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¿Puede decirse que el hombre es libre o, por el

contrario, está determinado?

La respuesta de BOECIO
Planteos boecianos

1.¿Cómo es posible que Dios prevea lo que ha de suceder?

2.¿En qué consiste este conocimiento?

3.¿Implica este conocimiento una necesidad en el


verificarse de los acontecimientos, quedando de este
modo sin lugar el libre albedrío en el hombre?
Aborda este tema analizando si es posible el azar.

El azar se debe a la acción conjunta de causas eslabonadas que,


ocultas al hombre, el efecto –acontecimiento- de las mismas le
resulta inesperado y, por ello, lo califica de azaroso.

"La concurrencia de las causas y su mutua concatenación


proceden del orden inflexible del Universo, que, teniendo su
origen en la Providencia, determina el lugar y el tiempo de cada
cosa. "
Si los hechos se dan solo después de una cadena de causas que
los provocaron… ¿es posible que los actos del espíritu humano
también están sujetos a la necesidad?

El libre albedrío del hombre no podría existir, ya que este no


obraría libremente sino sujeto a la fatalidad.

Empero, el hombre está dotado de razón y sus actos son


voluntarios, por lo que, tiene libre albedrío.
¿Cómo conciliar el libre albedrío con la presciencia divina?
No soluciona el problema pensar que los hechos no suceden porque
hayan sido previstos sino que son previstos porque han de suceder, pues,
una vez previstos, necesariamente deben verificarse.

De ser así, las consecuencias serían observables –todo sería fatalmente


previsto- y no tendría sentido hablar de premio o castigo, ya que nuestras
virtudes, sí como nuestros vicios, tendrían su causa en Dios.
¿Excluye la providencia la posibilidad del acto voluntario?

¿Un hecho puede ser previsto y a la vez ser libre?

¿Pueden las cosas contingentes ser previstas como tales?


La presciencia divina nos es inconcebible porque está fuera del
alcance de la razón y no entendemos su simplicidad.

La simplicidad de la inteligencia divina radica en conocer la


esencia de las cosas en un acto simple, intuitivo y único.

Es un error suponer que la inteligencia divina solo puede ver los


hechos futuros tal como la razón los alcanza.
Dios es eterno, y la eternidad es “la posesión total y perfecta de
una vida interminable“

Dios posee la plenitud de su existencia, reuniendo todos los


momentos del tiempo que fluye y estabilizándose en su
simplicidad.

"[Dios] considera todos los acontecimientos en su conocimiento


simplísimo, como si sucedieran en el
presente. "
Debemos aceptar, sin embargo, que persiste cierta necesidad en los hechos
que Dios ve en el futuro, aunque naturalmente sean libres.

Distinguimos entonces dos tipos de necesidad:


1. la absoluta, que deriva de la propia naturaleza de la cosa (como que el
hombre sea mortal),
2. la condicional, agregada a esa naturaleza, que es la que se da cuando
sabemos con certeza algo, pues si nuestro conocimiento es cierto es
porque necesariamente se da en la realidad.

"Del mismo modo, las cosas que Dios tiene ante sí presentes,
ineludiblemente, se producen; pero unas proceden de la necesidad y otras de
la libre facultad del agente.”
Este conocimiento divino incluye también todo posible
cambio: al modificar nuestros deseos y elecciones, Dios,
en un presente eterno, ve lo que ha de ocurrir y todos los
cambios que la libertad dispone.

Conservando el hombre su libre albedrío, son merecidos


los premios y castigos dispuestos, ya que es él, el
hombre, la fuente de sus actos, buenos o malos.
"Dios prevé de manera infalible los actos libres,
pero los prevé como libres. "

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