El ejercicio de la sexualidad durante el envejecimiento,
debe ser entendido como la posibilidad de expresa sentimientos de ternura dentro de una relación interpersonal intensa en la que el aspecto más relevante es la intimidad y la comunicación a nivel corporal. El mito del anciano y la anciana asexuados, tiene varios orígenes y se debe tanto a sujetos añosos como a los jóvenes. Negar la sexualidad del anciano puede ser una forma de: a) Hostilidad. b) Rechazo hacia esos padres colectivos que son los ancianos. c) Represión y rechazo social por medio de una jubilación insuficiente y del confinamiento en instituciones. Se identifican 5 grandes creencias que alimentan el mito de la vejez asexuada:
a) La función sexual solo sirve para procrear.
b) La tensión sexual se manifiesta como respuesta a la atracción física. c) La tensión sexual llega a su máximo en los jóvenes, va disminuyendo hasta la edad madura y es casi inexistente en los ancianos. d) Se ama solo cuando se es joven y las relaciones sexuales están en función del amor romántico. e) El nivel optimo de funcionamiento sexual, se alcanza en la juventud, en tanto que una incapacidad creciente es propia de la vejez. 2.- Transformaciones en la sexualidad. La sexualidad nace y muere con el ser humano. La sexualidad incluye todas las formas de expresión, desde la aproximación, el tacto, la intimidad emocional, la masturbación o estimulación erótica u oral y no solamente el coito. En ella influye la educación desde la infancia hasta la muerte, las actitudes de la sociedad y el conocimiento y experiencia adquiridas. Desde el punto de vista biológico, en la mayoría de los hombres: a) Disminuye la producción de espermatozoides. b) El tamaño testicular. c) El fluido seminal y la fuerza de contracción. d) La respuesta de excitación es más lenta. e) La erección es menos firme. f) Disminuye la duración del orgasmo. g) Aumenta el tiempo de volver a la estimulación (periodo refractario). Desde el punto de vista biológico, en la mayoría de las mujeres se produce: a) Una respuesta más lenta a la estimulación. b) Reducción de la lubricación que puede ocasionar coito doloroso. c) Menor intensidad en el orgasmo pero persiste la capacidad multiorgasmica. Cuando la pareja enriquece, sustituye o complementa la actividad sexual con actividades más allá del coito como las caricias eróticas, la masturbación, el sexo oral, etc., se sobrellevan más fácilmente estas dificultades. 3.- Sexualidad y vejez. En la sociedad actual se percibe una desvalorización general de la vejez y en lo referente a la sexualidad se le niega o se le degrada.
Las imágenes de los medios masivos de comunicación
privilegian la juventud y la belleza física y refuerzan actitudes de indiferencia a los ancianos. Debemos tener en cuente que no existe una edad para el placer y además la salud integral de las personas, dentro del natural proceso de envejecimiento exige prestar atención a la satisfacción sexual.
Pero intentar medir la calidad de una relación intima, a
cualquier edad, mediante el numero de coitos a la semana o el numero de orgasmos alcanzados; solo es propio de una sexualidad inmadura y de un concepto erróneo del termino sexualidad. Ya que se trata de un concepto mas amplio, un momento de intimidad de la pareja donde la comunicación, las caricias, las miradas y el contacto físico de los cuerpos pueden ofrecer una satisfacción tan completa o mas que el coito, al comprender a la persona integralmente. Un estudio realizado en 1988 con 201 hombres y mujeres sanos de edades entre los 80 y 102 años, determino que aunque el 62% de los hombres y el 30% de las mujeres declaraban mantener todavía relaciones sexuales, el tipo de actividad mas común en ambos sexos eran caricias sin coito.