Las proteínas se componen de carbono, hidrógeno, oxígeno y
nitrógeno. Están compuestas por aminoácidos, “AMINO” significa que contiene nitrógeno. Los aminoácidos se unen mediante enlaces peptídicos. Dos aminoácidos unidos son un dipéptido, y varios aminoácidos juntos reciben el nombre de polipéptido. Las cadenas polipeptídicas se unen y forman multitud de proteínas con diversas estructuras y funciones.
(Principios del entrenamiento de la fuerza y del acondicionamiento
físico. NSCA. G. Gregory Haff.) Funciones de las proteínas
Las proteínas son el principal componente funcional y estructural de
todas las células del cuerpo humano. Las proteínas dietéticas se emplean para el crecimiento y desarrollo, y para generar y reparar células; también sirven de enzimas, transportadores y hormonas. Por lo tanto, la ingesta dietética de proteínas es esencial para mantener la salud, la reproducción y la función y estructura celulares. Casi la mitad de la reserva de proteínas del cuerpo existe en forma de músculo esquelético, mientras que casi el 15% está compuesto por tejidos estructurales, como la piel y la sangre. El resto de las reservas de proteínas del cuerpo están en los tejidos viscerales, como el hígado y los riñones, y en los huesos. El efecto de las proteínas sobre el hueso tal vez se deba, en parte, a su influencia sobre el factor de crecimiento insulinoide tipo I (IGF-I), que se fabrica en el hígado y favorece la formación de hueso y músculo. Los aminoácidos presentes en las proteínas se usan para el crecimiento (incluido el crecimiento muscular) y para reparar los tejidos, para sintetizar enzimas y hormonas, y para reparar y generar nuevas células. Ruta metabólica
Las proteínas pueden utilizarse para obtener energía en algunas
circunstancias, aunque para ello primero es necesario separar el grupo amino de los aminoácidos que las componen. Posteriormente a su desaminación casi todos ellos (18 de los 20) pueden convertirse en glucosa en el hígado en el proceso de la gluconeogénesis. Se les denomina por ello aminoácidos glucogénicos. Los otros dos son cetogénicos. Sin embargo, para la obtención de energía, la mayor parte de los aminoácidos tras ser desaminados se incorporan al ciclo de Krebs.
(Bioenergética de las fibras musculares y ejercicio. López Chicharro)
En la degradación de los aminoácidos, el grupo amino se libera quedando un esqueleto de átomos de carbono que se convierte en un intermediario metabólico. La mayoría de los aminoácidos se convierten en piruvato, acetil CoA o en uno de los intermediarios del ciclo de Krebs En estados de ayuno prolongado, las proteínas incluso pueden generar ácidos grasos libres con fines energéticos. El proceso de conversión de proteínas a ácidos grasos se denomina lipogénesis. El 80% de los aminoácidos libres que hay en el cuerpo se encuentra en el musculo esquelético. Producción de energía
Se han descrito al menos seis aminoácidos que pueden utilizarse
como combustible: alanina, aspartato, glutamato, y los tres aminoácidos de cadena ramificada (valina, leucina e isoleucina). Parece ser que este ultimo grupo de aminoácidos es el que preferentemente oxida la célula muscular esquelética. Es importante destacar que la aportación de las proteínas como sustrato energético varia en función de las reservas de otros sustratos energéticos: así, la oxidación de los aminoácidos es mayor cuando los niveles previos de glucógeno muscular son bajos. Oxidación de las proteínas Se estima que la contribución de los aminoácidos a la producción de ATP durante el ejercicio de corta duración es mínima, pero que puede llegar a ser entre el 3% y el 18% de las necesidades de energía durante la actividad física prolongada. Parece ser que los principales aminoácidos que se oxidan en el músculo esquelético son los de cadena ramificada (leucina, isoleucina y valina), aunque la alanina, el aspartato y el glutamato también pueden ser utilizados. Los productos de desecho nitrogenados procedentes de la descomposición de los aminoácidos son eliminados mediante la formación de urea y de pequeñas cantidades de amoníaco, que van a parar a la orina. La eliminación del amoníaco es importante porque es tóxico y está asociado a la fatiga. Durante el ejercicio, se produce una elevación de la producción de urea sanguínea y de la excreción de nitrógeno. Esto indica que las proteínas pueden ser utilizadas durante la actividad muscular, especialmente durante ejercicios muy prolongados. La oxidación de los aminoácidos es mayor cuando los niveles previos de glucógeno muscular son bajos. La temperatura parece ser también un factor a tener en cuenta en el catabolismo de las proteínas durante el ejercicio, siendo mayor a temperaturas bajas que altas. Además de su contribución al aporte energético, la oxidación de los aminoácidos en el musculo durante el ejercicio tiene una función anapletórica importante reponiendo los intermediarios del ciclo de Krebs, los cuales van reduciendo sus concentraciones en la mitocondria según avanza el ejercicio. El descenso en las concentraciones de estos intermediarios se postula como una causa de fatiga.