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CURSO: COMUNICACION
CLASE - III
TEMA: SITUACIONES COMUNICATIVAS
Saber escuchar.
Ordenar adecuadamente las ideas.
Emplear acertadamente el vocabulario.
Saber cómo iniciar una conversación.
Saber cómo mantener una conversación.
Saber cómo derivar de un tema a otro.
Saber cómo imprimir belleza y energía a su conversación.
LA SIMULACIÓN
La simulación tiene como objetivo
hacer un juicio crítico más real,
representando una situación de la
vida real o de la historia, asumiendo
los roles o papeles necesarios con el
objeto de que pueda ser comprendida
y tratada por el grupo.
¿CÓMO SE REALIZA?
Se prepara con tiempo la situación que será presentada o en el caso de una
improvisación se deja a los actores que la representen libremente pero se les fija el
tema y el tiempo.
Se realiza una reunión previa con los actores para que asuman sus papeles o
improvisar su diálogo.
Se prepara con tiempo el escenario o se solicita a un o unos participante que
prepare el escenario lo más sencillo posible.
Se les dan unos minutos a los actores para aclarar los últimos detalles.
Se realiza una introducción, señalando la importancia del tema y lo que se
espera de los participantes que observan y de los actores.
Se hace la presentación de la escenificación. El desarrollo de la acción no debe
ser interferida. No se debe alargar la representación, porque perdería eficacia.
Se guía un proceso para que los asistentes emitan sus críticas o se genere una
discusión.
Se obtiene la conclusión general por parte de todos los asistentes.
Esta técnica se refiere a la interpretación "teatral" de un
problema o de una situación en el campo general de las
relaciones humanas.
Se trata de un método que por sí mismo crea
informalidad,- es flexible, permisivo y facilita la
experimentación, estableciendo una "experiencia común"
que puede emplearse como base para la discusión.
Desde el punto de vista psicológico, alienta la
participación de los miembros del grupo liberándolos de
inhibiciones, ayudándolos a expresar y proyectar sus
sentimientos, actitudes y creencias.
A pesar de sus ventajas, la dramatización no es más que un
medio para llegar a un fin. Si se abusa de esta técnica, el
grupo corre el peligro de convertirse en una sociedad teatral
de aficionados y la meta original del grupo queda
distorsionada.