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FRANCISCO EL HOMBRE

La leyenda de Francisco El Hombre, que cuenta como con un acordeón, un campesino le ganó un duelo al mismísimo
‘patas’. Un género musical tan raizal, con una mezcla cultural tan rica y anecdótica, tenía que tener sus mitos y sin duda
el que más genera intriga y un poco de temor es este.

Esta leyenda nace cuando el Cesar y el Magdalena eran un solo departamento, Francisco Moscote era un campesino
que tocaba el acordeón con poca destreza pero con toda el alma. La noche en que se convirtió en leyenda iba para su
tierra, Machobayo en La Guajira; en el camino estaba tocando cuando empezó a escuchar que alguien le contestaba
con el acordeón pero de una forma muy superior a la suya.

Él se lo tomó como una rivalidad porque el otro acordeón tocaba la misma canción que él, entonces tocó otra cosa para
ver si le respondía lo mismo, a los pocos segundos el desconocido le contestó igual pero de manera más refinada y
elegante, sintió un olor a azufre y se persuadió que era Satanás.

Trató de espantarlo cantando el ‘Padre nuestro’ pero no era suficiente. Comenzó a tocar el credo al revés con su
acordeón y en cuanto el demonio escuchó esa jerigonza, se apabulló. Francisco, en representación de los hombres tocó
el credo al revés y se lo canta al mismo tiempo y el diablo no pudo más que darse por vencido, así que huyó en una
nube oscura de azufre.
Keralia (Fuego Fatuo)

El Keralia se presenta a las personas en forma


de animal o persona. Keralia sale a media
noche en las partes donde no haya vegetación,
más que todo en las orillas del mar y en las
salinas.

Keralia se transforma en persona al enamorarse


y visita a la joven que le haya encantado. Esta
queda en cinta, gracias al poder de la mirada de
Keralia. Al dar a luz la joven muere, teniendo en
su vientre culebras, sapos y toda clase de
animales. De noche sale como si fuese la luz de
un reflector. Si se encuentra con un hombre lo
hace vomitar sangre y muere de inmediato.
EL JINETE

Cuando es luna llena aparece un señor


con todos los dientes de oro, montado
sobre un caballo blanco y siete perros
tras él. Se muestra muy amable con las
personas que encuentra en su camino,
para montarlas y hacerlas desaparecer
para siempre. El jinete pasa a media
noche sonando los frenos de su caballo,
por los caminos donde trafican carros y
espera la media noche porque transitan
pocas personas.

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