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En esta etapa se eliminan la materia orgánica y los nutrientes disueltos en el agua residual. El
proceso más adecuado dependerá del caudal a tratar y de la calidad del efluente tratado, la cual
dependerá de su destino. Se dispondrá de una línea de agua y una línea de lodos. La línea de
agua estará compuesta básicamente por el reactor biológico y las etapas previas a éste, mientras
que en la línea de lodos será conveniente una etapa de espesamiento y, posteriormente, una
etapa de deshidratación.
Cabe señalar que para que el proceso biológico se desarrolle adecuadamente, será necesaria la
adición al reactor de fuentes de nitrógeno (urea) y de fósforo (fosfato amónico), puesto que estas
aguas residuales poseen una proporción de carbono, nitrógeno y fósforo descompensada para el
crecimiento de los microorganismos.
TRATAMIENTO TERCIARIO
Si el efluente del tratamiento secundario se desea reutilizar para regar el
viñedo, previamente deberá ser sometido a una etapa de desinfección. La
desinfección más compatible con los posteriores usos de esta agua son la
oxidación mediante ozono y la radiación ultraviolada. En cambio, si se desea
utilizar el agua de nuevo en el proceso, será necesario un tratamiento más
completo para mejorar su calidad. El efluente del tratamiento secundario
deberá ser filtrado (mediante un lecho granular de arena o similar) como
proceso de pre-tratamiento previo antes de un proceso de filtración por
membranas, generalmente, una ultrafiltración y después una ósmosis inversa.
La calidad del permeado de la ósmosis inversa es excelente y permite
cualquier uso dentro del proceso de elaboración del vino.