Lengua ¿Qué es la teología? • La teología es la disciplina que estudia la naturaleza de Dios y sus atributos, así como del conocimiento que tiene el ser humano sobre la divinidad. • La palabra teología es de origen griego θεος o theos que significa “dios” y λογος o logos que expresa “estudio” o “razonamiento”. En consecuencia, teología significa el estudio de dios y de los hechos relacionados con él. • El término teología nace en el seno de la filosofía, y fue observado y empleado por primera vez en el libro La República de Platón. En este contexto, Platón se refiere a la teología con el fin de expresar el proceso del entendimiento de la naturaleza divina por medio de la razón. • Luego, la expresión teología fue usada por Aristóteles para referirse al pensamiento mitológico y, más adelante, como una rama fundamental de la filosofía. El concepto aristotélico de metafísica incluye el estudio de las cosas divinas como uno de sus asuntos, aunque no se limita a este. • La teología fue aceptada por el cristianismo entre los siglos IV y V. Desde entonces, en el mundo cristiano filosofía y teología se estudiaban como parte de una misma disciplina hasta el Renacimiento. Es decir, la teología se consideraba una rama de la filosofía hasta que la secularización favoreció que se independizaran una de la otra. • Todas las religiones aplican estudios en teología. En ese sentido, se puede hablar de teología abrahámica (judía, cristiana, islámica), egipcia, griega, nórdica y celta, por citar los ejemplos más difundidos. TEOLOGÍA CATÓLICA
• El término teología es un compuesto de Theos (Dios) y logos (palabra), que en su significado literal puede indicar un hablar de Dios o a Dios, o bien un discurso sobre Dios. Si en términos generales la teología es una reflexión sobre Dios (y en este sentido existe también una teología filosófica), en el sentido más corriente de la Iglesia católica es una reflexión que intenta conocer y comprender la fe a partir de la fe. Así pues, la teología presupone la fe como fundamento experiencial e intenta en ella y a través de ella el conocimiento y la comprensión teológica. • El "objeto» de la teología son Dios, de manera directa, y el mundo y el hombre a la luz de Dios. Las fuentes del conocimiento teológico y sus criterios de verdad son la razón humana y la revelación divina en posición preeminente. El lugar de la teología es la Iglesia como comunidad de fe. El momento característico de la teología católica es precisamente la referencia a la Iglesia como "norma próxima" del trabajo teológico. Esta expresión intenta decir que la teología recibe a la Palabra de Dios como criterio supremo (norma suprema) de su propio trabajo a través de la mediación de la Iglesia. Discurso del Santo Padre Benedicto (2011)
(…) qué es de verdad la «teología». La teología es ciencia de la fe, nos
dice la tradición. Pero aquí surge inmediatamente la pregunta: realmente, ¿es posible esto?, o ¿no es en sí una contradicción? ¿Acaso ciencia no es lo contrario de fe? ¿No cesa la fe de ser fe cuando se convierte en ciencia? Y ¿no cesa la ciencia de ser ciencia cuando se ordena o incluso se subordina a la fe? (en la edad moderna, la teología en amplios sectores se ha retirado primariamente al campo de la historia, con el fin de demostrar aquí su seria cientificidad. Es preciso reconocer, con gratitud, que de ese modo se han realizado obras grandiosas, y el mensaje cristiano ha recibido nueva luz, capaz de hacer visible su íntima riqueza. Sin embargo, si la teología se retira totalmente al pasado, deja hoy a la fe en la oscuridad.( …) • En una segunda fase se ha concentrado en la praxis, para mostrar cómo la teología, en unión con la psicología y la sociología, es una ciencia útil que da indicaciones concretas para la vida. También esto es importante, pero si el fundamento de la teología, la fe, no se transforma simultáneamente en objeto del pensamiento, si la praxis se refiere sólo a sí misma, o vive únicamente de los préstamos de las ciencias humanas, entonces la praxis queda vacía y privada de fundamento(…) En la teología está en juego la cuestión sobre la verdad, la cual es su fundamento último y esencial. Una expresión de Tertuliano puede ayudarnos a dar un paso adelante; él escribe: «Cristo no dijo: “Yo soy la costumbre”, sino “Yo soy la verdad”» El aspecto revolucionario del cristianismo en la antigüedad fue precisamente la ruptura con la «costumbre» por amor a la verdad. Tertuliano habla aquí sobre todo apoyándose en el Evangelio de san Juan, en el que se encuentra también la otra interpretación fundamental de la fe cristiana, que se expresa en la designación de Cristo como Logos. Si Cristo es el Logos, la verdad, el hombre debe corresponder a él con su propio logos, con su razón. Para llegar hasta Cristo, debe estar en el camino de la verdad. Debe abrirse al Logos, a la Razón creadora, de la que deriva su misma razón y a la que esta lo remite. De aquí se comprende que la fe cristiana, por su misma naturaleza, debe suscitar la teología; debía interrogarse sobre la racionabilidad de la fe, aunque naturalmente el concepto de razón y el de ciencia abarcan muchas dimensiones, y así la naturaleza concreta del nexo entre fe y razón debía y debe ser sondeada siempre de nuevo. (…)Ponen «a prueba» a Dios. Quieren someterlo al experimento. Por decirlo así, Dios es sometido a un interrogatorio y debe someterse a un procedimiento de prueba experimental. Esta modalidad de uso de la razón, en la edad moderna, alcanzó el culmen de su desarrollo en el ámbito de las ciencias naturales. La razón experimental se presenta hoy ampliamente como la única forma de racionalidad declarada científica. Lo que no se puede verificar o falsificar científicamente cae fuera del ámbito científico. Con este planteamiento, como sabemos, se han realizado obras grandiosas. Que ese planteamiento es justo y necesario en el ámbito del conocimiento de la naturaleza y de sus leyes, nadie querrá seriamente ponerlo en duda. Pero existe un límite a ese uso de la razón: Dios no es un objeto de la experimentación humana. Él es Sujeto y se manifiesta sólo en la relación de persona a persona: eso forma parte de la esencia de la persona. . La fe recta orienta a la razón a abrirse a lo divino, para que, guiada por el amor a la verdad, pueda conocer a Dios más de cerca. La iniciativa para este camino pertenece a Dios, que ha puesto en el corazón del hombre la búsqueda de su Rostro. Por consiguiente, forman parte de la teología, por un lado, la humildad que se deja «tocar» por Dios; y, por otro, la disciplina que va unida al orden de la razón, preserva el amor de la ceguera y ayuda a desarrollar su fuerza visual. Vigencia del fenómeno religioso • Artículo de la Nación (Ivan Petrella) • Grandes pensadores como Nietzsche, Freud, Marx y Weber suponían que el destino de la religión era desaparecer o volverse irrelevante. • para comienzos del siglo XX, el futuro de la religión parecía ser el de quedar encerrada en el ámbito puramente privado y alejada de la discusión pública. Nietzsche lo supo expresar en pocas palabras: Dios había muerto. • Sin embargo, el mundo nos muestra que la religión está más viva que nunca. Los musulmanes nunca dejaron de peregrinar a la Meca y los hindúes aún se agolpan para purificarse en el Ganges. El protestantismo evangélico se expande como nunca antes y millones de filipinos esperan horas y horas para poder ver al papa Francisco. Un 84% de la población mundial dice pertenecer a alguna religión. • No se trata, además, de una religión limitada al ámbito privado, sino eminentemente pública. Esto está presente en la pretensión de los terroristas de matar en nombre de Dios, pero también en las palabras de presidentes, luchadores por la paz y activistas. Nos guste o no, la vida cotidiana de millones y millones de personas se encuentra atravesada por una faceta religiosa. • El problema es que no estamos educados ni estamos educando para un mundo religioso. • La ignorancia que nos permitimos respecto de las religiones tiene como consecuencia mucho más que un déficit de cultura general: nos impide entender los puntos de vista de personas con las que compartimos nuestra vida cotidiana. ¿Estamos listos, acaso, para compartir educación, esparcimiento o trabajo con personas de distintos credos? En un mundo cada vez más globalizado que tiende a más y más diversidad sería esperable que nos preparáramos para comprender lo "diferente" y no para dejarlo en las sombras. • Esta ignorancia, por otra parte, es particularmente peligrosa cuando se encarna en políticos y formadores de opinión, y constituye un enorme obstáculo para lidiar con el extremismo y la violencia. • Hay quienes se han dado cuenta de que los conflictos serían más fáciles de solucionar si comprendiéramos mejor esta faceta central del mundo en que vivimos. Madeleine Albright, ex canciller de Bill Clinton, publicó hace algunos años The Mighty and the Almighty, un libro que causó revuelo en ámbitos diplomáticos. Según Albright, la religión se ha convertido en un factor clave en muchos procesos internacionales y por eso un canciller, de la misma manera que tiene asesores en temas económicos o políticos, necesita tener cerca a personas especializadas en temas religiosos. La autora afirma que la estrategia de ignorar o separar los aspectos religiosos de la política internacional y, en particular, del conflicto de Medio Oriente ha fracasado. Para tratar con estos problemas, necesitamos reconocer en toda su dimensión la faceta religiosa. • ¿Qué quiere decir "preparar el terreno religioso"? Hacer un trabajo teológico constructivo de interpretación y reinterpretación que tenga por finalidad cimentar cultural y religiosamente las soluciones políticas. En el caso de Medio Oriente, por ejemplo, podría tratarse de resaltar el enorme espacio en común que une al judaísmo y al islam, marcado por una larga historia conjunta, profetas y revelaciones compartidas, una visión de Dios y un mensaje de reconciliación. Si esto suena inocente, cabe recordar que hoy en día hablamos sin cuestionamientos de una civilización "judeocristiana", cuando la historia compartida del cristianismo y del judaísmo fue por siglos una de persecuciones y masacres. La realidad es que la idea de una civilización compartida es relativamente nueva y apareció como respuesta al horror del Holocausto. Si se pudo construir un terreno en común para el cristianismo y el judaísmo, también se puede con el islam, pero sólo si nos disponemos a aprender a hablar el lenguaje religioso. • Lo primero que tenemos que hacer en un mundo en el que la religión ocupa un lugar central es aprender más acerca de ella. Puede sonar extraño en medio de avances tecnológicos cada vez más deslumbrantes, afirmar que el futuro de la humanidad y la posibilidad de alcanzar una paz duradera se asocie con el futuro de la religión. Pero la realidad es que se trata de uno de los desafíos más grandes del siglo XXI. Debemos abandonar la idea de la mera tolerancia religiosa, distante y condescendiente, y adoptar una postura de humildad, apertura y voluntad de conocer. No tenemos demasiadas opciones: Dios no murió y, de hecho, parece bastante dispuesto a quedarse. Unidad II: Dios y lo sagrado • Documento : Morales, José. Filosofía de la religión. • https:// www.youtube.com/watch?v=7cu6wKarSzU • https:// sway.office.com/R5TqYDImOISBeSgB?ref=Link &loc=play