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Capítulo 12.

Pragmática
y Literatura
Por: Verónica Ramírez García y
Martín Altamirano
• Ningún rasgo lingüístico aislado puede convertirse en una condición
necesaria o suficiente para determinar de manera automática la
literariedad de un texto.

• Si la literariedad no reside exclusivamente ni en los contenidos, ni en la


forma externa de presentarlos, puede tratar de buscarse una solución en
las circunstancias que hacen de la literatura un acto de comunicación.

• Perspectiva pragmática: precisar criterios para establecer la frontera


entre lo literario y lo no literario.
1. La literatura según Austin (1962)
• Las condiciones de adecuación de los actos ilocutivos no pueden
aplicarse en los casos en los que el enunciado forma parte de una
obra literaria: el lenguaje no se usa enserio; decoloraciones del
lenguaje.

• Usos parásitos del lenguaje, que no son en serio, o no constituyen su


uso normal pleno.
• Pueden estar suspendidas las condiciones normales de referencia, o
puede estar ausente cualquier intento de llevar a cabo un acto
perlocucionario típico.
• En la comunicación literaria no están vigentes las reglas de
adecuación: no se dan los requisitos exigidos, ni se generan las
expectativas y los comportamientos habituales, ni se producen los
efectos esperados; tampoco la referencia funciona del mismo modo
que en el empleo corriente. (Desautomatización del lenguaje común)

• Hay algo en la literatura que indica a los destinatarios que quedan


suspendidas las convenciones corrientes.
2. La perspectiva pragmática en la
investigación literaria
• Se intenta una caracterización en términos pragmáticos de qué es lo
literario (Searle).

• En cierta medida, la comunicación literaria dibuja un entorno


comunicativo peculiar.
• Lázaro Carreter (1980) se basa en el esquema de Jakobson.
• I) El emisor recibe en nombre el Autor. Emisor distante que no conoce a sus
receptores. La intención de comunicar no deriva de una urgencia comunicativa
inmediata ni de una utilidad práctica; ni siquiera es seguro que sea él mismo quien
nos habla desde las páginas de su obra. Contexto indefinido. No desea respuesta,
sino acogida: que su obra perdure y se difunda.
• II) El receptor, en contra de lo que ocurre normalmente, es el que tiene la iniciativa
del contacto: él es quien se acerca al mensaje. Tampoco el acercamiento es urgencia
de una necesidad comunicativa práctica. El mensaje no está construido
especialmente para él; puede asentir o disentir, pero nunca dialogar o modificar.
• III) El contexto no es único y compartido. Puede variar la época, el lugar, la cultura. La
obra literaria crea su propio contexto, el cual sirve para interpretar la obra misma.
• IV) El mensaje nace para ser siempre de la misma manera, perdurable,
distinto y distinguible.
• V) El código no constituye un desvío de la norma común, sino un
sistema propio: el de la lengua literaria, con sus propias convenciones y
restricciones.

• Establecidos algunos elementos de la especificidad de la comunicación


literaria, habrá que plantearnos cuales son las consecuencias que se
derivan de todo ello.
• 2.2 El problema de la referencia en la obra literaria.

• Si el enunciado está desligado de una situación comunicativa


concreta, entonces la manera de asignar referente a las expresiones
referenciales tendrá que utilizar mecanismos diferentes. Por ejemplo,
los deícticos no funcionan de la forma habitual, sino que en la obra
literaria pueden recibir diversas interpretaciones.
• Pueden, a veces, tener concordancia con lo que semánticamente se
está señalando, pero no siempre es así. Por ejemplo, Tú y yo pueden
perder sus propiedades de referencia habituales.
• Los nombres propios de referencia única suelen mantener sus referentes;
otros, no tienen un referente real fuera de la obra literaria que los crea, y
uno puede referirse a ellos sólo en cuanto a personajes de ficción.

• Se construye todo un mundo propio, en el que el autor hace que las


palabras refieran de una manera semejante a como lo hacen en la lengua
“normal”.

• Pero, aún así, dice Searle (1969: 87): Las convenciones de ficción no
cambian el significado de las palabras u otros elementos lingüísticos.

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