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BLANCA VARELA

Nació en Lima en 1926 en el seno de una familia de escritores y artistas. En


1943 ingresó a la UNMSM para estudiar letras y educación. Conoció entonces
al poeta Sebastián Salazar Bondy, quien condujo sus lecturas hacia los
clásicos españoles, los románticos franceses, las vanguardias y la poesía
peruana contemporánea sobre todo la de Adolfo Wesphalen (1911). En 1959
mientras vivía en Washington de hacer periodismo y traducciones, Varela
terminó su primer libro, Ese puerto existe que reunía su obra escrita desde
1949. Luego vino Luz del día (1960 - 1963) Valser y otras confesiones (1971).
Más tarde en 1978, realiza la primera recopilación de su escritura en Canto
Villano, mismo que el fondo de Cultura Económica editaría en 1986. En 1999
aparece su «Concierto animal». El 30 de Marzo del 2001 fue galardona con el
premio Octavo Paz de Poesía y Ensayo. El reconocimiento consistía en un
diploma y la suma de cien mil dólares. Varela es una poeta perteneciente a la
Generación del 50 que entre otros cuenta con destacadores escritores con “Si golpeas infinitas veces tu cabeza
Javier Sologuren, Jorge Eielson y Carlos Germán Belli. CANTO VILLANO: contra lo imposible
Poesía reunida, 1949 - 1983, es una poesía que no hace concesiones al eres el imposible
lector, no habla de la pureza y esplendor de la rosa como es el caso de otros el otro lado
poetas sino, que al contrario, protesta por su «detestable perfección». Blanca el que llega
Varela afila las palabras como si se trataran de una navaja y rasga la piel de el que parte
la realidad para mostrarnos su carne viva. Lo oscuro, lo negro, la sombra, la el que entiende lo indecible
noche y la muerte son expresiones que se repiten continuamente. Una visión el santo del desierto que se traga su lengua
inquietante y trágica de la existencia está coherentemente delineada a lo el que vuelve a nacer forzando a la madre
largo de los cuatro poemarios que conforman el volumen: Ese puerto existe, de su madre
Luz del día, Valses y otras falsas confesiones y Canto Villanos. El espíritu el nadador contra la corriente
existencialista impregna su obra con una carga de escepticismo y el que asciende de mar a rio
desesperanza. Una profunda amargura se advierte en poemas como de río a cielo
«Camino a Babel» una de sus piezas más intensas y reveladoras que de cielo a luz
pertenece a la colección que da título al volumen de luz a nada”.

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