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YURI, EL PINCEL

ILUSTRACIONES DE ALBERTOYOS
El pincel tenía el cabo largo y el pelo verde.
Se llamaba Yuri y quería que lo comprara un gran pintor.
Si lo compraba un gran pintor, pintaría bellos cuadros y nadie lo tiraría
a la basura.
Lo compró una abuelita que estaba mal de la vista y lo
confundió con una brocha.
Se lo llevó a casa, pintó dos sillas y lo dejo un rincón.
Yuri se puso triste quería pintar bellos cuadros, ser
importante, para que nadie lo tirara a la basura.
Al cabo de un mes, lo vio el papá de la casa.
-¡Ajá! ¡Un pincel!
¡Justo lo que necesito!
Pintó dos zapatos viejos y lo llevó al desván.
El pincel se sentía solo, muy solo en el desván.
Un día lo vio la mamá de la casa.
-¡Que pincel más estupendo!
Se lo llevó al garaje y pintó una puerta y allí lo dejó.
Pasó el tiempo, todos lo habían olvidado.
Nadie lo usaba, pronto lo tirarían a la basura.
Cierto día lo vio el niño de la casa.
Le gustaba pintar y selo llevó a su habitación.
Pintó un gato negro con un gran bigote amarillo.
Era un gato muy simpático, y el pincel lanzó una carcajada.
Estaba contento.
El niño se lo llevó al colegio y en clase pintó un pato verde con
el pico dorado.
Y, al regresar a casa, pintó un niño que pintaba un cuadro con
un pincel.
Era Yuri, el pincel.
Con el cabo largo y el pelo verde.
El cuadro era tan bonito, que le pusieron un marco y lo
colgaron en una pared.
Cuando Yuri se veía en el cuadro se sentía feliz.
Era el pincel de un gran pintor, ya nadie lo tiraría a la
basura.

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