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El siervo sufriente es

el máximo ejemplo de
servicio cristiano, ya
que se encarnó como
hombre para poder
darnos salvación por
medio de su
sacrificio.
Cristo quiso mostrar
visualmente lo que significa
servir a otros. El se humilló
una vez más al lavar los pies
de sus discípulos, luego les
pidió que así hagan entre
ellos con el mismo amor.
Marta, la “afanada”, a veces se
le critica por no haber escogido
la mejor parte.

Marta tenía un espíritu servicial


y quería siempre dar lo mejor
de sí sirviendo a Jesús y a sus
discípulos.

Jesús quería que en esta


ocasión su servicio consistiera
en sentarse a sus pies.
Pablo es ejemplo de
servicio cristiano pues
nunca se cansó de
llevar el evangelio a
otras naciones, e
incluso estuvo en la
cárcel y desde ahí
siguió sirviendo por
medio de sus cartas
exhortando y animando
Lidia, la
vendedora
de púrpura.
Una mujer
empresaria
rica. Se dice
que fue la
primera
Lidia fue una cristiana hospitalaria ya que
convertida hospedó a Pablo y sus compañeros en su
de Europa. casa en Filipos mientras compartían el
mensaje en Macedonia..
Dorcas fue reconocida
grandemente como una mujer
cristiana muy caritativa
especialmente con las viudas
y huérfanos de Jope. Ella
murió y le lloraban mucho los
pobres de la ciudad pues
todos tenían algo que
agradecerle. Afortunadamente
fue resucitada por Pedro y
pudo continuar su obra.
Timoteo fue un joven
discípulo de Pablo al cual
llamó su “hijo amado”. Lo
acompañó en dos viajes
misioneros. Se dice que
fue su escriba en la prisión
y co-autor de algunas de
las cartas paulinas. Pablo
lo dejó como pastor de la
iglesia de Efeso. Visitaba a
Pablo en la prisión.
Cuando la iglesia primitiva creció, los
discípulos se vieron sobrecargados
con el trabajo de servir, y no podían
cumplir con las obligaciones de
predicar la Palabra, así que
escogieron siete diáconos para esta
labor importante.

Los Siete Diáconos que fueron elegidos


para “servir las mesas” o para atender las
necesidades de las viudas fueron: Esteban,
Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y
Nicolás.
La parábola del Buen Samaritano
describe perfectamente el espíritu
de servicio cristiano.
Cuando ningún religioso quiso
ayudar a este hombre en nece-
sidad, llegó el samaritano y,
haciendo a un lado los prejuicios,
atendió sus heridas y lo llevó a un
lugar seguro donde pagó para
que lo cuidaran. Y Jesús les dijo:
“Ahora ve, y haz lo mismo”
Estos versos se
explican por sí
mismos. Jesús nos
dejó ejemplos
específicos de cómo
podemos servir a
otros y dice que
cuando lo hacemos
por otros; lo hacemos
por Él. Y a los que no
lo hagan les dirá: “No
te conozco”. Mt.
25:35-46

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