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EL ARTE DE

DISCERNIR Y
ELEGIR
EL HOMBRE
• El hombre es un ser dotado de inteligencia,
voluntad y libertad. Es un ser que tiene la
capacidad de sociabilizar con su entorno.
• Es único e irrepetible. Es una unidad de
cuerpo y espíritu; es un espíritu encarnado.
Está estructurado para vivir en la verdad y
por eso con firmeza y empeño busca la suya.
• El hombre se diferencia del animal porque
actúa con inteligencia.
• En efecto el animal jamás se preguntará: ¿Qué
debo hacer?, ya que esta pregunta responde al
¿Quién soy? En cambio, nosotros sí que podemos
equivocarnos. Estamos dotados de razón pero
sólo la usamos a nuestro antojo.
• El hombre no es lo que es, sino lo que aún no es:
se va haciendo según sus deseos. El hombre
aspira a una vida que no sea muerte que no
tenga limitaciones ni de calidad ni de cantidad
que mantenga la promesa de felicidad y alegría.
• Por ello la pregunta clave es ¿qué debo hacer?
Con sus miserias y su grandeza se refiere a algo
que el hombre aún no tiene y que sus actos más
o menos libres tiene que crear.
• Para actuar no basta la simple indicación: “ve a
donde tu corazón te lleve”. El corazón es un
recipiente que contiene a la vez agua y fuego.
Tiene deseos contrarios entre si, deseos que hay
que escuchar y conocer a fondo.
• Para no dejarnos engañar por las sirenas, no
basta ponernos cera en los oídos, lo cual es
imposible porque su canto resuena en el interior
del corazón, y tampoco sirve mandar que nos
aten a un mástil.
• Lo que hay que hacer es liberar un “canto mejor”.
EL
DISCERNIMIENT
O
El discernimiento es el arte de interpretar hacia
qué dirección nos conduce los deseos del corazón,
sin dejarnos seducir por aquello que nos lleva a
donde nunca hubiéramos querido llegar.

Discernir procede del latín “cernere” de


donde viene “cerner” que significa: separar
con cedazo, depurar, distinguir, elegir.
Distinguir es una operación de la inteligencia que
consiste en saber ver lo diferente dentro de lo
semejante y lo semejante dentro de lo diferente, lo
distinto en lo que es igual y lo igual en lo que es
distinto.
No es dividir, sino entender cada cosa por lo que es
en relación con lo que es la otra: es unir y
recomponer las diferencias en armonía. Dividir
significa muerte, distinguir es la vida. lo contrario de
la distinción es la confusión el caos.
• Nuestra vida interior suele ser un magma
de sentimientos encontrados. Mientras no
sepamos distinguirlos, seguiremos siendo
espiritualmente inexistentes. Discernir
una cosa de su contrario es nacer como
persona, ser capaces de llevar acaba
acciones humanas, libres y responsables.
Sin discernimiento no podemos actuar: estamos
simplemente movidos y agitados por impulsos
contradictorios que nos llevan a la total
desintegración por eso dice un antiguo refrán
hebreo: no hagas regalos a un niño mientras no
sepa distinguir entre una piedra y una nuez.
Tenemos que aprender a interpretar nuestros
impulsos, sentirlos y distinguirlos de otros
impulsos, que proceden de otra fuente y nos
llevan a otra parte.

En una palabra, el discernimiento es una


operación de mente y corazón, resultado de los
dones naturales y el ejercicio personal.

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