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DERECHO ROMANO

2DO. PARCIAL – ABOG. MARLON DAVID REGALADO


DERECHO ROMANO PROCESAL CIVIL
En determinadas situaciones necesitamos de la colaboración de otras personas para poder ejercer
nuestros derechos, colaboración que a veces incluso tenemos que exigir.
Puede darse el caso de que alguien no reconociera nuestro derecho de propiedad sobre una cosa
y nos impidiera el goce del mismo, o puede suceder que quien nos debe algo no nos pague a
tiempo; en ambos casos será necesario dirigir a los órganos encargados de administrar justicia
para pedir se reconozca nuestro derecho, o se ejecute.
Desde el momento en que el Estado se organiza como tal e instituye los órganos jurisdiccionales,
el particular no debe hacerse justicia por propia mano, sino que está obligado a recurrir a ellos.
El Derecho romano estableció excepciones a este principio.
La legítima defensa ante una agresión actual e injustificada, por ejemplo, o ante la sospecha de
huida del deudor; también la defensa de la posesión y de la propiedad, admitiéndose que el
propietario de una cosa que ha sido desposeído por la fuerza, a su vez la retomara violentamente,
así como que el propietario de un fundo pueda cortar las ramas de los árboles de un vecino que
se extienden sobre su propio terreno. En todos los demás casos es necesario acudir al órgano
correspondiente.
PARTES EN EL PROCESO Y
REPRESENTACIÓN PROCESAL
El que pide que se reconozca o declare un derecho, o bien que se ejecute uno previamente
reconocido, es quien ejerce la acción: el actor o demandante; la otra parte, que es quien
desconoce ese derecho o no ha cumplido con un deber, es el demandado, llamado reus por los
romanos.
Ambos pueden ser representados por un cognitor o por un procurator. El primero era un
representante nombrado solemnemente frente a la otra parte y ante el tribunal, mientras que el
procurator era un representante común y corriente, nombrado a través de un mandato y
obviamente sin requerir la presencia del otro litigante.
Es importante destacar que la representación no fue aceptada fácilmente en Roma. En
principio, se consideró que sólo las partes pudieron intervenir en el proceso, pero por razones
prácticas se hicieron excepciones a esta relación; Justiniano Nos dice que estas aparecieron:
 cuando el tutor actúa en nombre del pupilo,
 cuando un ciudadano ejerce una acción popular,
 cuando una persona interviene en nombre de un esclavo para pedir su liber- tad, aquí se
trata del adsertor libertatis que ya conocemos y,
 cuando se actúa en nombre de un ausente en misión oficial.
MAGISTRADOS Y JUECES
Si bien conocemos de la Monarquía, no sabemos bien que al rey como juez supremo le tocaba
conocer de las causas que se presentaran. De cualquier modo, en esa época la intervención del
Estado era todavía incipiente; la organización judicial con tribunales y tribunales que actúan
conforme a determinadas regiones de competencia no aparecieron en Roma sino hasta la
República.
Los magistrados jurisdiccionales más importantes fueron los pretores: el urbano, por lo que
toca a los ciudadanos y el peregrino, en relación con las causas ventiladas entre extranjeros o
entre extranjeros y ciudadanos.
Se establecieron también los ediles curules con una jurisdicción más limitada, pues
administraban justicia solo en los mercados. Tanto pretores como ediles ejercían sus funciones
en la ciudad de Roma; en las provincias la función judicial fue desarrollada por los
gobernadores de provincia y los funcionarios municipales. Durante la República y el
Principado el proceso estuvo dividido en dos fases: la primera, in iure, se llevaba ante el
magistrado cuya función –conocida como la iurisdictio- consistía en otorgar o denegar la
acción, fijar los términos del proceso y, más tarde, pasar el caso al juez.
SISTEMAS DE PROCEDIMIENTO
Se conocieron tres sistemas, correspondiente cada uno de ellos a los diferentes periodos
histórico-políticos y a las distintas fases de evolución del derecho privado.
1. El primero, llamado sistema de acciones de la ley –legis actiones-, probablemente se inició
durante la Monarquía, pero no quedó consagrado definitiva- mente sino hasta la República,
por la Ley de las XII Tablas.
2. El segundo sistema de procedimiento -creado por el pretor peregrino- fue el formulario, que
coexistió por algún tiempo con el de acciones de la ley. Al principio sólo lo usaron los
extranjeros; más tarde, también los ciudadanos, y finalmente sustituyó al sistema de acciones
de la ley. Aunque nace desde la época republicana, cobró más importancia en el Principado y
corresponde al derecho clásico. Estos dos primeros sistemas consagraron la división del
proceso en las dos fases mencionadas y a ambos se les conoce con el nombre genérico de ordo
iudiciorum privato- rum (ordenación de los juicios privados).
3. El último sistema fue el procedimiento extraordinario o extraordinaria cognitio, en donde el
proceso era monofásico y la persona que conocía de la acción también conocía de todo el
procedimiento hasta llegar a la sentencia. El sistema extraordinario correspondia al Imperio
Absoluto y a la fase del derecho posclásico. El nombre de extraordinario se debe a que en un
principio se aplicó de forma excepcional, cuando el procedimiento formulario era todavía el
sistema preponderante. También se llamó extra ordinem; esto es, fuera del orden, por no
seguir la tradicional división en dos fases de los sistemas anteriores.
1. Procedimiento de acciones de la ley
Como hemos dejado establecido, este procedimiento fue el primero en aparecer.
Probablemente se usó en la Monarquía y lo encontramos reglamentado en la Ley de las XII
Tablas. Sabemos de él por referencias posteriores, ya que Gayo lo menciona en sus
Instituciones aunque no era el sistema vigente cuando este autor escribiera su obra.
Arangio-Ruiz (Las acciones en el derecho privado romano...) –Autor italiano contemporáneo,
descubridor de algunos documentos que completaron la parte de las Instituciones en donde
Gayo trata sobre el tema– nos ha proporcionado-una definición de las acciones de la ley.
Afirma que eran declaraciones solemnes que, acompañadas de gestos rituales, por regla
general los particulares tenían que pronunciar frente al magistrado, para pedir se les
reconociera un derecho que se les discute, o bien para solicitar que se les ejecutara uno
previamente reconocido..
 Tenemos así cinco acciones de la ley: tres declarativas, y dos ejecutivas. En todas ellas el
particular acudió al magistrado para pedir justicia, salvo en una de las ejecutivas, en donde
este trámite no era necesario, Las acciones declarativas son: la acción de la ley por apuesta
-sacra mentum-; la acción de la ley por petición de un juez o de un árbitro, –postulatio
iudicis-, y la acción de la ley por requerimiento -condictio-.
 Las ejecutivas: la de aprehensión corporal-manus iniectio-, y la de toma de prenda o
embargo -pignoris capio-.
Procedimiento formulario
El procedimiento de las acciones de la ley fue suficiente para un pueblo sin grandes
complicaciones procesales, pero a medida que se desarrolla el espíritu jurídico del romano, se
perciben con mayor claridad los defectos de que aquél adolecia.
Debemos tener en cuenta que por un lado resultaba difícil aprender de memoria las
declaraciones solemnes; por otro lado, se estaba totalmente sujeto a la memoria y buena fe de
los testigos que intervenían en la controversia. Así las cosas, se vio la necesidad de fincar el
procedimiento sobre la base de documentos, los cuales deben ser elaborados por un
magistrado, o bien bajo su control. Estas circunstancias y el hecho de que las acciones de la
ley sólo podían aplicarse entre ciudadanos romanos, y nunca ser utilizados en problemas
existentes entre sistemas y un peregrino, o entre peregrinos, trajeron como consecuencia que
precisamente el pretor peregrino fue implantando un nuevo sistema, para estar así en
posibilidad de impartir justicia.
Procedimiento extraordinario
El último sistema de procedimiento que reguló el Derecho romano fue el procedimiento
extraordinario, que corresponde al Imperio Absoluto y es el sistema característico del derecho
posclásico. No obstante, este sistema apareció en una época más temprana y convivió con el
procedimiento formulario, de igual manera que éste lo había hecho, durante algún tiempo, con el
procedimiento de acciones de la ley.
Se aplicaba en casos de excepción, esto es, de forma extraordinaria, para resolver controversias que
se suscitaran en relación con instituciones de nueva creación, y también se introdujo y fue aceptado
en la práctica judicial de las provincias. En los primeros años del Principado la administración de
justicia siguió en manos de los magistrados, pero de manera paralela apareció la justicia imperial,
encargada a jueces funcionarios, servidores del Estado y dependientes del emperador, que poco a
poco reemplazaron a los antiguos órganos jurisdiccionales. La justicia imperial se inclinó por el
sistema extraordinario, que finalmente Sustituyó a las fórmulas y con Diocleciano, a partir del siglo
III, quedó como único sistema de procedimiento, al convertirse, a pesar de su nombre, en el sistema
que durante mayor tiempo estuvo en vigor. Este procedimiento era escrito.

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