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Iglesia Adventista

Normas de la vida cristiana

La vida cristiana no es una leve modificación ni una mejora de la antigua, sino una completa transformación de la naturaleza. Esto
significa la muerte alyo y al pecado, y una resurrección a una nueva vida, como una nueva persona en Cristo Jesús.

El estudio de la Biblia y la oración


La vida espiritual se sostiene por medio del alimento espiritual. Debemos mantener el hábito del estudio devocional de la Biblia y la
oración si queremos alcanzar la santidad. En esta época en que somos bombardeados por la página impresa, la radio, la televisión,
Internet y otros medios modernos de comunicación, cuando miles de voces reclaman ser oídas, tenemos que cerrar nuestros ojos y
nuestros oídos a mucho de lo que está tratando de entrar en nuestra mente y consagrarnos al Libro de Dios, al Libro de todos los
libros, al Libro de la vida: la Biblia. Si dejamos de ser el pueblo del Libro, estaremos perdidos y nuestra misión fracasará. Solamente
podemos esperar vivir la vida que “está escondida con Cristo en Dios” (Col. 3:3) y terminar su obra, si hablamos todos os días con
Dios en oración y escuchamos su voz hablándonos desde la Biblia.
Nuestra relación con la comunidad
Si bien muestra “ciudadanía está en los cielos; desde donde también esperamos al Salvador” (Fil.
3:20), estamos todavía en el mundo y somos parte integrante de la sociedad humana, y debemos
compartir con nuestros semejantes ciertas responsabilidades en los problemas comunes de la vida.
Como hijos de Dios, debemos ser conocidos, en todos los lugares donde vivamos, como ciudadanos
notables por nuestra integridad cristina y nuestro trabajo en fi ver del el da.
La vestimenta
Como cristianos adventistas, fuimos llamados a salir del mundo. La
verdadera religión, que entra en cada aspecto de la vida, tiene que tener
una influencia modeladora en todas nuestras actividades. Nuestros
hábitos de vida deben basarse en principios y no en el ejemplo del
mundo que nos rodea. Las costumbres y las modas pueden cambiar con
los años, pero los principios relativos a debida conducta son siempre
los mismos
Conclusión
Rodeados por los peligros de los
últimos días, teniendo la
responsabilidad de pregonar
rápidamente el último ofrecimiento
de salvación al mundo, y en-frenando
el Juicio que culminará con el
establecimiento de la justicia
universal, consagrémonos de todo
corazón a Dios, en cuerpo, alma y
espíritu, decididos a sostener las altas
normas de vida que deben
caracterizar a los que esperan el
regreso de su Señor.

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