oficiales se componía de criollos,
correspondiendo el mando del ejército a los españoles europeos, en quienes se vinculaban los principales grados.
Los Burocratas