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Ministerio de la mujer MÓDULO I

2023

EL DISEÑO FORMIDABLE DE DIOS

CUERP
“Tu creaste mis entrañas; me formaste en el
vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una
creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas y
esto lo sé muy bien! …
Salmos 139:13
¿Cuáles son las partes de tu cuerpo que consideras más bellas? ¿Qué parámetros
usas para considerarlas así? ¿Qué pasaría con nuestra percepción de la belleza si
valoráramos la maravilla del diseño del cuerpo y tomáramos en cuenta sus
funciones, la forma y color que posee?
La historia registra cómo el
hombre creyó por mucho
tiempo que la Tierra era el
centro del universo; y luego
comprobó que, más bien, es
nada en la vastedad
inmensurable del universo; no
obstante, cuando Dios mira a
cada criatura, esta es el
centro del universo para él.
Nuestro Creador fue haciendo
bellamente nuestro mundo y sus
seres vivos. A medida que iba
creando, evaluaba y con satisfacción
declaraba que era bueno.
Lo que nos llena de reverente
asombro es que, cuando hizo al ser
humano, no hubo necesidad de decir
que era bueno, pues su obra cumbre
fue hecha a su semejanza (Génesis
1:26, 27). Fuimos creados perfectos,
bellos con simetría.
“Cuando el hombre salió de las
manos de su Creador, era de
elevada estatura y perfecta simetría.
Su semblante llevaba el tinte rosado
de la salud y brillaba con la luz y el
regocijo de la vida. La estatura de
Adán era mucho mayor que la de
los hombres que habitan la tierra en
la actualidad. Eva era algo más baja
de estatura que Adán; no obstante,
su forma era noble y plena de
belleza”.
(Patriarcas y profetas, p.26)
La belleza es un placer
estético muy fácil de percibir,
pero muchas veces difícil de
definir. Se consigue en la
medida que haya balance,
armonía y simetría en la
proporción, volumen y color.
Todas las civilizaciones,
sin embargo, en mayor o
menor grado, han ido tras
lo bello, han procurado
medirlo para captarlo y
aplicarlo a monumentos o
edificios
Fuimos diseñados con
belleza, ya que nuestras
proporciones tienen simetría
y balance de manera
armoniosa.
Ideal de belleza
Pareciera que la humanidad
camina en una cuerda floja que
necesita equilibrarse con la vara
que hace contrapeso, por lo que
algunas veces la preferencia se
inclina hacia los cuerpos
rectilíneos, y otras veces prefiere
los curvos. Lo mejor de estos
tiempos posmodernos es que
todos los tipos reclaman ser
bellos, porque aceptar la
diversidad es aceptar la belleza.
Parte de la vida es considerar que no podemos conservar las
medidas de la juventud y aceptar las transformaciones. Lo que
no debemos aceptar es el descuido, pues algunas
transformaciones son mórbidas y se deben prevenir, ya que
pueden ser peligrosas.
La comprensión de que el
cuerpo es más importante que
el vestido lleva a reflexiones
profundas y a acciones
determinantes que nos
encausan a priorizar el interés
por un cuerpo bello y sano por
sobre el vestido.
Mucho cambiaría nuestra
valoración del cuerpo que
poseemos si meditáramos
sobre el diseño formidable
con el que fuimos creados
por Dios. Pese a tantos
años de degradación por
el pecado, tal diseño aún
nos maravilla por su
perfección, belleza y
simetría.
Nuestro Señor Jesucristo
insiste en que no nos
provoque ansiedad el qué
vestiremos, sino que
recordemos que el cuerpo
es más importante que el
vestido. Nos exhorta a que
no nos aflija el tamaño o
forma de nuestro cuerpo,
porque es creación
formidable.

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